Tu rostro y III
Del blog Nova Bella:
“No puedes ver mi rostro;
porque nadie puede verme,
y vivir.”
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Del blog Nova Bella:
“No puedes ver mi rostro;
porque nadie puede verme,
y vivir.”
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Claves para un diálogo transformador
Stefano Cartabia, Oblato,
Uruguay
ECLESALIA, 07/02/20.- La reflexión que sigue, basada en mi experiencia y reflexión, no quiere ser exhaustiva y tampoco puede serlo en tan breve escrito. Simplemente quiero abrir pistas para profundizar en un tema sumamente importante en este cambio de época.
La palabra diálogo viene del griego διάλογος, “dia-logos”: dia, “a través” y logos, “palabra-discurso”. Podemos por la tanto, según su etimología, entender el diálogo como un pasar a través de las palabras, un conocimiento que pasa por las palabras. Si entendemos λóγος en su sentido filosófico más profundo podemos ampliar el sentido de diálogo a una comprensión que atraviesa el orden misterioso de lo real para captar el sentido.
Por eso que diálogo no es exclusivamente reservado a una conversación entre dos personas. En esta reflexión utilizo la palabra diálogo en su sentido más amplio: una manera de relacionarse entre dos o más personas o realidades (grupos, instituciones, naciones, religiones, etcétera) para buscar una síntesis y una verdad más global y armoniosa. Diálogo en el fondo es relación.
En nuestro mundo globalizado y tecnocrático se habla mucho de diálogo. En muchos casos usamos la palabra diálogo simplemente como una fachada, para mostrar algo que en realidad no queremos ni saber ni hacer. En otros casos la intención es más genuina y se intenta dialogar para encontrar acuerdos y para crecer en conocimiento y en comunión.
En la mayoría de los casos – tengo esta percepción – los frutos del diálogo no son los esperados. Entran entonces el desencanto y la frustración, la tristeza y el enojo.
Con todo esto – me interesa subrayarlo – cualquier intento sincero de diálogo es valioso, necesario y merece todo el apoyo y la confianza.
Intentamos ver con más claridad y profundidad. ¿Por qué no funciona el diálogo? ¿Por qué no produce los frutos esperados?
Como decía intentaré abarcar la experiencia del diálogo en su sentido más amplio: desde los encuentros personales, familiares y de amistad hasta el dialogo político, entre naciones y el dialogo intraeclesial y entre las religiones.
En todos estos vastos campos me parece que el esfuerzo por dialogar no conduce adonde queremos.
Hacemos experiencia de que los conflictos familiares siguen, el diálogo político es siempre superficial y frágil y ni que hablar del diálogo entre las naciones. También a nivel eclesial se notan muchas dificultades para vivir un diálogo fecundo y fructífero y lo mismo ocurre con el diálogo interreligioso.
¿Por qué no funciona?
Porque en realidad no estamos dialogando. En muchos casos son monólogos con apariencia de diálogo. No hay verdadera apertura ni disponibilidad a comprender radicalmente el otro. Hay apego a los propias posturas, miedos, prejuicios.
Intento proponer unas claves para un verdadero diálogo. Debemos tener presente que estas claves están interconectadas, se dan juntas, se superponen y se dan la una en la otra. Para mayor claridad y orden las analizo brevemente una por una.
Claves para un verdadero diálogo
Un verdadero diálogo empieza por una apertura radical de mente y corazón. No es posible un diálogo sin esta apertura. La apertura expresa confianza, disponibilidad. Abrirse nos es tan fácil como parece. Abrirse es hacer espacio al otro para que se sienta cómodo, como en casa.
¿Cuánta veces en nuestros diálogos nos sentimos verdaderamente cómodos?
Abrirse es poner entre paréntesis nuestro saber y nuestras creencias. Es poner todo en juego, todo arriba de la mesa. Abrirse también supone aceptar la vulnerabilidad. Cuando nos abrimos realmente nos experimentamos más expuestos y vulnerables. Tal vez en este miedo radica la dificultad de una apertura total y radical. La apertura es un paso prioritario y esencial para un verdadero diálogo.
Un verdadero diálogo necesita una escucha profunda. Una escucha profunda no es para nada fácil y mucho menos automática. Tenemos que estar muy presentes en el momento del diálogo para escuchar. La inercia mental, las heridas emocionales y los miedos siempre condicionan – a menudo inconscientemente – nuestra escucha. Una escucha profunda significa que mientras escucho estoy totalmente ahí con todo mi ser: cuerpo, mente y espíritu. Escuchar profundamente significa que no tenemos apuro en contestar, que no juzgamos lo que estamos escuchando y que no estamos pensando. Simple y totalmente estamos escuchando. Estamos ahí, estamos totalmente presentes desde lo profundo del ser. En mi experiencia es bastante difícil asistir a una escucha profunda.
