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P. Casaldáliga (1928-2020). Todo es Gracia, todo es Cristo, todo es Pascua

Jueves, 13 de agosto de 2020

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Acaba de morir (08.08.2020)… Así me decir cuando le pedí hace poco una colaboración para un libro titulado “El Pacto de las Catacumbas”: Todo es gracia, todo es Cristo, todo es Pascua… Que el Cristo total de la gracia y de la pascua te acoja en su corazón, hermano Pedro.

Y sigo recordando lo que me decías: “Urge ahora que nuestra Iglesia se vaya haciendo cada vez más Iglesia de los Pobres, Iglesia de los Mártires. Actualizando con respuestas eficaces la inspiración del Pacto de las Catacumbas (del Concilio Vaticano II). Tenemos la gracia de la palabra y de los gestos del papa Francisco.

No podemos perder en el vacío la carga inmensa de estímulos que nos demanda la alegría del Evangelio: fidelidad de praxis, dialogo plural.Yo digo que hoy la consigna es esta: Todo es Gracia, Todo es Pascua, Todo es Reino, en el seguimiento de Jesús”

Casaldáliga, Pedro (1928-2020). Pensador, poeta y obispo católico de origen catalán, de la Congregación Claretiana, que ha realizado su servicio pastoral en Brasil, como obispo de Sâo Felix de Araguaia (Mato Grosso). Ha vinculado su vida al servicio de los pobres y de los indígenas y a la causa de la justicia, en la línea de la teología de la liberación.

Ha publicado una obra muy extensa, de espiritualidad, de pastoral y, sobre todo, de poesía, tanto en castellano como en brasileño (y en catalán). Por el testimonio de su vida y por sus obras teológico-literarias (traducidas a muchas lenguas), ha sido y sigue siendo una de voces más significativas de la iglesia católica del siglo XX y principios del XXI.

  Otros han destacado su figura de “pastor”, de testigo de la justicia y de los pobres, su resistencia ante la opresión. Teniendo eso en cuenta, yo quiero insistir en su vocación de poeta y místico, testigo de la gracia de Cristo y del amor/belleza de Dios en la tierra, creando comunión de en las lindes de la Amazonia: Entre sus obras:

  • Nuestra Señora del Siglo XX (Madrid 1962);
  • Clamor elemental (Salamanca 1971);
  • Tierra nuestra, libertad (Buenos Aires 1974);
  • Yo creo en la justicia y en la esperanza. El Credo que ha dado sentido a mi vida (Bilbao 1976);
  • La muerte que da sentido a mi credo. Diario 1975-1977 (Bilbao 1977);
  • Antología retirante (Río de Janeiro 1978);
  • Airada esperanza (Barcelona 1978); Cantigas menores (Goiãnia 1979);
  • Missa da terra sem males (São Paulo 1980); En rebelde fidelidad. Diario 1977-1983 (Bilbao 1983);
  • Experiencia de Dios y pasión por el pueblo. Escritos pastorales (Santander 1983);
  • Fuego y ceniza al viento. Antología espiritual (Santander 1984);
  • El tiempo y la espera (Santander 1986);
  • El vuelo del Quetzal. Espiritualidad en Centroamérica (Managua 1989);
  • Todavía estas palabras (Estella 1989);
  • Espiritualidad de la Liberación (Quito 1992); Una vida enmig del poble (Barcelona 2007).

(Texto tomado de Diccionario de Pensadores Cristiano, VD Estella, pág. 174)

Todo es Cristo, todo es Pascua:Testigos (mártires) del amor invencible de Dios 

   Pedro Casaldáliga ha sido un “soldado no violento de la paz de Cristo”, de aquellos de quienes Jesús decía: “Bienaventurados los pacificadores, porque serán llamados hijos de Dios” , testigo perseguido de la causa invencible de Cristo, mártir de la justicia, de los derechos humanos y de la ayuda a los pobres, la causa de Dios  que es la vida de los hombres, no matando a los demás, sino compartiendo la vida con ellos, en gesto de amor, de comunión, conforme al saludo final de la segunda carta de Pablo a los Corintios (2 Cor 13, 13:

  1. Que la Gracia (kharis) de Jesucristo. Lo primero es la gracia, es la Pascua, el amor de la vida que se entrega por los demás, por los pequeños y solos, por los derrotados… En esa gracia de Cristo vivimos, nos movemos y somos (cf. Hch 17, 28)
  2. Que el amor (agape) de Dios… Esa gracia/kharis del Señor Jesús es la presencia vida del amor de Dios,  que es don de sí, es Aquel que se vacía hasta el fin por los hombres,
  3. Que la comunión (koinônia) del Espíritu Santo… El amor no se pierde, como un agujero negro en el puro retorno a la nada, sino que culmina siendo comunión , comunicación, vida compartida.

Éste ha sido su proyecto, éste la savia de la vida de Pedro Casaldáliga. He seguido su trayectoria, he leído sus poemas, he compartido sus proyectos y ahora, al final de su vida quiero comentar de nuevo su palabra (somos soldados derrotados de la causa invencible de Dios) como expresión y sentido de su fecunda vida a la luz del mensaje y de Pablo, centrado en Flp 2, 6-11: Dios se ha “vaciado en Cristo”, para ser así nuestra riqueza, de forma que podamos decir:  La gracia de Cristo, el amor de Dios, la comunión....

Es evidente que Pedro Casaldáliga lleva en su cuerpo las huellas de muchas derrotas, pero su causa es invencible, como fue la de Pablo apóstol, tal como la expuso en 2 Cor 11-12,  y de un modo condensado en 2 Cor 4, 8:

Estamos atribulados en todo, mas no angustiados;
en apuros, mas no desesperados;
perseguidos, mas no desamparados;
derribados, pero no destruidos;
llevando en el cuerpo siempre por todas partes la muerte de Jesús,
para que también su Vida se despliegue en nuestra Vida.

Un recuerdo personal

Por las navidades los últimos años nos hemos ido escribiendo unas letras, alguna vez me ha escrito más largo, como indicará la carta al final de esta reflexión, de la que empiezo recogiendo ahora un par de frases:

 

Estimulados por el testimonio de tantos testigos que entre nosotros se han sumado a la herencia martirial de aquellos días primeros urge ahora que nuestra Iglesia se vaya haciendo cada vez más Iglesia de los Pobres, Iglesia de los Mártires. Actualizando con respuestas eficaces la inspiración del Pacto (de las Catacumbas).

No podemos perder en el vacío la carga inmensa de estímulos que nos demandan fidelidad de praxis, dialogo plural, la alegría del Evangelio.Yo digo que hoy la consigna es: Todo es Gracia, Todo es Pascua, Todo es Reino, en el seguimiento de Jesús.

Ésta ha sido y sigue siendo su consigna con 2 Cor 13, 13: Todo es gracia, todo es Cristo, todo es pascua... Recordando esas palabras (y otras que me dijo) quiero comentar en el ocaso luminoso de su vida, para mis amigos del blor, desde la Biblia, algunos elementos de ese lema: Soldados invencibles de un ejército vencido…

Vencidos por amor, precisamente porque estamos dispuestos a ser derrotados por amor, para amar, junto a los humillados y vencidos de esta tierra (éste es en el fondo el lema de Flp 2, 1-11).
Así debemos asumir con Jesús la causa de los perdedores, de aquellos que no quieren ganar pisando a los demás, sino que están dispuestos a sufrir (e incluso a morir) a favor de la verdad y la justicia, de los pobres y expulsados, como el siervo de Yahvé, el justo sufriente de Isaías, con los mártires actuales de la causa invencible de Cristo.

La iglesia del Siervo de Yahvé.

