Ayer, 31 de enero, fue el aniversario 106 del nacimiento de Thomas Merton. Dejemos que él mismo nos hable de eso en dos escritos suyos separados por años de distancia.
NACER.
“En el último día de enero de 1915, bajo el signo de Acuario. en un año de una gran guerra y a la sombra de unas montañas francesas de la frontera con España, vine al mundo. Libre por naturaleza, a imagen de Dios, fui sin embargo prisionero de mi propia violencia y mi propio egoísmo, a imagen del mundo al cual había venido. “
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La Montaña de los siete círculos.
Editorial Sudamericana S.A.
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RENACER.
“Si en tu cruz, tu vida y tu muerte y las mías se entrelazan, el amor me enseña a leer, en tí, los signos de una nueva historia, hallo mi origen en otra infancia, cambiando en mi recorrido New York y Cuba por tu Galilea y Cambridge por tu Nazaret, hasta que vuelvo a mi principio y encuentro un pesebre, una estrella y paja, una pareja de animales, unos hombres sencillos, y así descubro que nací, esta vez no en Francia, sino en Belén.”
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La Biografía.
(fragmento) Oh corazón ardiente.
Ed. Trotta.
Comentarios desactivados en “A la escucha, en pleno coronavirus”, por Gabriel Mª Otalora
De su blog Punto de Encuentro:
Somos seres complejos a los que influye la realidad que nos circunda. No somos máquinas, por lo que la pandemia afecta a nuestra realidad integral.
El problema es que llevamos tiempo creyéndonos que para todo tenemos solución, que lo controlamos todo; incluso algunos han puesto cerco a la muerte buscando la inmortalidad o al menos un mayor control sobre la vida humana. Se ha perdido la actitud humilde capaz de asombrarse por tantas cosas y de aceptar aquello que no podemos domeñar como lo habíamos previsto. La gran cuestión de fondo en este tiempo de coronavirus es que no sabemos qué hacer y esto no lo soportamos (aceptamos). Por tanto, algunos lo viven como perfectos insolidarios manifestando así su arrogancia. Y algunos otros no pueden reconocer su limitación con la covid-19 dando muestras de un desconcierto al darse cuenta que la existencia no estaba controlada.
Algunos países “avanzados” no ven nada mal salvaguardar la actividad económica a costa de que caigan los más débiles. Así se aliviaría, de paso, el coste en las pensiones. No sería la primera vez que se opta por deshumanizar la realidad con decisiones de guante blanco.
No estamos acostumbrados a que una pandemia se cebe sobre todo en el Primer Mundo, donde el virus continúa actuando con gran profusión. El estupor crece cuando al abrir la mano a las relaciones sociales, se colapsa la atención sanitaria y crecen las muertes; pero si reducimos la presencia en la calle para mejorar la salud, el desplome económico general está asegurado. Esta tercera ola del virus nos ha descolocado.
Por otra parte, la vacuna logrará avances, pero hay que esperar más de lo que creíamos: esperar a la vacunación masiva de la población, a verificar la calidad de su preparado, a que los resultados logren la ansiada normalidad… Es decir, que 2021 va a ser largo y difícil. El cansancio y el desánimo por lo ya padecido es evidente. No son tiempos fáciles para moverse y menos con la falta de humildad de las grandes potencias tecnológicas cuyo poder es insuficiente para acabar con la covid-19: Alemania, Gran Bretaña, Estados Unidos… No está tan cerca convertir la covid-19 en un virus que se cura con un sencillo medicamento de farmacia.
¿Nos engañan? Creo que no, simplemente es que no saben qué hacer para domeñar la pandemia. Y la soberbia obnubila, viendo como el Tercer Mundo está menos afectado, con la rémora de que, si no le damos vacunas, este virus o alguna de sus mutaciones volverá a expandirse entre nosotros. De momento, la tecnología disponible no basta y, lo que es peor, tampoco queremos modificar un ápice el estilo de vida, aunque sea insolidario e injusto, incluso para muchos habitantes del Primer Mundo.
Precisamente porque hemos sufrido una prueba acelerada de nuestra vulnerabilidad, habría que construir mecanismos de confianza desde la humildad solidaria. Y esto es lo que ha fallado casi por todas partes. Desde luego que los cristianos no hemos estado a la altura, demasiadas veces, a pesar del faro del profeta Francisco que nos ilumina como un pastor y no como un jerarca. La euforia basada en que “Ya queda poco” o “Esto ha sido un mal sueño”, se desinfla y cada día aumenta el número de quienes no aguantan más trabajando a distancia y de quienes sienten la necesidad de ver a la gente, que el contacto es necesario para avanzar y que es difícil crear complicidades en lejanía. Cara a cara las complicidades crecen, y los humanos estamos hechos de sensaciones y de relaciones.
Nos han quitado libertades por una causa superior y no acabamos de aprender la importancia de la solidaridad real. Los cristianos tampoco reflexionamos, en serio, si tenemos deberes morales en torno a esta pandemia, si Cristo nos quiere decir algo a través de ella, si el sufrimiento que estamos viviendo, lejos de ser un castigo, debe vivirse como un aprendizaje. Si recuperamos la apertura del corazón en oración de escucha, con verdadera humildad, estos versos cobran todo su sentido:
A eso de caer y volver a levantarte,
De fracasar y volver a empezar,
De seguir un camino y tener que torcerlo,
De encontrar el dolor y tener que afrontarlo,
A eso no le llames adversidad, llámale sabiduría.