Para un verdadero diálogo es imprescindible soltar los prejuicios. Es una operación difícil porque a menudo son inconscientes. Muchas veces ni nos damos cuenta de nuestros prejuicios. Por eso es fundamental, antes del dialogo, sincerarse con uno mismo: ¿tengo prejuicios? ¿Cuáles son? Esta operación requiere tiempo y es importante tomarse todo el tiempo necesario, hasta que sintamos con la mayor lucidez posible que hemos detectado los prejuicios y los hemos soltado. Si por algún motivo no logramos soltar algún prejuicio sería conveniente postergar la etapa del diálogo. Darse cuenta del vasto campo de prejuicios que vive en nuestro interior requiere la gran aventura del autoconocimiento.
No existe un verdadero y fructífero diálogo sin la aceptación radical del otro. Y este paso requiere otro previo: la aceptación de uno mismo. Sin aceptación no hay diálogo. Una de las causas más frecuente del fracaso de los diálogos es la falta de aceptación. La aceptación incluye a todo: a mi mismo, a la situación actual, al otro o los otros. Aceptar radicalmente significa reconocer que la realidad tiene prioridad sobre el pensamiento. Lo que es, es lo que es: aunque me gustaría que fuera de otra manera. La aceptación es fundamental porque nos introduce en un estado de paz absoluta y sin causa. Cuando aceptamos estamos en paz y desde la paz cada diálogo encuentra el mejor terreno para dar fruto. La aceptación radical impide enérgicamente que nos atrape la tentación de querer cambiar al otro. Cuando existe – aunque sea solo una chispa – el deseo de cambiar o convencer al otro el diálogo está infectado desde el arranque.
De la mano de la aceptación surge el respeto. El respeto integral del otro o de los otros indica que los he aceptado, que reconozco su ser y su valía más allá de cualquier otra cosa que pueda existir o surgir. Respeto es darse cuenta de la unidad radical que nos convoca, de la interconexión que existe. El respeto es la muerte de cualquier intento del ego de sentirse superior o mejor. En el respeto integral nos percibimos profundamente iguales en el ser, más allá de las distinciones. Y reconocemos las diferencias como expresión del mismo Ser que nos constituye. Respeto es: te acepto y asumo integralmente como eres y te manifiestas.
El silencio tiene que preceder, acompañar y seguir el proceso de diálogo. Hablamos del silencio de todo nuestro ser: cuerpo, mente y espíritu. El silencio es la condición que facilita todas las demás condiciones para un verdadero diálogo. Desde el silencio nos ubicamos en nuestro lugar sano, lugar que es también el lugar sano del otro. Desde el silencio se derrumban los muros del miedo. Sabemos que estamos a salvo, sabemos que el diálogo de cierta manera y en lo profundo ya está hecho. El silencio nos pone en la verdad y sana las heridas.
Antes de entrar en el diálogo efectivo tenemos que darnos tiempos de silencio y echar raíces ahí. La preparación remota a un verdadero diálogo es la constante practica del silencio que se puede hacer, por ejemplo, a través de la práctica diaria de la meditación. La preparación próxima al diálogo es hacer unos minutos de silencio antes de comenzar el diálogo mismo.
El silencio es fundamental porque genera una palabra viva. La palabra que surge del silencio es una palabra pura, humilde, serena, verdadera. Panikkar hablaba de “la dimensión apofática de toda palabra humana”: cada palabra humana esconde una dimensión de silencio y de misterio, algo no dicho. Conectar con esta dimensión es esencial para que nuestras palabras sean auténticas.
El silencio nos lleva a trascender la mente. Es un punto esencial. Los conflictos y los diálogos fracasados surgen de la mente, nunca del ser. La mente es la identificación del yo con el pensamiento y hasta que estamos identificados con el pensamiento un verdadero diálogo es imposible y, peor, será siempre un diálogo pobre, parcial, frágil. No podemos dialogar a partir de la mente y del pensamiento. El pensamiento es siempre conflictivo, egoico, repetitivo. Cuando nos establecemos más allá de la mente, usamos el pensamiento como una herramienta y entonces el diálogo puede desarrollarse en armonía y profundidad. Si no trascendemos la mente seremos esclavos del pensamiento y nuestro diálogo será mental y por ende, aunque no degenere en conflicto, será muy limitado.
Una de las claves importante es reconocer la propia sombra. Si no somos capaces de detectarla y asumirla la sombra se proyectará inevitablemente en el diálogo y minará desde la raíz sus posibilidades de éxito. La sombra consiste en nuestras zonas oscuras que hemos reprimido en el inconsciente. Se necesita mucho trabajo y honestidad para verla, reconocerla y asumirla. No se trata de ser perfectos ya que siempre nuestras sombras y heridas nos acompañarán. Se trata de reconocerlas para no proyectarlas en los demás. En el fondo es aprender a hacernos cargos de nuestras zonas oscuras y nuestras heridas para que no distorsionen la percepción que tenemos del otro.
