2020: Año de la Biblia. Guía de lectura en doce meses
Renovar el cristianismo y recrear la Iglesia
En esa línea, conforme a los deseos del Papa Francisco, el lector interesado, podrá recorrer el doce meses los caminos de la Ciudad-Biblia, para renovar el Cristianismo y recrear la Iglesia. (Presentación del libro A. Piñero, Una “Guía” breve para adentrarse en el mundo de los libros de la Biblia: http://www.religiondigital.org/el_blog_de_antonio_pinero/Guia-breve-adentrarse-libros-Biblia_7_2190750907.html)
Primer mes 1 (enero…?). Los evangelios sinópticos
En el comienzo de la Biblia cristiana está la vida de Jesús, tal como ha sido recogida e interpretado por los evangelios sinópticos. Por eso será bueno empezar por ellos:
Primera semana: Marcos, leído entero cada día. Distingan las dos partes principales del texto: (a) Mc 1, 1-8, 26: Vida y mensaje de Jesús en Galilea, anunciando y preparando la llegada del Reino de Dios. (b) Mc 8, 27-16, 8: Camino de Jesús hacia Jerusalén, donde las autoridades de la ciudad le condenan a muerte. Descubran la necesidad de volver a empezar el camino de Jesús en Galilea (16, 1-8). Marcos no ha escrito el evangelio para que sus lectores se limiten a conocer la historia pasada, sino para que retomen el camino de Jesús y lo recorran con él.
Segunda semana: Mateo, leído también por entero cada día. Pronto descubrirán es que Mateo ha incluido un prólogo con el nacimiento de Jesús (Mt 1-2) y un epílogo con escenas de su resurrección (Mt 28), “completando” el texto de Marcos, al que añade unos materiales que provienen del Q (libro de sermones de Jesús, no conservado). Descubrirán también que Mateo ha introducido cinco grandes sermones (Mt 5-7; 10; 13; 18 y 223-25), donde recoge la doctrina de Jesús, de un modo catequético y sistemático, presentando así a Jesús como un predicador sabio.
Tercera semana: Lucas, también entero cada día. Lucas retomó el texto de Marcos, unido al Q (lo mismo que Mt) para judíos, cristianos y paganos, presentando a Jesús como figura religiosa importante, que debe ser conocida en el ambiente culto de su tiempo, pues su vida y mensaje aporta algo que otros no han conocido. Lucas quiso decir que la historia de Jesús tiene que continuarse en la Iglesia. Por eso termina su evangelio diciendo que Jesús ha “subido” al cielo, encargando su tarea mesiánica a los hombres (prometiéndoles la venida del Espíritu Santo).
Cuarta semana: (a) Completen aquellas cosas que no han quedado claras en las tres anteriores. Siéntanse capaces de leer los sinópticos por sí mismos, sacando las consecuencias que vieren, no las que otros les han dicho. (b) Apunten las cosas más importantes que han visto en los tres evangelios. Dejen los temas abiertos, pues habrá que volver a esta Plaza de Jesús (con los sinópticos) al fin de todo el recorrido.
2º mes (¿febrero…?). Historia israelita
– Primera semana. Será bueno empezar por 1-2 Sam y 1-2 Rey, que son los libros centrales de la obra deuteronomista (siglos VI-V aC) donde se ha plasmado la raíz de la identidad israelita, en la historia anterior al exilio.
– Segunda semana. Se pasará Esd-Neh, 1-2 Cron, que se han tomado a veces como obra del “cronista” (IV aC), para conocer que momentos básicos de la “restauración” de Israel tras el exilio (Esd-Neh) y la forma como los judíos de ese tiempo han entendido su historia, desde una perspectiva sacral (de templo).
– Tercera semana. En este momento se podrá estudiar y entender la reconstrucción deuteronomista de la historia original del pueblo, según el apartado c (Josué y Jueces).
