Comentarios desactivados en Aún con todo, aún ahora
ECLESALIA, 12/03/21.- Aún con todo, aún ahora, no sé si me va a aguantar el corazón tanto amor a la deriva. Si podrán atravesar mis brazos por entre tantos mares de necesidad y sinsentido. Si mis espaldas podrán cargar con el dolor de tantos y mi boca acertará a pronunciar Tu nombre entre los hombres-sin-nombre, cuando mis palabras oscurezcan el sol de Tu Palabra.
No lo sé aún, solo voy sabiendo apenas, que mi vida me sabe a Tu Evangelio y me sabe, sobre todo, en la mirada de los pobres, en sus metros cuadrados de silencios, en la frágil construcción de sus amores, en el barro de la calle soledades.
No lo sé aún, solo voy sintiendo que soy parte de un sinfín enorme de solidaridades; pequeñitas, silenciosas y constantes. Y se me escurren los adentros por entre los dedos compasivos cuando afronto inocente los encuentros. Y me abraso en el fuego apasionado de la lucha cuando con ella se está acercando dignidad a los vencidos o algo más de sentido en los caminos o algo más de igualdad en los estómagos.
No lo sé aún, solo voy amando a cuerpo entero, cuando escucho por los poros de la piel y las entrañas, Tu Palabra hecha hueso y carne en mis hermanos.
Te pido que no me dejes, que me acompañes en la tarea de servirte en los más pobres, pues a un pobre has elegido para serte.
Tú sabes el temor que me acompaña, pero es más fuerte el amor que Tú me tienes
*
Jesús Herrero Estefanía
Chile
***
(Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedencia).
Comentarios desactivados en “El signo de Saint Merry “, por José Arregi
| José Arregi
En Les Halles de Beaubourg, antiguo Mercado de Abastos de París, enteramente transformado en los años 70 del siglo XX y convertido en corazón comercial, cultural, artístico del París contemporáneo, hay una joya singular: Saint Merry, una bella iglesia gótica del s. XVI, de estilo flamígero, que ha sido llamada “pequeña Notre-Dame”. Todo un museo de arquitectura, escultura, pintura y vidrieras, monumento de obligada visita turística. Y centro de culto católico con misa dominical para una veintena de personas mayores dispersas en los bancos.
Pero la iglesia de Saint Merry des Halles de Beaubourg, casi pegado al Centro Pompidou –emblema de encuentro intercultural e icono de la modernidad cultural parisina– es mucho más que un monumento artístico y que un templo-museo de culto tradicional católico. Es un lugar viviente lleno de espíritu y de humanidad. Es una iglesia abierta, sin fronteras dentro/fuera, sagrado/profano, creyente/no-creyente, una iglesia donde no cuentan los papeles en regla, ni la religión, ni la ortodoxia doctrinal, ni la orientación sexual, ni la identidad de género. Un espacio de encuentro de cristianos, pero igualmente de toda clase de gente: trabajadores, estudiantes, intelectuales, marginados, homosexuales, transexuales, buscadores, y practicantes de otras religiones, grupos de defensa de Palestina, de inmigrantes, de clochards… Y un lugar de encuentro de músicos y artistas, y sala de conciertos y de creación y exposición de arte.
La humanidad es su credo. La acogida es su culto. La creatividad es su signo. Y los domingos, después de la misa parroquial, se reúnen entre 200 y 300 personas venidas de aquí y de allá para otra forma de misa, la celebración –esmeradamente preparada por voluntarios durante la semana– de la memoria de Jesús, compartiendo sin prisa palabra, pan y vino –la vida– alrededor de una larga mesa, donde el sacerdote participa, pero no es el centro. Y todo ello en lenguaje nuevo, comprensible para todos, como en Pentecostés. ¿Cabe decir más? Es símbolo de una Iglesia en transformación en un París en transformación, en un mundo en transformación.