Todo lo que vimos nos lleva derecho a ser disponibles para el cambio. Entablar un diálogo sin una previa disponibilidad a cambiar es la premisa para el fracaso. Si vivimos todas las dimensiones que hemos analizado notaremos surgir una pacifica y alegre disponibilidad al cambio. Disponibilidad al cambio no necesariamente significa que tenemos que cambiar algo, pero si indica que nos dejamos trasformar por el diálogo. Cualquier verdadero diálogo – aunque en la superficie no cambia nada – es profundamente revolucionario y transformador.
Me parece oportuno ampliar el contenido del diálogo más allá de las palabras. En nuestra sociedad occidental la palabra está sobrevalorada, abusada y manipulada. Cuando se habla de diálogo lo restringimos a conversaciones y palabra. Se puede dialogar – entrar en relación – a través de muchas otras dimensiones de nuestra rica humanidad.
¿Por qué no introducir en nuestros diálogos elementos como el arte, la música, la danza, el canto?
Sin duda nuestros diálogos se verían purificados de tantas palabras y enriquecidos por otras dimensiones del ser.
Las palabras – si no somos extremadamente lúcidos y honestos – caen fácilmente en el terreno de la interpretación y el malentendido. Nuestra experiencia común lo confirma.
Las palabras hablan a nuestra mente mientras otras formas de comunicar hablan a todo nuestro ser. Ampliar el diálogo a otras maneras de entrar en relación y comunicar puede abrirnos a profundidades y posibilidades insospechadas.
Analizando tres diálogos
Si nos detenemos a analizar cualquier diálogo que consideramos “fracasado” – en el terreno personal y a nivel macro – nos daremos cuenta rápidamente de la ausencia de algunas de estas claves.
Vamos a analizar brevemente tres diálogos para darnos cuenta como funcionan o pueden funcionar las claves para un verdadero diálogo que hemos mencionado.
Que la política mundial esté pasando por una de sus más grandes crisis no se le escapa a nadie. Poca o nula estabilidad, corrupción, fanatismo, falta de lideres. Es una crisis mundial que sin duda nos hará crecer. Los modelos democráticos que surgieron en el siglo pasado están reventando. Se aproxima a mi parecer un nuevo y más humano modelo de democracia. Uno de los factores de esta crisis es la incapacidad brutal de diálogo. Sospecho que en muchos casos juega también una mala intención: deseos de poder, fama, dinero. En muchos otros casos, bien intencionados, notamos una preponderante escasez de las claves que hemos mencionado.
En muchos parlamentos notamos poca apertura, poca o ninguna escucha profunda, muchos o bastante prejuicios, poca aceptación del otro, a veces se pierde el respeto, nada de silencio, nada de trascender la mente y por ende poca o ninguna disponibilidad al cambio. Por eso que los diálogos políticos, más que diálogos, son intentos de acuerdos. Reina lo superficial, los intereses creados, los fanatismos, las posturas ideológicas.
¿Cómo es posible el desarrollo de un país y sus ciudadanos en estas condiciones?
Las nuevas democracias estarán necesariamente ancladas a un verdadero diálogo.
Soñemos: imaginemos un parlamento donde haya apertura, escucha profunda, aceptación y respeto, silencio y disponibilidad al cambio.
¿Cómo será el diálogo que surgirá?
¿No tendrá un reflejo sumamente positivo para todo el país?
Muchas veces lo que estamos en la iglesia percibimos la dificultad de un verdadero diálogo. Experimentamos tensiones y frustración.
¿Por qué ocurre todo eso?
A mi parecer una de las causas más fuertes es la manera de entender y vivir la autoridad y el poder. Más allá de que el evangelio es muy claro en cuanto a la autoridad entendida como servicio, en la práctica y a menudo la autoridad es un obstáculo para el diálogo.
Me parece vislumbrar dos motivaciones para esta incoherencia.
Una verdadera autoridad es siempre reconocida y nunca impuesta. La estructura eclesial se basa en imponer autoridad y autoridades. Obvio, con el supuesto “aval” del Espíritu Santo. Obviamente no pongo en duda el rol del Espíritu en el caminar de la iglesia y sus autoridades. Pero si cuestiono el “uso” y la manipulación que hacemos del Espíritu y del Misterio para justificar una autoridad impuesta y el ejercicio del poder.
Una nueva y más evangélica visión de la autoridad se relaciona a temas muy concretos: la autoridad del Papa, la elección de los obispos y de los párrocos, el rol de los laicos y especialmente de la mujer. Solo para nombrar unos pocos ejemplos.