– Cuarta Semana. Se podrán leer los libros Rut, 1-2 Mac, para completar de esa manera la visión de la historia israelita. Si hay tiempo, esos libros pueden y deben compararse con la obras de los historiadores griegos (Herodoto y Tucídides).
Tercer Mes: Hechos de los Apóstoles
Es necesario pasar de la historia de Jesús (y de la historia del AT) al surgimiento de la Iglesia. Por eso será conveniente dedicar el segundo mes al estudio de ese tema, insistiendo en el libro de los Hechos de los Apóstoles
– Primera semana. Léase cada día la primera parte de Hechos (Hech 1-15), fijando los motivos, precisando las escenas, distinguiendo los protagonistas, e insistiendo de un modo especial en las claves del del conflicto que lleva al Concilio, con la solución allí propuesta (Hch 15).
– Segunda semana. Léase también cada día la segunda parte del libro (Hch 15-28), empezando de nuevo por el Concilio (Hch 15) y fijando los momentos fundamentales de la misión (éxito y fracaso) de Pablo hasta llegar a Roma.
– Tercera semana. Para completar lo anterior, esta semana se pueden leer algunos textos más biográficos de Pablo, y más centrados en la iglesia (Gal 1-2; 1 Cor 1-4. 11-15; 2 Cor 9-12 y todo Flp), comparando así la visión de Hechos con la de otros textos del NT (y también con los libros históricos del AT, leídos el mes anterior).
– Cuarta semana. Se volverá a los sinópticos y a los libros históricos del AT, comparando el mensaje y destino de Jesús con el despliegue de Israel y el de la Iglesia, para destacar así la diferencia y la continuidad que existe entre ambos acontecimientos.
4º Mes. Libros proféticos
Para el estudio del Antiguo Testamento, después de los libros de historia, vienen los proféticos, pues la Biblia es un libro profético. Éste es un tema muy extenso, que no se puede exponer en un mes… pero se pueden ofrecer las bases fundamentales para su estudio:
Primera Semana. Se leerán los relatos de vocación (Is 6, Jer 1‒2, Ez 1‒3) y los textos de los profetas más citados en el NT (como Isaías 40‒55 y Zac), que son más conocidos y que servirán de introducción a todo lo que sigue.
Segunda Semana. Se leen los profetas Mayores (Is, Jer, Ez), dedicando a uno cada dos días, y destacando los pasajes más significativos: Libro del Emmanuel (Is 7-11); Relatos biográficos, con oráculos de restauración (Jr 26-45); Primera actividad (Ez 12-24).
Tercera Semana. Dedicados a los profetas Menores (Oseas, Joel, Amós, Abdías, Jonás Miqeas….), leyendo dos cada día. De lectura obligada, más atenta son Oseas, Amos y Miqueas.
Cuarta Semana. Servirá para recapitular las semanas anteriores, insistiendo en los textos más significativos y comparando a los profetas de Israel con filósofos y personajes proféticos de nuestro tiempo.
5º Mes. Pablo (corpus paulino)
Conocemos ya Pablo por Hechos (mes 3º), donde se ofrece una visión general de su historia. Este mes pasamos a sus cartas, que son el primer testimonio escrito de la profecía y novedad cristiana. Pablo traduce en ellas el Mensaje de Pascua de Jesús en forma de palabra (anuncio y denuncia) para las comunidades que ha fundado, apareciendo como profeta (comparar Gal 1, 15 con Jr 1,5; Is 49, 1), al que Dios ha llamado para extender a las naciones el mensaje de su Hijo Jesucristo. Por eso, proponemos su lectura después de los profetas del AT:
Primera semana. Empezaremos leyendo las primeras cartas auténtica l Tes, 1-2 Cor, con Flp y Fl (a lo que se puede añadir 2 Tes, que es posterior) para conocer su visión de Cristo y de la Iglesia.
Segunda Semana. Seguimos con las cartas auténtica, empezando quizá por Flp y Fl, para centrarnos en Gal y Rom, que nos sitúan en el corazón de la teología paulina (pecado y gracia, salvación por la fe, unión de todos los hombres en Cristo).
