Inicio > Biblia, Espiritualidad > María, la gran figura del adviento

María, la gran figura del adviento

Martes, 8 de diciembre de 2020

isabel1_zps741982fbCarmen Herrero Martínez, Fraternidad Monástica de Jerusalén,
Estrasburgo (Francia).

ECLESALIA, 27/11/20.- Adviento, tiempo de espera y esperanza, porque en el seno de María crece el germen de una vida nueva. El Hijo de Dios se encarna en su seno y toma nuestra propia humanidad. “Dios se hace hombre para que el hombre se convierta en Dios” (San Irineo).

María vivió el Adviento más profundo y real: en espera esperanzada de una madre encinta que aguardacon júbilo el momento del parto, el momento de dar a luz al esperado de los pueblos, al anunciado por los profetas, al Emmanuel, a Dios hecho hombre.He aquí que la virgen concebirá y dará a luz un hijo que se llamará Emmanuel” (Isaías 7,14).

En María culmina la espera de Israel porque en ella se encarna el anunciado de parte de Dios por los profetas. María abrió su corazón y sus entrañas a la acción del Espíritu Santo. María fue la llena de gracia. “El Señor está contigo”, le dirá el ángel Gabriel (Lc 1,28). Dios está en ella y con ella. María, siendo una criatura, está ungida, tan unida a su Creador que es una misma cosa con él. Antes que Pablo pudo exclamar: “No soy yo es Cristo quien vive en mí”(Gal 2,20). Cristo vive en María y María vive sumergida en Dios. Si los místicos hablan del matrimonio espiritual, la primera creatura en vivirlo en su plenitud fue María. María es la mística por excelencia, el arquetipo de la vida contemplativa. Ella no solamente fue madre de Jesús en la carne, sino que es la esposa amada del Verbo.

María nos enseña a vivir el Adviento desde la sencillez, el asombro y la gratitud. Desde el silencio y la adoraciónal niño que lleva en su seno. Aquel que viene, que ya está a la puerta y llama, queriendo nacer en tu corazón y en el corazón de la humanidad. San Agustín afirma: “María concibió a Dios en su corazón antes que en su cuerpo”.

María acoge con todo su ser la Palabra hecha carne. Su propia sangre fue la sangre de Cristo. Por las venas de Cristo corre la sangre de María; Jesús se encarna, por obra del Espíritu Santo, en el seno de una doncella virgen. María hizo posible la primera Navidad. María, la joven mamá, fue la primera en acoger el llanto del recién nacido, junto con su esposo José, la primera en sentir el latido de su tierno corazón y de estrecharlo en su regazo maternal con entrañas de madre y virgen.

Años después, María será quien también acoja el último suspiro de su Hijo muriendo en una cruz como un malhechor. Ella estará al pie de la cruz con la misma fe, firmeza, fortaleza y amor que cuando el ángel Gabriel le anunció: “No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios. Y he aquí, concebirás en tu seno y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Este será grande y será llamado Hijo del Altísimo; y el Señor Dios le dará el trono de su padre David” (Lc 1,30-32). Ante la evidencia de la muerte de su hijo, ¿cómo seguir creyendo en las promesas del ángel? ¡Profunda fe la de María!

La cruz se presentaba como el final de toda esperanza, pero María ve en ella el árbol de la vida. El cumplimiento del plan salvífico de parte de Dios. En la cruz es donde realmente este niño nacido en Belén, llamado Emmanuel, se manifiesta como el Mesías y el Salvador. En la bajeza de un malhechor, Jesús manifiesta su poder salvífico para toda la humanidad.

María nos enseña el camino para que Jesús nazca en nuestro propio interior: fe incondicional en las promesas de Dios, confianza, entrega y fidelidad al plan de Dios. Pues, Dios para cada uno de sus hijos tiene un plan, un proyecto. María nos enseña a hacer la voluntad del Padre y a ser fieles al plan de Dios. “Hágase en mí según tu palabra” (Lc 1,38). Esta podía ser una oración de Adviento. Una oración repetida continuamente para que se encarne en nuestro corazón y anide en él.

Vivir el Adviento a la luz de María conlleva ser personas generosas, interiorizadas, silenciosas y orantes, dándose del todo al TODO, para que él pueda encarnarse en nuestro interior y vivir en su intimidad, en comunión con nuestros hermanos y hermanas en humanidad; para que seamos hombres y mujeres de paz y concordia. Si así vivimos el Adviento, la Navidad será una realidad en nuestro corazón, en las familias y en nuestra sociedad.

