Incomprensión
Del blog Nova Bella:
“La mitad del mundo
no puede comprender
los placeres de la otra mitad”
*
***
(Foto Kurt Markus)
Del blog Nova Bella:
“La mitad del mundo
no puede comprender
los placeres de la otra mitad”
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(Foto Kurt Markus)
ECLESALIA, 19/02/21.- El papa Francisco nos invita a celebrar la Cuaresma de este año, ofreciéndonos tres consejos para vivirla en profundidad: fe, esperanza y caridad, las tres virtudes teologales que hay que actualizar desde el mundo de hoy y su realidad compleja y sufriente, para no quedarnos en meras definiciones vacías de contenido.
La fe sirve, entre otras cosas, para “dejarnos alcanzar por la Palabra de Dios, que es Cristo, que nos lleva a la plenitud de la Vida”. Es decir, cualquier palabra que no nos conduzca a dejarnos interpelar por la vida, a descubrir la vida que se oculta en tantos sepulcros de nuestro mundo, a sembrar semillas de vida donde todo aparece como un desierto, a devolver vida en abundancia para quienes están desahuciados de la vida… no es la palabra auténtica del Dios de la Vida. Para las personas cristianas, este camino solo se recorre desde el seguimiento de Jesús, mediante la forma de ser felices que propuso en las bienaventuranzas, para concretar el ideal de ese otro mundo posible, donde la fraternidad y la justicia se hagan realidad en nuestra sociedad y nuestro mundo.
La esperanza “como agua viva que nos permite continuar nuestro camino, estando más atentos a decir palabras de aliento, que reconfortan, que fortalecen, que consuelan, que estimulan; la esperanza como inspiración y luz interior, porque somos testigos del tiempo nuevo, en el que Dios hace nuevas todas las cosas”. Esa esperanza que nace de una promesa que hay que renovar día a día, porque debemos pintar cada amanecer con los colores de la ilusión y la sonrisa, porque tenemos que comprometernos para que la esperanza no sea un van anhelo, porque una vida sin esperanza es como una rosa sin agua, que se va marchitando hasta que se seca y sus pétalos caen a tierra agostados. La esperanza es una mirada limpia, un abrazo sincero, un horizonte al que se llega juntos, paso a paso.
La caridad “es el impulso del corazón que nos hace salir de nosotros mismos y que suscita el vínculo de la cooperación y de la comunión. A partir del amor social es posible avanzar hacia una civilización del amor a la que todos podamos sentirnos convocados. La caridad, con su dinamismo universal, puede construir un mundo nuevo, cuidando a quienes se encuentran en condiciones de sufrimiento, abandono o angustia”. La solidaridad, la acogida, la com-pasión, la miseri-cordia profunda, la fraternidad… serían algunos de los viejos y nuevos nombres para denominar a la caridad. Porque no hay amor verdadero si no se concreta en la realidad que nos rodea, si no se celebra y se brinda la alegría de los demás, si no se acompaña y se comparten las lágrimas del otro en silencio para enjugarlas, si no nos comprometemos para evitar tanto sufrimiento, soledad impuesta, opresión e injusticias… Si no es así, el amor, la caridad bien entendida, será una falsedad y un autoengaño.
Por lo tanto, siguen vigentes la fe, la esperanza y la caridad. Pero entendidas al modo que Jesús las vivió. Como estamos llamados a vivirlas nosotros y nosotras en esta Cuaresma, en la que debemos, en estos tiempos de cruel pandemia, contagiar los virus sanadores de la confianza, la ilusión, la ternura, la empatía y la resiliencia, por un mundo más humano, fraterno, mejor.
(Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedencia).
“Rezar ha sido un bálsamo en mi proceso de cambio de sexo”, afirma este joven, que relata a Vida Nueva su particular viacrucis
EDITORIAL: Pastoral ‘trans’: la dignidad de ser hijos de Dios
Mi niñez y mi adolescencia fueron bastante complicadas, queriendo ser un niño desde pequeño y sin entender muy bien qué me ocurría. Vivía con el convencimiento de que esa posibilidad no podía existir. Quería jugar con los chicos, vestir como ellos… Siempre he sido la ‘machorra’, que puede ser un insulto banal, pero en esos momentos me dolía muchísimo.