A eso de sentir la mano de Dios y sentirte impotente,
De fijarte una meta y tener que seguir otra,
De huir de una prueba y tener que encararla,
De planear un vuelo y tener que recortarlo,
De aspirar y no poder,
De querer y no saber,
De avanzar y no llegar.
A eso no le llames castigo, llámale enseñanza.
Comentarios desactivados en ” Y Leo Classen habló”. Primer testimonio de un triángulo rosa”.
Portada del libro ‘Y Leo Classen habló. Primer testimonio de un triángulo rosa’
El testimonio más antiguo de un prisionero gay en un campo de concentración nazi: torturas, castraciones y experimentos
En ‘Y Leo Classen habló’, el investigador Carlos Valdivia reúne y publica por primera vez el testimonio de un médico católico y homosexual que resistió al nazismo.
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No es extraño ver en las manifestaciones ultraderechistas y negacionistas a grupos ondeando banderas con cruces gamadas; también el pasado 12 de octubre, a lo largo del día de la fiesta nacional, pudo verse este tipo de símbolos izarse impunemente en las manifestaciones promovidas por el partido de ultraderecha VOX. Por eso, es muy necesario que sigan apareciendo testimonios como el que nos ocupa. No podemos permitir que se siga extendiendo el discurso del odio. Por eso… comprad el libro y leedlo.
El editor y traductor Carlos Valdivia rescata de una biblioteca alemana los textos que el superviviente Leo Classen escribió en 1955 y que ahora publica la Editorial Egales.
Carlos Valdivia cuenta que mientras visitaba la exposición Auschwitz. No hace mucho. No muy lejos, se dio cuenta de que un cartel que cuantificaba por centenares de miles las fatídicas muertes de judíos, gitanos, serbios, personas con discapacidad, etcétera, solo citaba “varios miles de homosexuales”. Este cálculo aproximado le incitó a ahondar en las cifras. Importantes investigadores aseguran que rondarían los 5.000 – 15.000 enviados a campos de concentración y tan solo 50.000 enviados a prisión, pero el propio Heinrich Himmler, uno de los principales líderes del partido nazi, se jactaba de haber eliminado a un millón de homosexuales.
Leo Classen publicó entre 1954 y 1955 una serie de artículos en la revista homoeróticaHumanitas sobre su paso por el campo de concentración de Sachsenhausen-Oranienburg. Estos textos han permanecido inéditos hasta el momento tanto en alemán como en español u otras lenguas. Supone el testimonio más antiguo conocido escrito por un superviviente homosexual de un campo de concentración nazi.
“El pan y la muerte fueron dos de los pilares de nuestra existencia allí. No teníamos nada más a lo que agarrarnos. Lo que había fuera, lo que una vez habíamos llamado vida, quedaba lejos, muy lejos, no como el olor de la sangre y la putrefacción, de la agonía y la maldad que nos rodeaban allí, donde nos arrastrábamos bajo la corona de espinas con huesos estridentes de una mañana gris a otra, y nunca más se hizo la luz…”
“Hay experiencias que destrozan el cuerpo y el alma hasta tal punto que los sismógrafos de los sentimientos recitan sus datos y sin resistencia ni clemencia revelan a los hombres su horrible destino y los aplastan. La completa disolución y degradación de la personalidad era el objetivo de cada proyecto que aquí narraré”. Así empieza el primero de los devastadores textos inéditos de Leo Classen, superviviente homosexual de un campo de concentración nazi.
De él sabemos que nació en 1906 en una familia socialdemócrata, que fue médico y que ingresó en Sachsenhausen-Oranienburg (Brandenburgo) a los 35 años. Menciona que llevó consigo un diario desde 1939 hasta 1945, lo que lleva a pensar, a juzgar por las fechas, que antes de entrar en Sachsenhausen pasó por otro campo -de hecho, es seguro que estuvo un mes en Natzweiler-.
Si bien es cierto que las relaciones sexuales entre hombres estaban castigadas en Alemania por el artículo 175, el país y, sobre todo, Berlín, había generado a finales del XIX y principios del XX una subcultura, intelectual y reivindicativa, para el colectivo. El investigador Robert Beachy, que publicó en 2015 ‘Gay Berlín‘, un análisis de aquella época, explicaba en esta entrevista a El País que “la ley penaba los actos sexuales entre hombres, pero no prohibía los clubes, bares u otros lugares de encuentro. La policía los vigilaba, pero estaba obligada a tolerarlos. Precisamente por este acoso, los activistas empezaron a organizar protestas y esta subcultura comenzó a hacerse más visible”.
La llegada de Hitler al poder en enero de 1933 ya había supuesto un tajo por la raíz a las aspiraciones de los movimientos homosexuales de la época. Una de sus primeras medidas, en febrero, fue prohibir esas asociaciones. Dos meses después, los nazis arrasaron con el Instituto para el Estudio de la Sexualidad en Berlín. Se trataba de un fondo de más de 20.000 volúmenes y 35.000 fotografías, creado por el médico y sexólogo Magnus Hirschfeld, una de las figuras claves de esa subcultura berlinesa y responsable de algunos de los primeros estudios sobre la homosexualidad. “Fue una de las grandes pérdidas del movimiento”, lamenta Valdivia.
