El vaticano advierte al sacerdote irlandés Tony Flannery que no ejercerá el sacerdocio si no jura fidelidad a la doctrina católica y rechaza defender el sacerdocio femenino, las relaciones homosexuales, las uniones civiles y la identidad de género.
Un popular sacerdote irlandés suspendido del ministerio público en 2012 por su apoyo a la ordenación de mujeres y su oposición a la moral sexual católica, ha sido advertido por la Santa Sede de que su suspensión será definitiva a menos que firme cuatro juramentos estrictos de fidelidad a las enseñanzas católicas.
El sacerdote redentorista Tony Flannery reveló a NCR que ha recibido una carta de la Congregación para la Doctrina de la Fe durante el verano. En ella se le pide que afirme públicamente su conformidad con las posiciones oficiales de la Iglesia sobre el sacerdocio reservado a los hombres, las relaciones homosexuales, las uniones civiles y la identidad de género.
El documento, enviado en papel con membrete de la Congregación y firmado por el Arzobispo Secretario del dicasterio, Mons Giacomo Morandi, informa a la curia de los Redentoristas en Roma que Flannery «no debe volver al ministerio público» si el sacerdote no firma los cuatro juramentos adjuntos. El sacerdote fue apartado de dicho ministerio el año 2012.
Entonces, al padre Tony Flannery, redentorista de Limerick, que desde hace tiempo guía una asociación de cerca de 900 sacerdotes que expresan posiciones favorables al sacerdocio femenino, denuncia la gravedad de los escándalos sexuales en la Iglesia y no comparte las posiciones del Vaticano sobre la contracepción, la Congregación para la Doctrina de la Fe ha pedido “terminarla”. Fue el superior de los redentoristas, padre Adrian Egan, quien explicó que desde la Santa Sede llegó a Flannery la dura y cruda intimidación “a no divulgar más sus ideas, a no escribir más en la revista de los redentoristas, a estar lejos de la televisión y de la radio”:
El Padre Egan estaba de parte de Flannery. Se declaró “espantado, consternado, asombrado, estupefacto y desilusionado enormemente por la acción del Vaticano”, explicando que con él comparten los mismos sentimientos “centenares de fieles”. Y también ha dicho que hoy, en las iglesias de media Europa, la situación es dramática porque dan vueltas “agentes de la ortodoxia” enviados por el Vaticano a verificar, “con una meticulosidad propia del FBI de los tiempos de Edgar Hoover”, cada frase o pronunciamiento que no esté en línea con la doctrina. En su opinión, estos “agentes” valoran a quien no recorre el camino justo y luego refieren a Roma, desde donde se hace partir con prontitud la “represión”.
El conflicto entre Flannery y la Santa Sede está abierto desde hace tiempo. Cuando el primer ministro irlandés Enda Kenny había acusado al Vaticano de haber minimizado violaciones y torturas sufridas por niños irlandeses por parte de sacerdotes – Kenny basaba las acusaciones en el informe de la diócesis de Cloyne que había sacado a luz, según su opinión, el intento del Vaticano de obtaculizar la investigación sobre las molestias sexuales –, Flannnery se había agrupado abiertamente a favor del premier suscitando no poca irritación en el Vaticano: “Estoy feliz por la declaración del primer ministro”, había dicho. Y todavía más: “Muchos sacerdotes y fieles irlandeses están frustrados por el modo en que el Vaticano ha llevado adelante los propios asuntos aquí”.
En estas circunstancias, Flannery dijo a NCR que en conciencia no puede firmar los documentos y espera que esto pueda ser «el final del camino» para él en términos de ministerio público. «Firmar ese documento sería completamente ridículo para mí», dijo el sacerdote. «Ese documento está tan lejos de donde estoy ahora, y está redactado de tal manera que no hay posibilidad de diálogo de ninguna naturaleza»
El primer juramento que se le pide a Flannery que firme se refiere a la ordenación de mujeres. El texto presenta una «proposición doctrinal» consistente en que «sólo un varón bautizado recibe la sagrada ordenación de forma válida».
Los otros tres juramentos piden a Flannery que afirme que «las prácticas homosexuales son contrarias a la ley natural»; que las formas de unión entre parejas fuera del matrimonio «no corresponden al plan de Dios para el matrimonio y la familia»; y que «la ideología de género no es aceptada por la enseñanza católica».
El sacerdote ha mostrado su extrañeza por la última petición del dicasterio vaticano porque asegura que no ha escrito nunca nada acerca de la ideología de género.
Fuente Agencias
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