Por eso me pasé casi toda la infancia sin tener amigos y me convertí en un estudiante mediocre. Realmente era un chico, ¡lo era! En mi juventud empiezo a mentir mucho, a autolesionarme… no quería tener pecho y eso me ha marcado mucho”. Así comienza su historia. Quien habla es Lucas Alcázar, transexual y católico. Dos apellidos que no le molestan porque tiene claro que quiere “ser visible dentro de la Iglesia”, pues “es la única manera de ir cambiando corazones”.
Por eso comparte su testimonio. “He dado charlas en entornos eclesiales y no eclesiales. No tiene nada que ver. En una parroquia el rostro de las personas de Iglesia cambia. La capacidad de escucha no es la misma. Viendo a la persona se acaban las condenas y derribamos los prejuicios”, resalta.
Es miércoles por la tarde. Su cita diaria con la Virgen ya ha tenido lugar. Tras bajar del Santuario de Nuestra Señora de la Cinta, patrona de Huelva, este joven onubense de 37 años descuelga el teléfono para relatarpor videollamada a Vida Nueva su camino, en el que solo una cosa le ha salvado: la fe.
El lugar que más me llena
“Me he tirado horas y horas rezando en el Santuario, que es el lugar que más me llena. Es mi espacio para recibir y pedir. Allí hablo con la Virgen, rezo… a Ella le dedico tiempo, porque me ha enseñado a confiar a ciegas, a confiar en que todo iba a salir bien, ya que tenía fe. Eso es lo que más me ha ayudado, ha sido fundamental en mi camino”, explica esbozando una sonrisa.
“En mi adolescencia creo descubrirme como mujer lesbiana, pues me doy cuenta de que me gustan las chicas. Esto es algo que mis padres no se lo tomaron del todo bien, pero es verdad que yo tenía solo 17 años y que hace dos décadas no estaba socialmente tan normalizado ser homosexual. Esto hizo que me marchara de casa pronto”, explica. Y continúa: “Estuve un tiempo creyendo que era lesbiana, aunque seguía sintiendo un fuerte rechazo hacia mi pecho. Ahora creo que entonces no quería ver quién realmente era”.
En 2010, en plena crisis económica, pierde su empleo y pasa meses sin trabajar. Es un momento en el que aparecen las drogas en su vida. “Comencé con un problema de adicción que se prolongó cinco años. Yo no vivía en esa época. Cuando dejé de consumir, lo primero que pensé era que llevaba años sin vivir”, señala.
Desintoxicación
Confiesa que hasta intentó suicidarse: “No era que no quisiera vivir, creo que quería dejar de pensar. Yo sabía que algo me ocurría, no estaba bien. Estaba confundido y desorientado y entré en una clínica de desintoxicación, donde estuve dos años. Intenté contar lo que era allí, pero al final obvié esa parte de mí durante el tratamiento”.
Y en este camino, ¿dónde aparece su parte espiritual? “Desde pequeño he ido a misa y mi abuela me enseñó a rezar, pero, francamente, pensaba que mi sitio no estaba aquí, porque no iba a encontrar una respuesta positiva hacia mí”, explica para luego rematar: “No puedo entrar en un sitio en el que se me repudia”. “Los mensajes que escuchaba siempre eran negativos, pero yo tenía dentro de mi algo que me decía que había algo más, no sé cómo explicarlo, pero lo sabía”, añade.
En este punto, y tras haber abandonado el centro de desintoxicación, Lucas –en ese momento era una mujer–, comenzó a buscarse. Empezó a visitar lugares de espiritualidad relacionados con el budismo, el zen, el yoga… hasta que llegó a él la Casa de Ejercicios San Pablo de los jesuitas en Sevilla. Un fin de semana de silencio y oración, en el que conoció al P. José.