Tercera Semana. Se estudiarán las cartas posteriores de la escuela de Pablo, de tipo místico-eclesial (Col-Ef), con las pastorales (1-2Tim, Tito), tal como aparecen en la “vía de la derecha”, para conocer el despliegue de la misión y teología paulina.
Cuarta Semana. Será bueno recoger, en forma de síntesis, la experiencia y teología de Pablo. En contra de lo que a veces se ha dicho, él no ha inventado una nueva religión, sino que ha expresado (ha sacado las consecuencias) del movimiento de Jesús, partiendo de su pascua (muerte y resurrección mesiánica).
6º Mes. Ley de Dios, Deuteronomio
Volviendo atrás, en la línea AT, tras los libros de historia y profecía, vienen los libros de la Ley, y en especial el Deuteronomio, que recoge la mejor tradición de los profetas y de la experiencia vital israelita. Este libro está en la base de la tradición posterior del judaísmo, que ha “personalizado” la Ley (=Palabra) de Dios, que así aparece como fuente y principio de vida para el pueblo. Su parte central (Dt 12-26), elaborada probablemente el tiempos de Josías, al final de la monarquía de Judá (cf. 2 Rey 22, 3-20), ha marcado la historia y teología de los israelitas, que han definido a Dios como aquel que les revela su Ley para acompañarles sobre el mundo.
Primera semana. Se dedicará a la lectura y estudio del Código Dt (12-25). Aunque esa lectura parezca seca (temas de ley, superados por Jesús, diría algunos) debemos insistir en ella, pues para un judío la religión no es algo que se piensa o siente, sino algo que se hacer, una ortopraxia.
Segunda semana. Para situar el Código Dt (12-15) en su entorno de historia y de pacto se leerá la parte anterior (Dt 1-11) y posterior del liro (Dt 26-33). Estos capítulos ofrecen la mejor introducción al tema de la presencia de Dios como Ley-Palabra de Amor, en el corazón de la Biblia Judía.
Cuarta semana. Los judíos han sabido que le Ley sólo se entiende y cumple cuando se actualiza. Por eso hay estudiar y entender lo dicho a la luz de otras normas antiguas (cf. Vía Izquierda) y, sobre todo a la luz de las leyes y normas de vida social y familiar, económica y religiosa de la actualidad.
7º Mes. Evangelio y cartas de Juan
Más que un relato de la historia de Jesús, como los sinópticos, Juan es un tratado espiritual y muy “carnal” sobre Jesús, un libro de revelación, con doctrinas tomadas de la filosofía y de la experiencia religiosa del ambiente, pero que provienen sobre todo de un tipo de tradición israelita, que puede situarse en la línea del Deuteronomio. El evangelio de Juan se lee pronto, en una o dos horas de calma, a diferencia de los libros históricos y proféticos del AT, que requieren días y días de estudio. Desde ese fondo, hay que comparar a Juan con el Deuteronomio, cuando presenta a Dios como Palabra/Ley para su pueblo, pero añadiendo que esa Palabra esta “encarnada” (Jn 1, 14).
Primera semana. Se leerá una vez cada día el “libro de los signos” (Jn 1, 19–12, 50), destacando los siete “milagros” de Jesús, con los discursos o desarrollos que les acompañan, mostrando cómo los hechos narrados (milagros) se han vuelto principio de una intensa reflexión cristológica.
Segunda semana. Se leerá una vez cada día el “libro de la gloria” (Jn 13-21), con los relatos/discursos de la Última Cena, a los que siguen el juicio, muerte y primera experiencia pascual, en los que se manifiéstala identidad divina de Jesús, como revelador de Dios.
Tercera semana. Estará dedicada al prólogo (1, 1-18) y al epílogo del evangelio (Jn 21), poniendo de relieve la identidad de la Ley/Logos de Dios con Jesús encarnado, destacando el compromiso eclesial de sus discípulos. En ese contexto se leerán 1-3 Jn, como testimonio de los valores (y riesgos) de una iglesia gnóstica.
