Padres enfurecidos realizan una protesta fuera de la escuela después de descubrir que el director es gay
Padres furiosos realizaron una protesta frente a una escuela en Medan, Indonesia, exigiendo que el director renunciara después de que lo denunciaran como gay en las redes sociales.
Decenas de padres se reunieron fuera de la escuela el miércoles (23 de diciembre) con carteles que decían: “Protege a nuestros hijos, no esperes a las víctimas”, según Kumparan.
Un padre le dijo a los periodistas locales que el director, que no ha sido nombrado públicamente, fue declarado gay en Facebook en abril de este año. “Este caso fue hace mucho tiempo, hace cuatro meses se volvió viral en Facebook, lo que reveló la naturaleza de la relación entre el director y su amigo”, dijo un padre llamado Raiman.
El padre dijo que el director de la escuela admitió más tarde haber tenido relaciones sexuales con hombres, pero dijo que hacerlo era un “error” y que se abstendría de volver a hacerlo. “Tenemos miedo, porque en Facebook, se dijo que no solo una, sino varias veces [tuvo sexo] con otros hombres”, agregó el padre.
Los padres en Indonesia afirmaron que el director gay podía abusar de los niños.
Raiman continuó trazando paralelismos entre la homosexualidad y la pedofilia, un tropo homofóbico profundamente ofensivo, al afirmar que los padres temían que el director pudiera abusar de sus hijos.
Dijo que temía que el director recopilara imágenes de CCTV de niños usando los baños de la escuela.
“No permitan que nuestros hijos se conviertan en víctimas”, dijo, y agregó que 300 padres habían firmado una petición pidiendo su destitución inmediata de su cargo.
Según los informes, el director de la escuela acordó renunciar luego de una reacción violenta en julio y presentó una carta de renuncia en el verano; sin embargo, ha continuado dirigiendo la escuela.
La junta de educación de la ciudad ha dicho que investigará el asunto luego de la protesta de los padres fuera de la escuela.
Los derechos LGBT + en Indonesia están muy por detrás de otros países. Si bien las relaciones sexuales entre personas del mismo sexo son legales en la mayor parte del país, las personas queer a menudo enfrentan persecución, violencia y estigma por vivir como ellos mismos.
En algunas regiones, como Aceh, y para los musulmanes de la ciudad de Palembang, el sexo gay se castiga con la flagelación. En noviembre, una pareja gay de Aceh fue sacada a la fuerza de sus casas y llevada a una comisaría debido a su “orientación sexual ilegal”.
Escalada de LGTBfobia de Estado en Indonesia
Hace casi un año, informábamos de la detención de diez mujeres, acusadas de «conducta lésbica». Antes, recogíamos, precisamente, la detención de cuatro personas en Banda Aceh, a manos de patrullas ciudadadanas, acusadas de «practicar la homosexualidad»: tres varones y una mujer transexual, que se enfrentan a penas que incluyen los mencionados castigos físicos. A principios del 2018 recogíamos el descarnado caso de LGTBfobia de Estado en Indonesia. La policía de Aceh detuvo a doce mujeres trans, les afeitó el cabello y las obligó a vestirse como«hombres normales». En Aceh, desde 2005 rige la sharia o ley islámica gracias a la autonomía que le fue concedida al firmar la paz con los separatistas, poco después del tsunami que asoló la región. En septiembre de 2014, además se aprobó una terrible ley que castiga las relaciones homosexuales con la pena de recibir cien azotes en público con una vara de ratán. La legislación entraba en vigor en octubre de 2015 y fue aplicada, entre otras ocasiones, el pasado mes de mayo a dos jóvenes de 20 y 23 años. En el mismo mes de octubre de 2015 nos hacíamos eco de la detención de dos jóvenes lesbianas (de 18 y 19 años) por abrazarse públicamente y confesar que eran pareja. Según el jefe de la policía islámica las chicas serían “sometidas a rehabilitación con la participación de psicólogos en dependencias sociales”.