Un espacio, un hogar
“Me atreví a exponerle lo que me ocurría en el terreno espiritual: me gustaba la meditación budista, pero no me sentía del todo cómodo, yo me encuentro bien viendo la imagen de una Virgen. Es que es donde siento una conexión… Pero me daba miedo acercarme a cualquier parroquia porque me aterraba el rechazo”, explica.
Lucas se sintió escuchado y, por primera vez, con un plan. El jesuita le recomendó que fuera a un encuentro de Ichthys, la comunidad de cristianos LGTBI de Sevilla.Y así lo hizo. “En esos momentos, fue un auténtico regalo encontrar ese grupo, porque necesitaba un espacio así donde poder nutrirme de la espiritualidad que anhelaba. Para mí ha sido un hogar”, comenta. Pese a sentirse parte de un grupo por primera vez, Lucas no comentó nada sobre su identidad sexual por vergüenza.
Meses después, se marcha a Barcelona con un objetivo: encontrarse. Así lo comparte tanto con el jesuita como con Carmen y Raquel, dos compañeras del grupo que han sido sus pies y sus manos durante todo este proceso.
Acoger y escuchar
Ellos, sabedores de que algo ocurría, le recomiendan que nada más poner un pie en la Ciudad Condal vaya a visitar a un sacerdote que podía ayudarle. Un consejo que acepta. Y esa persona se convierte en alguien muy importante en su caminar.
“Fue la primera vez que le verbalicé a alguien lo que me ocurría: que me sentía un hombre. Él me ayudó muchísimo, aunque no era consciente. Recordaré siempre sus palabras: ‘No te puedo aportar mucho sobre lo que me estás contando porque es un mundo desconocido para mí, pero sí te digo algo para que no se te olvide jamás: Dios siempre va a estar contigo’”. De hecho, “me contó su vocación como un proceso también complicado para que yo viera que no todos los caminos son sencillos”, remata.
Siempre he sido Lucas
“En Barcelona fue la primera vez que yo me siento yo”, continúa explicando. Allí conoció a otras personas que estaban pasando por su misma situación. Comenzó una terapia psicológica grupal en la que le ayudaron a “discernir si realmente era un hombre y tenía que seguir adelante”. “Lo llevaba negando toda mi vida, pero ahora lo tenía claro: yo siempre he sido Lucas”, reconoce.
“Me aconsejaron que me pusiera un apodo masculino y que me comprara ropa. Sé que es algo muy simple, pero el caso es que me fui a comprar ropa y dije: este sí soy yo, lo que había antes no era yo”, rememora. Tras comenzar el tratamiento hormonal y lleno de miedos, vuelve a su casa. Su primer paso: operarse el pecho.“Lo recé mucho y me amparé en mi fe”,asevera.
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Reportaje completo solo para suscriptores
Fuente Vida Nueva
Miles de militares británicos que fueron despedidos por ser homosexuales podrán recuperar las medallas de servicio que les fueron retiradas al ser expulsados de las fuerzas armadas.
Los defensores de los derechos de los homosexuales acogieron la medida como el “primer paso de un viaje”, pero afirmaron que cuestiones como los antecedentes penales perdidos, los derechos de pensión perdidos y los historiales de servicio aún manchados deben ser resueltos por el Ministerio de Defensa.
Los hombres gays y las mujeres lesbianas tuvieron prohibido servir en el ejército británico hasta el año 2000. Entre 200 y 250 fueron expulsados cada año a causa de su sexualidad, y con frecuencia se les retiraron las medallas de servicio.
En algunos casos, las medallas eran arrancadas físicamente del uniforme de un militar tras una condena en un consejo de guerra. Los culpables de ser homosexuales a veces eran condenados a una pena de prisión, normalmente de varios meses.
Johnny Mercer, ministro de veteranos, dijo que el anuncio “aborda una injusticia histórica”. Afirmó que su intención era demostrar que “el ejército es un lugar positivo para todos los que decidieron servir” y animó a quienes creyeran que cumplían los requisitos para solicitarlo.