Cuarta semana. Habrá que comparar los relatos de Juan con los sinópticos y el Deuteronomio, para distinguir y vincular el judaísmo con el cristianismo (y los diversos tipos de cristianismo, como son el de los sinópticos y el de Juan).
Tras Juan (que estaba en la línea de la Ley/Logos, que empezaba en el Deuteronomio) volvemos al AT para centrarnos en la línea “sacerdotal” del Levítico (con Éxodo 25-40 y Números). Estos libros son, en general, poco conocidos, pero resultan esenciales para entender el despliegue del NT (Hebreos) y de la religión cristiana, que ha cristalizado a menudo en formas sacerdotales.
Primera semana. Se dedicará a la lectura completa del Levítico, a poder ser una vez por día, destacando sus temas principales. Se leerá como libro de religión (uno de los manuales más perfectos de simbología religiosa), pero mostrando la importancia que ha tenido para nuestra visión del cristianismo a lo largo de los siglos.
Segunda Semana. Se empleará en la lectura de Ex 25-40, un texto precioso centrado en la construcción del Santuario, que es símbolo del templo en el que Dios habita y perdona los pecados de su pueblo (como muestran los capítulos centrales: 32-34). Se insistirá en la importancia que ha tenido y tiene el templo en la visión religiosa de la humanidad, y de un modo especial en nuestro tiempo.
Tercera Semana. Estará centrada en la lectura de Números (cuyos misterios y sentido he destacado en Bibliograma I y II), desde una perspectiva histórica y actual, como recuerdo de un pasado venerable, pero también como signo de algunas tentaciones y problemas esenciales de la humanidad actual.
Cuarta Semana. Se completará lo anterior con un estudio comparativo entre los dos libros legales más importantes del AT, Deuteronomio y Levítico, destacando las conexiones y diferencias que existen entre ellos, no sólo en sí mismos, sino por el influyo que han tenido en el despliegue (y en la actualidad) del cristianismo.
9º mes. Hebreos (y Cartas Católicas)
Del Deuteronomio (Ley como Palabra de Dios) pasábamos al evangelio y cartas de Juan. Pues bien, de Levítico (y Éx 25-40) pasamos, de una forma lógica, a la carta Hebreos, que es una reformulación de la liturgia y la piedad mesiánica de los seguidores de Jesús. Lo mismo que el Levítico, esa Carta es un documento poco conocido y, sin embargo, resulta esencial para entender la Biblia en su conjunto, pues nos sitúa ante el tema del Sacrificio, que está en la base no sólo de la Biblia, sino de la historia humana.
Primera semana. Lectura conjunta de Hebreos, una vez cada día, a ser posible, poniendo de relieve la identidad del sacrificio de Jesús, que se identifica con su propia vida de fidelidad a Dios (en la línea de Melquisedec), entrando así, por la resurrección, en el santuario celeste y superando los sacrificios rituales del templo de Jerusalén, realizados según el ritual de Aarón (de Lev 17).
Segunda semana. Leer las “cartas católicas”, es decir, universales (Sant, 1 Pedro, Judas, 2 Pedro), poniendo de relieve sus conexiones y sus diferencias con respecto a Hebreos. Destacar desde 1 Pedro el carácter sacerdotal de la vida cristiana en cuanto tal.
Tercera semana. Retomar y estudiar los posibles motivos sacerdotales de los sinópticos y Juan, analizando los textos de la pasión y resurrección (Mc 14-16; Mt 26-28; Lc 22-24; Jn 18-21), para compararlos con Hebreos y fijar así el sentido del sacrificio (entrega de la vida) de Cristo en el NT.
Cuarta semana. Analizar, desde todo lo anterior, los rasgos sacerdotales y sacrificiales del cristianismo posterior, en especial en nuestro tiempo, desde la perspectiva de Levítico y Hebreos.
