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El Supremo de Estados Unidos rechaza estudiar el caso de una reclusa trans a la que se le denegó la cirugía de reasignación

Martes, 17 de diciembre de 2019
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E1B1C42E-2DEC-4B59-9E8B-D7A7C71C310AEl Tribunal Supremo de Estados Unidos vuelve a dar la espalda a la comunidad trans. La última instancia judicial del país, controlada por el sector conservador, ha rechazado admitir a trámite un recurso contra la decisión del estado de Texas de impedir a una reclusa trans someterse a cirugía de reasignación de sexo. Vanessa Lynn Gibson, que lleva en prisión desde 1995 por sendos delitos de agresión y asesinato, ha intentado automutilarse y cometer suicidio en varias ocasiones. El fallo contrasta con otros precedentes favorables.

Gibson, de 41 años, fue condenada en 1995 por una agresión y dos años después, por el asesinato de otra reclusa. Desde los quince años vive de acuerdo a su identidad de género femenina. Los médicos le diagnosticaron disforia de género en 2014, y autorizaron su acceso a un tratamiento hormonal. La legislación de Texas, el estado donde cumple condena, no permite sin embargo las «intervenciones quirúrgicas irreversibles» como sería la cirugía de reasignación de sexo.

La reclusa recurrió a la justicia al considerar que la negativa a autorizar la intervención constituye una forma de castigo cruel e inusual prohibida por la octava enmienda de la Constitución. Gibson ha sufrido una depresión que la ha llevado a intentar tanto automutilarse como cometer suicidio. El Tribunal de Apelaciones del quinto circuito, con sede en Nueva Orleans, rechazó en marzo la demanda de Gibson. El caso llegó hasta el Supremo, cuyos jueces rechazaron este lunes su toma en consideración.

A pesar del revés judicial, existen precedentes en los que los tribunales han dado la razón a personas trans en prisión. En 2015, un juez federal autorizaba la cirugía de reasignación de sexo para Shiloh Quine, meses después que Michelle Norsworthy, otra reclusa trans, obtuviera una orden favorable de un tribunal federal con el mismo objetivo. El estado de California se comprometió además a costear las intervenciones.

Los casos de Quine y Norsworthy contrastan con el de Michelle Kosilek. Aunque un juez de Massachusetts ordenó en 2012 su reasignación de sexo, posteriormente, la Corte de Apelaciones (con sede en Boston) echó marcha atrás alegando «problemas de seguridad», así como una supuesta «fuente de angustia mental» para las reclusas que hubieran sido víctimas de violencia de género, en el momento en el que se le trasladara a un centro penitenciario para mujeres.

Fuente Dosmanzanas

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Embobarse en Cristo

Lunes, 16 de diciembre de 2019
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Del blog Nova Bella:

551a6fd27bd18_Pasolini-quer°aunCristocuyorostroexpresarafuerza,decisi¢n,comoeldelospintoresmedievales

“…o que, cuando enseñaba en la ladera, la multitud se olvidara de su hambre y su sed y los cuidados de este mundo, y que a los amigos que le escuchaban al sentarse y comer la comida grosera les pareciera delicada, y el agua les supiera a buen vino, y la casa entera se llenara de la fragancia y la dulzura del mundo

*

Oscar Wilde,
De profundis

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Concretando el Adviento.

Lunes, 16 de diciembre de 2019
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advientoMe choca que cada vez que nos anuncian y nos ofrecen un año jubilar, se reduce fundamentalmente a acciones de tipo espiritual: oraciones, indulgencias, confesiones, eucaristías… Pero de ahí no saltamos a unos hechos sociales fuertes que supongan alivio al dolor humano y de la realidad injusta.

Estoy viviendo una serie de realidades; personas que están sufriendo pérdidas muy fuertes:

Una familia deja al hijo en el Proyecto Hombre, para que se recupere y le esperan en casa mujer y tres hijos.

Una familia es desahuciada y despedida de su casa.

Enfermos con fuerte dolores. Discapacidades. Hambre, miseria

Millones de parados perdieron su trabajo y esperan poderlo recuperar.

Un hombre en la prisión espera que le concedan el tercer grado.

Muertos a millares en el mediterráneo y en otras tierras, al intentar huir de la guerra y la muerte hacia la vida.

Ancianos solos.

Podemos seguir.

Yo siento que estas personas están como los pobres de Israel en tiempo de Moisés, según nos narra la Biblia. Pensando en estas calamidades, Moisés creó un intento de remedio, con el año jubilar.

Moisés, los legisladores, crearon el año jubilar. La ley de Moisés, estableció que después de 49 años en que se podían perder las tierras, la casa, la mujer, los hijos y hasta la propia libertad, después de esos 49 años de servidumbre y de abandono en manos de la voracidad de explotadores y acreedores, tenía que venir un año jubilar (de alegría),

El quincuagésimo en este año tenían que reintegrarse al propietario o si éste no estaba, a su familia, las propiedades inmuebles que hubiesen sido enajenadas. De este modo ni la más extrema pobreza podía alterar definitivamente la equitativa distribución inicial de la tierra entre todas las familias. Así mismo recobraban la libertad.

Y esto les produjo una enorme alegría: un júbilo, jubileo.

Siento que ahora los años jubilares insisten sobre todo en ganar las indulgencias, celebrar muchos actos religiosos, pasar por la puerta del perdón y recoger unas limosnas, pero no llevan a ninguna trasformación de la sociedad ni de las personas.

Sueño que ahora creemos un año jubilar: que trabajemos todos para que esas personas recuperen la alegría, puedan solucionar su realidad. Y eso sí, sin esperar 49 años. ¿Lo podríamos intentar entre todos lo antes posible? Cómo cada uno sufre o conoce algún caso, ¿Nos animamos a que todas las personas trabajemos para resolver esas realidades y poder así celebrar un año jubilar? Una manera concreta de vivir el adviento en la realidad puede ser crearnos y realizar un jubileo en nuestras vidas, en nuestra sociedad y en nuestra iglesia.

Gerardo Villar

Fuente Fe Adulta

Espiritualidad ,

“Entrelazar miradas y palabras. Ensayos de teología feminista”, de Carmiña Navia Velasco.

Lunes, 16 de diciembre de 2019
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teologia-femnaviaEste libro sistematiza el aporte y experiencia religiosa de mujeres que a lo largo de los siglos han sido invisibilizadas en la historia. Su motivación es la búsqueda de referentes femeninos que sirvan de soporte para el trabajo con mujeres de los barrios populares. Esta obra, sin lugar a duda, será un referente importante para estudiantes y profesoras de teología feminista, que quieran explorar el papel de las mujeres dentro del cristianismo e historia eclesiástica.

La novedad de este trabajo es ir a contracorriente y socavar de los estantes empolvados de las librerías, de los intersticios de la historia, aquello que no nos han contado los manuales tradicionales de teología, quizás por omisión o simplemente porque la contribución femenina no es considerada relevante desde la perspectiva androcéntrica y patriarcal.

En el capítulo primero, la autora se plantea la pregunta por la autoafirmación del ser femenino en relación con una espiritualidad que va más allá de los dogmas, jerarquías o instituciones eclesiásticas. Al hacer reminiscencia de la Diosa primordial, nos recuerda el papel mediador que las mujeres tuvieron en relación a lo sagrado. Las tensiones existentes entre el liderazgo masculino y el femenino se evidencian desde los relatos de la creación del Génesis, pasando por el movimiento de Jesús, las primeras comunidades cristianas y en la patrística.

Pero la autora va más allá al presentarnos los mecanismos de resistencia utilizados por las mujeres para no ser excluidas y desterradas del ámbito religioso. Presenta un itinerario de mujeres místicas, poetas y literatas que desde el siglo XII al XIV resistieron desde el monacato a pesar de oposición masculina jerárquica y eclesiástica.  En la contemplación, la poética y las palabras se abren caminos para la vivencia del amor, la autonomía y libertad de las mujeres.

En el capítulo dos la autora nos introduce aún más por los caminos espirituales, invitándonos a recuperar la autoridad femenina a través de la mediación de la memoria y la palabra. Estas voces, al conducirnos a la autoafirmación de nuestro ser, nos ayudan en la construcción de una identidad espiritual femenina y de esta forma se introduce un nuevo paradigma de relacionalidad entre las mujeres que inspiran las prácticas sororiales actuales.

Los capítulos tres y cuatro se centran en la espiritualidad mariana, más allá de una devoción y veneración popular. La autora entiende por espiritualidad aquellos aspectos que hacen de María una mujer cercana, amiga, cuya vida se asemeja a la que viven tantas mujeres en las periferias de nuestras ciudades. Una mujer autónoma, clara y decidida puede ser vista como el lado femenino de la Divinidad. Su sacralidad, puede ayudar a las mujeres a entender que en su corporalidad también está la Divinidad.

En el capítulo cinco la autora acude a los aportes del feminismo crítico y decolonial para inducirnos al interior de los fluidos menstruales que dan sentido a su ser femenino y la ubica en el origen mismo de la vida. Ante esto surgen las siguientes preguntas ¿en qué momento el misterio del sangrado femenino se convirtió en un tabú? ¿Por qué dejó de considerarse sagrada para convertirse en sucia y contaminante? La raíz fundante se encuentra en escritos sacerdotales oriundos del período del pos-exílio babilónico y se encuentra codificada en las leyes de pureza e impureza que se encuentra principalmente en el libro del Levítico. A partir del estudio del encuentro de Jesús con la sangre de las mujeres, en espacio público, se desautoriza las leyes de impureza y la sangre vuelve a adquirir su sacralidad, por la conexión que hay entre el fluido y el útero generador de vida.

En el capítulo seis se propone un ensayo que a simple vista pareciese que rompiese con la articulación interna del libro, pues toma el tema de la paz como eje articulador. ¿Pero será que es posible la paz sin una justicia de género? La respuesta está implícita en el texto, pues el Shalom bíblico describe las buenas prácticas interpersonales que hacen de este mundo un lugar armonioso y feliz. En este sentido, se acude al pacto entre mujeres a partir de una aproximación al libro de Rut para decir que sí es posible reconstruir el tejido social desde las periferias, desde las prácticas de acogida y las redes de apoyo solidario.

En los capítulos siete y ocho, se presenta un itinerario de la irrupción de las mujeres dentro del discurso teológico de liberación, haciendo una autocrítica a nuestros postulados que en muchas ocasiones se ampararon bajo el abanico patriarcal de divinidad. El desafío es reencontrarnos con los lenguajes e imaginarios de Dios elaborados por las mujeres medievales y por místicas de diversos tiempos, esta es una apuesta política en la lucha por nuestra autonomía como mujeres.