El año pasado, Joe Ousalice, de 70 años, veterano de las Malvinas, recibió personalmente de manos del secretario de Defensa, Ben Wallace, su medalla por largos servicios y buena conducta, que le había sido retirada en 1993 tras un consejo de guerra. Recuperó su medalla tras emprender una acción legal, que llevó al Ministerio de Defensa a pedirle disculpas y a prometerle que revisaría la situación en general.
Ousalice, que es bisexual, había servido 18 años como oficial de comunicaciones en la Royal Navy antes de ser despedido por cargos que, según él, eran inventados. Joe Ousalice, de 68 años, se desempeñó como operador de radio en la Guerra de las Malvinas en 1982, además de servir en Irlanda del Norte y Medio Oriente durante sus 18 años de carrera en la Royal Navy. La marina llevó a Ousalice a un tribunal militar en 1993 y lo declaró culpable de estar en la cama con otro hombre. Aún niega el cargo, pero el hecho de que es bisexual se reveló durante la audiencia, y la Marina lo despidió para que no “corrompiera” a otros.
La marina confiscó las tres insignias de buena conducta de Ousalice y una medalla de servicio prolongado y buena conducta. Dijo que lo cortaron con unas tijeras después de que fue acusado. En mayo de 2019, el veterano de las Malvinas anunció que planeaba demandar al Ministerio de Defensa (MoD), representado por el grupo de defensa de los derechos humanos Liberty, para recuperar sus medallas. En diciembre de 2020, Ousalice recibió una disculpa del Ministerio de Defensa y se le restablecieron los honores militares, y en una ceremonia el miércoles 22 de enero, finalmente se le volvió a otorgar su medalla de largo servicio y buena conducta.
“Esto no es ni mucho menos suficiente“, dijo Ousalice. “Básicamente, cuando te quitan la medalla, la medalla decreta efectivamente lo que obtienes para tu pensión. Al quitarme la medalla y las tres insignias de buena conducta que tenía, me recortaron el rango. Tuve que esperar hasta los 60 años para cobrar la pensión, cuando podría haberla obtenido inmediatamente”.
Según ITV, Ousalice dijo: “Pensé que estos son 27 años de mi vida llegando a una conclusión ahora. De hecho, recuperé la medalla. Estoy extasiado, pero estoy un poco confundido porque estaban sucediendo muchas cosas. Necesitaba sacar mucho de mi pecho. Fue una desgracia. Después no pude conseguir un trabajo. Estaba bien preparado para cada puesto al que fui y me rechazaron porque las fuerzas armadas no me dieron una referencia y, sin embargo, aquí estoy 27 años después. Fue sólo con la ayuda de [la abogada] Emma Norton y Liberty y la amenaza de llevarlos al Tribunal Superior de Londres que alguien cambió de opinión”.
El año pasado, se reveló que más de 150 personas han solicitado una compensación al ejército del Reino Unido, alegando que fueron despedidas debido a su orientación sexual. Pero el activista por los derechos LGBT + Peter Tatchell dijo que es probable que el número real de personas despedidas por ser LGBT + “ascienda a miles” porque “las cazas de brujas militares continuaron sin cesar desde finales de la década de 1940 hasta 1999”.
Craig Jones, director ejecutivo conjunto de Fighting with Pride, una organización benéfica que apoya a los veteranos LGBT+, describió la medida como el “primer paso de un viaje” y dijo que creía que ministros como Mercer irían más allá.
“Las vidas de las personas se vieron destrozadas por la prohibición. Tenemos que considerar la posibilidad de devolver a la gente sus comisiones y órdenes de detención, los indultos reales de las condenas, la ayuda para el reasentamiento y, sí, hay un caso abrumador para la compensación y la restauración de las pensiones”, añadió Jones.
El Ministerio de Defensa dijo que el gobierno estaba trabajando “para examinar y comprender el amplio impacto de las prácticas anteriores a 2000 en las fuerzas armadas”. Esto, según el Ministerio, garantizará que “más allá de la devolución de las medallas, se reconozca el impacto de este error histórico y se aborde adecuadamente”, aunque no se dieron más detalles.