Del trabajo de Hirschfeld (1868-1935) las autoridades nazis solo conservaron aquellos documentos que podían servirles para engrosar las llamadas “listas rosas”, con los nombres de homosexuales que serían purgados en los campos de concentración. Para estas listas, la policía nazi utilizó también la información de las comisarías relativa al artículo 175. En 1936, el oficial Heinrich Himmler, que llegó a presumir de haber acabado con un millón de homosexuales, creó la Oficina Central del Reich para Combatir el Aborto y la Homosexualidad.
Leo Classen atravesó las puertas del infierno el 15 de febrero de 1942. Bajo los pies, la pisoteada y sucia nieve del invierno en Brandemburgo. En la verja que da paso al campo de concentración de Schasenhausen, una burla: “El trabajo os hará libres”. En su uniforme rayado, un triángulo rosa invertido que le identificaba como homosexual y le colocaba en el estrato más bajo entre quienes parece que ya no pueden sufrir más.
“Ahí estábamos: pobres, enfermizos y cansados. El frío sol del invierno molestaba a los ojos, que empezaron a llorar con miedo, con rabia, con vergüenza, con tristeza”, escribiría Classen unos años después en una revista de temática homosexual llamada ‘Humanitas‘. Los textos, publicados entre 1954 y 1955 y sin apenas difusión, suponen el testimonio más antiguo de un prisionero homosexual en un campo de concentración nazi. Su voz, su palabra y su memoria, no exenta de carga poética y simbólica, son ahora rescatadas gracias a la investigación de Carlos Valdivia Biedma, que ha reunido su excepcional trabajo en Y Leo Classen habló (Editorial Egales).
Valdivia encontró el primer rastro sobre Classen casi por casualidad, a través de un enlace de Wikipedia que, reconoce, “no suele ser la fuente más fiable“. Ese breve artículo de menos de 100 palabras en el que se mencionaban siete textos, su fecha de nacimiento, el 26 de junio de 1906 y su formación en medicina, le puso sobre la pista. “Comencé a tirar del hilo y me pareció raro que solo se mencionara en una nota a pie de página. Empecé a hablar con bibliotecas alemanas y a buscar esos documentos”.
Finalmente, Valdivia dio con los textos originales que se encontraban olvidados en una biblioteca de Hamburgo. “Me di cuenta de que merecían la pena. No son solo unos textos de un valor histórico incalculable, porque son inéditos y lo que cuenta es muy duro, sino que nos ofrecen mucha información sobre cómo trataban a los presos homosexuales, con castigos diferentes”, explica en conversación con elDiario.es.
Portadas de la revista de temática homosexual ‘Humanitas’
Classen habla en sus artículos de las llamadas “acciones rosas”: “Es decir, se agrupó a los homoeróticos en comandos de exterminio y se les sometió a la disciplina del campo triplicada, lo que significó a su vez menos comida, más trabajo y una supervisión aún más estricta”. Estas acciones incluían, según este testimonio, la prohibición de entrar a la enfermería para los prisioneros homosexuales, experimentos médicos, torturas, castraciones, penetraciones con maderas astilladas, jugar a los dardos con jeringuillas usando como diana a un homosexual, experimentos químicos, y juegos macabros por parte de los guardias. Uno de los ‘juegos’ más sádicos que encontré entre las páginas del ensayo fue el siguiente: Los guardias se entretenían con el “dispara al que escapa”: un macabro juego que consistía en ordenarle a un preso que fuese a la valla y dispararle por el pretexto de que “intentaba huir”. “Por cada prisionero muerto en este juego, el ganador -que sólo lo era si le acertaba en la cabeza- recibía cinco marcos imperiales y tres días de permiso”.
Los llamaban “delincuentes sexuales”, “errores biológicos de nuestro dios”, e insistían en que ellos debían ser los primeros en “ser sacrificados”.
“Los desnudaban, mojaban y dejaban durante una hora a la intemperie de noche en enero, así como codiciados conejillos de Indias para experimentos médicos. La primera tarea de los prisioneros con el triángulo rosa fue la de mover nieve con las manos desnudas de un lado para otro de la calle que había entre los barracones”.
El primero de estos artículos se titula La corona de espinas -prueba del catolicismo del autor- y arranca en 1942, cuando, “junto con otros 300 triángulos rosas, se le convoca y destina a la compañía disciplinaria encargada de trabajar en la fábrica de ladrillos”. La labor consistía en llenar vagones con arcilla y empujarlos por la ladera hasta la fábrica, desde las cinco de la mañana hasta las cinco de la tarde. Detalla el investigador que sólo era “una excusa para exterminarlos” -en dos meses, el grupo se había reducido a un tercio-, y así, además, los explotaban construyendo infraestructuras para la nueva Alemania de Hitler.
“El pan y la muerte fueron dos de los pilares de nuestra existencia allí. No teníamos nada más a lo que agarrarnos”, escribe Leo Classen. “Lo que había fuera, lo que una vez habíamos llamado vida, quedaba lejos, muy lejos, no como el olor de la sangre y la putrefacción, de la agonía y la maldad que nos rodeaban allí, donde nos arrastrábamos bajo la corona de espinas con huesos estridentes de una mañana gris a otra, y nunca más se hizo la luz…”.
