Tercer Domingo de Cuaresma. 15 Marzo, 2020
«Pero se acerca la hora, ya está aquí, en que quienes quieran dar culto verdadero adorarán al Padre en espíritu y verdad, porque el Padre desea que le den culto así.
Dios es espíritu, y los que le dan culto deben hacerlo en espíritu y verdad.”
Damos un paso más en este camino de la Cuaresma y dejamos atrás el monte, el día de retiro y convivencia, el día de intimidad y experiencia de Dios.
El evangelio de este domingo nos planta en medio de Sicar, un pueblo de Samaría. Junto a un manantial a una hora tranquila. El paisaje de hoy es un encuentro.
Un hombre junto a un pozo y una mujer con un cántaro. Jesús que, una vez más, se ha querido quedar solo. Dice el texto que estaba cansado del camino.
Quizá también nosotras a estas alturas de la Cuaresma también necesitamos sentarnos junto a un pozo y descansar. Y si además de descansar llega alguien que nos puede dar un poco de agua todavía mejor.
Así pasó aquella tarde. Jesús cansado junto al pozo ve llegar a una mujer y le pide de beber. Provoca un encuentro. Se cuela en la vida de esta mujer y la transforma.
Todo el diálogo entre Jesús y la mujer es precioso y profundo, daría para muchas páginas de reflexión, pero sobre todo, para muchos ratos de oración. Nos introduce de lleno en esa manera de adorar a Dios en espíritu y en verdad.
Una manera de relacionarnos con Dios que supera y trasciende geografías, culturas e incluso religiones. Que desborda leyes, preceptos y normas.
El Dios que nos anuncia Jesús se nos escapa del Templo y sobre todo de sus mentiras y anda de pueblo en pueblo, de corazón en corazón con la verdad desnuda.
Oración
Danos, Trinidad Santa, el agua de tu Espíritu, el agua de la verdad que apaga nuestra sed. Amén
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Fuente Monasterio de Monjas Trinitarias de Suesa
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