De igual forma, destaca los principales aportes del feminismo contemporáneo en los que las categorías: corporalidad, sexualidad, interculturalidad, autonomía, indecencia, queer, violencia sexual, ideología, género, colonialidad, derecho de decidir, relacionalidad, sospecha, espiritualidad, amor, cristología, María, culpa,  diálogo, pactos, continúan desafiando el quehacer feminista, al tiempo que nos lanzan retos y caminos por construir en complicidad sorora y en el respeto por esa diversidad de feminismos que siguen desafiando nuestros contextos y señalándonos rutas.

En términos generales destaco el trabajo serio y sistemático de la autora, en especial la rica y abundante bibliografía de teólogas feministas de varios continentes. La apuesta por un feminismo crítico, propositivo e interdisciplinar y su compromiso con mujeres de las bases constituyen un puente importante, en ese diálogo de saberes entre el mundo académico y nuestras mujeres de base, que desde los diversos movimientos sociales nos impulsan a seguir en la construcción de un futuro mejor. En este sentido, el diálogo entre nuestra tradición ancestral femenina y las nuevas generaciones es importante en ese tránsito intergeneracional, para que la memoria no se esclerotice y se vislumbre un futuro mejor para las generaciones venideras.

Bogotá 13 de noviembre de 2019

Maricel Mena López

(Doctora en Teología, profesora de la Udad. Santo Tomás en Bogotá)

Fuente Fe Adulta

Biblia, Espiritualidad

Más de dos mil mujeres lesbianas y bisexuales participaron de encuesta que dará a conocer su realidad en Chile

Lunes, 16 de diciembre de 2019
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daniela-andrade-vocera-movilh-mujer-820x394Daniela Andrade

Los resultados del sondeo, el más representativo efectuado hasta ahora, serán publicados en los próximos días.

Un total de 2.146 mujeres lesbianas, bisexuales o pansexuales (LBP) participaron de una encuesta aplicada por el Movimiento de Integración y Liberación (Movilh) para conocer la realidad de dicho sector en Chile.

La encuesta “Visibles, mujeres lesbianas y bisexuales en Chile”, el sondeo más grande sobre la temática efectuado en el país. se aplicó de manera electrónica, previa aportación del rut de cada persona “lo cual da una rigurosidad y una representatividad sin precedentes a esta radiografía. Valoramos la confianza depositada por cada una de las mujeres que contestó este sondeo”, señaló la vocera del Movilh, Daniela Andrade.

El estudio, cuyos resultados se harán públicos en los próximos días, entrega una caracterización general sobre la realidad de las mujeres LBP, como son su estado civil, nivel de estudios, credos, etc; aborda el proceso de autoconocimiento y auto-aceptación de la orientación sexual; la salida o no del armario; las relaciones con familiares, pareja, compañeros de trabajo o estudio; la lesboparentalidad, los primeros besos y relaciones eróticas y sexuale; los métodos de prevención de ITS; el consumo de drogas; la violencia entre parejas; los efectos de la discriminación social y estatal y sus formas de expresión, así como las barreras en el acceso igualitario a la salud.

“Esta radiografía, que marca un hito para la visibilidad de las mujeres con orientaciones sexuales diversas, esperamos que sea útil para la implementación de políticas públicas y leyes contra la lesbofobia y la bifobia, así como para perfeccionar iniciativas ya existentes”, finalizó Andrade.

Fuente MOVILH

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Castilla y León suspende la puesta en marcha del protocolo de atención al alumnado trans en las escuelas

Lunes, 16 de diciembre de 2019
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jcylLa Junta de Castilla y León ha suspendido la puesta en marcha en los centros escolares de la comunidad del protocolo de atención al alumnado trans, cuya implementación debía continuar este año tras haber sido puesto en marcha de forma experimental en algunos centros el curso pasado. La decisión, que tiene lugar como reacción a la denuncia interpuesta por la organización «Abogados Cristianos» ha sido fuertemente criticada por la Federación LGTB+ de Castilla y León, para la que el hecho supone el primer retroceso en derechos del colectivo LGTBI en España desde la aprobación del matrimonio igualitario.

Según detalla el diario ABC, la decisión de la Consejería de Educación de Castilla y León, dirigida por la popular Rocío Lucas, fue adoptada después de que el Tribunal Superior de Justicia de la región admitiese a trámite una demanda de Abogados Cristianos contra la propia Consejería, y a pesar de que dicha admisión no suponía su suspensión cautelar, como pedían los demandantes. Se trata, por tanto, de una decisión política, y no de una imposición de la justicia. Según el diario conservador, la Consejería ha optado por paralizar la implantación del protocolo a la espera de que la justicia se pronuncie. Un protocolo que había sido desarrollado en la anterior legislatura, con Fernando Rey como consejero de Educación, y que marcaba una serie de pautas de actuación a los centros públicos y concertados que contasen con alumnado trans en sus aulas.

«La retirada del protocolo es un hecho gravísimo en el avance de los derechos LGTB+ en nuestro país, pues es la primera vez desde 2005, con la aprobación del matrimonio igualitario, que desde las instituciones se recortan derechos o protección al colectivo LGTB+», señala la FECyLGTB+, Federación LGTB+ de Castilla y León, en un comunicado hecho público este sábado. La organización, eso sí, considera que lo sucedido «no es una sorpresa», después de que hace un mes PP y Ciudadanos, los partidos gobernantes en Castilla y León, unieran sus votos a los de Vox para bloquear definitivamente la proposición de ley de igualdad LGTBI presentada por los colectivos (y que Ciudadanos sí que apoyó durante la anterior legislatura) para impulsar en su lugar un texto propio en el se recorta de forma significativa la protección a las personas trans que contemplaba el anterior proyecto. «Hoy no podemos dudar que esto es un ejemplo de lo que pretenden hacer», se lamentan desde la FECyLGTB+. «Si algo ha demostrado la retirada de este protocolo es que necesitamos leyes que nos protejan, incluso, frente a las decisiones del Gobierno de la Junta. Si hubiésemos logrado la aprobación de la ley, no podrían haber retirado este protocolo», añaden.

«¿Qué podemos esperar de una futura ley de igualdad alternativa a la de los colectivos a instancias de PP y Ciudadanos si antes de empezar a trabajarla siquiera revocan un protocolo fundamental para los menores trans? Nada. Todo apunta a que se trata de una trampa cínica», se lamenta Amanda Azañon, presidenta de Lesgávila y portavoz trans de la FECyLGTB+. «Vivimos un hito que sinceramente, da miedo. Por primera vez desde 2005, se están recortando derechos conseguidos por el colectivo LGTB+ y se hace, precisamente, contra los más débiles y en la comunidad que menos ha avanzado en derechos e igualdad LGTB+. Desde aquí pido a toda la sociedad que tome conciencia de lo que esto significa, que salte la alarma: cuando se empieza a recortar en derechos, tarde o temprano, se recortarán los derechos de todas y todos», ha subrayado por su parte Ignacio Paredero, presidente de la FECyLGTB+.

Fuente Dosmanzanas

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Justicia argentina rechaza solicitud de incorporar identidad de femineidad travesti a un DNI

Lunes, 16 de diciembre de 2019
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Lara-Maria-BertoliniPor Alejandra Zani

Lara Bertolini, defensora de los derechos humanos y docente estudiante de abogacía en la Universidad Nacional de Avellaneda, logró en marzo pasado un inédito fallo que establecía el reconocimiento de la expresión femenidad travesti en el campo asignado al sexo del DNI. Sin embargo, la Cámara Civil denegó la resolución que le permitiría cambiar su partida de nacimiento y DNI.

Este fallo se dio a conocer mientras Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner juraban como presidente y vicepresidenta constitucional con un discurso que hizo hincapié en que “todo tipo de discriminación debe volverse imperdonable”.

La solicitud del reconomiento de identidad fue aprobada por la jueza nacional en lo civil, Myriam Cataldi en marzo pasado. La decisión de Cataldi fue apelada por el Registro Nacional de las Personas (RENAPER) que se negaba a abrir un campo de género especial con la justificación de que “solo hay dos sexos”.

El fallo de la jueza Cataldi consideraba el reconocimiento de la identidad de género como “una cuestión de derechos humanos” y ordenaba al Registro Civil “resolver estos casos por vía administrativa poniendo una multiplicidad de marcadores como opciones de género”.

Además, agregó que se debería “informar a RENAPER para que emita un nuevo DNI de la persona interesada, a la que se deberá prestar la asistencia necesaria para el envío y seguimiento del trámite, a fin de asegurar un mecanismo rápido”.

De acuerdo a Lara, la resolución de la Cámara invisibiliza a las identidades transgénero, no binarias y agéneros. Considera que tanto el RENAPER como el Registro Civil apelaron el fallo de la jueza Cataldi porque se niegan a reconocer un sexo diferente al masculino o femenino.

“En una apelación ante la Cámara Civil dijeron que, como solo hay dos sexos, no es posible emitir el documento ya que así lo establece la sociedad. Otra vez quedamos invisibilizadas absolutamente las identidades transgénero y no binarias, las personas agénero y todo tipo de género que no se rija por lo sexual”, explicó Lara a Presentes.

Emilio Buggiani: “Están interpretando el género de un modo hiperrestrictivo”

Según Emilio Buggiani, abogado de Bertolini, la sentencia viola el derecho constitucional, el principio de la igualdad y la no discriminación. Además, no respeta el derecho humano a la identidad ya que “la identidad de género también hace a la identidad de las personas”.

Para Buggiani, el fallo de los magistrados no toma en cuenta el último artículo de la Ley de Identidad de Género en donde se establece que ninguna ley es oponible al reconocimiento del derecho humano a la identidad de género.

“Interpretan de manera hiperrestrictiva la palabra sexo, que es la que figura en la partida de nacimiento y el DNI de las personas, desde la genitalidad. Esta lectura no entiende al sexo como una construcción social, como lo dice la Ley de Identidad de Género”, expresó Buggiani a Presentes.

El abogado cuestiona la interpretación que RENAPER hace de lo dispuesto en la Ley de Identidad de Género.

“RENAPER dice que nuestro sistema legal está basado en un sistema binario, masculino-femenino, y que Lara cambió su sexo de masculino, que fue el sexo que le fue asignado al momento de su nacimiento, a femenino. Y por lo tanto, que se cumple con la ley. Pero no reconoce a la femineidad travesti como una identidad independiente que rompe ese orden binario”, acotó Buggiani.

