Magda Bennásar: Conectar con el deseo.
Muchos de nosotros, experimentamos hace años, una intuición que podemos describir como “experiencia religiosa”. Una experiencia diferente, viva, difícil de definir, pero más potente que la mayoría de las cosas y personas tangibles.
Algun@s, iniciamos un proceso de seguimiento importante: unos como consagrados otros como laicos. Otr@s siguieron otros caminos.
Nadie duda que Dios no llama a unos más que a otros, son más bien las circunstancias vitales las que nos encauzan por un camino u otro.
Te invito a realizar una meditación sobre tu proceso vital, desde aquellas intuiciones y experiencias originales y las que has vivido a lo largo de tu vida, hasta hoy.
Para reconectar, revivir aquellos momentos y etapas, pueden ayudarte los sentidos, incluyendo la imaginación: ¿qué recuerdas?, ¿dónde estabas?, ¿era de noche?, ¿recuerdas colores, olores, sabores, sonidos, música?
No dudes en escribir, si quieres y puedes, algo de todo eso, porque es un tesoro. Y tal vez algún día lo quieras compartir o por lo menos tener a buen recaudo, no sólo navegando en el pasado.
Te propongo un símbolo como imagen para interpretar lo que intento describir como momento presente: el pájaro Sankofa (símbolo utilizado en Gana).
Sankofa quiere decir literalmente: “Mira atrás, a ver si lo pillas”. Es un pájaro que sostiene suavemente un huevo en su pico. Sus pies y su cuerpo miran hacia adelante, mientras su cabeza mira hacia atrás. Este símbolo nos anima a mirar atrás para examinar nuestro pasado para cargar hacia adelante los tesoros recibidos que nos ayudarán a construir nuestro futuro.
No es mirar al pasado con pesadez es todo lo contrario. Guiados por la Ruah, visualizar y valorar cada eslabón de la cadena de tu vida que no quieres perder porque sin él no serías quien eres.
La invitación es a recuperar los tesoros de la experiencia por excelencia, la del Amor fiel, permanente, nunca ausente, siempre a la puerta, respetuoso y esperando tu palabra y la mía.
Estamos haciendo hoy la historia de nuestra Vocación. Es muy importante localizarla entre todo lo que la vida ha sido y es.
Para algunas personas es tan viva y tan fresca, que dedicamos mucho tiempo a cuidar ese huevito que cargamos en el corazón.
Es el símbolo de adonde quieres ir, de quien quieres ser. ¿Sankofa? Por supuesto: con las riquezas de toda una vida dirigirnos hacia el futuro. Se llama DESEO.
La definición de Vocación es: llamada o invitación de parte de Dios a tener una relación personal con él y a compartir ese tesoro de las mil maneras que puedas, según tus talentos, según tu realidad existencial.
Vocación no es un sentimiento, es una experiencia fundante, es un Deseo implacable, un aspecto integral de nuestro ser, con el que convivimos tal vez mirándolo de reojo o teniéndolo en el desván.
Todo deseo, si es auténtico, tiene que ser atendido, porque nos indica donde está la fuente, la corriente de vida. Por ahí anda la vocación, la respuesta a su invitación, que descubro conectando con mi deseo.
Vocación es descubrir el rescoldo, el deseo, que lleva años ardiendo en nuestras entrañas y dejarle que se convierta en llamita y en hoguera para tantos en el frío helador de cursos y más cursos y reuniones y videoconferencias que no llenan, pero sí pueden empachar dejándote con hambre.
¿Qué deseas? Por ahí van tus rescoldos y hogueras.
¿Cómo podemos ayudarte a que mantengas vivo tu fuego? Por nuestra parte, seguiremos hablando en próximas reflexiones del significado bíblico de vocación para que visitemos la nuestra con la mirada transformada por el fuego del Espíritu.
Puede ser algo así como cuando sacas una foto con el móvil y la cámara te dice ¿corregir el color? y si dices sí, toma vida.
Magda Bennásar, sfcc
www.espiritualidadintegradoracristiana.es
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