No os quedéis plantados mirando al cielo, pero mirad al cielo.
Del blog de Tomás Muro La Verdad es Libre:
- Una nota previa sobre el acontecimiento de la ascensión.
¿Dónde estaba Jesús durante los cuarenta días después de Pascua, cuando se aparecía a sus discípulos? ¿Se encontraba retirado, solitario en algún lugar de Palestina y, de cuando en cuando, salía para ver y para que sus discípulos le viesen? ¡No! Jesús estaba en Dios. La resurrección equivale a estar ya en Dios.
La Ascensión propiamente no es un acontecimiento más en la vida de Jesús, sino que es la culminación de la Resurrección. No son capítulos de una supuesta biografía de Jesús. Jesús no termina en la cruz (crucifixión), ni en el sepulcro, ni en la mera resurrección, (que no sería poco). Jesús termina en Dios Padre. Jesús culmina su existencia humana junto al Padre.
La historia de la Ascensión no es una apoteosis final, una traca final como los mitos paganos. Una simple nube (la protección de Dios) simboliza que JesuCristo terminó en Dios, al mismo tiempo que también significa que Jesús “volverá simbólicamente sobre las nubes” y concluirá la historia.
La Ascensión no es un acontecimiento espacial (como si esto fuese la nasa) y que Jesús llegara a través de los espacios siderales junto a Dios. La bóveda celeste es un símbolo de la luz, de la inmensidad “de la morada” de Dios. Dios Padre no está ligado a ningún lugar, (Jn 4,24). Descartemos, pues toda concepción espacial de la Ascensión.
La fiesta, el acontecimiento de la Ascensión, es la meta de la esperanza humana. Terminaremos en Dios Padre con el Señor JesuCristo, con María la madre del Señor, con nuestros mayores. ¿Cómo será, dónde será? Son asuntos que se nos escapan: seremos en Dios como Jesús, como María.
Tenemos esperanza de que la ciencia médica termine con esta pandemia, pero la vida seguirá hasta que lleguemos a la vida. La esperanza absoluta es o está en la Ascensión.
Seremos en Dios.
- Teó-filos y los once.
San Lucas comienza el Libro de los Hechos (primer “diario” o historia de las comunidades cristianas naciente) dirigiéndose a Teófilo, que significa amigo de Dios. (Teófilo no es un señor que así se llamara, sino que Teófilo son dos palabras griegas: Theos: Dios y philos: amigo). Amigos de Dios somos todos, estemos seguros de que Dios es nuestro amigo siempre.
Sin embargo la comunidad no está completa. Mateo dice que los Once fueron a Galilea. Falta alguien en la Comunidad (Judas). ¿Por qué la Iglesia naciente conserva la memoria de un hombre fracasado? Quizás porque el ser humano, el creyente y la iglesia ha de contar siempre con el mal, la traición, el fracaso… Pero también al fracasado Dios le ama, también es: theos – filos.
Aunque fracasemos en la vida, no tengamos miedo, Dios nos considera siempre sus amigos.
Hay una plegaria eucarística en la que, en un momento, dice: “cuando por desobediencia perdimos tu amistad … no nos abandonaste”. Lo segundo es cierto: Dios no nos abandona nunca. Lo primero: cuando por desobediencia perdimos tu amistad… eso no es cierto ni de lejos. Dios no deja “tirado” a nadie por la vida ni en la muerte…
En primer lugar, pues, gocemos de la amistad de Dios, que eso es ser cristiano.
- San Mateo y las montañas.
San Mateo recurre muchas veces a los montes para comunicar su mensaje evangélico. Recordemos algunos:
- o Jesús es tentado en una montaña altísima, (Mt 4,8).
- o Pronuncia su “programa”, las bienaventuranzas en una montaña (Mt 5,1ss).
- o Se retira a orar a la montaña, (Mt 14,23).
- o Jesús cura enfermos en una montaña (Mt 15,25).
- o La Transfiguración acontece en el monte Tabor, (Mt 17,1).
- o Jesús fue crucificado en el monte Calvario, (Mt 27,38ss).