Lara Bertolini: “Al no ser nombradas por el Estado, no existimos”

La sentencia de la Cámara Civil fue firmada por Carlos A. Bellucci, Gastón M. Polo Olivera, Carlos A. Carranza Casares, toma como fundamentos al Diccionario de la Lengua Española y a lo expresado por la jueza Graciela Medina, a quien citan en el texto.

“La identidad de género es la conciencia que se adquiere de la igualdad, la unidad y la persistencia de la individualidad como varón o mujer. La Ley de Identidad de Género estaría destinada a solucionar el problema de aquellas personas transgénero para adecuar su identidad de género masculino o femenino, pero no incluye la posibilidad del tercer género o del travestismo”, establece la sentencia.

Según Lara, el RENAPER y el Registro Civil no pueden negar el reconocimiento de su identidad, pero se niegan a reconocerla en un documento “porque eso implicaría modificar la estructura social y tendrían pensar en la problemática travesti-trans, darle trabajo a las travesti-trans, darle acceso a derechos a las travesti-trans”.

Para la defensora, si no se corrige la lógica binaria que establece el sexo masculino y femenino, nunca se podrá aplicar la ley de cupo laboral trans. “Lo que no se nombra no existe y al no ser nombradas por el Estado, no existimos”.

“Nombrarnos como problema es nombrarnos negativamente y volver a un sentido de inequidad, exclusión y estigmatización. Esos pequeños renglones de argumentación van en contra del derecho de género autopercibido por la LIG, y por los pactos y tratados internacionales. No pueden estar diciendo esto en 2019. Las niñeces y las adolescencias en un futuro tienen derecho a que su identidad sea reconocida y validada por el Estado”, afirmó Lara.

Frente a esto Buggiani establece que es necesario revisar los lugares en los que el sistema se quedó vetusto. “La sentencia dice que en caso de reconocerse la identidad autopercibida femineidad travesti, habría que pensar un sistema laboral, un sistema penitenciario y un sistema de seguridad social revisional. Hay que pensarlo. Sino, estamos excluyendo del sistema a todo un colectivo que son un montón de personas afectadas por tener un sistema obsoleto”, señaló.

Estado debe reparar

De acuerdo a la especialista en derecho civil, Ángela Mora, se tiene que aprovechar el contexto histórico en la Corte Suprema de Justicia para solicitar a través de un recurso extraordinario la revisión de la sentencia de la Cámara Civil.

“Más que nada porque son organismos administrativos los que se están oponiendo, no es el Estado argentino. Con los antecedentes internacionales y nacionales, la Corte debe poner blanco sobre negro sobre la situación de grupos que ni siquiera están excluidos, porque nunca estuvieron adentro. Y esa la no existencia. Esta una buena posibilidad para que la corte reconozca que estos grupos existen y que el Estado debe reparar esa negación sistemática a lo largo de toda su historia”, expresó Mora a Presentes.

Mora afirmó que en la sentencia los magistrados mencionan una Opinión Consultiva 24/17 donde aparece el principio del deseo. “Ahí se establece que debe respetarse el deseo de publicidad de la identidad de cada persona. No obstante, a Lara se le niega ese principio porque interpretan de manera sesgada la palabra sexo’”.

“Lo que hicieron los magistrados en esta sentencia es interpretar la norma a través del método clásico del siglo XIX. Pero hay otro orden posible para esa interpretación. Ahora el Código Civil recepta una teoría, una filosofía del derecho, una manera de concebir el derecho, que es la teoría de Robert Alexy, que implica que no tenés que atenerte solamente a la palabra de la ley, sino a que esa palabra se condiga con ciertos principios y valores”, Indicó Mora.

Fuente Agencia Presentes

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Demandan por segunda vez al Estado de Chile por negarse a reconocer el matrimonio igualitario

Lunes, 16 de diciembre de 2019
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02a-ChileGayAcción es presentada ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), luego de que la Corte Suprema se negara a reconocer el derecho a matrimonio de la pareja con 19 años de relación. 

Dos de los autores de “Nicolás tiene dos papás”, Ramón Gómez y Gonzalo Velásquez, demandarán hoy al Estado de Chile ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), luego de que la Corte Suprema se negara a conocer el derecho de ambos a contraer matrimonio.

En el escrito, patrocinado por los abogados Ciro Colombara y Branislav Marelic y por el Movimiento de Integración y Liberación Homosexual (Movilh), se precisa que la pareja tiene 19 años de relación y que en enero pasado acudió al Registro Civil para pedir una hora de matrimonio, la cual fue negada.

El caso fue visto en tribunales, pero finalmente el pasado 13 de junio el recurso de protección fue rechazado en un fallo de los ministros de la Tercera Sala de la Corte Suprema, María Eugenia Sandoval Gouet, Ángela Francisca Vivanco Martínez, Mauricio Alonso Silva Cancino y los abogados integrantes Ricardo Alfredo Abuauad Dagach y Julio Edgardo Pallacivini Magnere.

El máximo tribunal rechazó el recurso de protección sin dar ninguna fundamentación y solo confirmando la sentencia que el 26 de abril del 2019 habían dictado los ministros de la Octava Sala de la Corte de Apelaciones de Santiago, Juan Cristóbal Mera Muñoz, Mireya López Miranda y la abogada integrante Paola Herrera Fuenzalida, para quienes la prohibición del matrimonio igualitario no implica la vulneración de ningún derecho

Lamentamos profundamente que la Corte Suprema no estuviese a la altura de las circunstancias, desconociendo dos aspectos fundamentales. Uno, que el año pasado había señalado en un fallo que el matrimonio es un derecho humano. Otro, el Acuerdo de Solución Amistosa (ASA) firmado por Chile ante la CIDH que obliga a todos los poderes del Estado a impulsar el matrimonio igualitario”, señaló el vocero del Movilh, Óscar Rementería.

En la nueva denuncia internacional, la segunda de su tipo contra el Estado de Chile, se alega que la prohibición del matrimonio igualitario vulnera la Constitución y la Convención Americana de Derechos Humanos, entre otras normas y tratados internacionales.

En relación a la primera denuncia, que derivó en que el Estado de Chile llegara a un acuerdo internacional en el marco de una solución amistosa “estamos analizando los pasos a seguir, porque ni en el Gobierno, ni el Congreso, ni el Poder Judicial, han cumplido con el ASA”, finalizó Rementería.

Fuente MOVILH

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Vuelve a enseñarnos a evangelizar… Id y anunciad lo que estáis viendo y oyendo

Domingo, 15 de diciembre de 2019
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Juan-Bautista-John-Baptist

 

A BARTOLOMÉ DE LAS CASAS

Los Pobres te han jugado la partida
de una Iglesia mayor, de un Dios más cierto:
contra el bautismo sobre el indio muerto
el bautismo primero de la vida.

Encomendero de la Buena Nueva,
la Corte y Salamanca has emplazado.
Y ese tu corazón apasionado
quinientos años de testigo lleva.

Quinientos años van a ser, vidente,
y hoy más que nunca ruge el Continente
como un volcán de heridas y de brasas.

¡Vuelve a enseñarnos a evangelizar,
libre de carabelas todo el mar,
santo padre de América, las Casas!

*

Pedro Casaldáliga
Todavía estas Palabras, 1994

***

En aquel tiempo, Juan, que había oído en la cárcel las obras del Mesías, le mandó a preguntar por medio de sus discípulos:

“¿Eres tú el que ha de venir o tenemos que esperar a otro?”

Jesús les respondió:

“Id a anunciar a Juan lo que estáis viendo y oyendo: los ciegos ven, y los inválidos andan; los leprosos quedan limpios, y los sordos oyen; los muertos resucitan, y a los pobres se les anuncia el Evangelio. ¡Y dichoso el que no se escandalice de mí!”

Al irse ellos, Jesús se puso a hablar a la gente sobre Juan:

“¿Qué salisteis a contemplar en el desierto, una caña sacudida por el viento? ¿O qué fuisteis a ver, un hombre vestido con lujo? Los que visten con lujo habitan en los palacios. Entonces, ¿a qué salisteis?, ¿a ver a un profeta? Sí, os digo, y más que profeta; él es de quien está escrito: “Yo envío mi mensajero delante de ti, para que prepare el camino ante ti.” Os aseguro que no ha nacido de mujer uno más grande que Juan, el Bautista; aunque el más pequeño en el reino de los cielos es más grande que él.”

*

Mateo 11,2-11

***

La compasión es fruto de la soledad. Tenemos que admitir lo difícil que es ser compasivo, ya que requiere una actitud de disponibilidad para estar con otros allí donde son débiles, vulnerables, solitarios, rotos. No es nuestra actitud espontánea ante el sufrimiento.

Procuramos, ante todo, evitar el sufrimiento huyendo de él o tratando de encontrar una cura inmediata para el mismo. Lo cual significa ante todo hacer algo que demuestre que nuestra presencia es significativa. Olvidamos así nuestro mayor don: la capacidad de solidarizarnos con aquellos que sufren.

Esta solidaridad compasiva crece en la soledad. En la soledad nos damos cuenta de que nada humano nos es ajeno, de que las raíces de todo conflicto, guerra, injusticia, crueldad, odio, celos y envidia están fuertemente anclados en nuestro corazón. En la soledad, un corazón de piedra puede convertirse en un corazón de carne; un corazón rebelde, en un corazón contrito, y un corazón cerrado puede abrirse a todo aquel que sufre, en un gesto de solidaridad.

*

H. J. M. Nouwen,
El camino del corazón,
Madrid 1986, 30-31

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“La identidad de Jesús”. 3 Adviento – A (Mateo 11, 2-11)

Domingo, 15 de diciembre de 2019
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03-adv-a-600x873Hasta la prisión de Maqueronte, donde está encerrado por Antipas, le llegan al Bautista noticias de Jesús. Lo que oye le deja desconcertado. No responde a sus expectativas. Él espera un Mesías que se imponga con la fuerza terrible del juicio de Dios, salvando a quienes han acogido su bautismo y condenando a quienes lo han rechazado. ¿Quién es Jesús?

Para salir de dudas, encarga a dos discípulos que pregunten a Jesús sobre su verdadera identidad: «¿Eres tú el que ha de venir o tenemos que esperar a otro?». La pregunta era decisiva en los primeros momentos del cristianismo.

La respuesta de Jesús no es teórica, sino muy concreta y precisa: comunicadle a Juan «lo que estáis viendo y oyendo». Le preguntan por su identidad, y Jesús les responde con su actuación curadora al servicio de los enfermos, los pobres y desgraciados que encuentra por las aldeas de Galilea, sin recursos ni esperanza para una vida mejor: «Los ciegos ven y los inválidos andan; los leprosos quedan limpios y los sordos oyen; los muertos resucitan y a los pobres se les anuncia la Buena Noticia».