Articulos de Leo Classen publicados en la revista Humanitas entre 1954 y 1955
En su segundo y tercer artículo se refiere a la “doble marginación dentro del campo de los triángulos rosas”: los torturaban tanto los oficiales nazis como sus propios compañeros, que también abusaban de ellos. “Se les daba menos comida, se triplicaba su trabajo y se los sometía a múltiples experimentos médicos denominados ‘acciones rosas’”, como apunta Valdivia. Aquí un extracto:
“¿Qué hay de los prisioneros que además fueron destruidos con una sádica crueldad física y mental solo porque vivían y amaban de acuerdo con la ley natural de sus inclinaciones y que por lo demás no eran ni antisociales ni criminales ni opositores políticos? Me refiero a los que llevan el triángulo de la vergüenza, que no fueron tratados ni como personas ni como animales y que fueron declarados proscritos. ¡Los homoeróticos! No estaban para nada preparados para amar a su pueblo y a su patria, pero solo podían hacerlo como miembros libres y dignos de la comunidad de los vivos.
Y no se volvió a hablar ni de la libertad ni de la dignidad humana, especialmente entre aquellos que habían sido designados sacrificios de sangre para asegurar el restablecimiento de la moralidad y la decencia (como denominaron su programa de asesinatos). Se puede matar sin crear cadáveres, y algo así le pasó a la gente homoerótica, y a esto se lo llamó corrección legal de la inferioridad biológica. ¡Esclavitud! ¡Hambre! ¡Burla! ¡Castración! Estos fueron algunos de los hitos en el sufrimiento de estos desafortunados prisioneros en prisión preventiva”.
‘Y Leo Classen habló‘ arroja luz sobre otro hecho que escapa a la homofobia institucional y que, aunque puede imaginarse, él verbaliza así: “Poco se sabe sobre el especial odio, la persecución y la tortura intramuros a los que condenaron los presos a sus propios compañeros de celda: ¡los homosexuales!”. Describe así el aislamiento dentro del campo de concentración que padecían aquellos con el triángulo rosa, burlados por oficiales y prisioneros. “El grupo de condenados estuvo privado de la protección hombro a hombro de sus compañeros”, lamenta.
En el cuarto artículo, Classen relata el uso de prisioneros vivos para probar remedios contra las quemaduras de fósforo: total, los triángulos rosas eran considerados “infrahombres” por los nazis, que también infligieron sobre ellos otros experimentos que se considera “incapaz de relatar” pero que sentencia con un: “¡No volvamos a matar nunca jamás!”.
El quinto artículo, titulado Ecce homo o las puertas del infierno -de nuevo sus referencias bíblicas-, detalla cómo les afeitaron las cabezas al llegar al campo de concentración, cómo les calzaron los uniformes de rayas y les sometieron a palizas y burlas, antes de marcarlos, como a reses, con el triángulo rosa y un punto negro en el uniforme. Aquí otro extracto:
“Nos afeitaron y nos ‘guisaron’. Como cerdos en el basurero…
—Vuestros días de felicidad deben acabar —se burlaron—, y después leed las letras de bronce que cuelgan, de manera invisible pero insistente para vosotros, sobre la puerta de hierro: ‘¡Aquí vuestra voluntad será quebrantada!’.
¡Y todo acabó! Todo lo que amábamos: la libertad, la seguridad, la humanidad. ‘Acabar con los días de felicidad¡, se llama aquí. ¡Se había abierto la segunda puerta al infierno! Nos recibieron con los nudillos”.
“El sexto artículo narra la ejecución de tres triángulos rosas ajusticiados en la horca por intentar escapar: Scharley, Hans y Herbert. Aprovecha el tema para referirse al silencio guardado por otros presos, entre los que se incluye, y que considera de alguna manera cómplices de tal crimen”, contextualiza Valdivia.
“¡Tres camaradas! ¡Tres jóvenes muchachos en flor! Jóvenes que no habían hecho nada más que, como todos los hombres presos, guardar en su corazón un deseo y anhelo hasta verlo cumplirse un día: ¡huir libres! Pero ya no había libertad por la que valiera la pena huir. La muerte, la violencia y el odio estaban por todas partes. Ni siquiera más allá de los altos muros quedaba ningún refugio. Alemania se había convertido en un desierto de cuya arena caliente salían las llamas de la perdición.
(…)
Antes de permitirles morir, los cubrieron de burlas y mofas, enterrados vivos en dolor y angustia. Les provocaron sed con comida salada y los azotaron en el potro, después les ataron un gran tambor al cuello que tenían que golpear y gritar: ‘¡Hurra! ¡Hemos vuelto! ¡Hurra! ¡Hurra! ¡Hurra!’. Convertidos en estatuas de sal, hicimos una pausa silenciosa y lanzamos nuestra compasión y nuestro tormento hacia el cielo glorioso (…) El silencio se cernió sobre nosotros y oscureció el sol naciente. Cum tacent, clamant (‘Cuando callan, gritan’)… ¡sólo en ese momento conseguí entenderlo! ¡Scharley, Hans, Herbert! ¡Tres compañeros! ¡Tres amigos! ¡Tres de los nuestros! Homosexuales…”.
Es complicado establecer una cifra aproximada de homosexuales que fueron recluidos o asesinados en campos de concentración durante el nazismo. Tras la liberación de los campos, la homosexualidad seguía estando estigmatizada y estas víctimas fueron, una vez más, las que obtuvieron peor reparación. En la exposición ‘Auschwitz. No hace mucho. No muy lejos‘, una de las más importantes sobre el Holocausto celebrada en España en los últimos años, se hablaba de “varios miles”.
