05 de Enero. Segundo Domingo despues de Navidad. Ciclo A
“La Palabra era la luz verdadera, que son su venida al mundo ilumina a toda persona. (…) A cuantas la recibieron, a todas aquellas que creen en su nombre, les dio poder para ser hijas de Dios.”
En este tiempo de Navidad puede venirnos muy bien “encender la Palabra” y dejarla que ilumine cada rincón de nuestra vida. Y también, ¿por qué no? todas aquellas vidas que sabemos que andan a oscuras o con falta de luz. Porque cuando nos detenemos, pensamos, oramos y reflexionamos, junto con nuestros dolores y alegrías van apareciendo otros sufrimientos y otros gozos más o menos conocidos.
Y así, poquito a poco, nuestra oración se agranda y la vida se nos llena de hermanas y hermanos, por lejas y desconocidas que sean las gentes porque sabemos que para Dios son hijas e hijos.
El poder para ser hijas de Dios nos capacita para ser hermanas. Y el poder que tienen quienes se descubren como hermanas es infinito. Es un poder que atraviesa fronteras, acorta distancias, disuelve saltos generacionales, aúna razas y colores, entrelaza lenguas, culturas y banderas, honra diferencias y dilata los espacios.
Cuando descubres que ningún ser humano vale más ni menos que tú. Que toda persona tiene exactamente la misma dignidad, porque eso no es algo con lo que se pueda negociar. Entonces, se empieza a ver el mundo de otra manera. Entonces, la Palabra se hace luz verdadera primero y carne después.
Ojalá que en este Navidad todas las personas que nos llamamos cristianas, descubramos el poder para ser hijas que Dios nos ha regalado y lo dejemos circular sin trabas por toda la humanidad.
Oración
Enciende, Trinidad Santa, la luz de tu Palabra en nuestra Navidad. Que todos los deseos de estos días empiecen a tomar carne, se hagan realidad. Para que tu Presencia se note un poco más en nuestro mundo.
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Fuente: Monasterio Monjas Trinitarias de Suesa
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