Convertíos porque está cerca el reino de los cielos. En el año de la Biblia y el Domingo de la Palabra de Dios.
En el evangelio de hoy, Mateo sitúa a Jesús en Cafarnaún, la Galilea de los gentiles, para que se cumpliera lo que había dicho el profeta Isaías que leemos hoy en la primera lectura: “El pueblo, que habitaba en tinieblas, vio una luz grande; a los que habitaban en tierra y sombras de muerte, una luz les brilló”. Jesús es esa luz porque está lleno del Espíritu de Dios.
Estamos en el principio de la vida pública de Jesús. El evangelio de hoy nos presenta tres elementos muy importantes de esa vida pública: 1. El mensaje inicial de Jesús: “Convertíos, porque está cerca el reino de los cielos”. 2. La elección de los primeros discípulos: “Venid en pos de mí y os haré pescadores de hombres”. 3. Breve preludio- resumen de lo va a ser la misión de Jesús: “Jesús recorría toda Galilea enseñando en sus sinagogas, proclamando la Buena Noticia del reino y curando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo”. En hacer esto consistió, para Jesús y consiste para nosotros, la realización del reinado de Dios en la tierra. Así de sencillo, así de claro, así de exigente.
Todo empezó en Galilea, con los que están en tinieblas y sombras de muerte. Los gentiles. Los que están perdidos, extraviados y descarriados. Los enfermos que necesitan un médico. Con los “nadie”, los necesitados. Y allí la tiniebla se vuelve luz. Jesús sabía para qué y para quién estaba en el mundo: “no necesitan médico los sanos, sino los enfermos. No he venido a llamar a justos, sino a pecadores”. Nosotros también sabemos por dónde hay que empezar: Los últimos tienen que ser los primeros. Iglesia en salida hacia las periferias sociales y existenciales.
“Convertíos, porque está cerca el reinado de Dios”. Y para que esté cerca. El mensaje inicial y programático de Jesús vincula la conversión y el reinado de Dios. Ya Juan había pedido conversión pero los motivos y fines de Jesús para ella son distintos que los de Juan. No porque se ha cumplido el plazo (parusía) sino porque lo exige el Reino para que éste sea una realidad en todos los hombres. Convertíos, cambiad de mentalidad, de estilo de vida. Cambiad el corazón. De un corazón de piedra a un corazón de carne, a un corazón fraterno y solidario, más humano. Convertíos en mejores personas. Como Jesús que pasó la vida haciendo el bien, así tienen que ser y hacer sus seguidores. El termómetro de nuestra conversión será nuestra capacidad de hacer el bien siempre y a todos. Es decir, nuestra humanidad. La conversión supone una renovación permanente. Siempre inacabada. Cambiar a algo nuevo y mejor. Siempre plus ultra. Esto es lo que exige la conversión al Reino, sus criterios, valores y estilo.
Elección de los primeros discípulos: ”Venid y seguidme”, en imperativo. Desde el inicio de su vida pública, Jesús quiso incorporar a los hombres en la tarea de construir el reinado de Dios en la tierra. El reinado de Dios no está hecho, hay que trabajar para su implantación. Para ayudarle en esta misión Jesús llamó a los primeros discípulos y hoy nos convoca a nosotros que aún vivimos porque el reinado de Dios está inacabado mientras haya un ser humano que necesite de nuestra palabra y nuestras obras. Jesús escoge a sus discípulos para que le acompañen y ayuden en la implantación y desarrollo de su proyecto. Desde ese momento en el movimiento de los seguidores de Jesús la vocación y la misión en el Reino son inseparables. Lo propio y diferencial de ese movimiento es que se trabaja en “compañía-comunidad y en ayuda mutua, en equipo”.
Tareas del Reino: El final del evangelio de hoy es un resumen-anticipo de las actividades de Jesús durante su vida pública. Enseñar y cuidar. Palabra y sanación. Dichos y hechos. Sus enseñanzas explican el misterio del Reino. Las curaciones son anticipos y “signos” del Reino. Pasó la vida haciendo el bien y diciendo cómo se hace el bien. Y esto para darnos ejemplo, para que nosotros hagamos lo mismo que él y como él. Como buen maestro nos enseña a nosotros, sus discípulos y seguidores, a hacer lo mismo y hacerlo como él lo hizo. Nuestra tarea es continuar la obra empezada por él. Es una cuestión de actitudes y comportamientos identificados con las actitudes y comportamientos de Jesús. Nosotros tenemos que hacer presente el Reinado de Dios con nuestra vida, transparencia de la de Jesús. Como Jesús, siendo contemplativos en la acción y sobre todo en la relación. Cuidar y curar el dolor y el sufrimiento, sanear la vida, trabajar por una vida más sana, digna y dichosa para todos. Esta es la vida que Dios quiere para todos los hombres. Nosotros hoy somos su providencia, su amor y cuidado, su presencia en medio de los hombres. Dios nos necesita y cuenta con nosotros. De nosotros depende la respuesta.
Y este mensaje del evangelio de hoy contextualizado en…
En el año de la Biblia y el Domingo de la Palabra de Dios.
La Biblia es la historia de la presencia de Dios en la vida de los hombres. Es la Palabra de Dios en vocabulario humano. Y es Palabra viva porque nos habla hoy a nosotros, nos interpela, nos ofrece caminos de salvación que intuimos pertinentes. En la Biblia podemos descubrir el plan -proyecto de Dios para los hombres. La Biblia es una Buena Noticia de Dios para nosotros. La Biblia es la historia de la salvación y fue dicha para nuestra salvación. Nos dice cómo podemos conseguir nuestra plenitud, nuestros anhelos. Nos habla de salvación, felicidad, plenitud. Es nuestra luz, guía y fortaleza.
El 30 de septiembre de 2019 el papa Francisco publicó una Carta Apostólica en forma de “Motu Proprio” Aperuit Illis (Les abrió el entendimiento. Lc 24, 13-35. Los discípulos de Emaús). En ella establece que el III Domingo del Tiempo Ordinario esté dedicado a la celebración, reflexión y divulgación de la Palabra de Dios. Se instituye así el Domingo de la Palabra de Dios: «un domingo completamente dedicado a la Palabra de Dios para comprender la riqueza inagotable que proviene de ese diálogo constante de Dios con su con su pueblo».
África de la Cruz
Fuente Fe Adulta
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