10º Mes. Génesis (y Ex 1-18)
Gran parte de los lectores de la Biblia empiezan por el Génesis, el libro que los redactores del Pentateuco (s. IV aC) y los rabinos recopiladores del canon (s. I aC–II dC) han colocado al comienzo de a Escritura. Pero, en sentido estricto, el Génesis (y de manera más precisa sus primeros capítulos) han sido escritos en una fecha bastante tardía, dentro del proceso de composición de la Escritura. Por eso he querido situar el Génesis hacia el final del recorrido, en el 10º mes del estudio guiado de la Biblia.
Semana primera. Estará dedicada a la lectura y estudio de Gen 1-11, el relato de la creación (Gen 1), vinculado con la “proto-historia” (Gen 2-11), expresada en la primera pareja (Adán-Eva), la primera sociedad (Caín y Abel), con las primeras desmesuras (diluvio y torre de Babel). Estos capítulos, que pueden y deben compararse con teogonías, con relación de “creación” de otros pueblos y con la ciencia moderna, nos sitúan ante el Dios que “hace” no haciendo (abriendo camino para que los hombres se hagan).
Semana segunda. Se centrará en la lectura y estudio de las historias patriarcales (Gen 12-50), en las que Dios aparece como animador y guía de unos hombres (Abrahán, Isaac, Jacob, con mujeres e hijos) que buscan tierra, libertad y descendencia. También aquí se puede y debe comparar la historia de estos hombres y mujeres con otros semejantes, que buscan formas de supervivencia y futuro en medio de condiciones adversas.
Semana tercera. Estará dedicada al estudio de Ex 1-18, capítulos centrales en los que se ha marcado la experiencia de liberación de un grupo de oprimidos, a los que Dios acompaña, por medio de Moises, para que puedan salir de un contexto de opresión en que se encuentran. Léase cada día de la semana todo el texto, marcando el mensaje que ofrece para nuestro tiempo.
Semana cuarta. En ella puede recogerse y condensarse toda la lectura del AT, desde los primeros libros de historia (día 3º, 1ª semana) hasta el comienzo de toda historia posible (Génesis). En este contexto se pueden y deben trazar las líneas maestras de una lectura cristiana del AT.
11º mes. Apocalipsis
Propiamente hablando, el Apocalipsis no ofrece un argumento nuevo, sino que expone, en forma unitaria, una serie de temas que son propios de la profecía judía y de los evangelios cristianos, iluminando así el conjunto de la Biblia y de la vida cristiana, desde su culminación:
Primera semana. Se empleará en la lectura íntegra del texto, a poder ser una vez cada día, poniendo de relieve su dinámica interna y se estructura, fijando la acción de cada personaje (Hijo de Hombre, Mujer, Dragón, Bestias…), y el desarrollo de la trama.
Segunda Semana. Deberá dedicarse al estudio de las imágenes de fondo del libro, poniendo de relieve su sentido en el contexto del Apocalipsis y su importancia actual. Desde ese fondo se puede precisar el sentido de la violencia en el conjunto del libro y en algunas de sus escenas concretas, marcando también la ternura de fondo que lo llena (sobre todo en Ap 21-22).
Tercera Semana. Se leerán los textos citados en la columna derecha (de Isaías, Ezequiel, Zacarías y Daniel), compa-rándolos con el Apocalipsis, para destacar así la novedad cristiana de este libro (Cordero Degollado, Iglesia…), y su continuidad con el AT.
Cuarta semana. Trazar una lectura de conjunto de la Biblia, desde el Génesis al Apocalipsis, poniendo de relieve los rasgos que vinculan los diversos libros, desde una perspectiva judía y cristiana.
12º mes. Relectura integral de la Biblia, cuestiones abiertas
El trabajo de este último mes podría (quizá debería) ser más informal: que cada uno navegue a sus anchas por el universo de la Biblia, buscando, encontrando, dejándose impresionar por lo hallado y omitido, por lo sabido y lo ignorado. Sin embargo, para aquellos que me han venido siguiendo en los once meses anteriores, quiero y puedo ofrecer un esquema de lectura final, que cada lector adaptará y aplicará según las circunstancias, partiendo de los paralipómena, palabra griega que significa “las cosas omitidas”.