Pero no sé si debía haber dicho “es” o “era”. Aquí me empieza a doler. En efecto, el Centro Pastoral –digamos comunidad eclesial– Saint Merry sito en esa iglesia acaba de ser cerrado por fulminante decreto del Arzobispo de París, Monseñor Aupetit. Un arzobispo, el gran François Marty, padre conciliar del Vaticano II, lo abrió en 1975, al igual que otros Centros similares de Iglesia alternativa en París, ¡qué tiempos aquellos de aliento posconciliar! Otro arzobispo, 46 años después, de vuelta de aquel espíritu de renovación eclesial, lo acaba de cerrar el 1 de marzo. Las razones son excusas. Punto. ¡Cómo han cambiado los obispos y los tiempos, y los seminarios! Con que era esto la primavera del papa Francisco… ya lo vamos entendiendo.
Cuando hace justo un mes, unos amigos de París, miembros de la Comunidad, me enviaron la carta en la que el obispo anunciaba su decisión irreversible, sentí estupor, y una gran pena por la Comunidad y su proyecto truncado. Pero no es hora de lamentaciones, sino de reflexión serena y de serena determinación.
Miro los 46 años de la Comunidad de Saint Merry como verdadera encarnación –no la única– de la nueva Iglesia que hizo vislumbrar, vislumbrar nada más, el Concilio Vaticano II (1962-1965). A pesar de que llegó tarde y de que sus documentos, incluso los mejores, son textos ambiguos de compromiso, con todo, este Concilio resultó fue un potente catalizador de los mejores anhelos de reforma. Obispos, sacerdotes, teólogos, muchísimas religiosas y religiosos y, sobre todo, numerosas comunidades y movimientos de base en Europa y América Latina abrieron las puertas, respiraron y soñaron una nueva Iglesia, convertida al evangelio y al mundo actual, hecha compasión, diálogo y liberación, aliada de los empobrecidos, Iglesia sin clérigos ni laicos, hermana de todas las Iglesias y religiones, y de todos los hombres y mujeres que viven del Espíritu más allá de todo templo, dogma y religión.
Luego, muy pronto, vino lo que vino, todo esto que pasa. En realidad, la primavera conciliar apenas duró un par de décadas. Primero fueron las dudas de Pablo VI. Después, en 1978, las certezas sin fisura de Juan Pablo II: había que reconducir las veleidades sugeridas por el Concilio a los dogmas contrarreformistas del Concilio de Trento (contemporáneo riguroso de la construcción de la iglesia de Saint Merry) y a la doctrina contramodernista del Vaticano I del silo XIX.
La clausura del Centro de la Comunidad Saint Merry es el último signo del fracaso del Concilio Vaticano II, y una clara señal del camino a la ruina seguido por la Iglesia Católica de la mano del papa polaco (1978-2005) y de Joseph Ratzinger, su cabeza pensante primero como Prefecto de la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe (1981-2005) y sucesor suyo después como papa Benedicto XVI (2005-2013).
¿Y el papa Francisco? La semana que viene cumplirá ocho años de pontificado. Ocho años para llevar a cabo una reforma incierta de la Curia vaticana: unos cardenales sustituyen a otros, clérigo por clérigo. Ocho años para organizar tres sínodos de cardenales, arzobispos y obispos, con unos pocos laicos invitados en calidad de oyentes. Ocho años para nombrar por primera vez a una mujer como subsecretaria del Sínodo –compartiendo el cargo con un religioso agustino–, y para, por primera vez, otorgar el derecho a voto a una mujer en esa asamblea vestida de obispo y cardenal. Eso es todo. Lo fundamental del anacrónico aparato conceptual, moral e institucional sigue exactamente donde estaba. El clericalismo sigue vigente, la pirámide jerárquica sigue intacta con el papado absoluto como fundamente y cima.
El clericalismo es la raíz del conflicto del Centro Saint Merry que ha llevado a su cierre. El poder último residía, al fin y al cabo, en un párroco nombrado por un obispo nombrado por un papa. Un mundo clerical de varones clérigos. No culpo a nadie. El sistema es la clave del problema.
Amigas, amigos de la Comunidad Saint Merry, desde aquí os expreso todo mi apoyo y mi ánimo, mi gratitud ante todo. Y mi mejor deseo: que sigáis creando y podáis seguir animando la vida como mejor os inspire el Espíritu, en ese o en otro lugar, fieles a la memoria de la novedad pascual, y libres de tutelas, poderes y llaves clericales, como Jesús. Que viváis en paz.
