Nace en Argentina la Iglesia Metodista Reconciliadora, la primera con diversidad de género
El Movimiento Reconciliador de la Iglesia Metodista Unida es la primera institución religiosa en Argentina en reconocer como miembros de su congregación a los integrantes de la comunidad LGBTQIA+.
Mucha agua ha corrido bajo el puente de las iglesias y la comunidad de la diversidad de género en el mundo. Marchas, negaciones, pintadas, discriminación, reclamos, frases desafortunadas, insultos, violencia y hasta muchas veces muertes. Es una historia llena de malos recuerdos que pareciera no tener fin.
Sin embargo, en plena Ciudad de Córdoba, a la que muchos han tildado de conservadora, parece haber comenzado una pequeña revolución.
La Pastora que dirige la congregación, Noemí Farré, es lesbiana y siempre ha echado de menos una iglesia que fuera inclusiva con todos así que, ni corta ni perezosa, decidió ser ella quien diera un paso al frente. Decidió que era hora de que las instituciones dejaran de ponerle límites a la fe de los hombres y mujeres, porque para Dios no había acepciones ni diferencias.
Se trata de la Iglesia Metodista IPG – Una Iglesia Reconciliadora en Argentina, «Incluídos por su gracia», y su logo es el de la Iglesia metodista histórica, basada en una cruz y una llama, que en este caso está formada por una bandera arcoíris.
Fue así como buscó un espacio, en pleno centro de la ciudad y a metros de otras iglesias, en el que levantó la primera iglesia con diversidad de género del país: el Movimiento Reconciliador de la Iglesia Metodista Unida. Este templo inclusivo no cuestiona las elecciones sexuales de sus feligreses, solo les ayuda a encontrar su fe. Hablan lenguaje inclusivo, apoyan la despenalización del aborto y viven sus creencias a flor de piel.
En su espacio se pueden ver varias banderas LGTB como único elemento discordante en la visión clásica de una iglesia. Todo lo demás, sigue el mismo curso. Su credo por supuesto reza que Cristo ama a todos sus hermanos por igual, independientemente de su orientación sexual o género.
«Una persona LGTBI puede ser pastora en una iglesia. Puede ser mujer, puede ser trans. Para Dios somos todos iguales» son las palabras con las que Noemí ejerce su activismo mientras vive su fe.
El pasado domingo, cuando la comunidad se congregó por primera vez, la insignia del movimiento LGBTQIA+ adornaba la puerta de ingreso. Un cachetazo a la norma.
«El lugar es pequeño pero el corazón es grande», refiere Noemí sobre su iglesia, con una capacidad para entorno a 70 personas. En pleno centro de la ciudad argentina de Córdoba, entre las calles Tucumán y La Rioja.
Una iglesia totalmente oficial -registrada en el Registro Nacional de Cultos- que señala que los fieles creen que la salvación llegará a través de la gracia divina, independientemente de su raza, sexo, género, identidad de género u orientación sexual y que «hay 12 textos en la Biblia que han sido utilizados contra la comunidad LGTBI. La iglesia hasta ahora los ha tergiversado para utilizarlos de esa manera. Pero para Cristo todas las personas son bienvenidas».
la pastora sostiene que su iglesia contextualiza los textos de la Biblia. A partir de una mirada situada en la realidad, es que se considera que toda persona, en independencia de su identidad de género, tiene derecho y capacidad para vivir su fe.
La iglesia inclusiva está creciendo, incluso, en palabras de Noemí, en Brasil en pleno mandato de Bolsonaro.
Teniendo en cuenta el influjo de la religión en países latinos y centroamericanos, nos alegramos sobremanera de que el cristianismo se pueda abrir a aceptar la diversidad sexual de la humanidad.
Ve el Video de Noemí Farré sobre su iglesia inclusiva.
Fuente Oveja Rosa/La Voz
General, Historia LGTBI, Iglesia Inclusiva, Iglesia Metodista
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