Primera semana: Libros poéticos y de oración. Se dedicará todo el tiempo a la lectura de Salmos, Cantar y Lamentaciones. Se trata de textos universales y muy conocidos, de judíos y cristianos, que necesitarían más atención (sobre todo los Salmos, de los que debería tratarse por separado). Podrían haberse estudiado más extensamente al principio del curso. Pero el momento actual resulta también muy apropiado, al final del curso.
Es bueno terminar la lectura de la Biblia con los Salmos y el Cantar, pues ambos libros nos invitan a comenzar de nuevo, siendo como son un resumen y compendio de toda la Escritura cristiana y judía. Son libros para orar y gozarse. No se tratará de repetir sus palabras, al pie de la letra, sino de actualizarlas, pues conforme a un principio de hermenéutica judía, quien traduce al pie de la letra es traidor, pero quien inventa algo totalmente nuevo es un falsario.
Segunda semana: Libros sapienciales. Están entre el AT y el NT, y han sido por siglos los más leídos de la Biblia, tanto los de origen hebreo (Job, Qohelet, Proverbios), como los de origen griego o de los Setenta (Eclesiástico y Sabiduría). Ofrecen una reflexión muy honda (antigua y actual) sobre el sentido de la vida humana. Después de leída la Biblia, ellos siguen siendo un regalo, una sorpresa final.
Es bueno leerlos aquí, culminado el curso, como resumen y visión de conjunto de todo lo anterior, para dejarse iluminar por ellos y seguir pensando en nuestro tiempo, a la luz del argumento de conjunto de la Biblia, desde la Plaza de Jesús, donde hemos vuelto al final de nuestro recorrido, a comienzos del siglo XXI, pues la Biblia sólo es Palabra de Dios si nos habla (nos interroga, nos ofrece caminos de vida) en nuestro tiempo.
Tercera semana: Volver a lo importante. En este momento, tras la lectura programada de Salmos y Cantar, y de los Libros Sapienciales, concluido el recorrido de conjunto, es bueno recordar los mejores momentos del curso, recogiendo aquellos motivos y textos que han sido más significativos, por lo que han aportado a nuestra visión de la Biblia y de la vida humana.
Es conveniente recoger esos textos en un tipo de Cuaderno de Bitácora, para verlos de un modo unitario y para proponerlos como base de una nueva lectura “agradecida” (y compartida) de la Biblia. Teniendo en cuenta las contribuciones de varios lectores (o grupos de lectores) se podría elaborar un elenco de cuestiones esenciales para seguir profundizando en ellas, quizá con la ayuda de algún especialista
Cuarta semana y conclusión: Éste es el momento de repasar los temas y momentos que han quedado pendientes (menos comprendidos) a lo largo del curso. Deberíamos tenerlos apuntados en nuestro cuaderno de notas, para dedicarles ahora una atención especial, acudiendo si fuere necesario a la ayuda de especialistas (o de libros de consulta). En esa línea podríamos ir elaborando (sobre todo en la lectura por grupos) un elenco de dudas principales, o quizá mejor una serie de cuestiones discutidas, a partir de las cuales se podría elaborar un curso especial, guiado por especialistas en el tema.
De esa forma habría concluido el curso de los Doce Meses con la Biblia, de una forma abierta, procurando volver a los temas menos asimilados, para profundizarlo. Un proverbio antiguo decía: Ars longa, vita brevis (que podría traducirse: la tarea es larga, la vida limitada). Ciertamente, la tarea de la Biblia es grande y nos desborda. Pero como decían también los rabinos judíos, es muy importante conocerla y practicarla aquí, aunque haya una parte que queda para el futuro de la Vida, pues la Biblia es Palabra de Dios, y Dios es la Vida futura creyente.
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