- o La despedida de los suyos, más que Ascensión, tiene lugar en un monte, (Mt 28,16)
San Mateo no es ni Edurne Pasaban, ni Juanito Oyarzabal, pero emplea este símbolo del monte / montaña, -por otra parte símbolo universal-, porque los montes son el lugar más cercano al cielo donde habita Dios. Por tanto JesuCristo está en Dios, a la derecha de Dios. Toda la vida con todos sus problemas incluidos: libertad (tentaciones), programa y estilo de vida, enfermedades, encuentros con Dios (transfiguración – oración), muerte y esperanza, resurrección, Jesús los vive desde Dios Padre.
Busquemos a Dios en el camino y en las montañas de la vida.
- La última mirada.
Lo vieron levantarse, marcharse y dejarles solos en la vida.
Es como la última mirada que dirigimos al ser querido que marcha o que nos deja definitivamente. Y dejas Pastor santo, que dice Fray Luis de León (1527-1591).
¡Cuántos emigrantes de todos los tiempos son despedidos por la última mirada triste de su familia: madres, esposos, amigos! Cuando muere un ser querido le despedimos con una mirada “plantada en el cielo”…
La última mirada se alarga amable y nostálgicamente.
Pero dos aspectos alivian y convierten la despedida en esperanza.
Fue elevándose.
San Lucas añade que JesuCristo se “marchó” bendiciendo (Lc 24,51). Bendecir es un modo de decir adiós, con Dios.
Levantarse, elevarse, crecer como personas en la vida es siempre hermoso sea cual fuere la condición que nos encontremos. El hijo perdido se levantó. La transfiguración de la vida supuso una elevación en el monte Tabor. Cuando sea elevado en la cruz, atraeré a todos hacia mí y sabréis que Yo soy. La Ascensión…
Al revés que los ídolos de este mundo, cuanto más se eleva Cristo, más cerca de está de nosotros. Estaré con vosotros todos los días hasta el fin del mundo.
Una nube los separó.
La nube “es” Dios. (La nube del desierto que protegía al pueblo, porque Dios protege y cuida). ¡Cuántas veces decimos con sinceridad profunda que Dios llevó consigo a tal persona! La nube es la protección de Dios: cuando los hebreos caminaban por el desierto (Ex 13,21: 40,36), Dios protegía al pueblo del rigor del solo con una nube (Salmo 105,29). En el bautismo de Jesús, salió una voz de la nube que decía: Este es mi Hijo… (Mt 17,5). En el monte Tabor, una nube, Dios, embargaba aquel momento de Jesús con sus tres discípulos, Moisés y Elías. Cristo concluirá la historia cuando venga sobre las nubes… (Lc 21,27)
A pesar de la tristeza de las separaciones de la vida, es hermoso pensar que terminamos acogidos y “envueltos” en la nube, en el hábitat de Dios.
- Fiesta de esperanza
La Ascensión es una fiesta de gran calado por lo que tiene de esperanza definitiva. Es cierto que no hay que quedarse plantados mirando al cielo, pero hemos de mirar al cielo.
Es una fiesta en la que intuimos y celebramos nuestro final. Vamos a terminar como Cristo, (y como la Virgen María: Asunción).
Del cielo no hablamos ya ni los curas en los funerales, y el “final”, la “finalización” del ser humano en Dios, es decisiva para que el presente tenga sentido.
Hoy en día podemos estar desesperanzados por esta enfermedad que nos embarga: miedos, incertidumbre, quizás nos sentimos “huérfanos” de vida. Quizás no sabemos hacia dónde vamos o simplemente muchos piensan que no vamos a ningún lado… Y vamos hacia Ti, morada santa… Gocemos con JesuCristo porque está siempre con nosotros hasta el final de los tiempos y, “luego” por toda la eternidad.
La Ascensión es un acontecimiento existencial de enorme consuelo. La entendamos como despedida, ascensión – elevación – plenitud, o como permanencia con nosotros: yo estaré con vosotros hasta el final de los tiempos, esta fiesta, la Ascensión es la fe en la esperanza.
La tierra es poca cosa sin la alegría y la esperanza del cielo.
No os quedéis plantados mirando al cielo,
pero mirad al cielo
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