Comentarios desactivados en Monseñor Overbeck: “Necesitamos una nueva visión de la homosexualidad, seria y respetuosa”
El obispo alemán pide modificar posición de la Iglesia ante los homosexuales
El obispo de Essen (oeste de Alemania), Franz Josef Overbeck, pidió revisar la posición de la Iglesia católica ante los homosexuales y rechazo un documento de la Congregación de la Doctrina de la Fe
La doctrina de la Iglesia necesita “una visión más amplia de la sexualidad humana” según Overbeck, quien dice haber recibido cartas de muchos católicos que rechazan la posición oficial de Roma
El obispo sostiene que hay que evitar toda tentación fundamentalista y que, pese al respeto por la tradición, hay que entender ésta a la luz de los tiempos actuales
| RD/EFE
El obispo de Essen (oeste de Alemania), Franz Josef Overbeck, pidió revisar la posición de la Iglesia católica ante los homosexuales y rechazo un documento de la Congregación de la Doctrina de la Fe en contra de la bendición de las parejas del mismo sexo.
“Necesitamos una nueva visión de la homosexualidad, seria y respetuosa”, declaró Overbeck en una carta a las parroquias de su diósesis.
La doctrina de la Iglesia, según Overbeck, necesita “una visión más amplia de la sexualidad humana”.
“La declaración de la Congregación de la Doctrina de la Fe ha ofendido a muchas personas con orientación homosexual. Una posición así no es aceptada en otros tiempos y no se puede pasar por alto lo que piensan los creyentes”, agregó.
Overbeck dice haber recibido cartas de muchos católicos que rechazan la posición oficial de Roma.
El obispo sostiene que hay que evitar toda tentación fundamentalista y que, pese al respeto por la tradición, hay que entender ésta a la luz de los tiempos actuales.
Overbeck, además alude a estudios recientes que muestran que una visión simplificada de la sexualidad humana es parte del origen de las posturas que llevaron a “las horribles casos de abusos en nuestra Iglesia”.
Franz-Josef Overbeck: Ruhrbischof fordert Änderung der Lehre zu Homosexualität https://t.co/8ELDoTqmQA
La Congregación de la Doctrina de la Fe había declarado que la Iglesia no debía bendecir uniones homosexuales.
Antes de Overbeck, un grupo de 300 sacerdotes católicos austriacos se había pronunciado en contra de esa declaración. “Ese decreto ofende a muchos cristianos y cristianas y desacredita el mensaje liberador de Jesús”, dice esa declaración.
“Protestamos vehementemente contra la idea de que las parejas homosexuales que se aman no son parte del plan de Dios”, agrega el documento.
El gran drama de nuestra iglesia es la misma iglesia cuando se empeña en mantener un ritmo desacompasado y desafinado en el concierto de la vida y de sus desafíos
El gran drama de nuestra iglesia es la misma iglesia cuando se empeña en mantener un ritmo desacompasado y desafinado en el concierto de la vida y de sus desafíos. Dice el denostado “Catecismo Holandés” que la iglesia se parece, a veces, a ese corredor cansado que jadea cuando está cerca de la meta y ve que otros corredores la adelantan cuando la meta está ya a la vista. Es verdad que, en los últimos tiempos, sobre todo con el papa Francisco, ha logrado dar algunos pasos adelante que con el papa Juan Pablo II, se habían retrocedido de manera significativa. Con el Papa Francisco las cosas han cogido un cierto ritmo pero no todo el que sería necesario para llegar a la meta al mismo tiempo que la modernidad. La iglesia es profundamente moderna si se le permite ser ella misma a la hora de ser madre y acompañar los gozos y las esperanzas, las alegrías y las tristezas del tiempo que nos ha tocado vivir, como nos había dicho el Concilio Vaticano II.
Y entre esos retos que la iglesia tiene que afrontar, ya mismo, si desea ser madre más que madrastra, están algunos como el papel de la mujer en la iglesia, la misión de los sacerdotes casados, la actitud ante movimientos marginados como la comunidad LGTBI, donde hay tantas personas bautizadas y cristianas por convicción, que no acaban de encontrar su lugar en la iglesia. No porque no lo vean sino porque se lo arrebatan con normas y leyes que no están, precisamente, en el Evangelio.