El Segundo Isaías (Is 40-55) contiene una serie de textos que suelen llamarse «cánticos del Siervo de Yahvé» (Is 42, 1-7; 49, 1-9; 50, 4-11; 52, 13 – 53, 12), que muchos exegetas consideran como centro y/o cumbre de la Biblia israelita. Éstos han sido los Cantos de Pedro Casaldáliga, cantor del misterio de la vida, de la libertad y del amor, de la dignidad de los pobres, de la justicia para los oprimidos.

Por eso quiero presentarle en este día de su muerte como Siervo de la libertad y de la paz de Dios,  como el personaje central de la Biblia de Isaías II: un representante de Dios, hombre (o mujer), quizá todo un pueblo, que sufre el rechazo y condena de otros (extranjeros, israelitas injustos) que quieren matarle.

Ese “siervo” es un “soldado derrotado” de la causa invencible de Yahvé, el Dios de la justicia, este “siervo”, que es “ministro”, representante de Dios, se ha dejado vencer por amor… Él ha podido decir, desde su antiguo o primer testamento: Todo es Cristo, todo es Pascua, todo es Gracia.

Este Siervo sabe que  Dios no está con los que ganan, que él no rechaza a los que pierden (como se pensaba de ordinario en algunos círculos de Israel), sino que aparece vinculado de manera intensa con el siervo perdedor, derrotado y expulsado. En esa línea, asumiendo y transformando viejas categorías sacerdotales, estos cantos muestran que los derrotados de Israel (exilados, fracasados, muertos) no han sido ni son los culpables, de manera que es falso decir que Dios les castiga por algún delito propio.

En la línea del Siervo de Yahvé, Pedro ha sido también siervo, testigo y amigo de Jesús en las zonas pobres del pobre Brasil,  un hombre frágil, externamente derrotado, sin más autoridad que su palabra y testimonio. Este Pedro Casaldáliga ha sido Siervo de Dios, testigo de Cristo, en medio de un pueblo rechazado y oprimido del “rico” Brasil, de un mundo rico que oprime a los pobres por serlo. 

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Esa imagen del Siervo, que podemos presentar como soldado derrotado del Dios Dios, evoca y anticipa, de algún modo, un cambio radical de la humanidad. Quizá por vez primera, superando la imagen de un “dios” que parecía signo de dominio impositivo (garante de victoria de los fuertes), ha venido a revelarse un Servidor de Dios que no vence triunfando (desde arriba), sino creando vida desde el mismo sufrimiento y la derrota.

Este Siervo de Isaías es “sacerdote”, como Pedro Casaldáliga,  pero no ha celebrado una liturgia externa de poder sobre los otros… Para él, su liturgia de obispo no ha sido otra cosa que su propia vida, al servicio de los demás. No se impuesto con violencia: no ha pedido venganza ni quiere que su muerte se inserte en ninguna espiral de violencia, sino que ha deseado que su muerte y su vida esté al servicio de todos, empezando por los perseguidos.

 Pedro Casaldáliga ha sido en pleno siglo XX y a principios del siglo XXI un personaje bíblico,   la Biblia hecha poema, testimonio de vida y ejemplo de fuerte justicia, amor y perdón transformador, protesta amorosa de paz sobre la violencia de su entorno.

Pedro Casaldáliga, Justo perseguido como en el libro de la Sabiduría de Dios

El justo sufriente es un personaje central del libro de la Sabiduría (que forma parte de la Biblia Griega, de los LXX, no de la Biblia Hebrea) y se sitúa en la línea del Siervo de Yahvé, aunque quizá ha destacado más el contraste entre la justicia del mundo (que se funda en un tipo de imposición) y el sufrimiento de los inocentes.

     En los poemas del Canto del Siervo de Isaías podría esperarse al final una intervención mundana de Dios, que respondería imponiendo su justicia al fin de la misma historia. Por el contrario, al menos en Sab 2, parece que el justo sufriente no encuentra justicia en esta tierra, dentro de esta historia. Por eso, el autor del libro apela a una vida tras la muerte o mejor dicho a una transformación de esta misma tierra, en justicia, en comunión, en tracia

Éste siervo ha sido y sigue siendo, con Pedro Casaldáliga, el “soldado derrotado” del Dios de los pobres, del Dios invencible de la vida. Estas son las palabras centrales que escucha el justo, que ha escucha Pedro Casaldáliga:

«Acechemos al justo que nos resulta incómodo. Piensa que nosotros somos moneda falsa (economía inhumana…) y se aparta de nuestras sendas como contaminadas; proclama dichoso el final de los justos y se envanece por tener a Dios por Padre» (cf. Sab 2, 10-16).

