El universo y nosotros
Del blog Pays de Zabulon:
Nuestros cuerpos son parte del cosmos. . .
. . . Estamos hechos de su materia – su agua, su carbono, sus electrones, protones y neutrones. Tenemos masa y experimentamos inercia. La electricidad dentro de nuestras fibras nerviosas, por ejemplo, es parte de la electricidad del cosmos. Los átomos de nuestro cuerpo, como los de las sustancias que estudian los químicos, se mantienen unidos por enlaces. El núcleo de cada uno de nuestros átomos, y también de los que se encuentran en materiales distintos de nosotros, se mantiene unido por misteriosas fuerzas nucleares. El aliento de nuestra vida depende de la atmósfera que nos proporcione átomos de oxígeno. Sin embargo, no somos dueños de nuestros átomos. Los tomamos prestados para usarlos a lo largo de nuestras vidas y los entregamos al morir.
Our Bodies Are Part of the Cosmos . . .
. . . We are made of its matter – its water, its carbon, its electrons, protons, and neutrons. We have mass and we experience inertia. The electricity within our nerve fibers, for example, is part of the electricity of the cosmos. The atoms in our bodies, like those in the substances that chemists study, are held together by bondings. The core of each of our atoms, and also of those in materials apart from ourselves, is held together by mysterious nuclear forces. The breath of our life depends on the atmosphere that provide us with oxygen atoms. Yet we do not own our atoms. We borrow them to use throughout our lives and surrender them at death.
– Henry A. Garon, The Cosmic Mystique, Orbis Books, 2006, p. 29
citado por The Wild Reed
Pero entonces, ¿nuestra alma, nuestras energías, nuestro ser también?
La Biblia nos dice que Dios sondea los riñones y los corazones. Sin embargo, no son los órganos corporales los que se designan (aunque Dios puede preocuparse por nuestra salud física) sino más bien lo que los habita: las energías vitales y las intenciones, en el sentido de dirección de la vida. Los riñones son concebidos como la sede de la energía vital, y especialmente de la potencia sexual, pero no sólo. El corazón es concebido como el centro del ser, donde residen a la vez, tanto las emociones como la voluntad. El Antiguo Testamento no distingue entre corazón y cabeza como lo hacemos hoy. Para él, todo es uno, es lo mismo.
Cuando Jesús es resucitado, ¿qué es resucitado?
¿Qué es lo que está vivo?
Y yo, cuando resucite,
¿Qué es lo que resucitará
¿Tomo prestado del universo y lo devuelvo?
¿Es que cruzo el universo
y recupero mi integridad
después de estar un tiempo encerrado
en la materia?
Donde esta la vida
¿Qué es la vida?
No lo sabemos.
No completamente.
Y el acontecimiento de Pascua
viene a alimentar positivamente
todas estas preguntas.
Los amigos de Jesús dicen que lo han visto resucitado,
aunque les cuesta reconocerlo.
Hay, sin embargo, este impulso,
esta fuerza de vida.
Que los despierta, que los confirma, que los arrastra.
Experiencia pascual.
Paso de Pascua.
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