Los veteranos que fueron expulsados antes del año 2000 dijeron que fueron víctimas de investigaciones encubiertas, incluyendo filmaciones secretas, o de un acoso reiterado por parte de la policía militar durante varios años en un intento de demostrar que eran homosexuales.
El último militar que fue enviado a prisión por ser homosexual fue David Bonney, que fue declarado culpable en un consejo de guerra en Cornualles en 1993. Bonney se alistó en la RAF a los 17 años, en 1987, y dijo que había “aprendido y aceptado que era gay” cuando sirvió durante la primera guerra del Golfo.
Bonney dijo que fue objeto de una investigación de dos años después de que se encontrara un ejemplar de Gay Times en su habitación. Eso incluyó, dijo, “poner micrófonos en mi habitación, hacer que me siguieran, colocar agentes fuera de los bares gay locales para espiar a la gente que entraba, utilizar las comisarías locales para llevar a mis amigos, para entrevistarlos y, en general, crear terror y miedo entre mis amigos y asociados”.
El consejo de guerra le condenó a seis meses de prisión, de los cuales cumplió cuatro, incluido un mes de aislamiento, y le dejó antecedentes penales, aunque tras una apelación su baja fue cambiada a honorable. Dijo que esperaba que el Ministerio de Defensa “enmendara y compensara la injusticia y el acoso efectivo que sufrí”.
Solo se volvió legal ser gay o bisexual en el ejército del Reino Unido en 2000. La Ley Turing prometía indultos para los veteranos LGBT +, pero pocos se han materializado.
En 2017, la Ley Turing, que lleva el nombre de Alan Turing, el descifrador de códigos de la Segunda Guerra Mundial y pionero de la informática que estaba convencido de su homosexualidad en 1952, fue aprobada para perdonar a los hombres homosexuales condenados en el pasado por su sexualidad. Turing murió por suicidio en 1954 tras su condena y fue indultado póstumamente por la reina en 2013.
Se dijo que hasta 15.000 hombres homosexuales eran elegibles para que se borraran sus “delitos” cuando se aprobara la ley. La ley también significó que las condenas de alrededor de 50,000 hombres homosexuales que habían muerto fueran automáticamente indultadas, mientras que aquellos que aún estaban vivos podían solicitar indultos legales.
El entonces ministro de Justicia, Sam Gyimah, dijo que en ese momento la aprobación de la ley fue “verdaderamente trascendental”. Gyimah dijo que el gobierno “nunca podrá reparar el daño causado”, pero “nos hemos disculpado y tomado medidas para corregir estos errores“.
Según un artículo de la BBC de 2019, solo 189 personas vivas habían visto anuladas sus condenas como parte de la ley.
Fuente Pink News
Fotos: Alec Velasco, Tuss Fernández y Jaime Romay
Por cuarta ocasión el Congreso del estado mexicano de Puebla retrasa la legislación de una iniciativa de reforma al Código Civil que busca garantizar el derecho a la identidad de las personas trans. Además, integrantes del poder legislativo incumplieron un acuerdo en el que se comprometieron a discutir la “Ley Agnes” antes del 15 de febrero.
En memoria de Agnes Torres, mujer trans y defensora de derechos humanos asesinada en 2012, es que los activismos nombran “Ley Agnes” a las reformas que buscan garantizar el derecho a la identidad de las personas trans de Puebla.
En noviembre de 2020 dos organizaciones feministas tomaran pacíficamente las instalaciones del Congreso local y propusieron como una de sus principales demandas la aprobación de esta reforma.
“Durante 8 años, tras el asesinato de Agnes Torres, tres legislaturas se las han arreglado para ignorar nuesra existencia y obstaculizar todas las iniciativas presentadas en reconocer nuestro derecho a la identidad autopercibida y a otros derechos. La omisión y el silencio en la que hoy se refugian para no cumplir con lo pactado públicamente, representa un agravio a la confianza de las y los ciudadanos y el uso de la violencia desde las instituciones en contra de las personas trans”, manifestaron las colectivas feministas y trans durante una rueda de prensa el 3 de febrero.