Para conocer a Jesús, lo mejor es ver a quiénes se acerca y a qué se dedica. Para captar bien su identidad no basta confesar teóricamente que es el Mesías, Hijo de Dios. Es necesario sintonizar con su modo de ser Mesías, que no es otro sino el de aliviar el sufrimiento, curar la vida y abrir un horizonte de esperanza a los pobres.

Jesús sabe que su respuesta puede decepcionar a quienes sueñan con un Mesías poderoso. Por eso añade: «Dichoso el que no se sienta defraudado por mí». Que nadie espere otro Mesías que realice otro tipo de «obras»; que nadie invente otro Cristo más a su gusto, pues el Hijo ha sido enviado para hacer la vida más digna y dichosa para todos, hasta alcanzar su plenitud en la fiesta final del Padre.

¿A qué Mesías seguimos hoy los cristianos? ¿Nos dedicamos a hacer «las obras» que hacía Jesús? Y si no las hacemos, ¿qué estamos haciendo en medio del mundo? ¿Qué está «viendo y oyendo» la gente en la Iglesia de Jesús? ¿Qué ve en nuestras vidas? ¿Qué escucha en nuestras palabras?

José Antonio Pagola

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“¿Eres tú el que ha de venir o tenemos que esperar a otro?”. Domingo 15 de diciembre de 2019. 3º de Adviento

Domingo, 15 de diciembre de 2019
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03-advientoa3-cerezoLeído en Koinonia:

Isaías 35,1-6a.10: Dios viene en persona y os salvará.
Salmo responsorial: 145: Ven, Señor, a salvarnos.
Santiago 5,7-10: Manteneos firmes, porque la venida del Señor está cerca.
Mateo 11,2-11: ¿Eres tú el que ha de venir o tenemos que esperar a otro?

La primera y la segunda lectura de hoy, del profeta Isaías y del apóstol Santiago, coinciden en el mensaje: merece la pena esperar, hay que esperar, debemos esperar, porque viene nuestro Dios, él mismo viene en persona, y trae el desquite… Hay que tener paciencia, porque es inminente su llegada, ya está a la puerta…

No dudamos de que esta forma de plantear la esperanza, de vivirla y de transmitirla, ha sido útil y muy eficaz para muchas generaciones anteriores a nosotros, pero tampoco dudamos de que hoy día, ese planteamiento pudiera no servir ya.

– Este motivo aducido clásicamente para fundamentar la esperanza de que Alguien viene, alguien va a irrumpir apocalípticamente en nuestra vida, incluso con inminencia, y de que nuestra esperanza consista en «esperar» (de espera, no de esperanza) su llegada… no resulta hoy ya plausible.

– Ese esquema conceptual según el cual Dios ha anunciado que vuelve, en una segunda venida que sellará el final del mundo, y que nosotros estamos por tanto en un tiempo intermedio, incierto y amenazado por la espada colgante (de Damocles) de esa sorpresa divina que llegará como la visita del ladrón… ha sido una imagen poderosa, que ha cautivado la atención de muchas generaciones, pero que hoy empieza ya a no funcionar.

– Esa idea de que debemos esperar que en el futuro Dios va a castigar a los malos… y así «poner las cosas en su sitio» y vengar las maldades de los que nos han hecho daño… probablemente fue muy efectiva en otro tiempo, como lo ha sido en pedagogía todo lo referente a los premios y castigos, las buenas y las malas notas, pero hoy ya muy pocas mentes lúcidas pueden aceptar que la pedagogía humana infantil pueda ser aplicada al misterio existencial del ser humano.

Aquellas generaciones tenían una comprensión del mundo míticamente religiosa, inserta en las coordenadas de la descripción del mundo que las mismas religiones habían elaborado: un mundo que consistía esencialmente en un «plan de Dios» para poner una prueba al ser humano y llevarlo a otra vida, mejor o peor según mereciera premio o castigo. Dentro de ese «pequeño mundo», dentro de esa cosmovisión religiosista que ocupó por milenios el imaginario de nuestros mayores, funcionaba el hablar de una segunda venida, de la prueba que Dios nos pone, de la amenaza que supone la posible sorpresa del Dios que viene e irrumpe en el mundo para finalizarlo e inaugurar otro eón, el de los premios y castigos. Este imaginario religioso (tradicional, antiquísimo, milenario…) está agotándose, desapareciendo con las generaciones mayores, desvaneciéndose y perdiendo vivacidad y plausibilidad en las generaciones medias, y siendo rechazada en las generaciones jóvenes, en las que no logra ya implantarse. La transmisión de ese tipo de fe se está interrumpiendo.

En el nuevo imaginario o cosmovisión que muchos estamos adquiriendo, fundamentado en la nueva imagen que la cosmología y el conjunto actual de las ciencias nos ofrecen, ya no cabe concebir la realidad tan «antropocéntricamente» como para pensar que todo consiste y todo se reduce a «un plan que Dios ha hecho para probar al ser humano». Al ser humano actual no le resulta ya plausible una espiritualidad que le dice que él es el centro del cosmos, y que este cosmos «ha sido creado simplemente para servir de escenario al drama humano de su salvación ultraterrena»… Y no le resulta plausible tampoco que el misterio tan respetable del más allá sea asociado con y puesto al servicio de la amenaza de castigos o la promesa de premios…

¿Es posible ser cristiano sin aceptar estas imágenes que hoy sentimos como no incorporables a nuestra cosmovisión? Sí, lo es, al costo de purificar nuestra esperanza -y, más ampliamente, nuestra cosmovisión religiosa global- de aquellas imágenes propias de un tiempo que ya no es el nuestro.

En realidad, lo que importa es el contenido profundo, la experiencia espiritual, la dimensión de esperanza (en este caso), no el soporte de categorías, esquemas mentales, cosmovisiones apocalípticas o esquemas de concepción del tiempo de los que echaron mano nuestros antepasados. El cristianismo, a lo largo de su historia, ya ha abandonado muchas imágenes que en su tiempo fueron comunes, que luego se oscurecieron, y que finalmente nos resultaron inaceptables (de algunas de las cuales hoy incluso nos avergonzamos). Durante muchos siglos, el predominio del pensamiento estático, el supuesto de la ahistoricidad, y el desconocimiento del carácter evolutivo de todo, nos ha querido hacer pensar que no podemos cambiar nada, que debemos creer a la letra lo que expresaron nuestros mayores, sin remontarnos a revivir su misma experiencia profunda pero con libertad y creatividad, y que nada puede ser innovado. Pero la misma historia está ahí para mostrar lo contrario a quien sepa y quiera verlo. Y también está ahí el presente: son muchos ya, de hecho, los cristianos/as que «creen de otra manera».

El evangelio de Mateo nos presenta la llamada «prueba mesiánica». Juan el Bautista desde la cárcel manda emisarios para preguntarle a Jesús si es él el esperado o si deben esperar a otro. Jesús no responde con algunas pruebas teologicas, ni con citas bíblicas apologéticas, o con algunos dogmas o doctrinas, sino que se remite y remite a los consultantes a los puros hechos, que pueden ser «vistos y oídos»: «los ciegos ven, los inválidos andan, los leprosos quedan limpios… y a los pobres se les anuncia el Evangelio, la Buena Noticia». Estos «hechos», estas buenas noticias, son la prueba de identidad del Mesías. Y serán, tienen que ser, la prueba de identidad de quienes sigan al Mesías, al Xristós, o sea, los «cristianos». Sólo si nuestra vida produce esos mismos hechos, sólo si somos «buena noticia para los pobres», sólo entonces estaremos siendo seguidores de aquel Mesías, del Xristós, o sea, «cristianos». Leer más…

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15.12.19. Tercer Domingo de Adviento, ciclo A (Mt 11, 2‒11) Los ciegos ven, los cojos anden… Navidad: Las obras de Cristo

Domingo, 15 de diciembre de 2019
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1MACHAERUSfig001-k45D-U204280518739jTH-510x650@abcDel blog de Xabier Pikaza:

Juan Bautista: Salir al desierto para encontrar a Cristo

El evangelio de este domingo 3 de Adviento (ciclo a) tiene dos partes:

1. ¿Eres tú el que ha de venir?  Navidad, obras de Cristo (Mt 11, 2‒6). Pregunta Juan Bautista, preguntan sus discípulos: ¿Eres tú el que ha de venir?

     Jesús responde: los ciegos ven, los cojos andan, los enfermos son curados y los muertos resucitan… Éstas son las obras de la Navidad de la Iglesia. Que los ciegos vean, que los cojos anden, que muertos. Ésta es la Navidad de Jesús, ésta es su Iglesia.

2. ¿Qué habéis salido a buscar al desierto? El Adviento de  Juan (Mt 11, 7‒11). Él preguntaba a Jesús: ¿Eres tú el que ha de venir?  Jesús responde a la gente que Juan es el Adviento: No es una caña movida por el viento, alguien que se deja llevar por conveniencias…; No es hombre de palacio, vestido de lujo a costa de los pobres,  sino un testigo de la justicia de Dios… Aquel que prepara el camino de la Nueva Humanidad, cuando los ciegos vean, los cojos anden… y los muertos resucitan.

 Este mensaje doble, que define la identidad de Jesús (obras del Reino) y la de Juan Bautista (el que prepara su venida) define el mensaje y tarea de este  domingo 3 de  Adviento.

(Imagen 1: Maqueronte, el lugar donde estaba preso Juan Bautista; fortaleza militar, bajo la luz del Adviento)

Pregunta del Bautista. ¿Eres tú el que ha de venir? Las obras del Cristo (Mt 11, 2-6)

03-Cabeza-del-Precursor_Ortodoxos-IconosLa escena conserva un fondo histórico. El mismo Juan Bautista, ya en prisión, antes de ser ajusticiado, podría haber dirigido esta pregunta a Jesús, a través de sus discípulos, aunque parece más probable que la hayan dirigido, en un tiempo posterior, los mismos discípulos de Juan, a quienes hemos encontrado en Mt 9, 14, al lado de los fariseos, ocupándose de ayunos. Pero aquí aparecen ellos solos, los discípulos de Juan. No critican a Jesús, aunque tampoco parecen aceptarle plenamente. Por eso preguntan:

 11 2 Habiendo oído en la cárcel las obras del Cristo, Juan envió desde la cárcel a unos discípulos para preguntarle: 3 ¿Eres tú el que ha de venir, o esperamos a otro?  Jesús les respondió: Id y anunciad a Juan lo que oís y veis: 5 los ciegos ven y los cojos andan, los leprosos quedan limpios y los sordos oyen, los muertos resucitan y se anuncia a los pobres la Buena noticia, 6 ¡y dichoso aquel que no se escandalice de mí!