“Varios miles” que demuestran la falta de precisión e investigación sobre este colectivo en y después del Holocausto. Una inexactitud sobre la que Valdivia trata de arrojar luz citando diversos estudios, publicados en los últimos años, en los que se habla de 50.000 condenados y entre 5.000 o 15.000 varones presos homosexuales asesinados en campos de concentración. “El porcentaje de mortandad de los homosexuales encarcelados por los nazis era, al parecer, relativamente más alto, en los campos y tras la liberación, que el de otros grupos perseguidos”, publicó el escritor e investigador Richard Plant en su libro ‘The Pink Triangle‘.
Estas impresionantes traducciones adquieren aún más enjundia gracias a la introducción en la que el autor de Y Leo Classen habló, Valdivia, repasa la situación del colectivo LGTBI previa a la dictadura nazi y el paso de los hombres homosexuales por los campos de concentración alemanes. Lo más escalofriante es que a día de hoy apenas se han recopilado datos y cifras sobre el número de víctimas homosexuales que cayó en manos del nazismo.
El de Classen, que falleció en 1972, es el testimonio más antiguo que se publica de un triángulo rosa, pero no el único. Hasta la fecha han relatado sus memorias en los campos nazis otros tres hombres, con perspectivas diferentes pero puntos en común. En 1972, Josef Kohout publicó, con la ayuda del escritor Heinz Heger, ‘Los hombres del triángulo rosa: memorias de un homosexual en los campos de concentración nazis‘; en 1994, Pierre Seel escribió sus memorias -las únicas de un superviviente gay francés-, junto al periodista Jean Le Bitoux; y en 2010, Rudolf Brazda, el único superviviente homosexual con una placa en su honor, publicó ‘Rudolf Brazda, itinerario de un triángulo rosa‘, con el escritor Jean-Luc Schwab. Los tres únicos homosexuales que, según sabemos hoy, sobrevivieron al exterminio nazi y compartieron su desgarro por escrito.
“Fíjate, cuatro testimonios. Son los grandes olvidados de esta recuperación de la memoria histórica”, llama la atención Carlos Valdivia. Muy pocos si se compara con la exposición y el estudio de otros colectivos perseguidos durante el nazismo. “Los cuatro hacen mucho hincapié en que después del Holocausto se han estudiado muchísimas cosas, pero no a los triángulos rosas”, explica. Un hecho que puede explicarse, en parte, por la homofobia, legal y social, imperante también tras la II Guerra Mundial. En Alemania, el artículo 175 no dejó de castigar las relaciones entre hombres adultos hasta 1969 y siguió en vigor hasta 1994. Como tras la liberación de los campos las relaciones entre hombres siguieron siendo delito, a algunos supervivientes homosexuales se les llegó a recomendar cambiar el color de su triángulo para optar a una pensión. Kohout, por ejemplo, no la consiguió hasta 1992.
Los movimientos de liberación LGTBI en auge, principalmente, en Estados Unidos a partir de los años 70 y 80 favorecieron la conciencia de la persecución que habían sufrido los homosexuales a lo largo de la historia. Fue entonces cuando el triángulo rosa invertido se resignificó como un símbolo del colectivo, que reclamó con más fuerza su visibilidad.
El de Classen es un testimonio crudo de la violencia y el horror que vivieron los hombres homosexuales en los campos de concentración. “No consigo recordar ningún proceso de abandono tan sombrío en el libro de la historia de la humanidad que haya dejado tal rastro de sangre y lágrimas como lo hizo aquella fábrica de ladrillos”, dice en referencia a la fábrica del campo a la que se les enviaba a trabajar hasta la extenuación, a morir, como parte de la “acción rosa”.
Pero, pese a ese intento por quebrar su voluntad y a que “es imposible expresar con palabras actos tan viles”, se desprenden de los textos de Classen, del que se sabe poco más que su fecha de nacimiento y de defunción, reivindicaciones de las que el colectivo LGTBI lleva años haciendo bandera: “Perdóneme, querido lector, si le recuerdo una y otra vez las instituciones y los sucesos ocurridos durante el Reich de los doce años y le ruego que nunca repita, tolere o admita los métodos y las medidas aplicados durante esa época, porque tan solo mediante el conocimiento y la observación se podrá proteger el futuro para evitar la repetición y los efectos del pasado”.
FICHA TÉCNICA
Editorial: Egales ISBN: 978-84-18501-18-0 Fecha de edición: 2021 País: Idioma: Castellano Encuadernación: Rústica Dimensiones: 12 cm x 20 cm Nº páginas: 124 Materias:Biografía/Memorias/Diarios/Cartas / Ensayo /
Carlos J. Valdivia Biedma (Priego de Córdoba, 1993) se graduó en Traducción e Interpretación por la Universidad de Córdoba, y cursó un máster de Traducción Literaria por la Universidad Complutense de Madrid. A la vez que realizaba estos estudios, comenzaba a desarrollar una latente faceta artística, bajo el pseudónimo artístico Aplatie, término francés que hace referencia a los fondos lisos de la mayoría de sus obras, de estilo minimalista y neopop. Son temas recurrentes en sus retratos la cultura pop española y extranjera, la religión, lo queer y el lenguaje del cómic.
Comentarios desactivados en Hijo de un asesor presidencial homofóbico de Nigeria sale del armario como gay.
Bolu Okupe y su padre Doyin Okupe.