Puebla es el estado con mayor prevalencia de discriminación en México por varios motivos, entre ellos “sexo y orientación sexual”, de acuerdo a la Encuesta Nacional sobre Discriminación (ENADIS 2017). Además, 8 de cada 10 personas trans de ese estado perciben que sus derechos “se respetan poco o nada”.
Acuerdo incumplido
El 16 de diciembre durante una mesa de trabajo entre las colectivas feministas y la Junta de Gobierno y Coordinación Política del Congreso (Jucopo), les diputades se comprometieron a legislar la Ley Agnes antes del 15 de febrero. Pero desde entonces no formó parte de la orden del día del poder legislativo y, de acuerdo a activistas, lo y las diputadas “desconocen” de qué trata dicha reforma.
En las semanas recientes la Colectiva Transversales, la Coordinadora Feminsta de Puebla, Coatlicue SiempreViva, otras organizaciones y personas trans han realizado diversas actividades en redes sociales y en las calles de la capital poblana para concientizar e informar sobre la importancia y urgencia de la Ley Agnes en la vida de las personas trans.
También han sido amenazadas. “De que si no dejamos la lucha se va a desatar una guerra sucia en los medios contra las colectividades trans”, alertan en un pronunciamiento.
La importancia de la Ley Agnes
Agnes Torres fotografiada por Jaime Romay
Dado que aún no existe una ley de identidad de género, algunas personas trans de Puebla se desplazan a uno de los 13 estados donde sí se garantiza este derecho. Sin embargo, al volver a su lugar de origen pueden enfrentar la omisión de parte de las oficinas de Registro Civil para hacer la rectificación y el resguardo de su acta primigenia.
No resguardar el acta primigenia rectificada impide la homologación del resto de documentos tales como certificados de estudios; credencial para votar; información bancaria, y en consecuencia el pleno ejercicio de sus derechos como la salud, la educación, el trabajo, la vivienda, etcétera.
Ante esta negativa la única alternativa actual es interponer un amparo, opción que no es accesible para todas las personas trans por lo tardado y costoso que resulta.
Tuss Fernandez, originario de Puebla, corrió con suerte y se sabe privilegiado al respecto. Un despacho de abogados tomó su caso sin cobrarle y con urgencia lo ampararon pues el Registro Civil central del estado “alertó a instituciones alegando un uso de doble identidad”.
En 2014 la Ciudad de México era el único estado del país en garantizar la identidad de género mediante un trámite administrativo. El día que se promulgó el decreto personas trans de otros estados acudieron para obtener su acta de nacimiento rectificada, Tuss fue uno de ellos.
“El trámite fue sorprendentemente sencillo. Me dieron un formatito que llené en cinco minutos, entregué los papeles y estaba lista mi nueva acta de nacimiento. Fue muy reconfortante haber podido hacer el cambio y haberlo podido hacer tan rápido y fácil, el problema fue cuando llegué a Puebla”, recuerda Tuss en entrevista con Presentes.
Tuss pasó casi cuatro años sin documento de identidad y en consecuencia no pudo acceder al resto de sus derechos en el estado que lo vio nacer.
“Fueron tres años de juicio. Los representantes de las instituciones no contestaban, el juez solicitaba argumentos, no había. Mi abogado solicitó imponerles multa y fue entonces que respondieron (…) Era interminable. El tribunal falló a mi favor pero tuvieron que pasar 11 meses para que cumplieran la sentencia (…) Fue desgastante, humillante y frustrante, fue un trancazo (golpe) emocional que me costó terapia, una relación de pareja, oportunidades de trabajo, viajar, depresión y tristeza”.
Los abogados intentaron que la resolución fuera un antecedente para otros casos similares pero el juez sólo admitió la sentencia favorable a Tuss.
Para la abogada Jessica Marjane el derecho a la identidad en Puebla requiere que suceda “bajo el principio de celeridad”. Y añade “los cambios no se esperan hasta el último momento, hasta tener otra asesinada más, a que existan más trabas y se vuelvan más complejos los cambios. Sino es acelerar para transformar, para reducir la brecha de desigualdad, acelerar porque no tenemos otra vida más que esta (…) Nuestra vida está en el reconocimiento de la identidad porque es una deuda histórica por las compañeras que han asesinado, por las generaciones que vienen y por quienes estamos aquí. Ahí está la importancia de tener un piso mínimo de derechos, de dignidad, de congruencia y sobre todo de tener un Estado que nos vea como sujetas, sujetos, de derechos y no como objeto de violencia”.
