Natividad de Jesús.
Hermanos y hermanas, todo un Dios en pañales y en el más completo anonimato. Los caminos de Dios no son nuestros caminos.
El que va a destronar a los poderosos no se presenta como un poderoso sino como un niño pobre e indefenso. Oremos.
Paz a los hombres y mujeres de buena voluntad
• Que nuestros ojos se desconcierten pues están acostumbrados a detenerse en lo que brilla y necesitan descubrir esa señal que está en la penumbra de lo pequeño y de lo escondido.
Paz a los hombres y mujeres de buena voluntad
• Que nuestro corazón se estremezca al descubrir la necesidad de hacerse vulnerable al descubrirse llamado a transitar por caminos de ternura, de desarme, de esperanza e ilusión.
Paz a los hombres y mujeres de buena voluntad
• Que nuestros pies se pongan hacía los descampados y periferias, abandonar el descanso, sin dar importancia al polvo y salir al encuentro de los que andan perdidos.
Paz a los hombres y mujeres de buena voluntad
• Que nuestra fe se sienta débil al descubrir que por debajo de tantas vidas endurecidas, yermas, arrugadas y rotas, se esconde un niño perdido que espera que alguien reconozca su presencia.
Paz a los hombres y mujeres de buena voluntad
• Que nuestro orgullo se sienta amenazado porque para encontrar a un niño hay que bajar y no subir, hay que desprenderse de todo título y vestirse de sencillez, no hay que mandar sino amar.
Paz a los hombres y mujeres de buena voluntad
Padre Madre buena, despierta el niño que llevamos dentro, que crezca en nosotros el deseo de la sencillez, de lo pequeño, de lo bondadoso, de lo oculto… Gracias por el Niño de Belén.
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