El justo no acepta las normas de un sistema opresor, ni se pliega a los dictados de un “mundo” donde reinan los injustos. Este justo es pobre, pero no por necesidad o fortuna sino por vocación propia (como Pedro), por opresión de los prepotentes: prefiere ser distinto, cultiva otros valores, despliega otros “poderes” y de esa forma viene a convertirse en objeto de envidia y rechazo para aquellos que definen el sentido oficial de la justicia.Muchas veces, cuando he comentado en mis clases y en mis libros la figura del Justo Sufriente del libro de la Sabiduría de Dios he pensado en Pedro Casaldáliga. 

Según la justicia del mundo, sólo una violencia vence a otra violencia. En contra de eso, el Justo de Sab no puede (ni quiere) responder a la violencia con violencia (según talión), sino con el testimonio de su vida, manteniendo la justicia (sin imposición ni lucha) y siendo derrotado, porque los injustos emplean la violencia .

El justo sufriente es un hombre que “padece la injusticia”, pero no responde con violencia a la violencia, sino que sigue amando, acompañando, animando a los perseguidos y expulsados,  para que mantengan su dignidad, sus justicia más honda, en un mundo de injustos

Ésta era la bienaventuranza mayor de Pedro Casaldáliga: Bienaventurados cuando os persigan (cf. Mt 5, 10-11)

Esta última bienaventuranza, común a Lucas y Mateo, proviene quizá del mismo Jesús y está profundamente vinculada a la primera (que trataba de los pobres). En un contexto de violencia (guerra familiar y social), los pobres por antonomasia son los perseguidos, tanto en un plano familiar como social, y especialmente aquellos que son perseguidos por cumplir en concreto las bienaventuranzas.

El mensaje de Jesús no ha sido sólo una “teoría”, una experiencia interior… sino que ha sido “provocativamente creador”, pues va en contra de un tipo de estructuras y comportamientos sociales y políticos que parecían esenciales en aquel tiempo y en el nuestro. Jesús fue pacífico, siendo provocador… Por eso le mataron, porque su vida y mensaje era y sigue siendo una denuncia contra los potentados, los ricos opresores.

Como podía haberse previsto, su propuesta ha encontrado opositores, no sólo entre los miembros de las clases altas (herodianos, sacerdotes, algunos escribas y, finalmente, los romanos), sino entre las mismas familias y grupos de Galilea a los que Jesús quiso ofrecer el Reino de Dios, iniciándolo con ellos.

Jesús ha sido un “mesías derrotado” (crucificado) de la Causa Invencible de Dios.No ha querido crear la paz ganando una posible guerra, sino cambiando la forma de ser y sentir, de querer y comportarse de los hombres y mujeres de su entorno, desde los más pobres, para llegar así hasta el fondo del problema y superarlo de raíz. Para eso, ha tenido que enfrentarse con las formas opresoras de solidaridad familiar y social, para crear solidaridades nuevas, gratuitas, desde los más pobres, abiertas a todos. De esa forma, al cuestionar los esquemas de vida tradicional, ha suscitado “reacciones” fuertes, persecuciones y violencias.

