Shine Waradhammo, el monje budista que apoya los derechos LGTB y al aborto legal
Pese a vivir en un país mayoritariamente budista, y en contra de la opinión mayoritaria entre los creyentes y la jerarquía budista de su país, el monje tailandés Shine Waradhammo se ha erigido en un defensor de la legalización del aborto y los derechos del colectivo LGTB en Tailandia.
Vestido con su característica túnica anaranjada, este monje a sus 50 años ha colocado una bandera del arcoíris en una pequeña estatua de Buda. Vive en una humilde celda, en un templo al norte de la ciudad de Bangkok y hace 30 años cuando se ordenó monje su visión de la vida era completamente diferente. Tenía una visión negativa. Gracias a aprender más sobre estos temas, ha cambiado de opinión y coloca una bandera multicolor del movimiento LGTB (lesbianas, gais, transexuales y bisexuales) en una pequeña estatua de Buda.
“Me di cuenta poco a poco de que el tema de los LGTB y el aborto está relacionado con la discriminación de género (…), con prejuicios impuestos por la sociedad”, señala Shine en un medio local en el que escribe habitualmente sobre este tipo de asuntos .
En un país donde muchos piensan que el aborto es “pecado” y las personas LGTB son así por su mal karma acumulado en vidas pasadas, la opinión progresista de este monje es casi subversiva, principalmente entre la jerarquía budista.
Shine insiste en que los monjes tienen libertad para hablar sobre estos asuntos, aunque reconoce que el superior de su templo no usa internet y por eso no ha leído los artículos en los que expresa sus opiniones contra la sociedad patriarcal, de la que opina que surgen los prejuicios contra las mujeres y las personas LGTB.
El religioso, que también imparte budismo en una escuela local, afirma que los libros escolares decían que las personas LGTB tienen problemas para controlar sus emociones hasta que los tomos fueron corregidos hace un año.
Además, en los escritos budistas hay historias que pueden ser usadas a favor o en contra del colectivo LGTB. Un ejemplo negativo en la tradición budista es el de un discípulo de Buda llamado Ananda, que se dice que cometió adulterio en una vida pasada y pasó varias existencias en el infierno antes de renacer como “pandaka” (una palabra del idioma pali que significa homosexual o transexual) para expiar su mal karma.
Las personas LGTB tienen prohibido por las autoridades budistas ordenarse como monjes y, aunque son tolerados, sufren habitualmente discriminación en las escuelas y a la hora de buscar trabajo.
El aborto es un tema aún más sensible desde el punto de vista religioso, ya que, aunque no hay un dogma específico, la mayoría de los budistas consideran que contradice uno de sus principios fundamentales: “No matar”.
Sin embargo, Shine destaca que, en su opinión, es también importante entender y prevenir el sufrimiento de la mujer que no está preparada para ser madre. “Como monje, creo que las enseñanzas budistas deben interpretarse de acuerdo con las realidades sociales. Si no son interpretadas así, no tienen utilidad. Entre las personas y la religión, las personas deberían ser los primero. Deberíamos intentar liberar a las personas de su sufrimiento. Si queremos proteger esas enseñanzas, tenemos que encontrar una forma de interpretarlas de acuerdo con la vida y las costumbres de la gente ”, añade Shine, que además lamenta el daño causado por los abortos que se realizan ilegalmente.
Según un artículo científico de 2014, en Tailandia se practican anualmente entre 300.000 y 400.000 abortos inducidos, de los que gran parte se realiza de forma clandestina. Y de acuerdo con datos parciales de las autoridades sanitarias, una media de 20 mujeres mueren al año debido a abortos inseguros o ilegales. Una mujer se enfrenta en Tailandia a penas de hasta 3 años de cárcel si aborta, aunque está permitido en las 12 primeras semanas en caso de violación o cuando el embarazo amenaza la vida o salud, mental o física, de la madre.
Fuente Agencias
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