Las instancias decisionales en la iglesia son casi exclusivamente reservadas a los varones y a la jerarquía que, entre paréntesis, constituyen la abrumante minoría de la iglesia. En la elección de los obispos los laicos no tienen ninguna participación.
Es normal que una autoridad así entendida y ejercida no puede manifestarse en un verdadero diálogo. Esencialmente por falta de igualdad y por la creencia de “poseer” la verdad. Se confunde el rol de servicio que la autoridad otorga con una supuesta mayor dignidad o mayor sabiduría y lucidez.
Notamos entonces que en el dialogo intraeclesial falta una radical apertura, una escucha profunda, un soltar prejuicios (de todas las partes involucradas obviamente), una aceptación y un respeto radicales. Falta también silencio y – algo paradójico para una institución espiritual – trascender la mente.
Hasta que la jerarquía no se pondrá en un plan de igualdad con el pueblo laico y hasta que tiene el “sartén por el mango”, un verdadero diálogo se hace sumamente difícil.
No son la Verdad. Esta manera unilateral y fundamentalista de entender los dogmas y la tradición nos atasca en el ámbito mental, donde un verdadero diálogo se hace imposible. Por eso que los diálogos más fecundos y provechosos se dan a menudo a partir de la base, donde lo que rige es la vida y no los dogmas. Donde la vida tiene prioridad sobre el pensamiento el diálogo es mucho más auténtico y fecundo.
En el dialogo interreligioso el fenómeno es parecido. Acá tal vez lo más importante y urgente son las ultimas 5 claves. En estos últimos decenios se dieron instancias interesantes y profundas de diálogo, por lo menos en algún caso. Se pudo notar un crecimiento en apertura, escucha, en la aceptación y el respeto y en soltar prejuicios. Sin duda debemos y podemos crecer en esto pero estamos en camino. Me parece más urgente, como decía, apuntar al silencio, a trascender la mente, a reconocer la sombra, a ser disponibles al cambio y a buscar nuevas formas de diálogo.
En el diálogo interreligioso, todavía y en general, hay poco silencio. Se intenta dialogar a partir de conceptos, ideas, leyes, ritos, doctrinas. Este diálogo, aunque sin duda pueda servir y ayudar, quedará siempre atascado en la superficie y será muy limitado. Porque un dialogo “mental” no es, esencialmente, experiencial. Se dialoga a partir del pensar y el pensar muchas veces tiene poca relación con la vida y la experiencia. Dialogar a partir del silencio es dialogar a partir de la vida real, no de los conceptos o las ideas. En la experiencia del silencio todos nos encontramos, nos sentimos uno. Desde ahí el dialogo “verbal” toma totalmente otro espesor y calidad.
La consecuencia de esta falta de silencio en el diálogo interreligioso es la dificultad de trascender la mente y por eso, como expliqué hace un momento, nos quedamos atrapados en los conceptos y el lenguaje.
Creo que también es urgente emprender el camino del reconocimiento de la propia sombra, sobre todo a nivel institucional. Cuando la iglesia y el cristianismo dialogan con otras tradiciones se hace presente una “sombra” colectiva que, si no es reconocida, influye negativamente en el diálogo. La sombra colectiva de la institución iglesia y del cristianismo está constituida por toda nuestra historia de dolor, persecución, marginación, martirio. Si no logramos ver y asumir esta sombra la proyectaremos en el dialogo y veremos fantasmas donde no los hay. Esto nos llevará a cierta violencia, a cerrarnos y a juzgar.
Fundamental la disponibilidad al cambio. En un verdadero diálogo interreligioso es un elemento central y fundante.
¿Qué sentido tiene sentarse a dialogar si, desde un comienzo, me cierro a aprender y a cambiar?
Esto no significa, lo reitero, que necesariamente tenemos que cambiar algo.
Un diálogo verdadero sin duda iluminará la vida y podremos vislumbrar algún cambio posible. El diálogo no empobrece la identidad de cada uno, sino que la enriquece. El diálogo, si estamos abiertos y disponibles, confirmará nuestra identidad más profunda enriqueciéndola con otros aspectos y dimensiones.
Un diálogo profundo entre un cristiano y un budista por ejemplo, transformará el cristiano en un cristiano más pleno y auténtico enriquecido con la dimensión budista; y transformará un budista en un budista más pleno y auténtico enriquecido con la dimensión cristiana.
Es un viaje increíble y de una belleza inimaginable.
Por último cobra particular importancia la necesidad de abrir el diálogo a otras formas que trasciendan las palabras. En muchos casos, en el diálogo interreligioso, las palabras y el lenguaje serán obstáculo. Cuando nos abrimos a otras formas de dialogar descubriremos nuevas posibilidades para comprendernos, crecer juntos y enriquecernos.