La Congregación para la Doctrina de la fe acaba de afirmar que
“No es lícito impartir una bendición a relaciones, o a parejas incluso estables, que implican una praxis sexual fuera del matrimonio”
Es decir, que la iglesia, nuestra madre, puede bendecir a los animales el día de san Antón, como ya lo hace en distintos lugares de la geografía española -y es algo muy bonito- pero no puede bendecir la unión en el amor de una pareja porque tiene una tendencia sexual distinta. Y es que seguimos pensando en la idea de que el amor no siempre es un don precioso de Dios, sino que hay amores que los carga el diablo. Y, por otra parte, que sólo el amor procreador es amor en plenitud. Pero hay amores que, a cierta edad, ya no pueden ser procreadores y siguen siendo un amor bendecido y amado por Dios, hasta que la muerte los separe. Si la bendición de uniones homosexuales no puede considerarse lícitas, ¿cómo han de considerarse las uniones heterosexuales que se llevan a cabo por intereses económicos, de prestigio y ambición o, simplemente, de imagen?
El amor, cuando es auténtico, y eso solo Dios los sabe, no puede someterlo nadie a tesituras morales ni, incluso, sexuales. El amor es algo más profundo que lo sexual, aunque sea el sexo la manifestación humana más evidente del amor
El amor, cuando es auténtico, y eso solo Dios los sabe, no puede someterlo nadie a tesituras morales ni, incluso, sexuales. El amor es algo más profundo que lo sexual, aunque sea el sexo la manifestación humana más evidente del amor. No hay tribunal humano que pueda poner límites al amor. Hasta Dios ha querido mostrar su amor a la humanidad en forma de amor humano, sexual, en el “Cantar de los Cantares” y místicos como san Juan de la Cruz, han encontrado en la unión sexual la fuente metafórica más sublime para expresar esa unión íntima entre Dios y la humanidad. Lo sexual, lejos de ser algo sospechoso, es un don de de Dios que nos plenifica y nos humaniza.
Los obispos alemanes, que van en sus reflexiones muy por delante del conjunto de la iglesia, y que nos están invitando a una creciente sinodalidad, han reaccionado de inmediato a esta decisión de la Comisión de la Fe que preside Ladaria, para manifestar que “mantendrán la bendición de las parejas gays porque no hay respuestas fáciles y hay que seguir avanzando”. Y es que, realmente, no hay respuestas fáciles a este tipo de cuestiones. En esta misma dirección se han pronunciado los obispos austríacos.
Yo creo, con mucho respeto y humildad, que la iglesia sí tiene poder de bendecir el amor sin apellidos desde que ha oído a su Señor que “Todo lo que atéis en la tierra quedará atado en el cielo”.(Mt 16, 19)
Es una controversia teológica que no conviene agotar en una declaración, y mucho menos cerrar, sino que ha de ponerse en el candelero de la reflexión cristiana, para que el debate enriquezca la reflexión. Cuatro ojos ven más que dos. Estamos en camino de reflexión y búsqueda fraternal. Resulta, por lo menos, inquietante que muchos de los que reflexionan sobre estos temas o trabajan en estos ámbitos de integración de la Comunidad LGTBI en la iglesia, tengan que hacerlo en pleno siglo de las libertades, con un pseudónimo por miedo a represalias y marginaciones. Y conozco a algunos que tienen un mérito enorme, como profetas auténticos de nuestro tiempo. Una iglesia donde acontece esto no puede llamarse libre. Y para ser libres nos llamó el Señor. (Gal 5, 13)
La decisión de la Comisión de la fe, en este sentido, ha sido un día triste para muchos cristianos que quieren vivir su fe en comunidad, sin renunciar a su personalidad y a su manera de sentir. No se trata tanto de consumar un rito oficial cuanto de humanizar una realidad presente. Y ésta es una de las misiones más hermosas de la iglesia: humanizar.
Creo que no es de recibo que muchas parejas cristianas, convencidas de su fe, tengan que ser excluidas de la vida de la iglesia de tantas maneras como se excluyen, aunque se mantenga la teoría de que “la iglesia no margina a los homosexuales”. Si no bendice su amor, sí los margina. ¿O cómo hay que llamarle a esa prohibición de bendecir las parejas homosexuales?