En Navidad nace el Emmanuel, el Dios-con-nosotros: un niño, pobre, pequeño y necesitado de cuidados, como todo niño. Numerosos son los hombres y mujeres con los que nos encontramos diariamente, necesitados de pan y de hogar, de cariño y amistad, viviendo sintecho ni esperanza, para quienes el Adviento no tiene ningún sentido,ni tampocola Navidad.Y en este Adviento 2020, todavía esta realidad se hace más cruda, más real y generalizada, a causa de esta pandemia que a todos nos tiene tan afectados, tocados de una u otra manera. El mundo está en llanto, sufriendo dolores como de parto, dirá san Pablo; desesperanzado, con gran dificultad para seguir esperando en la promesa. Y, sin embargo, Dios sigue visitando a la humanidad, a cada persona, en esta tragedia personal y colectiva, pues el Adviento es una realidad mucho más fuerte que el Covid-19.Este virus un día será vencido y podremos volver a celebrar el Adviento y la Navidad con gozo y júbilo. ¡Abrámonos a la esperanza! Tal vez en adelanteseamos más conscientes de lo que significa el Adviento y la Navidad y, desde un corazón purificado,acogeremos la VIDA, a Cristo entre nosotros.

Los cristianos estamos llamados a ser hombres y mujeres de fe y confianza que transmiten al mundo el júbilo del nacimiento de Jesús, el Mesías, el Salvador. Porque solamente él puede erradicar tantas y tantas carencias, injusticias y necesidades como hay en el mundo. Él puede curarnos de esta pandemia y consolarnos de tanto y tanto llanto y sufrimiento que muchas otras pandemias nos causan. Ante la realidad concreta de la sociedaden la que vivimoshemos de sembrarsemillas de solidaridad, esperanzay amor para que la Navidad sea una realidad en todos los corazones, pese a que este año,externamente, sea diferente.

Y con María digamos a Dios: nuestra humanidad “no tiene vino”, es decir, “no tiene esperanza”,“no tiene alegría”. Dios encarnado, sé tú mismo nuestra esperanza y nuestro gozo, acógenos en tu regazo y arrópanos con la ternura de tu amor compasivo.Ya ejemplo de María y con su ayuda sepamos acoger a tantos hermanos nuestros, necesitados de los cuidados de un niño, y arroparlos con nuestra comprensión y amor fraterno.

Que María, la llena de gracia, la elegida del Padre para que se cumpla la promesa, la encarnación del Verbo, nos ayude a vivir el Adviento con los ojos y el corazón puestos en AQUEL que llega y nos trae la salud, paz, la justicia y la unidad entre todas las razas y naciones. Nuestra Señora del Adviento, ruega por tus hijos e hijas,que caminan en este valle de lágrimas, con la esperanza de celebrar con gozo la Navidad.

(Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedencia).

Biblia, Espiritualidad ,

Comentarios cerrados.

Recordatorio

Cristianos Gays es un blog sin fines comerciales ni empresariales. Todos los contenidos tienen la finalidad de compartir, noticias, reflexiones y experiencias respecto a diversos temas que busquen la unión de Espiritualidad y Orientación o identidad sexual. Los administradores no se hacen responsables de las conclusiones extraídas personalmente por los usuarios a partir de los textos incluidos en cada una de las entradas de este blog.

Las imágenes, fotografías y artículos presentadas en este blog son propiedad de sus respectivos autores o titulares de derechos de autor y se reproducen solamente para efectos informativos, ilustrativos y sin fines de lucro. Por supuesto, a petición de los autores, se eliminará el contenido en cuestión inmediatamente o se añadirá un enlace. Este sitio no tiene fines comerciales ni empresariales, es gratuito y no genera ingresos de ningún tipo.

El propietario del blog no garantiza la solidez y la fiabilidad de su contenido. Este blog es un espacio de información y encuentro. La información puede contener errores e imprecisiones.

Los comentarios del blog estarán sujetos a moderación y aparecerán publicados una vez que los responsables del blog los haya aprobado, reservándose el derecho de suprimirlos en caso de incluir contenidos difamatorios, que contengan insultos, que se consideren racistas o discriminatorios, que resulten obscenos u ofensivos, en particular comentarios que puedan vulnerar derechos fundamentales y libertades públicas o que atenten contra el derecho al honor. Asimismo, se suprimirá aquellos comentarios que contengan “spam” o publicidad, así como cualquier comentario que no guarde relación con el tema de la entrada publicada. no se hace responsable de los contenidos, enlaces, comentarios, expresiones y opiniones vertidas por los usuarios del blog y publicados en el mismo, ni garantiza la veracidad de los mismos. El usuario es siempre el responsable de los comentarios publicados.

Cualquier usuario del blog puede ejercitar el derecho a rectificación o eliminación de un comentario hecho por él mismo, para lo cual basta con enviar la solicitud respectiva por correo electrónico al autor de este blog, quien accederá a sus deseos a la brevedad posible.

Este blog no tiene ningún control sobre el contenido de los sitios a los que se proporciona un vínculo. Su dueño no puede ser considerado responsable.