Frente al odio y la intolerancia de parte de la sociedad, el colectivo LGTBI todavía tiene grandes cotas de libertad por conquistar a lo largo de todo el planeta, también en nuestra propiea sociedad. Bolu Okupe, hijo del político Doyin Okupe, no ha querido resignarse y se ha lanzado a plantar cara a su propio padre para lanzar a los cuatro vientos su orientación sexual y combatir las proclamas que su progenitor lanza a diario.
Bolu Okupe, el hijo de un ex alto asistente presidencial nigeriano, se declaró homosexual, lo que llevó a su padre, vehementemente homofóbico, a lamentar el “desafío espiritual” que se avecina, después de que expresó su desaprobación hacia su hijo, Bolu Okupe, dijo que es un “AF gay” en una publicación viral de Instagram.
Sosteniendo triunfalmente una bandera del Orgullo LGBT + detrás de él, un Bolu sin camisa, anunciaba al mundo: “Sí, soy gay AF”. Okupe es entrenador personal y actualmente vive en Francia. A través de su cuenta personal de Instagram ha publicado, ataviado únicamente con un bañador de los colores de la bandera arcoíris (y portando una bandera de los mismos colores) que es abiertamente gay. De hecho, junto a la instantánea, ha escrito el siguiente lema: “Gay AF”: “Gay as fuck”, indicando que está completamente orgulloso de cómo es.
El joven nigeriano ha tenido que soportar todo tipo de comentarios a su publicación. Sin embargo, lejos de acobardarse, primero ha respondido, quizás pensando que no iba a tener tanta repercusión, hasta que finalmente los ha desactivado.
Pero el padre del joven de 27 años, Doyin, ex asistente especial en medios y publicidad del ex presidente Olusegun Obasanjo, quien calificó el hecho de ser gay como “no bíblico y no africano“, no quedó impresionado. En Twitter, Doyin escribió: “Hace tiempo que soy consciente de que esta es su nueva orientación. Él sabe que como cristiano y testigo de Cristo (evangelista) me opongo con vehemencia a la homosexualidad, ya que es contraria a los preceptos declarados de mi fe cristiana. Para mí, miro más allá de la superficie o de lo físico. Aquí veo un gran desafío espiritual por delante, pero sé que mi Dios vive, toda esta saga terminará en Alabanza al Todopoderoso Jehová a quien sirvo día y noche “.
I have been aware of this his new orientation for a while now.
He knows that as a Christian and a witness for Christ ( an evangelist) I am vehemently opposed to homosexuality as it runs contrary to the avowed precepts of my Christian faith.
El líder político agradeció todos los comentarios de apoyo y de pésame, por el infortunio de la homosexualidad y aquellos que decían: es demasiado bueno como para ser gay, ese no es el camino.
Pero, afortunadamente, un comentario le tocó la fibra de padre. Uno de sus seguidores criticaba a su hijo y hasta lo amenazaba de muerte. Pero Bolu sufrió duras críticas por parte de los usuarios de las redes sociales y de su propia familia, y un usuario de Instagram dijo que si estuviera en Kenia sería “un cadáver”. Doyin Okupe le respondió: “Toda tu mentalidad es trágica. ¿Tu religión te ha convertido en un imbécil psicótico que realmente cree que está bien matar gente? Primero, dijo que se quedara en Francia con su estupidez. Señor, ¿quién cree que le dio el cristianismo a los africanos?”, asegura la BBC.
Unos días después, publicó otro post en Facebook donde su hijo aparecía en una lista de los 100 africanos más influyentes. A partir de aquí parecía haber cambiado algo de opinión: “Bolu seguirá siendo celebrado en mi muro, en Nigeria y a nivel mundial, en el nombre de Jesús […] Bolu no es un criminal, vive en Francia, donde la homosexualidad no es delito”.
“Los franceses y los ingleses te empujaron a la religión que estás llamando”, agregó, reflexionando sobre el inquietante legado del colonialismo británico, donde los códigos penales de larga data permanecen como artefactos de Inglaterra que prohibían la homosexualidad en el siglo XVI. “Estás delirando”, agregó Boyu. “Espero que algún día te eduques. Si no, no me importa, morirás ignorante y en el lado equivocado de la historia “.
En Nigeria, la gente queer se enfrenta a la amenaza inminente de 14 años de prisión y la pena de muerte, con jefes de organizaciones benéficas de derechos humanos que dicen que la homosexualidad “es una pulgada más alta” que el incesto y con unidades policiales que los abusaron y torturaron brutalmente.
Después de todo, el país se encuentra entre los países más peligrosos del mundo para las personas LGBT +.
Estas noticias lamentablemente no son novedad en el país africano. De hecho, esta redada se suma a otras similares. Recientemente, seis personas fueron arrestadas con los mismos cargos. Fue en el estado de Abia, donde de nuevo se enfrentan a penas de cárcel. Hace un año recogíamos en esta página la detención de otras 40 personas tras participar en un evento informativo sobre el VIH. Y en abril de 2017 nos hacíamos eco de la detención de otras 53 personas, acusadas de haber participado en una «boda gay». La mayoría de los detenidos eran jóvenes de entre 20 y 30 años.