El diálogo entre distintas religiones y tradiciones espirituales puede avanzar enormemente a través de la oración, del silencio, del arte, del danzar y cantar juntos, del juego, de la música.
Concluyendo
Se podría pensar que vivir un diálogo de la manera que hemos expresado anularía la identidad personal o institucional. Es un miedo comprensible y normal… pero un miedo del ego. El miedo solo viene del ego.
En este caso, como en muchos otros, la que habla es la experiencia. Probar para creer. Verificar personalmente.
Cuando dialogamos a partir de las claves aquí propuestas nos daremos cuenta por experiencia propia que nuestra verdadera identidad no solo no se anula, sino que se ve enriquecida. Porque nuestra identidad no reside en el pensamiento, sino en el ser. El otro, los otros, son parte de “mi” identidad. Viviéndola así también mi personalidad se verá enriquecida y será cada vez más transparente al ser que se quiere manifestar desde y a través de mi persona. Esto vale a nivel personal como a nivel colectivo, de naciones, de iglesia. Es ley universal.
Por otro lado todo esto puede parecer utópico y, desde lo macro, puede que lo sea. Pero, lo sabemos de sobra, el cambio empieza por uno. “Se tu el cambio que quieres ver en el mundo” y “si vos cambia, todo cambia” son afirmaciones que sin duda conocemos pero que frecuentemente se quedan sin práctica y sin concretarse en lo cotidiano. La clase política que tenemos y la iglesia que tenemos no surgen de la nada y las personas con autoridad para implementar más rápidamente un cambio son frutos de nuestros barrios, nuestras familias, nuestra educación, nuestra cultura.
El cambio, si empieza, empieza por ti y empieza por mi. Aquí y ahora. Aquí y ahora puedo decidir tomar este camino y aplicar con paciencia y pasión las claves para un verdadero diálogo.
Así surgen los cambios estructurales y verdaderos: no por imposición y desde arriba. Sino por crecimiento en conciencia y desde abajo, desde lo sencillo y lo cotidiano.
Jesús y el evangelio lo tienen claro. La transformación surge y empieza desde lo pequeño: la semilla de mostaza, la levadura en la masa.
(Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedencia).
Desde ahora ninguna Isapre podrá negar o restringir cobertura a las personas trans en razón de su identidad de género.
En un hecho sin precedentes en la historia de los derechos de las personas trans, la Corte Suprema rechazó que la transexualidad sea una patología, acogiendo así un recurso de protección presentado por el Movimiento de Integración y Liberación Homosexual (Movilh) contra la Isapre Colmena Golden Cross por haber tipificado a la identidad de género como “un enfermedad pre-existente” y bajar hasta un 75% la cobertura a personas trans.
Para la abogada del Movilh. Mónica Arias, quien representó al afectado, se está en presencia del más significativo triunfo judicial para garantizar el acceso igualitario a la salud privada de las personas trans. Sin lugar a dudas ninguna Isapre podrá seguir discriminando por la identidad de género, «gracias a la valentía de un joven, B.A, quien lejos de guardar silencio frente a los atropellos acudió a nosotros para la presentación de un recurso de protección”, apuntó el mencionado colectivo LGBTI.
El histórico fallo fue unánime, siendo dictado por los ministros/as de la Tercera Sala de la Corte Suprema, Sergio Muñoz, María Eugenia Sandoval, Ángela Vivanco y los abogados integrantes Pedro Pierry y Julio Pallavicini. De esa manera se confirmó la sentencia previa dictada el 6 de agosto pasado por la Cuarta Sala de la Corte de Apelaciones de Santiago.
Colmena había apelado a la Suprema alegando que la transexualidad sí era una enfermedad y enfatizando que se sentía “abusada” por el fallo de primera instancia.
Fallo de la Suprema
La Corte Suprema acogió el recurso señalando que la Isapre Colmena al exigir a un hombre trans declarar su identidad de género como enfermedad pre-existente y bajarle en un 75% la cobertura vulneró el artículo 131 del Decreto con Fuerza de Ley N° 1 de 2005, el artículo 19 N° 9 de la Constitución Política de la República, así como “dispuesto en la letra a) del artículo 5 de la Ley N° 21.120, que establece -dentro de los principios relativos a la Ley de Identidad de Género- el de No patologización definido como el derecho de toda persona trans a no ser tratada como enferma”.
