Alejandro Alder, psicólogo de la FELGTB, impartió un directo, el viernes 3 de abril, a través de Instagtram (aalder.intothesource) para orientar a estos jóvenes sobre cómo sobrellevar la situación
La Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Trans y Bisexuales (FELGTB) alerta de que el estado de alarma obliga a muchas personas LGTBI, sobre todo jóvenes, a convivir 24 horas al día con personas que niegan su identidad o rechazan su orientación sexual. Esto las deja en una situación de especial vulnerabilidad ya que supone, según el psicólogo y miembro del Comité Consultivo de FELGTB, Alejandro Alder, “un maltrato psicoemocional continuo”. Esto provoca que se encuentren en una situación complicada.
Alejandro Alder, psicólogo y consultor de FELGTB, explica que los jóvenes LGTB confinados en casa que no son aceptados por su orientación sexual, pueden estar sufriendo un maltrato psicoemocional de manera continuo. Esto conlleva al incremento de situaciones LGTBIfobicas en los hogares, haciendo que nuestros jóvenes LGTB tengan ansiedad, depresión, frustración, rechazo y aislamiento.
FELGTB ha compartido el ejemplo detallado de Kai, de 25 años, que se encuentra confinado con su madre, la cual no respeta su identidad como persona no binaria. “La situación actual hace mella en mi psicológicamente, aunque menos que cuando era menor porque ya tengo más que formada mi identidad”, conto Kai a FELGTB. Kai comparte piso en la ciudad y asegura que cada vez que vuelve de visitar a su madre en el pueblo “siento que he perdido un trocito de mí, por aguantar días y días la negación de mi persona”.
Se encontraba en una de estas visitas cuando comenzó la cuarentena decretada por la dclaración del Estado de Alarma en España y está pasando el confinamiento con su madre, quién no respeta su identidad como persona no binaria. “Suelo sobrellevar la situación porque no convivimos, pero ahora, se me hace duro porque no puedo defenderme explícitamente. Entrar en una nueva discusión cada vez que se me niega es agotador no da frutos y ella no entiende por qué me hace dalo por más que se lo explico”, señala Kai en su testimonio.
Raquel también ve negada su identidad constantemente. Tiene 22 años y vive con sus padres y su hermano. Se visibilizó como mujer pero su familia no lo acepta. “No puedo ser visible en casa si no quiero tener problemas. Es una situación muy complicada porque mi madre, en especial, tiene una opinión radicalmente en contra al respecto”, explica. En su casa, se refieren constantemente a ella como si fuera un hombre y la llaman por el nombre de chico que sus padres le asignaron al nacer. “Me agobio y me siento mal. Tengo que seguir fingiendo ser alguien que no soy y es horrible”, asegura.
Andie también tiene 22 años y está pasando el confinamiento en casa de su padre donde este vive con su novia y su suegra. Antes del estado de alarma, le contó a su padre que era bisexual y él “se lo tomó bien” pero no ha hablado con nadie más de la casa al respecto. Sin embargo, le preocupa más la situación de otra persona de su entorno cercano que convive con una familia manifiestamente LGTBIfóbicas y no se ha visibilizado. “Entiendo el nerviosismo que puede sentir al estar encerrada con personas a las que quiere, pero que no la quieren tal cual es y con el riesgo de acabar en la calle en pleno estado de alarma si se enteran de su realidad”, explica Andie.
Jorge tiene 20 años y aunque habitualmente reside en una ciudad universitaria, está pasando el confinamiento en casa de sus padres, en el pueblo. Tener diversidad funcional no le ha impedido ser activista por los derechos de las personas LGTBI, pero se ha visto obligado a llevar una doble vida, “como si hubiera cometido un crimen” porque tiene que ocultar su orientación sexual a su familia. “He intentado en varias ocasiones decirles que soy gay pero siempre me dicen que soy una persona confusa e indecisa que no sabe lo que quiere”, asegura. “Ahora sufro un desgaste continuo por la falta de confianza, empatía y entendimiento con mis padres. Diariamente me pasa factura ya que me reprimo, me encierro y me siento mal conmigo mismo porque mi familia vive en la constante negación de la realidad. Mi salud mental está castigada debido a las múltiples discriminaciones que sufro como persona LGBTI con diversidad funcional y muchas veces he llegado hasta a cuestionarme a mí mismo”, explica.
Tampoco se ha visibilizado en casa Sukaina, de 24 años, que forma parte de una familia musulmana y es lesbiana. “Creo que soy otra persona delante de mí familia. Nunca saco el tema así que no suelo tener situaciones complicadas pero sí hay momentos incómodos en los que tengo que fingir claramente que soy lo que no soy. Cuando era muy reciente, me provocaba muchísima ansiedad pensar que no podía contarle a mi familia cómo soy realmente por miedo a represalias pero ahora que me he aceptado totalmente, lo llevo mejor”, afirma. Sukaina explica que el tema le sigue afectando a veces pero que suele controlar la situación con la ayuda de sus amistades, algo en lo que coinciden también el resto de personas entrevistadas y lo que recomienda el psicólogo Alejandro Alder.
Alder, recomienda llevar ciertas pautas que ayuden a mejorar estas situaciones. “Se aconseja buscar una persona de confianza con la que se puedan expresar las emociones. No hay que quedarse con nada dentro porque hablar ayuda a sentirse mejor”, asegura el experto. Además, incide en que es fundamental validar las emociones que se van sintiendo. “Se tiene todo el derecho a sentir lo que se siente ya sea tristeza, ansiedad, etc.”, afirma.
Alejandro Alder explica que, aunque la realidad de cada persona es única y no existen soluciones generales para solventar las distintas situaciones que se puedan estar planteando en cada caso en particular, sí se pueden dar unas pautas globales que contribuyan a sobrellevar mejor determinadas adversidades. Así, también recomienda expresar en el núcleo familiar, si el ambiente lo permite, que esta situación se puede llevar de la mejor manera posible si todas las personas que conviven juntas se respetasen entre sí, aunque existan diferencias. “Si esto no funciona, es importante poner límites en la medida de lo posible, según la realidad que se esté atravesando”, añade.
Asimismo, declara que es importante vivir el día a día y recordar que “el único momento que existe es el aquí y el ahora, nada más”. “Pensar en el pasado generalmente ocasiona sensaciones de depresión y hacerlo en el futuro puede crear ansiedad. Por el contrario, ubicarse en el momento presente empodera y nos permite actuar en el hoy, que es lo único tiempo realmente existe”, asevera.
Por otra parte, recomienda valorar el aceptar radicalmente la realidad que se está viviendo. “Si se está experimentado una situación compleja, aceptarla no significa resignarse. La aceptación permite gestionar lo que hay desde la objetividad y abre la puerta a ver qué opciones se pueden tener a mano para que, desde el aquí y el ahora, se aborde esta experiencia de la mejor manera posible”, explica. “En cualquier caso, si la situación se vuelve muy grave y compleja y existen sensaciones de peligro o está en riesgo la intregridad física, emocional o la vida, lo mejor es llamar a la policía”, concluye.
FELGTB ha puesto a disposición de todas las personas LGTBI que se encuentren en situación de especial vulnerabilidad la Línea Arcoíris: 91 360 46 05 (en horario de lunes a viernes de 8:00 a 15:00 horas) o info@felgtb.org.
Fuente Agencias/FELGTB
General, Homofobia/ Transfobia.
Alejandro Alder, Confinamiento, Coronavirus, COVID-19, FELGTB, Línea Arcoíris
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