¿Se puede rehabilitar a un cura pederasta?
Centros en todo el mudo trabajan con terapias para los clérigos abusadores Distintos expertos trabajan en Italia, México y España con clérigos acusados y condenados por abusos sexuales, antes y después de su condena
La terapia con los clérigos abusadores, como los ludópatas o los alcohólicos, puede durar toda la vida, y requiere del aislamiento del resto de la sociedad, apuntan
“Hay un número consistente de sacerdotes que han tenido terapia con nosotros y que ya no son sacerdotes: para ellos soñamos con un convento que les permita vivir una vida digna”, señala Marco Ermes Luparia, que dirige el centro El Divino Amor en Roma
¿Dónde van los curas condenados por pederastia? ¿Pueden recuperarse? ¿Quién atiende a los victimarios? Durante demasiado tiempo, la actitud de la Iglesia oficial a este respecto fue la del silencio, el encubrimiento y el traslado.
En Madrid, hace quince años se conoció el caso de un sacerdote, acusado de abusos, al que la diócesis envió durante seis meses a un monasterio de Guadalajara para llevar un tiempo de silencio y oración. Hoy sabemos que, más allá de eso, resulta imprescindible el trabajo de terapeutas, psicólogos, psiquiatras y educadores, y que aún así resulta muy difícil que un pederasta deje de serlo, y pueda vivir normalmente en sociedad.
Euronews ha elaborado un completo reportaje sobre la ayuda que se ofrece a clérigos abusadores en Italia. Una realidad que se reproduce, con matices, en centros situados en México, Francia, Alemania o España, pero de la que prácticamente no se informa.
En nuestro país hay al menos una docena de centros de tratamiento de personas con esta problemática, que también es uno de los objetivos de la asociación Repara, recientemente nacida en Madrid. Desde hace años, los camilos trabajan con algunos abusadores -curas y laicos- que han acabado en prisión. No sólo atender a las víctimas, lo que es primordial, sino preguntarse qué hacer con los abusadores. ¿Hay salida para ellos?
Un drama personal
El diácono y psicoterapeuta Marco Ermes Luparia, de 69 años, cree que sí. Durante más de veinte años, su equipo de cinco personas ha acogido a eclesiásticos en un centro con sede en Roma, el Divino Amor. Curas que sufren problemas psicológicos y de comportamiento, incluída la pederastia. Sólo en Italia hay registrados 24 centros de este tipo, según la red L’Abuso, que apoya a las víctimas de abusos en la Iglesia.
Para Luparia, los casos que les llegan son “un drama personal, que ha llevado a otro drama, que afecta a la persona maltratada”. La recuperación, según la filosofía de estos centros, puede durar toda la vida y requiere el aislamiento del resto de la sociedad.
Los huéspedes del Divino Amor no sólo son sacerdotes, sino que también pueden ser clérigos, religiosos y seminaristas. “Vienen a nosotros de forma independiente o después de un decreto del obispo, entonces existe la posibilidad de arresto domiciliario”. “La nuestra es una terapia completa, que dura años y ciertamente no diez meses“, apunta.
¿Qué se hace en estos centros? “Primero intentamos identificar el punto de inflexión para el desarrollo psicosexual del adulto. La única manera de lidiar con ello es la cirugía a corazón abierto (…) Nuestro objetivo es ofrecer a los pacientes una vida espiritual y reservada de oración y comunidad. Al igual que con el alcoholismo, estamos hablando de un trastorno que necesita un seguimiento constante”.
¿Se puede curar la pedofilia?
Maurizio Marasco es psiquiatra, exprofesor de psicopatología forense y criminología. Ha realizado trabajos de consultoría como perito judicial en casos de abuso sexual. “A veces los sacerdotes se dan cuenta de que han cometido un delito muy grave, también aceptan el castigo, pero esto no es una garantía de que no volverán a abusar. He conocido personas que han sido juzgadas, encarceladas, condenadas a un programa de recuperación, pero años más tarde han vuelto a cometer ese delito”, subraya a Euronews.
“El mundo científico no sabe lo que se hace en estos centros eclesiásticos. Una vez que salgan de allí, ¿cómo podemos estar seguros de que no volverán a abusar sexualmente de menores? Ese es el problema”, explicó el doctor.
Pero si el sacerdote va a la cárcel, el asesoramiento se detiene, porque el Estado no financia la terapia, y los terapeutas no pueden ir a prisión. “En la mayoría de los casos, después de salir de la cárcel, estos sacerdotes se quedan sin hogar después de la prisión“, sostiene Luparia.
“Tratamos de continuar la terapia incluso después”. “Hay un número consistente de sacerdotes que han tenido terapia con nosotros y que ya no son sacerdotes: para ellos soñamos con un convento que les permita vivir una vida digna”.
En la prisión de Bollate, en Milán, el Centro Italiano para la Promoción de la Mediación puso en marcha en 2015 un proyecto para los presos condenados por delitos sexuales contra mujeres y menores. Desde 2015, más de 300 presos han participado en el proyecto de forma voluntaria, dijo Paolo Giulini, responsable del centro, a Euronews. Sólo 11 han reincidido tras su liberación.
“También hemos trabajado con algunos sacerdotes. Algunos de ellos habían hecho terapia con su diácono antes de venir a nosotros”. Sabemos que algunas órdenes religiosas ofrecen apoyo psicológico, pero no trabajamos en sinergia”, dijo Giulini.
Fuente Religión Digital
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