Primer Domingo de Cuaresma. 01 Marzo, 2020
“Entonces le dijo Jesús:
-Vete, Satanás, porque está escrito:
Al Señor tu Dios adorarás y a él solo darás culto.
Entonces lo dejó el diablo, y se acercaron los ángeles y le servían”.
Empieza este tiempo de preparación para la gran fiesta de la Pascua. No conviene olvidar que la Cuaresma debe conducirnos hasta la Pascua. A veces le damos tanta importancia a los preparativos que cuando llegamos a la fiesta estamos agotadas; ¡grave error! Vivamos en profundidad la Cuaresma pero orientando todas nuestras energías hacia la Pascua, no vaya a ser que nos perdamos la Resurrección…
A lo largo de estos cinco domingos vamos a recorrer escenarios muy diferentes: las tentaciones de Jesús, la transfiguración, el encuentro con la Samaritana, la curación del ciego de nacimiento y la resurrección de Lázaro. Conociendo el itinerario conviene dosificar las fuerzas.
Este primer domingo de Cuaresma nos sitúa en mitad del desierto y en compañía de nuestras contradicciones.
Podríamos identificar el desierto con ese lugar íntimo y personal: nuestro propio ser. Ese “adentro” que nos constituye, donde nos descubrimos como nosotras mismas y donde no puede entrar nadie (es nuestro desierto personal).
Pero en ese desierto interior sabemos de sobra que tienen lugar nuestras grandes batallas. Ahí se dan cita lo mejor de nosotras mismas (el mismo Espíritu de Dios que nos habita) y nuestras sombras más oscuras (Satanás en persona).
Y en esa soledad nos toca elegir. Lo que se pone en juego es, nada más y nada menos que, nuestra libertad. El poder que Dios ha puesto en nuestras manos y con el que podemos llegar a la plenitud o destruirnos como personas.
Hay oscuridad en nuestro interior (también en nuestro mundo) pero no tiene la última palabra, el poder para actuar se lo damos nosotras.
Satanás no puede hacer nada sin nuestro consentimiento. Jesús lo sabe y termina su lucha con un: “-Vete, Satanás.” Y Satanás se va, porque no puede hacer nada más que convencernos. No tiene la fuerza por eso viene a buscarnos. Sin nosotras se desvanece.
Oración
Ven, Trinidad Santa, a recordarnos que podemos dominar el pecado (Gn 4, 4-7). Amén.
Circuito Cuaresma, destino La Pascua
*
Fuente Monasterio de Monjas Trinitarias de Suesa
***
Comentarios recientes