Añadió que la persona trans “no padece ningún tipo de alteración en los mecanismos que funcionan para mantener vivo y en funcionamiento el cuerpo humano, resultado en consecuencia improcedente e infundada la decisión de la recurrida en orden a no otorgar derechamente la afiliación solicitada, condicionándola a restricciones que de acuerdo a la normativa vigente, son únicamente aplicables a aquellos contratos celebrados con personas aquejadas por enfermedades debida y anteriormente diagnosticadas”
“La situación de una persona transgénero, así, no es la de un paciente que sufre una enfermedad sino la de una persona que manifiesta una identidad distinta a su sexo biológico. Como ya lo ha reconocido esta Corte en sus sentencias roles 70.584-2016 y 18.252-2017, la valoración y la protección jurídica de la identidad de género se encuentran presentes también en nuestro ordenamiento al estimarse ser ésta una de las “categorías sospechosas” o indiciarias de discriminación arbitraria prohibidas por la Ley No 20.609, por lo que corresponde al Derecho proveer los medios para evitar que tal situación se transforme en fuente de afectación de derechos y de trato peyorativo de quien vivencia tal realidad”, apuntó el fallo.
“Atendido lo anterior, procede acoger la presente acción cautelar y disponer que la recurrida deberá incorporar al recurrente como afiliado, sin considerar, a efectos contractuales, su identidad de género como pre-existencia de salud”, finalizó la sentencia que fue calificada como histórica por el vocero del Movilh Óscar Rementería.
“Dimos una larga y agotadora lucha contra un gigante, debiendo soportar en sus intervenciones distintos discursos que denigraban en razón de la identidad de género. Finalmente, se impuso la justicia”, dijo Rementería
Recurso aquí
Fuente MOVILH
Los dos partidos del Gobierno (Ciudadanos y PP) acercando posturas con Vox EFE
La Sala de lo Contencioso Administrativo del Tribunal Superior de Justicia de Murcia ha acordado suspender, de manera cautelar y mientras dura la tramitación del recurso interpuesto por el Ministerio de Educación, la ejecución del mal llamado «PIN parental» por parte del Gobierno murciano. Una medida que desde hace años vienen reclamando organizaciones ultraconservadoras como HazteOír, que el Gobierno de Murcia ha hecho suya y que autoriza a los padres a prohibir que sus hijos acudan a charlas educativas sobre diversidad y contra la LGTBIfobia.
Mucho se ha escrito sobre el «PIN» o veto parental, una medida que, ya antes de que la polémica saltara a primer plano de la actualidad nacional, el Gobierno murciano había implementado el pasado mes de agosto a través de una instrucción de la Consejería de Educación, que ordenaba que todas aquellas actividades complementarias que fuesen a ser impartidas por personas ajenas al claustro de los centros que imparten educación infantil y primaria debían ser comunicadas con antelación a los padres o tutores y estos tenían que dar su autorización expresa. Semanas más tarde, en el marco de las negociaciones presupuestarias entre PP, Ciudadanos y Vox, las tres formaciones que dan sostén al Gobierno de Murcia (aunque la formación de extrema derecha no forma parte del mismo), acordaron darle mayor rango normativo.
Fue entonces cuando el debate se hizo extensivo al nivel nacional, a pesar de que como hemos dicho la medida ya se encontraba en vigor desde el inicio del curso, y el Gobierno de España tomó cartas en el asunto. El Ministerio de Educación, a cuyo frente se encuentra Isabel Celáa, dio en enero un plazo de un mes a la Consejería de Educación de Murcia a que retirara las instrucciones a los centros. El Gobierno murciano hizo caso omiso y en febrero presentó un recurso por la vía contencioso-administrativa. El Gobierno español considera que la normativa educativa prescribe que son los docentes, en el marco de la autonomía pedagógica de los centros educativos, quienes tienen la competencia para diseñar las actividades complementarias que consideren convenientes y dar así cumplimiento a lo establecido en los currículos correspondientes. Por otra parte, considera que el veto por parte de los padres a la asistencia de los alumnos a este tipo de actividades supondría una «objeción de conciencia encubierta» que podría aplicarse a contenidos curriculares y que va en contra de la legislación española. El Ministerio entiende además que el veto parental colisiona con el derecho constitucional fundamental a la educación, además de contravenir diversos tratados internacionales ratificados por España, la legislación sobre la violencia de género y la normativa específica en materia LGTBI.
De hecho, se da la circunstancia de que Murcia aprobó en 2016 una ley regional contra la discriminación por LGTBIfobia (cuyo texto íntegro puedes descargar aquí) que recoge de forma expresa una ambiciosa batería de medidas educativas. «Se integrará la educación en valores de igualdad, diversidad y respeto desde la Educación Infantil hasta la enseñanza obligatoria, explicando la diversidad afectivo sexual desde las edades más tempranas, eliminando los estereotipos de “normalidad” basados en la heterosexualidad como la única orientación sexual válida y admitida, haciendo comprensible para todos las diferencias entre identidad sexual, expresión de género y orientación sexual. Se fomentará la utilización en la escuela de recursos pedagógicos (juguetes, juegos, libros, material audiovisual), que fomenten la igualdad entre todas las personas con independencia de su identidad sexual, orientación sexual y su expresión de género», expresa por ejemplo el artículo 25.2 de dicha norma.