La paz de Jesús no es una paz triunfante de cristos vencedores, sino la paz de los cristos derrotados de la causa invencible de Dios

Las bienaventuranzas no trazan el camino de una paz impositiva que es propia de estamentos superiores, que dominaban en el mundo antiguo, tanto en Roma como en Israel o Brasil (en el mundo actual), pues esa paz es falsa y está al servicio de los intereses de unas clases sociales, que se juzgaban importantes, portadoras de un poder sagrado…

Pues bien, en contra de eso, Jesús ha comenzado su camino de pacificación desde aquellos que carecían de honor y de dinero, desde los rechazados sociales, invirtiendo los programas y proyectos de la sociedad establecida. Precisamente aquellos que no tienen nada (ni legiones militares, ni dinero, ni nobleza social…), campesinos sin tierra y excluidos de la nueva Galilea o Brasil colonizada por los antiguos romanos o los nuevos capitalistas del siglo XX-XXI,  pueden iniciar a inician (como ha hecho Pedro Casaldáliga) el camino de la paz de Dios.

Allí donde los discípulos de Jesús inician un camino de pacificación desde los campesinos pobres de Galilea, en gesto de alegría mesiánica y de misericordia, ellos tienen que decir“¡Ay de vosotros los ricos! …” (Lc 6, 24-26). Así dijo la Madre de Jesús en el Magníficat, así dijo Jesús… Así ha dicho Pedro Casaldáliga, por amor: ¡Ay de vosotros los ricos…, con voz de lamento,tristeza y aviso.

Así tienen que hablar a los ricos porque les aman. Entendidos de esa forma, los “ayes” no son una amenaza para después, sino una palabra de aviso para el tiempo presente. Son los lamentos de Jesús frente a unos hombres y mujeres que quieren fundar su falsa alegría y su paz mentirosa en la riqueza-saciedad, en el gozo de un poder y de un honor social que son propios de una sociedad clasista y violenta, que niega al Dios de la vida, de una sociedad que vive de muerte. El camino de la paz sólo es posible allí donde muestra el riesgo de un camino de victoria militar. Sólo los dispuestos a morir pueden crear la paz invencible de Dios.

Ésta es la paz de los derrotados,  de la que me habló  Pedro Casaldáliga en una carta escrita para un libro sobre el Pacto de las Catacumbas

Yo le  había escrito a primeros de noviembre del 2014, pidiéndole una palabra de ánimo como encuadre para un libro que estaba preparando sobre El Pacto de las Catacumbas (firmado el 16 de noviembre de 1965 por un grupos de obispos, que participaban el Concilio Vaticano II, comprometiéndose a buscar una Iglesia de testigos pobres, al servicio del evangelio), desde la perspectiva de las “catacumbas” (una Iglesia de mártires, de “perdedores” de Jesús).

Pedro Casaldáliba me contestó el 10 de noviembre, con un correo que reproduzco al pie de la letra

 

Querido Xabier,
gracias por toda tu teología que nos ha estimulado a muchos. Tú eres un buen teólogo teologal. Y estás en la Iglesia a servicio del Reino.
Gracias también por esta idea luminosa de traer a nuestra hora el Pacto de las Catacumbas.

El Espíritu bajó sobre el Concilio y nos abrió espacios de reflexión y de compromiso. Y bajó de un modo especial sobre estos hermanos que firmaron el Pacto y ahora nos sacuden para que acojamos su llamada desde la opción por los pobres. Desde una Iglesia que quiere ser de los pobres y para los pobres. Estimulados por el testimonio de tantos testigos que entre nosotros han sumado a la herencia martirial de aquellos días primeros cuando el martirio era acontecimiento diario.
Urge ahora que nuestra Iglesia se vaya haciendo cada vez más Iglesia de los Pobres, Iglesia de los Mártires. Actualizando con respuestas eficaces la inspiración del Pacto. Tenemos la gracia de la palabra y de los gestos del papa Francisco. No podemos perder en el vació la carga inmensa de estímulos que nos demanda fidelidad de praxis, dialogo plural, “la alegría del Evangelio”.
Yo digo que hoy la consigna es: Todo es Gracia, Todo es Pascua, Todo es Reino, en el seguimiento de Jesús (Pedro Casaldàliga).

    Así me decías, Pedro. Así quiero contestarte, desde este lado de la vida: Tú mismo, Pedro, eres ya con Cristo todo pascua, todo gracia. 

 

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