Cuatro iniciativas sin avances
Agnes Torres trabajó activamente para que el derecho a la identidad de las personas trans se reconociera en Puebla con un proyecto de ley que pretendía reformar artículos del Código Civil local, hizo trabajo de cabildeo con su propuesta pero ningún integrante del Congreso mostró interés en ella y el 9 de marzo de 2012 fue asesinada en Atlixco. Tenía 28 años.
Tras su asesinato organizaciones civiles impularon en 2013 la “Reforma Agnes Torres” para continuar con su trabajo. Sin embargo, durante el último lustro las diferentes legislaturas de Puebla no discutieron ni analizaron al menos tres iniciativas —entregadas en 2016, 2019 y 2020— que buscaban garantizar el derecho a la identidad de las personas trans.
El pasado 15 de enero, las diputadas Vianey García y Estefanía Rodríguez presentaron una versión más a las comisiones de Gobernación y Puntos Constitucionales, y Procuración y Administración de Justicia del Congreso local. Y en ésta participaron activistas y colectivas trans con el objetivo de “ampliar la mirada y garantizar derechos” pues buscan que este derecho favorezca también a niñes y adolescentes trans.
Para conocer el estatus del compromiso, Presentes intentó, por varias vías, comunicarse con Gabriel Biestro, diputado y presidente de la Jucopo, pero no hubo respuesta. Sin embargo, el 15 de febrero comentó en rueda de prensa: “yo creo que sí tiene posibilidades de salir siempre y cuando se presente el dictamen ante las comisiones, se estudie, se discuta y de ahí pueda pasar al pleno (…) sería una cuestión de días, no tendría porqué estar en seis meses, porque además desde que llegamos nosotros nos encargamos de que esas cosas se iban a legislar en esta legislatura”.
Después agregó que la iniciativa fue presentada por la diputada Vianey García y que estaba en poder de la Comisión de Gobernación y Puntos Constitucionales.
Nuevas estrategias
En las últimas semanas les activistas denunciaron las omisiones al compromiso y en medio del escenario electoral 2020-2021 advierten voto de castigo a cuatro de los nueve integrantes de la Jucopo que firmaron el acuerdo y que en próximas semanas buscarán un nuevo cargo de elección popular.
“El panorama (político) es complicado porque actualmente muchas de mis compañeras y compañeros están solicitando licencia e inclusive están pensando en las próximas elecciones y no se está volteando a ver los acuerdos que ya se tienen, uno de ellos es tratar la Ley Agnes. Es lamentable que todavía no se haya podido tratar, ni siquiera existe un posicionamiento por parte de los que firmaron el acuerdo”, comentó la diputada Estefanía Rodríguez en entrevista con Presentes.
“Esta falta de voluntad política de los diputados y las diputadas también es una forma de violencia institucional y que nos preocupa especialmente que desde las instituciones, desde el Congreso del Estado se esté promoviendo este tipo de conductas que nos violentan y que invisibilizan a la población trans y que nos obstaculizan para el ejercicio pleno de los derechos humanos”, señaló Tuss Fernandez.
La Colectiva Transversales, Grupo Transgénero Puebla, Coatlicue SiempreViva, la Coordinadora Feminista de Puebla, otras organizaciones y personas trans activarán nuevas estrategias, entre ellas proceder legalmente ante el incumplimiento del Congreso y avanzarán con la Ley Agnes a nivel federal.
Fuente Agencia Presentes
El príncipe de Liechtenstein vuelve a hacer exhibición de su homofobia. Hans-Adam II, que como jefe de Estado disfruta de amplios poderes ejecutivos que ha delegado en su hijo, ha expresado su rechazo a que las parejas del mismo sexo puedan adoptar menores. Sus declaraciones se producen cuando empieza a abrirse un tímido debate sobre la apertura del matrimonio a las parejas del mismo sexo en el microestado alpino. El soberano de Liechtenstein no se opone, pero cree que los menores deben crecer en una «familia normal». «No está exento de problemas que dos homosexuales adopten niños», opinó.
