Curó a muchos.
Necesito a Jesús y no a algo que se le parezca (C. S. Lewis).
Mc 1, 29-39 “Simón y sus compañeros le buscaron y cuando le encontraron le dijeron: Todos te están buscando” (v 36-37).
La referencia a la casa probablemente sea una alusión al lugar de encuentro de la comunidad de Marcos, pues en ella Jesús sigue actuando, como dice Schökel en la Biblia de nuestro Pueblo, y hacia ella concurre mucha gente.
La suegra de Pedro simboliza la situación de exclusión que sufrían las mujeres ancianas y enfermas; los discípulos interceden por ella como un acto de solidaridad con el necesitado.
Con tres verbos indica Jesús la mejor manera de relacionarse con el oprimido: acercarse, entrar en contacto con él y levantarle; Jesús espera que quien sea sanado, levantado o liberado, se ponga al servicio de la causa del reino, que es parte de la comunidad cristiana.
Las sanaciones se extienden a todos los que se acercan al Maestro, revelando a un Jesús solidario que pasa del discurso a la práctica liberadora, y con su ejemplo nos enseña la importancia de la oración al comenzar la jornada misionera.
El Papa Francisco nos desvela en su homilía en Santa Marta, la sorpresa que encontraremos buscando al Señor, ya que la fe cristiana no es una teoría, es el encuentro con Jesús, y según él, para encontrar verdaderamente a Jesús debemos ponernos en camino con tres actitudes: vigilancia en la oración, activos en la caridad y exultantes en la alabanza.
Debemos rezar con vigilancia, ser activos en la caridad fraterna, no solo dar limosna sino vivir este camino con la voluntad de encontrarle, ya que el hecho de buscar a Jesús no queda finalizado si no terminamos encontrándole, para lo cual no hay que estar nunca quietos.
“Yo, -afirmó el Papa Francisco-, estoy en camino para buscarle, y él está en camino para encontrarme a mí, y cuando nos encontramos, vemos que la gran sorpresa era que él me estaba buscando, antes de que yo me pusiera en marcha: es lo mismo que le sucedió al centurión, pues siempre el Señor va más allá, va primero. Nosotros damos un paso y él diez: siempre la abundancia de su gracia, de su amor, de su ternura que no se cansa de buscarnos, también a veces con cosas pequeñas, nosotros pensamos que encontrar a Jesús es una cosa magnífica, como ese hombre de Siria, Naaman, que era leproso: pero no, es sencillo… Y se llevó una sorpresa grande por el modo de obrar de Dios. Porque el nuestro es el Dios de las sorpresas, el Dios que nos está buscando, nos está esperando, y solo pide de nosotros el pequeño paso de la buena voluntad”, aseguró el Papa.
La fe no es saber todo sobre la dogmática, sino encontrar a Jesús, los doctores de la Ley sabían de todo, toda la dogmática de aquel tiempo, pero no tenían fe, porque sus corazones se habían alejado de Dios.
En este poema de Luis Gálvez de Montalvo, la pastora también busca:
Si tanto gana, pastora,
Quien mira tus ojos bellos,
¿Qué hara el mirado dellos?
Entre mirarse y mirar
la ventaja es conocida,
como de buscar la vida,
a venir ella á buscar.
No le queda que hallar
a aquel que merece vellos,
sino ser mirado dellos
Aunque en su luz sin igual
no puede haber competencia,
por oficio hay diferencia
de mas, y menos caudal;
Que si el medio principal
del deseo es conocellos,
el fin ser mirado dellos.
Vicente Martínez
Fuente Fe Adulta
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