   Conforme a la visión de Mateo, Juan Bautista sólo contaba con agua de purificación, pero anunciaba la llegada de un erkhomenos (venidero: 3, 11) que bautizará en espíritu santo y fuego (3, 11). Por eso, desde la cárcel, en espera de la muerte (cf. 14, 1-12), habiendo escuchado las obras del Cristo (11, 2), Juan envía a sus discípulos para preguntar a Jesús ¿eres tú el erkhomenos? (11, 3), cosa que nosotros, a diferencia del Bautista, ya sabemos.

evangelio-de-mateoJesús responde (Mt 11, 4-6) remitiendo a sus obras, y apareciendo por ellas como el Mesías de los cojos-mancos-ciegos, de los expulsados-enfermos-muertos. De esa forma inaugura la nueva humanidad liberada, a través de unos milagros, esto es, de unas obras de sanación (curar ciegos, cojos y sordos), purificación (limpiar leprosos), y transformación social y escatológica (anunciar la buena noticia a los pobres, resucitar a los muertos). Según eso, la plenitud futura de la humanidad (esto es, el surgimiento de la Iglesia) se interpreta como curación mesiánica, transformación humana[1].

− Los ciegos ven (cf. Mt 11, 5). Al ponerse en contacto con Jesús, algunos ciegos han recobrado la vista. Sobre el contenido físico de esa curación, y sus elementos psico-somáticos y/o religiosos discuten los especialistas, pero es evidente que la presencia de Jesús se expresó en las curaciones, como muestran otros textos de Mateo, 9, 27-30; 20, 30-34 (cf. 15, 31), que recogen elementos de Marcos (curación del ciego de Betsaida y el de Jericó: Mc 8, 22-26 y Mc 10, 46-52), con la tradición del ciego de nacimiento de Jn 9, 1-41. Este motivo de la ceguera (Mt 13, 10-17) y de la curación de los ciegos define la controversia de Jesús con el rabinismo.

Los cojos andan (cf. Mt 11, 5). La tradición recoge curaciones de paralíticos, mancos, encorvados y cojos. Entre las que parecen tener más fondo histórico, puede citarse la del paralítico de Cafarnaúm, Mt 9, 2-7, con la del siervo/amante del centurión (Mt 8, 5-13). Cf. también 15, 30-31; 21, 14. El evangelio se define así como una marcha mesiánica que muchos contemporáneos se negaron a compartir, quedando así (según el evangelio) nuevamente impedidos, cojos, en su situación antigua.

Captura-de-pantalla-2018-08-13-a-las-11.49.34-1 − Los leprosos quedan limpios (Mt 11, 5). No es fácil precisar la enfermedad de la que se trata, pues la palabra “lepra” se aplicaba entonces a una extensa gama de afecciones de la piel, que tenían un intenso carácter social, pues se las consideraba signo de impureza. Los evangelios recuerdan casos de curación de leprosos con probable fondo histórico, como el de Mt 8, 2-4 (cf. Mc 1, 40-45), y presentan a Jesús como sanador de leprosos, de manera que ellos pueden integrarse en la comunidad  cristiana,  rompiendo la barrera que la Ley había establecido (cf. Lev 13-14).pues sus discípulos pueden también curarles (Mt 10, 8).

− Los sordos oyen (Mt 11, 5). La tradición les ha vinculado con los mudos, pues ambas carencias solían ir unidas. En esa línea parece situarse el texto ya citado de Mt 9, 33-34, que reaparece en 12, 22, con motivo de la acusación satánica contra Jesús. Se trata sin duda de un milagro con fuerte simbolismo mesiánico: La novedad de Jesús se expresa en el hecho de que él puede crear (está creando) un grupo de gentes que ven y caminan, que consiguen la pureza y pueden escuchar, abriéndose a la palabra, en contra de aquellos que se encierran en su ceguera y sordera (como veremos en el capítulo de las parábolas: cf. 13, 14-15).

e65dd50f964112487fe55275e19f9b9d− Los muertos resucitan (Mt 11, 5). Más difíciles de valorar son las resurrecciones. Se corrió sin duda la fama de que Jesús las había realizado, haciendo volver a la vida a personas que parecían muertas (cf. Mc 5, 21-43) o que lo estaban de hecho (cf. Mt 9, 18-23), aunque pueda discutirse sobre el carácter “biológico” de los hechos. En este contexto se sitúa la autoridad que Jesús ha concedido a sus discípulos, dándoles el poder de “resucitar a los muertos” (10, 8), con el pasaje profundamente simbólico de 27, 52-53 donde se dice que los cuerpos de muchos que “estaban dormidos” (=muertos) resucitaron en el momento de la muerte de Jesús. De esa forma, su movimiento vinculado a la resurrección de los muertos, unida a la de Jesús, conforme a un motivo que resulta muy cercano al de Pablo, cuando afirma que él está preso como cristiano por creer en la resurrección de los muertos (Hch 24, 15.21; 25, 23).

‒ Y los pobres reciben la buena noticia (11, 5). Pobres (ptôkhoi, mendigos) son aquellos que no pueden mantenerse por sí mismos, pues carecen de trabajo o medios para subsistir, a diferencia de los trabajadores de clase humilde (penêtes) capaces de alimentarse, aunque a costa de un duro esfuerzo. Evangelizar a esos mendigos no es darles un simple mensaje espiritual, sino abrir para ellos un camino (bienaventuranza: 5, 3), con lo que implica de cambio en sus condiciones personales y sociales, de forma que ellos puedan mantenerse (vivir) en dignidad y relacionarse en alegría con otros, y volverse así misioneros, curando a los mismos ricos, como supone el envío de 10, 8-10. Eso significa que la obra de Cristo es “buena nueva para los mendigos”, un cambio social que invierte las estructuras de conjunto de la vida, no sólo en Galilea, sino en todo el mundo conocido[2].

slide_28‒ Y bienaventurado aquel que no se escandaliza de mí (11, 6). Las obras anteriores (sanación, resurrección, liberación de los pobres…) definen la historia y proyecto de Jesús, que ha suscitado un  fuerte rechazo (¡promovido por la oligarquía aldeana de Galilea!), de manera que él mismo se ha visto obligado a completar su respuesta añadiendo: ¡Bienaventurado el que no se escandaliza de mí! Es como si Jesús temiera el “escándalo” no sólo de Juan, sino, y sobre todo, del conjunto de la población, resignada a mantener su estatuto social.

   En un sentido, era más fácil el mensaje del Bautista: Que venga el juicio de Dios y transforme las condiciones del mundo, a la fuerza, desde arriba… Más difícil resulta el “milagro” que Jesús propone: Un  cambio que debe realizarse desde dentro de la misma vida, no por juicio exterior o imposición, sino por nueva creación, no a la fuerza (con hacha, huracán y fuego…), sino por transformación personal y social de los campesinos de Galilea[3]. Leer más…

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Destierro, desconcierto y paciencia. Domingo 3º Adviento. Ciclo A.

Domingo, 15 de diciembre de 2019
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jesus-mas-cerca-de-los-q-sufren-12-12-10Del blog El Evangelio del Domingo, de José Luis Sicre:

Las lecturas no tienen relación entre ellas, pero siguen en la misma onda de los domingos anteriores. La primera (de Isaías) vuelve a tratar uno de los grandes problemas antiguos y actuales: el de los deportados y desplazados. El evangelio se relaciona de forma muy estrecha con el del domingo precedente (que este año no hemos leído debido la solemnidad de la Inmaculada): la actividad de Jesús provoca el desconcierto de Juan Bautista. La carta de Santiago ofrece un nuevo consejo para vivir el Adviento.

  1. Destierro y repatriación de hace siglos; refugiados y desplazados de ahora

            Los dos primeros domingos de Adviento nos recuerdan los graves problemas de la guerra y las injusticias, ofreciendo como contrapartida la esperanza de la paz y un nuevo paraíso. El texto de Isaías de este tercer domingo aborda otra de las grandes experiencias que tuvo el pueblo de Israel: la del destierro.

            La primera deportación importante la sufrieron los israelitas del norte a finales del siglo VIII a.C. (año 720). Pero las más famosas fueron las que tuvieron como protagonistas a los judíos a comienzos del siglo VI a.C. (años 598 y 586). Fue grande la tragedia, angustia y odio que provocaron estas deportaciones. Pero más fuerte aún fue en muchos casos, no siempre, el deseo de volver a la patria. Numerosos textos proféticos en los libros de Jeremías, Ezequiel, Isaías, anuncian esta repatriación.

            En esta línea se orienta la primera lectura del tercer domingo de Adviento. Para comprenderla debemos recordar que el camino de miles de kilómetros entre Babilonia y Jerusalén no era entonces (tampoco ahora) una maravillosa autopista transitada por cómodos autobuses con aire acondicionado. Cualquier caravana que hacía ese largo recorrido tenía la impresión de atravesar un terrible y árido desierto. Un grupo del que formaran parte ancianos, mujeres embarazadas, niños, podía desanimarse fácilmente ante la difícil empresa. El profeta los anima con palabras enormemente poéticas.

oasis

            El desierto y el yermo se regocijarán, se alegrarán el páramo y la estepa, florecerá como flor de narciso, se alegrará con gozo y alegría.

            Tiene la gloria del Líbano, la belleza del Carmelo y del Sarión. Ellos verán la gloria del Señor, la belleza de nuestro Dios.

            Fortaleced las manos débiles, robusteced las rodillas vacilantes; decid a los cobardes de corazón: «Sed fuertes, no temáis.»

            Mirad a vuestro Dios, que trae el desquite; viene en persona, resarcirá y os salvará.

            Se despegarán los ojos del ciego, los oídos del sordo se abrirán, saltará como un ciervo el cojo, la lengua del mudo cantará.

         Volverán los rescatados del Señor, vendrán a Sión con cánticos: en cabeza, alegría perpetua; siguiéndolos, gozo y alegría. Pena y aflicción se alejarán.

            Esta lectura del tercer domingo nos obliga a pensar en tantos millones de personas que se encuentran en la misma situación que los antiguos israelitas y necesitan como ellos una palabra y una acción que les lleve esperanza y consuelo.

  1. Desconcierto (Mt 11,2-11)

            Si el domingo pasado hubiéramos leído el evangelio correspondiente al segundo de Adviento, habríamos oído a Juan Bautista hablar de un Mesías enérgico, con el hacha en la mano dispuesto a talar todo árbol improductivo, y con el bieldo para quemar la paja en el fuego. Sin embargo, las noticias que le llegan a la cárcel de la actividad de Jesús son muy distintas.