Las elecciones del pasado 7 de febrero en Liechtenstein abrieron la puerta a una posible mayoría a favor del matrimonio igualitario, que por ahora no está permitido. Preguntado a este respecto por la radio pública del país, Hans-Adam II aseguró que no se opondría si se cumple una condición: la prohibición de la adopción para las parejas casadas del mismo sexo. «En principio no tengo nada en contra», aseguró el príncipe, «siempre que a los matrimonios homosexuales no se les dé el derecho a adoptar niños». Añadió que, en su opinión, los menores tienen derecho a crecer en «familias normales» porque «no está exento de problemas que dos homosexuales adopten niños».
Si el Parlamento llegara a aprobar una ley de matrimonio igualitario con equiparación de todos los derechos, el príncipe da por hecho que su hijo y heredero Alois ejercería su poder de veto. Hans-Adam II le delegó sus poderes en 2004. El soberano de Liechtenstein ostenta, a diferencia de otras monarquías europeas, amplios poderes ejecutivos como el nombramiento de jueces, el cese de ministros, el veto a leyes aprobadas por el Parlamento o la convocatoria de referendos.
Las declaraciones homófobas de Hans-Adam II, vinculando de manera sutil la homosexualidad con la pederastia, no constituyen por desgracia ninguna novedad. Hace cinco años, el jefe del Estado del país alpino ya mostraba su posición favorable al veto a la adopción homoparental. «Creo que debemos mantenerla», manifestaba en 2016. «Si yo me imagino que dos hombres homosexuales adoptan un muchacho —quizás incluso de países en vías de desarrollo—, entonces hay que decir efectivamente que si lo permitimos sería una irresponsabilidad», añadía, distinguiendo también entre «familias normales» y las demás. El príncipe se mostraba incluso partidario de ignorar una posible sentencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos que obligara al Estado a reconocer la adopción homoparental.
Liechtenstein: un microestado rezagado en materia de igualdad LGTBI
De manera similar a otros microestados, Liechtenstein le va a la zaga a la mayoría de los países de Europa occidental en el reconocimiento de los derechos LGTBI. En el principado alpino, las decisiones parlamentarias suelen basarse en el acuerdo entre los dos grandes partidos, ambos de carácter conservador. Esto sin duda influyó en que hasta 1989 las relaciones homosexuales estuvieran prohibidas, y que sólo en 2001 fueran equiparadas las edades de consentimiento para relaciones homo y heterosexuales.
No obstante, los cambios sociales han ido llegando también este país. En 2011, hubo un apoyo masivo en referéndum a las uniones civiles entre parejas del mismo sexo. Dicha ley había sido aprobada en marzo de ese año por unanimidad de las fuerzas políticas representadas en el Parlamento del Principado de Liechtenstein, y concedía a las parejas del mismo sexo derechos similares a los de los matrimonios heterosexuales en terrenos como la herencia, seguridad social y pensiones de jubilación, normativa de inmigración y naturalización, así como en el terreno fiscal. Quedaban fuera de la regulación tanto la adopción como el acceso a los procedimientos de reproducción asistida.
Esta ley fue desafiada en referéndum por Vox Populi, una organización constituida al efecto. La convocatoria fue recibida con alegría por Credo, organización católica que había encarnado la oposición a la ley pero que se había mostrado reacia a la idea de promover por sí misma un referéndum. Cuatro años antes, en 2007, el arzobispo de Vaduz, Wolfgang Haas, había declarado que «la homosexualidad es un pecado grave» y que «el reconocimiento de un pecado es un escándalo». Sin embargo, el referéndum fracasó, y el principado de Liechtenstein adoptó la norma que reconocía por primera vez las relaciones entre personas del mismo sexo.
Fuente Dosmanzanas
Recordatorio
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