La homosexualidad está presente de manera muy significativa, hasta un 11 por ciento, dicen los entendidos, en la sociedad y, según parece, en un grado aun mayor entre los sacerdotes. Dejando a un lado la pedofilia, que es un crimen abominable y perseguible, que nada tiene que ver con la homosexualidad, y, menos aún, con el amor, creo que la iglesia, todos los cristianos, hemos de ir dando pasos de comprensión y apertura, de tolerancia y de respeto en este tema que nos ocupa y nos preocupa. Y, sobre todo, preguntarnos cómo actuaría Jesús en estos casos, después de haberle oído decir: “Se le perdona todo porque ha amado mucho”(Lc 7, 47)
Precisamente, en estos días, he querido abordar este tema, y otros temas conflictivos en la iglesia de hoy, en un libro que acaba de salir publicado y que se llama: “Pueblo mío a dónde vas?” Editorial: Nueva Economía Social. Madrid 2021. Creo que la mejor manera de avanzar en estas cuestiones es creando debate y diálogo entre todos, desde la gloriosa libertad de los hijos de Dios. Porque solo están cerrados los temas que nosotros cerramos con nuestras normas y leyes y, lo que es peor, con nuestra intolerancia. El Espíritu de Dios es abierto y nadie sabe de dónde viene ni a dónde va.
Comentarios desactivados en Reig Pla acusa al Gobierno de “convertir España en un campo de exterminio” y desata su LGTBIfobia
“Las fuerzas globalistas, los lobbies financieros, sus terminales eutanásicas y el laicismo militante pueden darse por vencedores ante un pueblo anestesiado por los medios de comunicación, la fuerte ingeniería social desarrollada con la perversión del lenguaje”
“La ley que permite el así llamado matrimonio civil entre personas del mismo sexo (2005), la ley del divorcio “exprés” y el repudio (2005), la introducción de la asignatura “Educación para la ciudadanía” que hacía presente la “ideología de género” en la escuela (2006), la ley sobre técnicas de reproducción asistida (2006), la ley Aido sobre la interrupción del embarazo y la salud sexual y reproductiva (2010), la ley de investigación biomédica (2011), hasta llegar a las leyes autonómicas sobre “Identidad y expresión de género e Igualdad social y no discriminación” presentes en varias comunidades autónomas de la nación español
El Estado “no cumple su misión y queda ilegitimado en el ejercicio de este poder”, por lo que llama al personal sanitario a convertirse en la “resistencia ante el mal”
“Resulta una ironía amarga que en este tiempo de “pandemia”, en vez de cuidar exquisitamente de las necesidades sanitarias y laborales, desde el gobierno de la nación se produzca este asalto a la dignidad de la vida humana y se sea indiferente ante el sufrimiento de tantas personas que reclaman cuidado y protección”
“Avanzada la llamada transición política, y con una Constitución española llena de ambigüedades, las fuerzas laicistas unidas a las fuerzas políticas partidarias de la relativización cultural, moral y religiosa de nuestro pueblo, han conseguido, – con la aprobación de leyes que permiten destruir la vida por nacer, tanto en el seno materno como en los laboratorios, y ahora con la aprobación de la Ley de la eutanasia- convertir a España en un campo de exterminio”. El obispo Reig Pla ha reaparecido a lo grande de su convalecencia por coronavirus, sacudiendo el tablero político y eclesial de nuestro país, y tildando de “barbaros” a nuestros gobernantes.
“Esta es la hora en la que vuelven los “bárbaros” que, embriagados de poder, no saben sostener la casa común, el hogar familiar que ha significado y significa España”, subraya el obispo de Alcalá en una durísima carta pastoral tras la aprobación de la ley de eutanasia, el pasado jueves, por el Congreso de los Diputados. La norma entrará en vigor en junio próximo.
‘Tsunami’ de leyes contra la vida
“Le tenían ganas. La España, tradicionalmente católica y que expandió la fe allende los mares, era un enemigo a batir por sí misma y por su repercusión en los pueblos hermanos de Hispanoamérica, Filipinas, el mismo contexto europeo y la influencia en todo el mundo de nuestros misioneros, activos colaboradores con la transmisión de la fe”, sostiene Reig, aludiendo a una estrategia perfectamente calculada, y que se traduce en un “tsunami” de leyes que desregularizan el patrimonio cultural y espiritual de España”.
