Compasión
Un fruto de la caridad: no deberíamos ser capaces de ver sufrir a nadie sin sufrir con él; no deberíamos ser capaces de ver llorar a nadie sin que nosotros lloremos.
Es un acto de amor que nos hace adentrarnos en el corazón unos de otros y sentir lo que sienten, y no como aquellos insensibles al dolor de los afligidos y al sufrimiento de los pobres. ¡Qué sensible era el Hijo de Dios! Esa ternura le llevó a bajar del cielo; miraba a los hombres privados de su gloria; se conmovió de su desgracia.
También nosotros debemos enternecernos ante los sufrimientos de nuestro prójimo participando en sus penas. ¿Cómo puedo sufrir con su enfermedad sino por una comunión recíproca con el Señor, que es nuestra cabeza?.
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Vicente de Paúl,
Entretiens spirituels aux Missionnaires,
París 1960, 689-691
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