Las instrucciones del Gobierno murciano, suspendidas cautelarmente
Ahora el Tribunal Superior de Justicia de la Región de Murcia ha decidido suspender cautelarmente las instrucciones de la Consejería murciana de Educación hasta decidir sobre el recurso del Ministerio de Educación. El tribunal, conviene aclarar, no se pronuncia sobre el fondo de la cuestión: la suspensión tiene lugar ya que «puesto que las instrucciones impugnadas despliegan sus efectos durante el presente curso escolar, y este concluye a finales de junio (…) una eventual sentencia estimatoria podría quedar carente de virtualidad».
A ello se une que el alto tribunal murciano no considera que la suspensión suponga un riesgo para el derecho de los padres a intervenir en la educación de sus hijos ya reconocido por las leyes, estimando que ya «existen mecanismos suficientes, en principio, para que los padres expresen su no conformidad y que sean valoradas las concretas razones de la misma, lo que es algo distinto de la autorización para cada actividad».
El auto de suspensión cautelar no es firme y contra el mismo se puede interponer recursos de reposición. Estaremos atento a cómo evolucionan los acontecimientos.
Fuente Dosmanzanas
Meir Mazuz
Un rabino ultraortodoxo de Israel ha afirmado que el brote actual de coronavirus, o Covid19, está ocurriendo debido a los desfiles del Orgullo.
En un extraño discurso el sábado en la yeshiva Kiseh Rahamim en Bnei Brak, el rabino Meir Mazuz atacó a personas LGBT + y los culpó por la propagación del virus, informa Israel Hayom.
Hablando en el evento, Mazuz dijo que un desfile del orgullo es “un desfile contra la naturaleza”, y agregó: “Cuando alguien va en contra de la naturaleza, quien creó la naturaleza se venga de él”.
El rabino Meir Mazuz dijo que los países árabes se librarán del coronavirus porque “no tienen esta inclinación al mal”. Además, culpó del brote de coronavirus en Irán, donde casi 200 personas han muerto por el virus, a “su odio hacia Israel”.
El rabino, que es el ex líder del partido homofóbico Yachad, también dijo que Israel estaría protegido del coronavirus. Claramente no ha estado siguiendo la propagación del virus: casi 40 personas ya han contratado a Covid19 en Israel.
Es lamentable que en momentos como estos, cuando todo el mundo se une para erradicar el coronavirus, el rabino Mazuz considera apropiado culpar a la comunidad LGBTQ del brote del virus.
El rabino ha sido duramente criticado por grupos LGBT + y organizaciones de derechos humanos, incluida la Liga Anti-Difamación: “Es lamentable que en momentos como este, cuando todo el mundo se une para erradicar el coronavirus, el rabino Mazuz considere apropiado culpar del brote del virus a la comunidad LGBTQ”, dijo un representante de la rama israelí de la Liga Anti-Difamación.
Un pastor estadounidense también fijó la propagación de Covid19 en personas LGBT +. Sorprendentemente, Mazuz ni siquiera es la primera persona religiosa en fijar la propagación del coronavirus en la comunidad LGBT +. El pastor derechista Steven Andrew, de la Iglesia Cristiana de EE. UU., Con sede en California, declaró que marzo es “Arrepentirse del Mes del Pecado LGBT”, una medida que realmente cree que “salvará vidas y a la nación, y protegerá contra el coronavirus”.
Más de 3.600 personas murieron en todo el mundo por el coronavirus de Wuhan, pero Andrew insistió en que las personas se salvarían si obedecen a Dios.
“El amor de Dios muestra que es urgente arrepentirse, porque la Biblia enseña a los homosexuales a perder sus almas y Dios destruye las sociedades LGBT”, dijo Andrew en un comunicado de prensa esta semana. “Obedecer a Dios protege a Estados Unidos de enfermedades, como el coronavirus”, insistió.
Fuente PinkNews
El juez del juzgado nº 2 Granollers ha ordenado el ingreso inmediato en prisión de Mikola Zatkalnitsky, líder del «proyecto Pilla-Pilla», el infame grupo homófobo que a finales del año 2013 se dedicó a hostigar, en los alrededores de Barcelona, a homosexuales con los que contactaban a través de chats. A pesar de que fue condenado a un total de cinco años y medio de prisión por distintos delitos, ninguna de las penas individuales superaba los dos años de cárcel, por lo que su defensa solicitó que la sentencia quedara en suspenso. Sin embargo, el juez ha estimado que la persistencia del condenado en que obró debidamente puede suponer un riesgo de reincidencia, por lo que ha aceptado la solicitud de la Fiscalía y la acusación particular, ejercida por varios grupos de defensa de los derechos LGTB, de que se ordenase el ingreso en prisión. El auto, no obstante, puede ser recurrido.