Entre ellas, hace un ‘totum revolutum’, transitando desde la ley del divorcio a la de la eutanasia, pasando por la despenalización del aborto, el matrimonio igualitario, “la ley del divorcio exprés y el repudio” (sic), o Educación para la Ciudadanía, le introducción de la “ideología de género en la escuela”, la Ley Aído o las normas de identidad de género en algunas comunidades.
“La puntilla final”, añade Reig, son “la nueva ley de educación y la ley de eutanasia”, con las que “las fuerzas globalistas, los lobbies financieros, sus terminales eutanásicas y el laicismo militante pueden darse por vencedores ante un pueblo anestesiado por los medios de comunicación, la fuerte ingeniería social desarrollada con la perversión del lenguaje”, y por “un Tribunal constitucional atrapado por el positivismo jurídico y que deja en desamparo lo que naturalmente constituye lo específicamente humano”.
“Con esta ley se consuma el proceso de transformación de la ‘ley natural” y de los llamados “derechos humanos”, en derechos subjetivos, según los propios deseos de cada uno. Ya no quedan los bienes indisponibles”, recalca el obispo de Alcalá, quien anuncia que, con estas normativas, el Estado “no cumple su misión y queda ilegitimado en el ejercicio de este poder”, por lo que llama al personal sanitario a convertirse en la “resistencia ante el mal”.
Destrucción de la libertad
Puestos en materia, Reig también aprovecha para apuntar que “los nuevos amos han provocado desde las instancias del poder un debilitamiento moral de nuestro pueblo, especialmente entre los niños, adolescentes y jóvenes con una educación sexual al margen del amor”, señalando la pornografía, las adiciones de toda clse y una “autonomía radical del individuo” que lleva a la “destrucción de la libertaden nombre de una libertad sin más contenido que ella misma”.
“El camino es conocido: manipular el lenguaje, debilitar a la familia como educadora de sus hijos, cambiar las costumbres con ingeniería social y crear una nueva opinión de masas propiciada por la invasión masiva de los medios de comunicación social que han conseguido atravesar el alma y la mente de muchos españoles”, insiste el obispo, que recalca que el punto de partida, “perseguido desde el principio”, no es otro que “favorecer la secularización de la sociedad española para prescindir de Dios y de la tradición católica que sustenta una antropología adecuada que responde a los bienes y a los fines de la persona humana, la familia, la religión y la sociedad”.
“Lo he dicho en varias ocasiones. Esta es la hora en la que vuelven los “bárbaros” que, embriagados de poder, no saben sostener la casa común, el hogar familiar que ha significado y significa España”, finaliza Reig Pla, quien invita a “movilizar las conciencias de los católicos y de los hombres de buena voluntad para lograr una gran estrategia a favor de la vida humana”.
“Resulta una ironía amarga que en este tiempo de “pandemia”, en vez de cuidar exquisitamente de las necesidades sanitarias y laborales, desde el gobierno de la nación se produzca este asalto a la dignidad de la vida humana y se sea indiferente ante el sufrimiento de tantas personas que reclaman cuidado y protección”, concluye.
Comentarios desactivados en Joven trans de 16 años quiso usar el baño en una fiesta y la atacaron hasta dejarla inconsciente
Una adolescente fue agredida a golpes cuando quiso usar el baño en una fiesta en Fray Luis Beltrán (Santa Fe).
Por Soledad Mizerniuk y Victoria Rodríguez, desde Santa Fe
A es una adolescente trans de 16 años. El fin de semana, en una fiesta en Fray Luis Beltrán (Santa Fe), fue atacada por un grupo de jóvenes que no querían que fuera al baño de mujeres. “Vos meá afuera en el árbol”, le dijeron y después la golpearon y patearon hasta dejarla inconsciente. “Mi hija está viva de milagro, si una patada se la daban dos centímetros más abajo la mataban, me lo dijo el médico”, cuenta a Presentes, Sol D’Alessandro, su mamá. Su familia asegura que A tuvo que dejar la escuela porque sufría acoso de sus compañerxs.
Fray Luis Beltrán es una ciudad de unos 16.000 habitantes a 150 kilómetros de Santa Fe capital. Es chica y la mayoría de sus habitantes se conocen. Es habitual que la gente de localidades cercanas cruce para participar de algún evento. A y su familia viven en Puerto San Martín, las dos ciudades están casi pegadas. El fin de semana, la adolescente fue con un grupo de amigos a una fiesta de egresados que se organizó en una casa de Fray Luis Beltrán.
