El Senado del estado de Washington, en el noroeste de Estados Unidos, ha aprobado un proyecto de ley, procedente de la Cámara de Representantes, para prohibir la alegación de «pánico gay» o trans como atenuante de un delito. Se trata de una de las estrategias de defensa legal más utilizadas por los asesinos de personas LGTBI, que argumentan haber cometido el crimen cegados por un miedo insuperable tras el acercamiento de una persona de la que supuestamente descubren en ese momento que es homosexual o trans. La iniciativa lleva el nombre de Nikki Kuhnhausen (en la foto), una adolescente trans asesinada con 17 años en 2019. Nueve estados de Estados Unidos ya han introducido leyes para acabar con estos casos.
El caso de Nikki Kuhnhausen conmocionó a la sociedad del estado de Washington. La joven de 17 años desapareció en junio del año pasado, pero sus restos mortales no se localizaron hasta diciembre, en un bosque cercano a la localidad de Vancouver junto a Portland. La investigación reveló que Kuhnhausen fue estrangulada por un hombre de 25 años que presuntamente pretendía mantener relaciones sexuales con ella. El acusado declaró a la policía que al saber que la adolescente era una mujer trans, se sintió «realmente incómodo» y que la revelación lo «trastornó».
Un ejemplo más de la estrategia de defensa legal de «pánico trans» o gay, según el caso, que los asesinos de personas LGTBI utilizan con frecuencia. Aunque en esta ocasión, gracias a la iniciativa de la madre de la víctima, el terrible suceso tendrá consecuencias. Al conocer la declaración del presunto homicida, Lisa Kuhnhausen-Woods comenzó a hacer campaña por la prohibición de los atenuantes por miedo insuperable, y sus esfuerzos han cristalizado en un proyecto de ley aprobado por ambas cámaras del legislativo estatal y que ya solo aguarda la firma del gobernador.
La norma, que lleva el nombre de Nikki, fue discutida y aprobada en la Cámara de Representantes el pasado 12 de febrero por 90 votos a favor y solo cinco en contra. En el Senado, el apoyo ha sido igual de abrumador y bipartito. El pasado miércoles, 46 senadores respaldaron la medida frente a tres que se opusieron. El proyecto solo aguarda ya la firma en las próximas semanas del gobernador demócrata Jay Inslee.
Washington se convertirá, previsiblemente, en el décimo estado en aprobar una ley de este tipo. El primero fue California, en 2014, seguido por Illinois, Rhode Island, Connecticut, Hawái, Maine, Nevada, Nueva York y Nueva Jersey. Además, otros cinco estados debaten actualmente normas similares. Fuera de Estados Unidos, Nueva Zelanda adoptó la prohibición de la defensa por «provocación» en 2009 y en Australia, todos los territorios ya han aprobado leyes contra las defensas por «insinuación homosexual» salvo Australia Meridional, donde actualmente se discute el asunto.
«Pánico gay»: un largo historial de uso
La defensa por «pánico gay», en sus diferentes variantes, ha sido y sigue siendo muy utilizada. En España, sin ir más lejos, permitió que Jacobo Piñeiro, asesino de dos chicos gais en Vigo en 2006 (a los que asestó 57 puñaladas, para luego prender fuego a su casa) fuera absuelto por un jurado popular en 2009. Por fortuna la justicia obligó a repetir el juicio con un nuevo jurado, y Piñeiro fue finalmente declarado culpable de doble asesinato y condenado a una pena de 58 años de cárcel, una sentencia que fue luego confirmada por el Tribunal Supremo. El alto tribunal estimó, tal y como ya había resuelto antes el Tribunal Superior de Xustiza de Galicia, que el recurso de Piñeiro se hallaba «completamente huérfano de fundamentación», tanto por las atenuantes invocadas de «miedo insuperable, trastorno mental transitorio y superación de una situación límite que le hacía temer por su vida» como porque los motivos formulados carecían «de amparo procesal».
En Estados Unidos, la defensa por «pánico gay» ha sido utilizada en muy diversas ocasiones, empezando por el terrible asesinato de Matthew Shepard en 1998, cuya brutalidad ocasionó un fuerte movimiento de protesta. Este movimiento culminó en 2009 con la ley que lleva su nombre, por la que se incluye la orientación sexual de las víctimas en la lista de delitos de odio. La misma defensa fue utilizada por los abogados de Brandon McInerney, un muchacho de 14 años que asesinó su compañero de instituto Lawrence King, aunque al final, tras un acuerdo, fue condenado a 21 años de cárcel. Y también ha sido usada por la defensa de Lawrence Reed, acusado en marzo de 2013 del asesinato de Marco McMillian, primer candidato abiertamente gay a la alcaldía de Clarksdale, Misisipi.
En junio de 2013, la sección de justicia criminal de la Asociación Americana de la Abogacía (American Bar Association) propuso precisamente a sus miembros una serie de medidas contra el uso de esta estrategia, incluyendo la recomendación de medidas legislativas como la aprobada ahora en Washington. La propuesta fue aprobada de forma unánime en agosto de 2013 por la asamblea de dicha organización, a la que están afiliados más de 400.000 abogados.
Fuente Dosmanzanas
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