Indonesia también votó en 2014 en contra de la resolución del Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas contra la homofobia y la transfobia y ha sido calificado, por su propia población, como un mal lugar para vivir si eres gay o lesbiana (solo un 2% opina lo contrario) en una encuesta de Gallup.
En el mes de octubre de 2016, informábamos de la detención de una pareja gay por subir a su cuenta de Facebook unas fotos besándose, junto con un mensaje de amor, que fue considerada por las autoridades como “pornografía”. A estos hechos se suman un deterioro homófobo que reconocía el presidente Joko Widodo, quien lejos de atajarla ha llegado a aprobar medidas discriminatorias, como confiscar preservativos, o la persecución de webs LGTB, bloqueando aplicaciones de citas entre personas del mismo sexo o autorizar formas de discriminación laboralcon el veto de aspirantes LGTB a plazas públicas, el cierre de la única escuela y mezquita para personas trans de Indonesia, aparte de permitir las irresponsables declaraciones homofóbicas de políticos y alcaldes demonizando al colectivo LGBTy la radicalización de líderes religiosos que han llegado a fomentar el boicot a empresas internacionales que apoyan al colectivo LGBT.
En diciembre de 2017 nos hacíamos eco la condena de diez hombres a dos años de cárcel en Indonesia por participar en una supuesta «fiesta gay» en Yakarta, la capital de este país asiático. A diferencia de Aceh, en Yakarta las relaciones homosexuales no son ilegales, por lo que los detenidos fueron condenados por violar la ley contra la pornografía.
El hecho de que se utilice esta ley para perseguir penalmente la homosexualidad en un territorio en el que supuestamente esta no está criminalizada pone de manifiesto la gravedad de la situación que se vive hoy día en Indonesia. De hecho, solo en las provincias autónomas de Aceh y Sumatra Meridional, en las cuales se aplica la sharía o ley islámica (en Aceh a todos los ciudadanos, en Sumatra Meridional solo a los musulmanes, que en cualquier caso son mayoría), las relaciones homosexuales son formalmente ilegales, castigándose incluso con castigos físicos.
Pero también en el resto del país la situación se está deteriorando. Ya lo recogíamos en febrero de 2016, cuando hacíamos alusión a la ola de LGTBfobia protagonizada por políticos y líderes religiosos. Desde entonces, por desgracia, no hemos dejado de conocer casos de detenciones y abusos. Un ejemplo es la redada de mayo de 2017 en el que la policía indonesia detenía en Yakarta a 141 hombres por asistir a lo que las autoridades han calificado como una supuesta “fiesta de sexo gay”, pese a que la homosexualidad no es ilegal en la capital y que desembocó en la citada condena de diez hombres, pero ha habido muchos otros. Días antes de aquella redada, otros ocho hombres eran detenidos, igualmente acusados de celebrar una «fiesta gay» en Surabaya, la segunda ciudad del país. En Java Occidental, la provincia más poblada de Indonesia, el jefe de policía hizo pública por su parte su intención de constituir un grupo de trabajo policial para investigar la actividad de personas LGTB. Y en octubre de 2017 tuvo lugar otra redada en un local de ambiente gay de Yakarta, en la que fueron detenidos 51 hombres. Una estigmatización a la que también ha contribuido la decisión de la Asociación Psiquiátrica Indonesia de clasificar la homosexualidad, la bisexualidad y la transexualidad como trastornos mentales.
Esta espantosa situación podría agravarse de prosperar la iniciativa legislativa que pretende castigar en todo el país las relaciones homosexuales con penas de hasta cinco años de prisión. Sin embargo, en diciembre también aludíamos al “respiro provisional” que había supuesto la decisión del Tribunal Constitucional de Indonesia de rechazar una propuesta de criminalización de las relaciones sexuales entre personas no casadas, cuyo objetivo principal no era otro que el de castigar por vía indirecta las relaciones homosexuales. Poco duraba el respiro, por desgracia.
Y, por si fuera poco… Indonesia podría aprobar en 2021 los “exorcismos” a personas LGTB+.
Fuente Kumparan/Cristianos Gays
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