Dom Dysmas, prior de la Gran Cartuja de Isere: “La víctima no es una amenaza, sino un médico que te dice que tienes cáncer”
“Detrás del abuso sexual está casi siempre el abuso espiritual”
“¡Es trágico oír hablar de monjas que han abrazado esta vida con generosidad y, tras ser abusadas, se han vuelto incapaces de rezar!”
“Para los fieles, el hecho de haber ocultado los abusos es quizás un escándalo mayor que los propios abusos”
Y advierte que una de las causas de los abusos es el culto a la personalidad. “Cuando eres un fundador o un superior adorado por tu comunidad, es muy difícil resistirse al orgullo
Para Dom Dysmas, “el principio básico para que una comunidad desarrolle su propio sistema inmunológico es uno de poder y contrapoder”
Los Legionarios de Cristo investigarán todos los casos de abusos de sus ocho décadas de historia
“Detrás del abuso sexual está casi siempre el abuso espiritual”. Así de claro lo tiene Dom Dysmas de Lassus, prior de la Gran Cartuja, en Isère, un monje francés que, tras estudiar a fondo la plaga de los abusos, acaba de publicar un libro, en el que ofrece algunas claves para entender este flagelo que es capaz de destrozar las vidas de las víctimas para siempre.
“Siempre hay accidentes, pero no podemos evitarlos cerrando los ojos”, dice Dom Dysmas en una larga entrevista con el semanario francés Famille Chrétienne, recogida por el portal de la Iglesia católica suiza.
El prior asegura que fue el encuentro con las víctimas lo que le abrió los ojos y le empujó a investigar este fenómeno, que todavía está poco estudiado. “¡Es trágico oír hablar de monjas que han abrazado esta vida con generosidad y, tras ser abusadas, se han vuelto incapaces de rezar!”
Si cada caso es único, Dom Dysmas se sorprendió al descubrir que hay toda una serie de constantes en todos los testimonios escuchados. “Ya no podemos permanecer en silencio. No creo que podamos seguir callando estas situaciones por más tiempo”, dice con fuerza. Y añade: “Para los fieles, el hecho de haber ocultado los abusos es quizás un escándalo mayor que los propios abusos”
“La víctima es un médico que me diagnostica un cáncer”
Para el prior francés, la actitud de la Iglesia de escuchar a las víctimas y ponerlas en el centro es nueva, especialmente en Francia. Con demasiada frecuencia y durante demasiado tiempo, ha habido situaciones en las que “escuchamos a las víctimas de abusos para silenciarlas”.
Esto sucede, sobre todo, “cuando la reputación de la comunidad o el interés propio es más fuerte que el sufrimiento del otro. Tienes que darle la vuelta a la situación y pasar del reflejo ´la víctima es una amenaza” al “la víctima es un médico que me diagnostica cáncer. Insisto: ¡El médico que te dice que tienes cáncer no es tu enemigo!”
Es difícil resistirse al orgullo.
Para Dom Dysmas, el abuso espiritual se produce cuando la persona que tiene una ascendencia moral, en lugar de ejercerla en el sentido de servicio, la utiliza explotando al otro para su propio beneficio. “El pastor ya no está al servicio de las ovejas, sino las ovejas al servicio del pastor. ...] Los abusos no son algo externo a nosotros, están en el sistema de poder eclesiástico y dentro de cada uno”, advierte el prior.
Y advierte que una de las causas de los abusos es el culto a la personalidad. “Cuando eres un fundador o un superior adorado por tu comunidad, es muy difícil resistirse al orgullo. Poco a poco, el éxito de estas personas, sanas de raíz, ha podido subirsele a sus cabezas”, afirma el cartujo.
Según los testimonios que él mismo recogió, Dom Dysmas cree que en la mayoría de los casos de abuso espiritual, los superiores que van a la deriva no son perversos al principio, peor aún, a menudo actúan de manera inconsciente y persuadidos de contribuir al bien.
Cette semaine, voyage à La Grande Chartreuse, @Card_R_Sarah avec le Révérend Père Dom Dysmas de Lassus #LaForceDuSilence pic.twitter.com/Q7uY7PWlJW
— Nicolas Diat (@ndiat1) January 8, 2017
Concepción desviada de la obediencia
El origen de esta perversión se remonta a una concepción retorcida del voto de obediencia. “La obediencia justa es necesariamente a imagen de Cristo. No es obediencia a un hombre sino a Dios… La obediencia a un superior siempre debe ser vista como una oportunidad de obedecer a Dios en un acto muy concreto. Un religioso sigue siendo un ser dotado de inteligencia y responsable de sus actos. La obediencia nunca puede ser ciega”.
El prior ve otro riesgo en el celo de los jóvenes religiosos que están encaprichados con lo absoluto pero que carecen de discernimiento. “La mayoría de las veces, en la vida religiosa, el abuso toma la forma de tentación bajo la apariencia de bien“. Por ejemplo, la orden de transparencia del novicio respecto a su superior puede llevar al control de los pensamientos de una persona. O el mandato de unidad, que prohíbe criticar al grupo o a la persona del superior, porque equivaldría a oponerse a la voluntad de Dios.
A su juicio, el exceso de afectividad también es un peligro, por ejemplo cuando un superior es reelegido varias veces seguidas “para no hacerle daño”. De ahí que sostenga que “la comunidad necesita desarrollar su sistema inmunológico”.
Sobre todo, ante los círculos de poder. Porque, según el prior de la Cartuja, el fenómeno de los círculos de poder es otro grave riesgo de deriva. “El superior se rodea de una guardia pretoriana que le impide escuchar las llamadas de la base. Esto es particularmente cierto cuando una pequeña comunidad crece rápidamente de unas pocas personas a decenas o incluso cientos de individuos. Los miembros de la guardia pretoriana, que han sido cooptados por el superior, harán todo lo posible para evitar cualquier interrogante por mínimo que sea a su figura o a su obra”.
Medios de protección
Para Dom Dysmas, si las nuevas comunidades son más propensas al abuso espiritual, las antiguas órdenes no se salvan necesariamente, pero tienen los medios más afinados, para poder hacerle frente. “En las grandes órdenes, la desviación permanece local y todo el cuerpo puede protegerse. Y, además, es cierto que la sabiduría se cristaliza con el tiempo”.
Para Dom Dysmas, “el principio básico para que una comunidad desarrolle su propio sistema inmunológico es uno de poder y contrapoder”. El principal medio para lograrlo sigue siendo la educación inicial y permanente. También existe la necesidad de tener una visión externa objetiva de la comunidad. Una visita canónica o un capítulo general son oportunidades para identificar las aberraciones.
Por último, el papel de la familia de los religiosos también tiene su importancia. “Si la familia nota un sentimiento depresivo, si percibe que se está creando una distancia, una ley de silencio, la sobrevaloración del carisma o del fundador… puede hacer preguntas, pedir explicaciones y desempeñar el papel de prevención”.
Dom Dysmas de Lassus: Riesgos derivados de la vida religiosa, 448 pp. 2020, Paris Cerf
Fuente Religión Digital
Comentarios recientes