Todas estas detenciones se dan bajo el amparo de un Estado que es agente perseguidor. En Nigeria, país con un influyente movimiento evangélico cristiano en el sur y un fuerte apoyo a la ley islámica en el norte, las relaciones homosexuales se castigan con penas que pueden llegar hasta los 14 años de cárcel o incluso hasta la muerte por lapidación en los estados del norte en los que además se aplica la sharía o ley islámica (el estado de Kaduna, de hecho, es uno de los que aplican en parte de su territorio). El pasado mes de abril recogíamos que 53 personas fueron detenidas en el país, acusadas de haber participado en una “boda gay”. La mayoría de los detenidos eran jóvenes de entre 20 y 30 años, que ya prestaron declaración ante el juez y que todavía esperan que se dicte sentencia.
Asímismo cabe recordar que a principios de 2014 el presidente Goodluck Jonathan promulgó una ley, que agrava el tratamiento penal para cualquier actividad relacionada con la realidad LGTB. Desde su entrada en vigor, de hecho, no han cesado de sucederse los actos de barbarie de la población civil contra las personas LGTB de Nigeria, alentados por los líderes políticos y religiosos, que han creado un ambiente de profunda homofobia social. Hemos informado de algunos de estos terribles hechos, aunque es de suponer que la información de la mayoría de este tipo de actos execrables no alcance a los medios de comunicación occidentales.
Así, por ejemplo, en enero de 2014, una multitud de miles de personas rodeaba un tribunal islámico, donde se juzgaba a once hombres acusados de practicar la homosexualidad, exigiendo su ejecución inmediata. Meses después, cuatro de los detenidos, que confesaron los hechos probablemente bajo tortura, fueron condenados a recibir públicamente 15 latigazos y al pago de una multa o un año de prisión. En febrero del mismo año, otra horda enfurecida asaltó los domicilios de doce homosexuales en la capital, Abuja, a quienes terminaron por arrancar de sus casas y golpearles incluso ante las puertas de la comisaría local. En las mismas fechas, en la localidad sureña de Port Harcourt, otros dos homosexuales fueron arrastrados fuera de su hogar y obligados a realizar actos sexuales ante una multitud agresiva.
En marzo de 2016, una turba violenta atacó a 20 jóvenes de quienes sospechaban, por su aspecto afeminado, que eran homosexuales. Todos ellos habían sido arrastrados fuera de sus casas y reunidos para golpearlos sin compasión. La brutal paliza a que les sometieron hizo temer por sus vidas. Ninguna de las víctimas quiso presentar denuncia, por temor a las represalias de sus agresores y por no enfrentarse al estigma de ser considerados homosexuales públicamente. En mayo, seis jóvenes fueron detenidos en Benin City acusados de mantener relaciones sexuales.
En el mes de octubre del mismo año, fue detenido un hombre acusado de mantener relaciones homosexuales, tras negarse a ser víctima de un chantaje. Al parecer, todo fue urdido por una pareja de madre e hijo, que se dedican a extorsionar a homosexuales con la amenaza de denuncia. Tras la negativa, la Policía procedió casi inmediatamente al arresto.
Posteriormente, en diciembre dimos la noticia de que un magistrado del Tribunal de Damaturu, la capital del estado de Yobe, había condenado a cinco hombres a sendos siete años de prisión por haber mantenido relaciones sexuales con personas de su mismo sexo.
Actuaciones de este tipo provocaron que el Parlamento Europeo aprobara en marzo de 2014, con el acuerdo de los principales grupos, una resolución de condena a las leyes homófobas de Uganda y Nigeria. El texto de la resolución solicitaba su derogación y proponía que si no había marcha atrás se suspendiese a los dos países del acuerdo de Cotonú sobre intercambio comercial y asistencia entre la Unión Europea y los estados de África, Caribe y Pacífico.
Sin embargo, la directora del programa africano del Centro Europeo para la Gestión de Políticas de Desarrollo (ECDPM), Faten Aggard-Clerx, muy crítica con lo que considera una postura hipócrita de la Unión Europea, se preguntaba, en referencia a Nigeria, si el organismo europeo está dispuesto a “mantener sus valores a pesar de sus intereses en algunas partes de África”. Aggard-Clerx denunciaba que la Unión Europea no había alzado la voz contra las leyes homófobas aprobadas en Etiopía en 2004, pero sí lo hacía una vez que las condenas por homosexualidad iban a carecer de la posibilidad de indulto. También ponía el ejemplo del presidente de Uganda, Yoweri Museveni, muy criticado por aprobar una ley fuertemente homófoba, pero alabado por su papel en Sudán del Sur.
Parece haber servido de poco, sin embargo. En enero de 2017 nos hacíamos eco de un informe de la organización The Initiative for Equal Rights, que denunciaba hasta 152 graves vulneraciones de los derechos humanos de la población LGTB entre diciembre de 2015 y noviembre de 2016. Evidentemente, se trata de las denuncias que han llegado a conocimiento de las organizaciones de defensa de los derechos humanos. En un país en el que la homosexualidad está fuertemente castigada por el Código Penal y sufre un fortísimo rechazo social, el número real es con seguridad mucho mayor.
Comentarios desactivados en Una mujer trans fue asesinada en el barrio Tintala, en Bogotá
Verónica Solano (Archivo Particular)
El caso fue denunciado en redes por la Red Comunitaria Trans. Es el segundo que se registra en 2021.
Verónica Solano, mujer trans asesinada en el barrio Tintala.
La Fundación Red Comunitaria Trans, organización que trabaja por los derechos de la población trans en Colombia, denunció este jueves un nuevo asesinato de una persona con experiencia de vida trans.