La noche pasó tranquila hasta que ella tuvo que ir al baño. Cuando se acercó al que estaba dispuesto para las mujeres, un grupo de varones y mujeres cis la encaró y le quiso impedir que entre. “Uno de los chicos le dijo que era hombre y tenía pito”, cuenta la mamá de A. La adolescente respondió que ella iba a ir a donde quisiera, que a él no le tenía que importar qué tenía o qué no. “Ahí las chicas le empezaron a decir «Vos nos tenés envidia porque tenemos concha y vos no»”, agrega Sol y cuenta que su hija entró al baño diciéndoles que no envidiaba a nadie, que ella era feliz como era.
Cuando salió de la fiesta, el grupo la empezó a golpear. Ella se quiso alejar pero la detuvieron y la tiraron al piso, contó. Mientras estaba ahí tendida, otro grupo arengaba a los abusadores y sus amigos intentaban sacarla pero no podían. A dijo que recuerda haber escuchado, mientras trataba de cubrirse de los golpes, que alguien dijo “Peguenle, total es hombre”.
La policía la trasladó al hospital Granaderos a Caballo, donde constataron traumatismos en todo el cuerpo. El caso está en juzgado de menores. Los sindicados por la agresión son menores de edad. La fiscalía no interviene, informaron fuentes judiciales a Presentes.
Las secuelas
Hoy A tiene varias secuelas del ataque y no sólo en el cuerpo. Tiene muchos golpes en la cabeza, en los brazos y las piernas. “La sacó baratísima. Tuvo algunos mareos pero el médico dice que va a evolucionar bien”, explica Sol. Y agrega: “Emocionalmente está aterrada. No quiere salir más”.
El lunes por la noche viajó junto a su mamá a Rosario para hacer la denuncia contra las personas que pudo reconocer durante el ataque. Se presentaron en el Centro Territorial de Denuncias ubicado Rondeau al 700. Ahora esperan que la Justicia actúe y pueda sancionar a los responsables para que A tenga algún tipo de compensación. “Yo creo que a esa gente le falta amor”, analiza Sol y lamenta que ni las familias, ni lxs jóvenes se contactaron con ellas para disculparse por lo ocurrido. Aunque sí reconoce que en estos días tuvo una gran cantidad de muestras de apoyo de todos lados del país.
“No le deseo a nadie lo que nos pasó. A ella que sufrió el ataque y a nosotros porque nos afecta a todos. Como mamá que te llame a la madrugada la policía porque tu hija está inconsciente, es algo que no me voy a olvidar nunca”, dice Sol. Asegura que seguirán apoyando a A como lo hicieron desde los 11 años cuando ella les contó cómo se sentía y comenzó su transición. Ahora, además del acompañamiento emocional, la incentivan a hacer cursos, por ejemplo de estilista, que es lo que quiere ser cuando crezca. Y sobre todo, a poder retomar la secundaria en una Eempa (Escuela de Enseñanza Media para Adultos) cuando tenga edad para hacerlo.
María Claudia Naranjo es presidenta de la asociación Inclusives y Diverses, ella acompañó a A y su familia en la búsqueda de ayuda. “Tenemos una sensación amarga por lo que pasó. Estamos satisfechas por la repercusión favorable que tuvo el caso”, explica a Presentes.
Además dijo que espera que las medidas que tome la Justicia sirvan para dejar un precedente sobre este tipo de violencias. En ese sentido, dijo que desde el colectivo de las disidencias trabajan en el acompañamiento de niñeces trans en la región y que los resultados vienen siendo alentadores.
“En general la adolescencia está pasando por momentos muy difíciles en esta sociedad. Y en nuestro colectivo eso se vive de manera doble por todo lo sabemos que la mayoría sufre. Ni hablar en los pueblos más alejados de las metrópolis, donde es terrible construirte a tu manera de sentir. Por eso la mayoría de las personas trans y travestis terminan yéndose a las grandes ciudades solas y, a veces, lo hacen las familias enteras porque no solo sufre la niñez trans sino toda la familia”, analiza Naranjo.
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