En aquel tiempo, Juan, que había oído en la cárcel las obras del Mesías, le mandó a preguntar por medio de sus discípulos:

«¿Eres tú el que ha de venir o tenemos que esperar a otro?»

Jesús les respondió:

-«Id a anunciar a Juan lo que estáis viendo y oyendo: los ciegos ven, y los inválidos andan; los leprosos quedan limpios, y los sordos oyen; los muertos resucitan, y a los pobres se les anuncia el Evangelio. ¡Y dichoso el que no se escandalice de mí!»

            El comienzo es muy significativo: «Juan se enteró… de las obras que hacía el Mesías». No dice Jesús, sino el Mesías. Y «las obras» se refiere a todo lo que se ha contado anteriormente: palabras, curaciones, misión. Pero lo que debía animar a Juan provoca en él la duda. Había esperado un Mesías que solucionase definitivamente los problemas; dispuesto a cortar el árbol que no diese buen fruto (3,10), a distinguir entre el trigo y la paja, para quemar lo inútil en una hoguera inextinguible (3,12). Jesús le falla; al menos, lo desconcierta. Actúa de forma muy distinta a como actúa él: no va vestido con una piel de camello, no se alimenta de langostas y miel silvestre, no enseña a rezar a sus discípulos, no les obliga a ayunar, en vez de a dar hachazos se dedica a curar enfermos y contar historias bonitas. Juan, después de estar convencido de que Jesús era el Mesías esperado, se pregunta ahora ‒y le pregunta‒ si hay que seguir esperando a otro.

            La respuesta de Jesús es desconcertante a primera vista: repite lo que Juan ya sabe. Los ciegos ven, y los inválidos andan; los leprosos quedan limpios, y los sordos oyen; los muertos resucitan, y a los pobres se les anuncia el Evangelio. Sin embargo, es distinto saber y comprender. Y las obras del Mesías se comprenden cuando son contempladas a la luz de la Escritura. No se trata de saber que Jesús ha curado a dos ciegos, a un mudo, o a un leproso. Lo importante es que en todo eso se está cumpliendo lo anunciado por los antiguos profe­tas.

“Se despegarán los ojos del ciego, los oídos del sordo se abri­rán,

saltará como un ciervo el cojo, la lengua del mudo cantará” (Is 35,5)

“Vivirán tus muertos, tus cadáveres se alzarán,

despertarán jubilosos los que habitan en el polvo” (Is 26,19)

“El Espíritu del Señor está sobre mí, porque el Señor me ha ungido.

Me ha enviado para la buena noticia a los que sufren” (Is 61,1)

            A partir de esas promesas elabora Jesús su respuesta, que pasa de la enfermedad física (ciegos, cojos, leprosos, sordos) a la muerte y a la evangelización de los pobres. A partir del libro de Isaías se podría haber construido una imagen muy distinta, más en la línea de Juan Bautista. Jesús elige la que solo subraya lo positivo. Y esto puede provocar una reacción en contra. Por eso termina con un serio aviso: «¡Dichoso el que no se escandalice de mí!» Esto es lo que los discípulos de Juan deben comunicarle en la cárcel.

            Este episodio es muy importante para examinarnos de nuestra imagen de Jesús. Generalmente partimos de que Jesús es el Hijo de Dios, segunda persona de la Santísima Trinidad. Por consiguiente, cualquier cosa que diga o haga debe ser perfecta. Esta actitud es muy peligrosa porque impide profundizar en la fe.

            Las palabras y las obras de Jesús desconcertaron a Juan Bautista, escandalizaron a los escribas y fariseos, no fueron entendidas por los discípulos. Es absurdo pensar que nosotros no tendríamos ninguna dificultad en aceptarlas.

            El episodio anterior puede dejar mal sabor de boca con respecto a la figura de Juan Bautista. Por eso, el evangelio añade unas palabras de Jesús sobre él.

Al irse ellos, Jesús se puso a hablar a la gente sobre Juan:

-¿Qué salisteis a contemplar en el desierto, una caña sacudida por el viento? ¿O qué fuisteis a ver, un hombre vestido con lujo? Los que visten con lujo habitan en los palacios. Entonces, ¿a qué salisteis?, ¿a ver a un profeta? Sí, os digo, y más que profeta; él es de quien está escrito: “Yo envío mi mensajero delante de ti, para que prepare el camino ante ti.” Os aseguro que no ha nacido de mujer uno más grande que Juan, el Bautista; aunque el más pequeño en el reino de los cielos es más grande que él.

            Para comprender este pasaje hay que recordar un dato fundamental. Nosotros siempre hemos visto a Juan Bautista en relación con Jesús. Su única misión era anunciar la venida del Mesías. Esto significa una simplificación muy grande. En los ambientes judíos de comienzos del siglo I, Juan Bautista era más conocido que Jesús; y sus discípulos llegaron a Grecia antes incluso que los cristianos. Por otra parte, los episodios ante­riores demuestran que los discípulos de Juan Bautista no perdie­ron su identidad al aparecer Jesús, sino que siguieron vinculados a Juan, viviendo según sus enseñanzas (por ejemplo, con respecto al ayuno).

            Se creó, entonces, entre los discípulos de Jesús y los de Juan cierta tensión sobre quién de los dos era más importante. Aquí se aborda el tema, exaltando a Juan y, al mismo tiempo, poniéndolo en su justo sitio.

            Las afirmaciones son bastante distintas, y a veces enigmáticas. Ante todo, Jesús elogia las cualidades humanas de Juan: firmeza, austeridad. Pero es más que un asceta: es un profeta, e incluso más que eso: el mensajero que prepara el camino del Señor, «el Elías que tenía que venir» (Ex 23,20; Mal 3,1). Por eso, «no ha nacido de mujer nadie más grande que Juan Bautista».

            Sin embargo, la dignidad de Juan radica precisamente en ser el precursor de Jesús, y se queda en el ámbito del Antiguo Testamento. Por eso, «el más pequeño en el Reino de Dios [en la comunidad cristiana] es más grande que él». Esta frase resulta muy dura, pero encaja en la idea bíblica de que los hombres no son lo importante sino Dios y lo que él hace. Encandilarse con la grandeza de las personas, incluso de los mayores santos, no es un buen método para valorar la acción de Dios.

  1. Paciencia (Snt 5,7-10)

El tercer consejo procede de la carta de Santiago y se centra en la paciencia y el aguante, poniendo como ejemplo a personas tan distintas como los campesinos y los profetas.

Tened paciencia, hermanos, hasta la venida del Señor. El labrador aguarda paciente el fruto valioso de la tierra, mientras recibe la lluvia temprana y tardía. Tened paciencia también vosotros, manteneos firmes, porque la venida del Señor está cerca. No os quejéis, hermanos, unos de otros, para no ser condenados. Mirad que el juez está ya a la puerta. Tomad, hermanos, como ejemplo de sufrimiento y de paciencia a los profetas, que hablaron en nombre del Señor.

  El problema de fondo es el retraso de la vuelta de Jesús, que los primeros cristianos esperaban muy pronto. Por eso el autor de la carta insiste en que «la venida del Señor está cerca» y que «el juez está ya a la puerta». La Iglesia terminó aceptando que la vuelta de Jesús no sería inminente, pero los consejos de la carta siguen siendo válidos para los momentos en los que la vida nos exige paciencia y fortaleza en los sufrimientos.

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Tercer Domingo de Adviento. 15 diciembre, 2019

Domingo, 15 de diciembre de 2019
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Jesús les respondió:
“-Id a anunciar a Juan lo que estáis viendo y oyendo: las ciegas ven y las inválidas andan; las leprosas quedan limpias y las sordas oyen; las muertas resucitan, y a las pobres se les anuncia la Buena Noticia. ¡Y dichosa quien no se sienta defraudada por mí!”

(Mt 11, 2-11)

En el evangelio de este domingo se nos presenta de nuevo la figura de Juan. Igual de decidido que la semana pasada pero también confuso. Se encuentra en prisión y sabe que las cosas pueden empeorar para él. Tiene muy clara su vocación: él no es el Mesías, él simplemente anuncia la llegada del Mesías. Oye hablar de  lo que hace y dice Jesús, y todo junto le confunde. Jesús no es exactamente el tipo de Mesías que esperaba Juan. Por eso, desde la cárcel le envía a sus discípulos con una pregunta directa: “¿eres tú el Mesías o tenemos que esperar a otro?”

Pero la respuesta de Jesús, como siempre, obliga a la responsabilidad y a la toma de postura. Podría haberle dicho: -Juan, tranquilo, yo soy el Mesías, aunque vemos a Dios de distinta manera, no te preocupes que conmigo no te equivocas.

Sin embargo, en lugar de una respuesta tranquilizadora, lo que hace es obligar a Juan a hacer uso de su libertad. Le lleva a otra manera de ver a Dios y de ser Mesías. (Recuerda que la semana pasada Juan nos hablaba de un Dios bastante enfadado, esperando la conversión con el hacha en la mano…)

Jesús le dice: -Nada de hachas, Dios no es un juez permanentemente enfadado. La Buena Noticia es que Dios no se cansa de darnos nuevas oportunidades y sus preferidas son las personas marginadas, aquellas que la Ley y la sociedad han dejado fuera del sistema. Y luego añade: -¡Dichosa quien no se sienta defraudada por mí! Que sería lo mismo que decirle: -Juan o rompes la imagen de Dios que tienes y te vuelves al Dios de la Vida o no podrás ser feliz.

Y nosotras podemos pensar qué imágenes de Dios nos tienen atrapadas sin dejarnos salir tras la huellas del Dios Vivo.

Oración

Dichosa quien no se sienta defraudada por mí. Quien sepa ver en la liberación de quienes más sufren la mano de Dios presente en la historia.

Dichosa la que se deje abrir los ojos a la novedad del Reino. La que se deje movilizar por todo aquello que devuelve la dignidad a las últimas de las últimas.

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Fuente Monasterio de Monjas Trinitarias de Suesa

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Te sentirás defraudado si confías en lo externo.

Domingo, 15 de diciembre de 2019
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Después de haber hablado de la vida pública de Jesús durante ocho capítulos, el evangelio de Mt vuelve a hablar de Juan de una manera sorprendente. Mt ya nos ha dicho quién es Jesús, pero Juan desde la cárcel no las tiene todas consigo. La pregunta de los enviados es muy concreta, pero él responde a dos cuestiones muy distintas. De sí mismo responde de manera indirecta con lo que dice Isaías del Mesías. De Juan responde por su cuenta y riesgo, de una manera también sorprendente. El relato que nos propone el evangelio de hoy es desconcertante. El Precursor dudando que el anunciado sea auténtico.

