La puerta del cielo
“Jesús es la puerta a una vida en y con Dios: Yo soy la puerta, dice (Juan 10, 9). Yo soy el camino, la verdad y la vida; nadie viene al Padre sino por mí (Juan14, 6). Sin embargo, muchas personas no han oído ni oirán jamás hablar de Jesús. Nacen, viven sus vidas y mueren sin haber descubierto a Jesús y sus palabras.
¿Están perdidos? ¿No hay lugar para ellos en la casa del Padre?
Jesús abrió la puerta de la casa del Padre para todo el mundo, incluso para aquellos que nunca han sabido ni sabrán que fue Jesús quien la abrió. El Espíritu que Jesús envió sopla donde quiere (Juan 3,8), y puede llevar a cualquiera puerta adentro de la casa de Dios”.
“Lo que cuenta en definitiva no es si conocemos o no a Jesús y sus palabras, sino que vivamos nuestras vidas con arreglo al Espíritu de Cristo. El Espíritu de Jesús es el Espíritu del Amor. El propio Jesús lo dice claramente cuando habla del Juicio Final. Y le responderán los justos: Señor, ¿Cuándo te vimos hambriento y te alimentamos, sediento y te dimos de beber?, y el Rey les dirá: En verdad os digo, que cuantas veces hicisteis eso a uno de estos mis hermanos menores, a mí me lo hicisteis. (Mateo 25, 37-40).
Este es nuestro gran desafío y consuelo. Jesús se presenta a nosotros en los pobres, en los enfermos, los moribundos, los presos, los solitarios, los lisiados, los marginados. En ellos nos encontramos con Él y, en ese momento, se abre para nosotros la puerta del cielo”.
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Henri Nouwen
“Pan para el viaje”.
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