Por lo más oscuro amanece Dios
Refugiados que vienen y no saben a dónde van…
“Menas”, así les llaman, perdidos, asustados, acosados…
Políticos incompetentes, inconscientes, corruptos y descarados…
Brockers, háckers, financieros, empresarios, psicópatas y encanallados…
Obreros y obreras, parados, desanimados, precarios y desclasados…
Jóvenes empapados de una desesperanza atroz
sólo sustituida a veces por sucedáneos de fugaces ilusiones,
fuegos fatuos, adicciones, espectáculos, ficciones…
Cambio climático acelerado, fascismo, neoliberalismo y terror…
¿Acaso en este mundo presente se puede ser
sencilla y maravillosamente humano
sin que se nos rompa la esperanza, la vida y la fe?
Se lo pregunto a Pulgarcito y me responde:
– No lo sé, de verdad que no lo sé.
No puedo ya volver a casa de mis padres,
¡nos perderían otra vez!
Se lo pregunto a Luis Guitarra
y me lo canta: “¡Hay que desaprender!”
Se lo pregunto a Atlante, aquel gigante
que sostiene sobre sus hombros la esfera:
– ¡Uf!, ¡ya no puedo más, joder!
Este pedazo de joya se me va a caer y romper!
Se lo pregunto a Habacuq y me contesta:
– Gimo ante el día de la angustia…
Pero Dios me da piernas de gacela
y me hace caminar por las alturas.
Le pregunto a Rabindranath Tagore:
– Cada niño que viene al mundo nos dice:
“Dios aún espera del hombre”
Y yo le insisto: Pero ¿qué espera? ¿Qué?
¿Qué?
Entonces se lo pregunto a María y a José:
– ¿Qué te vamos a decir nosotros?
No entendemos lo que pasa…
Pero sabemos lo que nos toca hacer.
Y el Niño Jesús, convencido, balbucea:
– Por lo más oscuro amanece Dios.
Pero hay que estar muy atentos, en vela
y en conexión, perseverantes en la espera…
para que vosotros mismos seáis como yo
la salvación que viene de Dios.
Entonces y aún sin acabar de comprender
del todo las palabras de Jesús…
Se apiada de mí Artabán el mago
y me susurra muy quedo:
“La corteza de esta tierra la podemos recorrer:
Alegrías y tristezas, bondad, locura e insensatez…
Toda la vida aprendiendo; pero quizás sin entender…
Sólo las que se conectan a Aquél que nos da el ser
encuentran la Sabiduría, la Paz y la Alegría…”
¡A Dios y que te vaya muy bien!
*
Luis Sandalio
(Eclesalia Informativo autoriza y recomienda
la difusión de sus artículos, indicando su procedencia).
Cuando los menas eran niños y niñas españoles.
Los Niños de la Guerra
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