¡Cómo que Juan no sabía quién era Jesús! ¿No había dicho que no era digno de llevarle las sandalias? ¿No había dicho que su bautismo era solo de agua, que él bautizaría con Espíritu Santo? ¿No había dicho que él era el que tenía que ser bautizado por Jesús? ¿No había visto al Espíritu bajar sobre él? ¿No había oído la voz del cielo: Este es mi Hijo amado? ¿A qué viene ahora la pregunta ingenua de, si es o no es, el que ha de venir? Podría reflejar la duda por no responder a las expectativas que había sobre el mesías.

Una vez más recordamos que los evangelios no son crónicas de sucesos. Aunque algunas veces puedan hacer referencia a hechos que sucedieron, la intención al relatarlos es aclarar problemas teológicos. El tema que se propone hoy fue muy difícil de resolver para los primeros cristianos, que eran judíos. Su mensaje y su manera de comportarse, nada tenía que ver con lo que los judíos de su tiempo esperaban del Mesías. No se trata de hablar de Juan, cuanto de intentar que todos se den cuenta del significado de Jesús.

Los evangelios nacen en una cultura oriental, completamente distinta de la cultura grecorromana donde se desplegó más tarde el cristianismo. En aquella cultura, la manera de comunicar verdades era el relato. Contando una historia, se le dice al interlocutor lo que se le quiere comunicar. Nada que ver con la cultura grecorromana, que había desarrollado un lenguaje lógico, discursivo, racional, que por medio de silogismos accedía y comunicaba la verdad. Sigue siendo una catástrofe para la interpretación del evangelio que nos empeñemos en mirarlo como lenguaje lógico.

Da verdadera pena oír hablar de los relatos de la infancia de Lc y Mt como si fueran historia, cuyo objetivo es comunicarnos lo que pasó. Y todo, sin hacer puñetero caso a los exégetas que llevan más de dos siglos diciendo que esa no es la manera adecuada de entenderlos. No sólo distorsionamos los textos, haciéndoles decir lo que no dicen; sino que nos quedamos sin el verdadero y profundo mensaje, y esto es mucho más grave. Podéis imaginar lo que yo siento cuando veo a una persona salirse de la iglesia por oírme decir que esos relatos no son historia. No hay manera de superar los prejuicios.

Contadle a Juan lo que estáis viendo. No les está diciendo que su misión es curar a los inválidos. Lo que hace Jesús es recordar la manera de hablar de Isaías, para que Juan asociara lo visto con los tiempos mesiánicos anunciados. Ni todos los leprosos van a quedar limpios, ni todos los sordos van a oír, (en realidad no llegan a una docena los milagros que nos cuentan los evangelios). También nos dice Isaías que el lobo habitará con el cordero y la pantera se tumbará con el cabrito, que el desierto y el yermo se regocijarán, que se alegrarán el páramo y la estepa. Estas imágenes no tenemos más remedio que entenderlas como símbolos. ¿Por qué esperamos que las otras no lo sean?

¿Por qué habla de ciegos, sordos, cojos, inválidos, leprosos, y muchos otros colectivos que siguen siendo objeto de marginación? El texto quiere decir que la llegada del Reino tendrá consecuencias para todos, pero sobre todo para los más desfavorecidos. Quiere decir que el que acoja el Reino, saldrá de la dinámica de la opresión y entrará en la del servicio. Por cierto, entre los signos de la presencia del Mesías no hay ni un solo signo religioso. Esto tenía que hacernos pensar. Los cristianos nos olvidamos con frecuencia que, para Jesús, lo primero es el hombre; incluso antes que el culto (Dios).

La buena noticia, que se anuncia a los pobres, es que Dios es Abba para todos. La noticia de que la salvación viene de Dios y ya se la ha concedido a todos. La noticia de que Dios no va a pedirnos cuenta de nuestros pecados, sino que nos ha liberado ya de todos ellos. La noticia de que no son los sabios y entendidos los que descubrirán ese Dios sino los sencillos. La noticia de que no son los que detentan el poder, sea civil o religioso, los que están más cerca de Dios, sino los que lo sufren y padecen. La noticia de que no son lo “buenos” los que encontrarán a Dios de cara, sino las prostitutas y los pecadores.

Ni Juan ni los apóstoles estaban capacitados para entender a Jesús. Su figura no se ajusta al Mesías que ellos esperaban. Jesús rompe todos los moldes, desbarata todas las expectativas. Lo que aporta va en la dirección contraria de lo que esperaban. No viene a imponer nada, sino a proponer una dinámica de servicio. Su actitud de no-violencia, de no defenderse de los enemigos, de no destruir al adversario, escandaliza a todos, incluido a Pedro. No sólo no viene a imponer “justicia” sino que acepta la injusticia en su propia carne. De ahí la frase final de Jesús: “y dichoso el que no se escandalice de mí”.

El Reino no lo hacen presentes los ciegos o sordos o cojos curados, sino el que se preocupa de ellos. Por no tener esto en cuenta, creemos que lo importante es librar al pobre de sus carencias. El objetivo primero debe ser librarme yo de mi inhumanidad. Incluso para un ciego, más importante que ver, es recuperar su humanidad machacada por el que le desprecia. Que esa disponibilidad sea para con un rico o para con un pobre, no tiene ninguna importancia; lo que importa es la actitud. Tampoco importa que al necesitado se le dé un millón o sólo una sonrisa; en ambos casos allí está Dios.

Esa advertencia sirve también para nosotros. Seguimos escandalizándonos porque la salvación que Jesús nos trajo no responde a la que nosotros seguimos esperando. Seguimos sin enterarnos de que el amor que predica Jesús es absolutamente eficaz solo si se hace vida, pero es inútil si se queda en teoría. El amor nunca se pondrá al servicio de nuestro ego para alcanzar provecho personal. El amor va siempre en dirección a los demás y se olvida de sí. Nos empujará siempre a desprendernos de nuestro ego. El amor compasivo es nuestra verdadera naturaleza. El egoísmo es nuestra destrucción.

La inmensa mayoría de las miserias humanas no están a la vista. Todos estamos rodeados de carencias, más importantes que las estrictamente vitales como pueden ser alimento y vestido. La falta de alimento me puede matar biológicamente, pero la falta de amor me mata como ser humano. Todos necesitamos ayuda de los demás en mil aspectos, que ni siquiera queremos reconocer. Pero también yo puedo ayudar a todos los seres humanos que encuentro en mi camino. Cada uno necesitará algo distinto, pero puedo estar seguro de que todos esperan algo de mí. Entraré en la dinámica del Adviento cuando haga presente el Reino, no defraudando al que espera algo de mí.

Meditación

Todos nos sentimos de una u otra manera defraudados.
La realidad no se presenta como nosotros la queremos.
Seguimos esperando que Dios arregle el mundo.
La preocupación inmediata por nuestro ser biológico
puede impedir el descubrimiento de nuestro ser más profundo
y arruinar nuestras posibilidades como seres humanos.

Fray Marcos

Fuente Fe Adulta

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Una caña en el desierto.

Domingo, 15 de diciembre de 2019
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4CDB1E18-D4BF-4D7D-B876-72CBC6F82840Necesito a Jesús y no a algo que se le parezca (C. S. Lewis)

15 de diciembre. DOMINGO III DE ADVIENTO

Mt 11, 2-11

Cuando se marcharon, se puso Jesús a hablar de Juan a la multitud: ¿Qué salisteis a contemplar en al desierto? ¿Una caña sacudida por el viento

Estas afirmaciones son una construcción literaria que dejan claro quién es Juan y quién es Jesús, sin duda, con características peculiares.

Lo que también debe ser construcción literaria es lo que San Juan evangelista dice en Apocalipsis 1, 7: “Mira que llega entre las nubes: Todos los ojos lo verán”, pues lo que indudablemente es cierto, es que ni llegará entre las nubes ni lo verán nuestros ojos.

Para nosotros los cristianos, lo más transcendente y vital de todas estas desconcertantes visiones, es descubrir la realidad de todo ello, cosa no fácil a lo que parece fue, para las primeras comunidades cristianas.

¿Pero nos han marcado pautas para hacerlo? Los que seguían a Jesús eran hombres y mujeres comunes y corrientes, que ayudaban a los marginados, que vivían viajando, casi siempre sin ningún techo sobre sus cabezas y pasaban gran parte de su tiempo aprendiendo, contemplando en silencio y preparándose para llevar la Buena Nueva al mundo entero, sin forzar voluntades.

Otra característica suya, posiblemente la más destacada era ésta, “Ama a tu prójimo como a ti mismo”, de Lucas 22, 39, de donde se deriva la necesidad de no ser severo ni juzgar a los demás innecesariamente, porque existe solo un único Juez.

El rabino Akiva ben Iosef, fue  uno de los sabios tanaim, que vivió a finales del sigo I y principios del II, dice que este es el propósito de toda la enseñanza y revelación de la Torá, y que “ama a tu prójimo como a ti mismo” es la totalidad del propósito de todo trabajo espiritual, que la verdad es que cuando dice que tienes que amar a los demás como a ti mismo, en realidad es más que eso: tienes que preocuparte por ellos más de lo que lo haces por ti.

Un tanaim era un sabio que acompañaba a los jueces, citaba los textos cuando era solicitado y agregaba nuevos comentarios.

También todos debemos ser al menos un poco tanaim, y ser capaces de opinar sabiamente sobre cuestiones que nos incumben o incumben a los demás, como lo fueron en estas y otras cuestiones tantas personas.

La sabiduría es la habilidad de una persona para emitir juicios certeros basados en el conocimiento y la experiencia, una destreza que ha sido eminentemente valorada desde la antigüedad, desde las grandes tradiciones filosóficas y religiosas, que nos obliga a observar el mundo en tonos grises, no en blancos y negros únicamente.

Los sabios son especialistas en la que experto en estrategia Roger Martin llamaba el pensamiento integrador, que es la capacidad para mantener dos ideas diametralmente opuestas en su cabeza y saber conciliar éstas en cada situación.

El filósofo alemán (1724-1804) Immanuel Kant, fue claro al respecto: “El sabio puede cambiar de opinión, el necio, nunca”.

Como decía. S. Lewis (1898-1963) apologista cristiano:

“Necesito a Jesús y no a algo que se le parezca”

Y ahora cabe preguntarnos: Qué salimos a contemplar al desierto, ¿cañas sacudidas por el viento?

 

CONÓCETE A TI MISMO

Un director de orquesta necesita ser capaz
de pensar acústicamente, ser espontáneo,
conocer la partitura, dominar la técnica,
y comprender a los músicos.

