Domingo XVIII del Tiempo Ordinario. Ciclo A
“Ellos le replicaron:
-Si aquí no tenemos más que cinco panes y dos peces.”
A la mayoría de las personas nunca nos parece suficiente y con esa excusa posponemos los asuntos. “Soy demasiado joven”, “no tengo experiencia”, “a penas tenemos recursos” y bajo ese montón de cenizas se nos apaga el fuego del Espíritu.
Cuando leer o escuchas los inicios de cualquier proyecto solidario, desde la fundación de una nueva orden o congregación hasta una modesta ONG siempre encuentras lo mismo: precariedad, falta de medios, de personal y de conocimientos junto con una gran generosidad y una confianza a prueba de excusas.
A los discípulos les parecía que son cinco panes y dos peces poco o nada podían hacer. “Ellos le replicaron: -Si aquí no tenemos más que cinco panes y dos peces.” Jesús sabía que lo importante es comenzar y arriesgar ese poco.
Demasiadas veces nos falta confianza en nuestro poco. Nuestro granito de arena nos parece insignificante y lo guardamos. No nos creemos que nuestra insignificancia pueda colaborar con la transformación del mundo.
Cuando nuestro poco se une al poco de otras personas y todo junto lo mueve la mano de Dios la realidad se transforma.
El mismo evangelio es una Escuela del poco: una mujer joven con su sí, unos pocos discípulos, un poco de fe, dos monedas de poco valor, un poco de levadura, unas semillas pequeñas… cinco panes y dos peces. Y de ese poco insignificante surge la abundancia.
Bien, hoy es un buen día para preguntarnos: ¿qué panes y qué peces nos guardamos celosamente? Y cuando hayamos contestado quizá escuchemos de labios de Jesús: “-Traédmelos”.
Oración
Danos, Trinidad Santa, la audacia de creer en lo insignificante, que seamos personas confiadas que arriesgan su poco para transformar el mundo, la humanidad y nuestro propio corazón. Amén.
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Fuente Monasterio de Monjas Trinitarias de Suesa
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