109 años del nacimiento de José María Díez-Alegría
Desde la Filosofía, el Derecho, la Ética, la Doctrina Social de la Iglesia defendió la opción preferencial por los más pobres y las relaciones cristianismo/marxismo, sin desvirtuar la fe y la adhesión a Jesucristo y su Iglesia
Su figura, junto a la de pensadores de la talla de José María de Llanos S.J., José María González Ruiz o Alfonso Carlos Comín, han contribuido a la transición democrática en España, desde el diálogo fe/increencia
Potenció, en su participación en los Documentos y Constituciones del propio Concilio Vaticano II, la libertad y dignidad del ser humano acompañado por una generación que en los momentos más difíciles del franquismo.
José María Díez-Alegría (1911-2010) forma parte de la historia de España, como jesuita, intelectual y pensador que ha creado unos vínculos especiales entre la fe y la política, tomando conciencia de la explotación que sufrían los obreros y de su alejamiento de la Iglesia.
Intentó durante más de medio siglo romper, desde la Filosofía, el Derecho, la Ética, la Doctrina Social de la Iglesia, la manera que tenía la Iglesia jerárquica de entender la libertad de conciencia, la opción preferencial por los más pobres, las relaciones cristianismo/marxismo, sin desvirtuar la fe y la adhesión a Jesucristo y su Iglesia.
Su trayectoria siempre ha estado comprometida con la sociedad laica que le ha tocado vivir, desde una conciencia libre, que le permite tener una cosmovisión en infinidad de aspectos y temas relevantes para el hombre del siglo XXI.
Desde un punto de vista objetivo, su figura, junto a la de pensadores de la talla de José María de Llanos S.J., José María González Ruiz o Alfonso Carlos Comín, han contribuido a la transición democrática en España, desde el diálogo fe/increencia. Han sido estos hombres críticos y purificadores, con una misión clave: defender al hombre débil, pobre, viviendo en el irrenunciable horizonte de la esperanza.
Sin olvidar su “corpus” bibliográfico (24 libros; 90 colaboraciones en libros colectivos; 121 artículos.), donde plasmó un profundo proyecto cristiano en medio de la sociedad española, en la Iglesia, en la cultura de la convulsa época que le tocó vivir: frente al nacional-catolicismo que se resistía a resquebrajarse y romper con sus pilares, Dios, propiedad privada y patria, Díez-Alegría se fue abriendo al socialismo (clave fue su viaje a Alemania en 1955 y el encuentro que se produce en él mismo con el pensamiento filosófico) y, desde ahí, iba esclareciendo su pensamiento ético y su conciencia cristiana y descubriendo que el capitalismo no es una mera técnica económica sino una estrategia de explotación, a la vez que planteaba propuestas concretas para superar a este drácula que destruye al hombre.
Finalmente, en este recordatorio de sus 109 años recordar que José Mª Díez-Alegría potenció en su participación en los Documentos y Constituciones del propio Concilio Vaticano II (Dignitatis Humanae y Gaudium et Spes, números 68 y 80) la libertad y dignidad del ser humano.
Este camino no lo hizo solo sino que estuvo acompañado por una generación que en los momentos más difíciles del franquismo y los años posteriores a la muerte de Franco, trabajaron por hacer mejoras, destacando entre otros: “La Pasionaria”, José María de Llanos, Rafael Alberti, José Luis López Aranguren (la profesora Cristina Hermida del Llano ha trabajo de forma exhaustiva a Aranguren), Juan Nepomuceno García-Nieto, Alfonso Carlos Comín y el jesuita filósofo Luis Martínez Gómez, que llego al barrio de Entrevías de Madrid para fundar y construir escuelas democráticas en los barrios.
(para ampliar su figura remitimos al libro: José María Díez-Alegría un jesuita socialista en medio de la clase obrera de la editorial ENDYMION).
Fuente Religión Digital
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