Mykola Zatkalnitsky fue condenado el pasado mes de diciembre a un total de cinco años y medio de prisión por tres delitos contra la integridad moral y por revelación de secretos, con los agravantes de superioridad y homofobia. Otros cinco acusados fueron condenados por los mismos delitos, aunque con penas inferiores, que oscilaban entre los nueve y los 27 meses de cárcel. La sentencia les imponía, además, el pago de una indemnización de 18.000 euros para dos de las víctimas.
Como ninguna de las penas individuales superaba los dos años de prisión, la defensa de Zatkalnitsky solicitó que no se ejecutara y se dejara en suspenso, siguiendo el criterio que rige al respecto desde 2015. La Fiscalía y la acusación particular, ejercida por diversos grupos de defensa de los derechos LGTB, solicitaron, por el contrario, que se dictara auto de prisión inmediata dada la falta de arrepentimiento del condenado.
Aunque el arrepentimiento no es un requisito exigible para estimar la suspensión de la pena, el magistrado ha considerado también otras circunstancias. Según da por probado el juez, Zatkalnitsky aún mantiene que obró correctamente para «luchar contra la pederastia», su perfil es de un «extremista de tipo neonazi» de actitud sumamente violenta y gran capacidad de liderazgo, tanto sobre sus antiguos compañeros de grupo como sobre sus seguidores en las redes sociales. Todo ello le hace estimar que existe un serio riesgo de reincidencia. Por ello, ha ordenado el ingreso inmediato en prisión de Mikola Zatkalnitsky, si bien el auto puede ser recurrido.
Violencia y fanatismo hómofobos importados de Rusia
El joven de origen ucraniano Mikola Zatkalnitsky, alias «El Rusky», era el líder del «proyecto Pilla-Pilla», que fue desarticulado por los Mossos d’Esquadra a finales de 2013. Durante el periodo de su liderazgo, su actividad alcanzó gran eco en redes sociales, gracias a su supuesta finalidad «cazapederastas», aunque pronto quedó claro que no era más que un grupo homófobo creado a imitación de Occupy Pedofilyaj, una red de grupúsculos rusos responsables de numerosos episodios de violencia contra personas LGTBI especialmente activa en esa época (y con la que de hecho compartían simbología).
El fiscal contra los delitos de odio de Barcelona, Miguel Ángel Aguilar, describía en su acusación al menos tres ataques acreditados del grupo a víctimas en Granollers, todos ellos con el objetivo de «atemorizar, humillar y represaliar» a hombres homosexuales valiéndose de la «notable desproporción» de su fuerza numérica. Tras engañarla a través de las redes sociales, el grupo concertaba un encuentro con la víctima, a la que rodeaba por sorpresa para que no huyera, la retenía y la filmaba mientras la sometía a un interrogatorio humillante, con preguntas vejatorias sobre su condición sexual, que finalizaba con la coacción a la víctima para que dijera frente a una cámara que era un «pederasta». Les obligaba además a facilitar ante las cámaras su nombre completo y DNI para poder quedar libres. La mecánica era, en este sentido, calcada a la de los neonazis rusos, cuyos vídeos el propio Mikola Zatkalnitsky compartía en su perfil de VKontakte, principal red social rusa (en la que por desgracia sigue siendo posible acceder a numerosas de estas grabaciones en las que se maltrata a homosexuales).
El líder de Occupy Pedofilyaj, recordemos, era Maxim Martsinkevich, alias «Tesak», un famoso neonazi ruso que ya antes había sido el inspirador de Format 18, organización racista que pocos años antes se había hecho muy conocida por sus salvajes agresiones a ciudadanos no rusos. Martsinkevich fue condenado en 2014 a 5 años de prisión en su propio país, mientras que otros 6 integrantes de Occupy Pedofilyaj fueron condenados en 2015, también en Rusia, a entre 3 y 6 años de prisión.
Volviendo a los «Pilla-Pilla», hay que tener en cuenta que, también a imitación de los neonazis rusos, al maltrato del momento se unía el hecho de que los vídeos eran luego difundidos para escarnio de las víctimas, algo que la Fiscalía consideró que causó un daño irreparable en su honor y en su dignidad. El fiscal destacaba además que los ataques causaron un estado de alarma social entre el colectivo homosexual, que temió por su integridad y se vio gravemente afectado en su dignidad colectiva. Por todo ello, además de las penas de cárcel, el fiscal reclamaba indemnizaciones por valor de 31.000 euros euros para cada una de las tres víctimas y la prohibición de acercarse a un kilómetro de distancia. Por cierto, que meses después de la desarticulación del grupo se supo de su conexión con una agresión racista ocurrida en el metro de Barcelona.
Fuente Dosmanzanas/Cristianos Gays
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