Se trata de Verónica Solano, una mujer trans, cuyo cuerpo, según esa organización, “fue encontrado sin vida y con varias heridas con arma blanca” en el barrio Tintala, de la localidad de Kennedy, en Bogotá.
La Red Comunitaria Trans advirtió a través de sus redes sociales que “su cuerpo muestra que hubo dolor, sufrimiento, prejuicio, odio, sanción a su construcción identitaria, y nos exige verdad, justicia, reparación y no repetición”.
De igual forma, les pidió a la Procuraduría, la Fiscalía General, la alcaldía de Bogotá y la Personería de Bogotá adelantar las respectivas investigaciones. “Que la muerte de Verónica no quede en la impunidad”, señalaron desde esa organización.
El de Verónica es el segundo caso que se conoce este año de una una persona con experiencia de vida trans asesinada en Colombia.
El primero, como lo reportó este diario, se registró el sábado 2 de enero, cuando Samantha, una mujer tras que trabajaba como estilista en Mariquita, Tolima, fue atacada por hombres armados que se movilizaban en una motocicleta y huyeron del lugar sin ser identificados.
Según un conteo que adelantó la Red Comunitaria Trans, en 2020 se documentaron 32 casos de personas trans asesinadas en el país.
En principio se tenía conocimiento de 31, pero hace unos días esa organización informó de otro caso que se registró el pasado 30 de diciembre en Ipiales, Nariño. La víctima se llamaba Erika y, según se denunció, “recibió golpes, puñaladas en el cuello y hubo violencia sexual”.
Sin embargo, varias organizaciones han advertido que hay un subregistro y que la cifra de personas trans asesinadas en razón de su identidad de género es, seguramente, más alta.
⚠️No ha termina enero y ya tenemos que registrar el segundo asesinato del año. ¡Que impotencia!
El cuerpo de Verónica Solano fue encontrado sin vida y con varias heridas con arma blanca en el barrio Tíntala. La mataron a punta de puñaladas…su cuerpo muestra que hubo dolor, sufrimiento, prejuicio, odio, sanción a su construcción identitaria, y nos exige verdad, justicia, reparación y no repetición.
Nos siguen matando por construirnos como mujeres libres. Las persona…
Comentarios desactivados en Rachel Levine sufre una campaña de desprestigio transfóbico
Dra. Rachel Levine.
Más de 350 defensores de LGBT + y expertos en salud han instado al Senado a confirmar a la Dra. Rachel Levine de inmediato, en medio de una campaña de difamación transfóbica en su contra.
Levine fue nominada como subsecretaria de salud y servicios humanos por Joe Biden la semana pasada y, de ser confirmada, se convertiría en la funcionaria trans de más alto rango en la historia de Estados Unidos.
Sobre su nominación, el presidente Biden dijo en un comunicado: “La Dra. Rachel Levine aportará el liderazgo constante y la experiencia esencial que necesitamos para que las personas superen esta pandemia, sin importar su código postal, raza, religión, orientación sexual, identidad de género o discapacidad. – y satisfacer las necesidades de salud pública de nuestro país en este momento crítico y más allá. Ella es una elección histórica y profundamente calificada para ayudar a liderar los esfuerzos de salud de nuestra administración“.
Pero desde su nominación, Levine ha sido objeto de una implacable campaña de difamación transfóbica por parte de conservadores anti-LGBT +.
Aparentemente obsesionados con su género en lugar de su experiencia médica y su increíble historial en la lucha contra el COVID-19 en Pensilvania, los comentaristas de derecha en repetidas ocasiones han confundido y nombrado a Levine.
El presentador de Fox News, Tucker Carlson, se refirió al género de Levine como su “orientación sexual o vida sexual o lo que sea, su vida personal”, mientras que Ben Shapiro, fundador de la publicación de derecha The Daily Wire, la describió en un tweet como “un hombre biológico que cree que es una mujer ”.
El medio de extrema derecha Breitbart también nombró y confundió a Levine, quien ganó el premio PinkNews por Frontline Hero el año pasado, cuando anunció su nominación.
En respuesta, cientos de defensores de LGBT + y expertos en salud celebraron la nominación de Levine y pidieron su confirmación lo antes posible, según them.
Escribieron: “Como secretario de salud del sexto estado más poblado del país, el Dr. Levine trabaja habitualmente con la oficina del subsecretario de salud para construir puentes críticos entre las políticas federales y estatales sobre la pandemia y más.
“Su elección como actual presidenta de the Association of State and Territorial Health Officials ASTHO [la Asociación de Funcionarios de Salud Estatales y Territoriales] es un claro testimonio del nivel de fe que otros líderes de salud pública tienen en su liderazgo. Tener un ex secretario de salud estatal en el puesto [subsecretario de salud] en los próximos meses, cuando hay una necesidad urgente de una alianza más estrecha entre las políticas federales y estatales contra la pandemia, será invaluable. Confiamos en que el Dr. Levine es uno de los mejores candidatos posibles para ocupar el cargo de subsecretario de salud en este momento de demandas extraordinarias para nuestro sistema de salud pública. También sería una excelente subsecretaria de salud mental y uso de sustancias. Le recomendamos encarecidamente que la nombre a ella “.
Los firmantes de la carta fueron The Trevor Project, Lambda Legal, GLAAD, el National LGBTQ Task Force, la Planned Parenthood Federation of America y la National LGBT Cancer Network.
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