El principio de la música de cámara es el diálogo,
comprender y respetar que cada instrumento hable de forma diferente,
que cada músico interprete la melodía de distinta manera,
y que al final, todos y todo se funden en el otro.

El Talmud y la Biblia nos enseñan,
no sólo a tratarnos a nosotros mismos,
sino también a nuestro prójimo.

Primer capítulo del Evangelio:
“Amarás a tu prójimo como a ti mismo”.

Los griegos lo interpretaron de este modo:
Γνῶθι σεαυτόν (Conócete a ti mismo),
Porque, como añadió la sibila del Olimpo:
Si te conoces a ti mismo, conocerás a los dioses.

Vicente Martínez

Fuente Fe Adulta

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¿Eres tú el que ha de venir o tenemos que esperar a otro?

Domingo, 15 de diciembre de 2019
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3_adv_aMt 11,2-11

¿Reconocemos a Jesús como el Mesías que esperábamos? ¿Descubrimos su presencia en esos signos de transformación de la sociedad, que parten del dolor de los marginados? ¿O seguimos esperando a otros mesías más acordes con nuestra mentalidad raquítica, o con los valores del momento?

El evangelio de hoy empieza, como tantos otros domingos, con el consabido “en aquel tiempo…” Según vamos leyendo seguro que nos damos cuenta de que sería igualmente exacto decir: “En estos tiempos… en nuestro tiempo…”

Porque hay personas, muchas, que se hacen o nos hacemos hoy, preguntas parecidas. Preguntas con menos calado quizá, en las que con frecuencia hemos perdido la referencia a Dios, fruto del secularismo que nos envuelve. Y cambiamos la pregunta sobre Jesús en preguntas sobre nuestras pobres aspiraciones o deseos. Algo así como: ¿qué o a quien tenemos que esperar? Porque dan o damos por supuesto que “tenemos que esperar” que tal como estamos no nos gustaría seguir.

Y en estos días, cercanos a la Navidad, escuchamos múltiples respuestas a nuestro alrededor, casi todas en el mismo sentido: “Tenemos que esperar al “Black Friday” para hacer nuestras compras, para adquirir todo lo que pensamos que vamos a necesitar en Navidad. Tenemos que esperar que nos toque la lotería y para ello “mantenernos unidos por un décimo”. Tenemos que esperar que se inaugure la iluminación de nuestras calles y luego salir a verlas, para convencernos de lo luminosa que va ser nuestra realidad social…

Pero el evangelio nos plantea la pregunta de otra forma. Nos plantea la pregunta definitiva, la que marca la diferencia esencial de nuestra vida: “¿Eres Tú el que ha de venir o tenemos que esperar a otro?” Esta pregunta estaba en el ambiente de la época, y resume en su brevedad toda la historia de Israel, una historia orientada por la esperanza de la llegada del Mesías.  Ante la presencia inquietante de Jesús que empieza a obrar y a hablar de manera muy distinta a la de Juan Bautista, muchos judíos discípulos de Juan se preguntan, ¿es este el Mesías que Juan anunciaba? Podemos imaginarnos el desconcierto de estos discípulos, y sus dificultades ante un posible mesías que no responde a sus expectativas, que no se hace valer expulsando a los romanos… ¿cómo es posible? Mateo, recoge esta preocupación en su evangelio poniendo la pregunta en boca del mismo Juan, ya en la cárcel. Así la pregunta tiene más autoridad.

Hoy, en un ambiente mucho menos religioso, también a nosotros nos invita el evangelio a preguntarnos y a preguntar a Jesús, ¿Eres tú? ¿Eres tú el que colma todas nuestras esperanzas o tenemos que seguir esperando a otros?

Y Jesús, como tantas otras veces, nos sorprende con una respuesta novedosa e inesperada. Nos ayuda a ver y oír la realidad que Él está inaugurando en aquel tiempo y hoy: “…los ciegos ven, y los inválidos andan; los leprosos quedan limpios, y los sordos oyen; los muertos resucitan, y a los pobres se les anuncia el Evangelio”.

Él, como Mesías está transformando la sociedad, pero el punto de partida es el dolor de los marginados. Se ha acercado a quienes no tenían nada, a quienes no podían acudir al médico, a quienes habían sido expulsados de los pueblos y ciudades y forzados a vivir en los cementerios para no contagiar. Su revolución empieza por un cambio social que devuelve la dignidad a cada hombre y mujer, empezando por los últimos. Ver, percibir ese cambio, conlleva un cambio de mentalidad, dirigirse a Dios de otro modo, reivindicar la justicia… No ha empezado en un programa electoral, sino en unos signos patentes y concretos. Pero como esos signos iban contracorriente de la mentalidad de entonces el riesgo era no entenderlos y escandalizarse.

Esta dificultad es la que también hoy podemos tener nosotros. El evangelio nos está invitando a ver estas señales e interpretarlas. Es el camino de la fe, que arranca de hechos visibles y conduce al reconocimiento de Jesús, como mesías, salvador. Es importante recordar que esta enumeración de las obras de Jesús, “los ciegos ven…” enlaza estrechamente con la promesa del mesías del profeta Isaías (Is 35, 5s; 61,1) y nos lleva a reconocerle, a no escandalizarnos de Él, aunque su lenguaje nos siga resultando sorprendente.

¿Reconocemos estos signos de su presencia transformadora? ¿Creemos en Él como nuestro Señor y Salvador o nos sentimos escandalizados, escandalizadas de su manera de obrar, de su forma de hablar de Dios y de relacionarse con Él? De nuestra respuesta sincera depende el que seamos “dichosos” o sigamos en el grupo de los eternos buscadores de pequeñas promesas que no llegan a colmar nuestra esperanza profunda de una vida plena.

Nuestra respuesta vital es también la clave que nos sitúa en referencia a Juan Bautista, a la dinámica del Antiguo Testamento, del cumplimiento de la Ley. El evangelio pone en boca de Jesús el gran piropo referido a Juan Bautista: “es más que profeta”. En el “escalafón” de los nacidos de mujer Juan ocupa el puesto principal, pero para Jesús hay otra manera de situarse: quien está en el Reino (no en los cielos, sino en la dinámica del reino) es o puede ser más grande que Juan.  A eso se nos invita a todos, esa es la gran posibilidad que se nos regala. Ojalá el evangelio de este domingo, tan próximo a la Navidad, nos ayude a responder a la pregunta con una fe firme, aun en nuestra fragilidad: ¡Tú eres el mesías, el que esperábamos!

Mª Guadalupe Labrador Encinas, fmmdp.

Fuente Fe Adulta

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Lo que esperamos ya está aquí

Domingo, 15 de diciembre de 2019
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Puente-y-árboles.2-300x225Domingo III de Adviento 

15 diciembre 2019

Mt 11, 2-11

Los relatos evangélicos transmiten hechos concretos de la vida de Jesús, desde el filtro de la experiencia de aquellas primeras comunidades en las que nacieron, y con un objetivo catequético. Lo que buscan no es tanto fidelidad histórica –tal como la entendemos hoy–, cuanto sostener la fe de los discípulos y leer todo lo acontecido desde su propia experiencia creyente.

       Todo ello es patente en numerosas páginas del evangelio y, entre ellas, en lo que se refiere a la figura de Juan el Bautista. Carecemos de datos mínimos que nos permitan conjeturar qué papel jugó en la vida de Jesús, así como de la relación que mantuvieron. Sin embargo, los textos evangélicos fueron “adornando” progresivamente su figura hasta convertirlo, no solo en discípulo del Maestro de Nazaret, sino en “el más grande de los nacidos de mujer”.

         La catequesis de Mateo que leemos hoy arranca con una pregunta decisiva: “¿Eres tú o tenemos que esperar a otro?”. Decisiva porque toca una fibra muy sensible del ser humano, de la que brota una de las grandes preguntas kantianas: “¿Qué me cabe esperar?”.

         La respuesta de Jesús remite a “lo que estáis viendo y oyendo”. De ese modo, la catequesis cristiana lo presenta como el Mesías esperado o, mejor aún, como aquel en quien se realiza la plenitud de los tiempos, tal como había escrito Pablo –no olvidemos que los escritos paulinos son anteriores a los evangelios– en la carta a los Gálatas (4,4): “Cuando llegó la plenitud de los tiempos, Dios envió a su propio Hijo”. Lo que encontramos, por tanto, en el texto de Mateo es una confesión de fe de aquella primera comunidad.

         Sin embargo, y sin negar la legitimidad de esa lectura, la comprensión transpersonal ahonda más, al hacernos ver que lo que esperamos ya está aquí. En profundidad, somos ya todo aquello que buscamos. Es una trampa situar la plenitud “fuera” o en el “futuro”. Se trata solo de despertar, caer en la cuenta, comprender… y vivir anclados y en conexión con lo que somos. De esa conexión brotará en todo momento la acción adecuada, más creativa y más eficaz que nunca.

¿Vivo en la esperanza o en la comprensión?

Enrique Martínez Lozano

Fuente Boletín Semanal

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¿Tu verdad? No, La verdad y ven conmigo a buscarla: (al desierto); la tuya guárdatela.

Domingo, 15 de diciembre de 2019
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002Del blog de Tomás Muro La Verdad es Libre:

  1. la vida es un desierto.

Juan Bautista y frecuentemente Jesús se retiraban al desierto

         La vida es un desierto, un amino muchas veces áspero y lleno de dificultades. Pero el desierto es el camino hacia la libertad (Éxodo). El camino del desierto es duro; por el desierto se va con lo imprescindible, es el lugar de la aridez y del vacío.

         Atravesamos muchos desiertos en la vida: crisis de salud, crisis morales, conflictos matrimoniales – familiares, angustias psíquicas, indignaciones ante situaciones sociales y eclesiásticas.

         Podemos escuchar a Dios en situaciones de bonanza, pero también en la marginalidad y dureza de nuestra existencia. El camino después del Éxodo, Job, Juan Bautista, el mismo Jesús vivieron el desierto

Es difícil -¿imposible?- escuchar a Dios en el aturdimiento de la vida, La Palabra es imposible en el black Friday, o en la vorágine de los viajes.

La Palabra de Dios vendrá sobre nosotros como le vino a Juan Bautista en el silencio y vacío de nuestro propio desierto.

La Palabra vino sobre Juan Bautista. La Palabra no vino sobre Tiberio, Herodes, Anás o Caifás, (poderes político – religiosos). Vino sobre un hombre marginal, en el desierto: Juan Bautista.

         La Palabra no está en las grandes concentraciones o en los grupos de poder, etc., sino que está en las gentes sencillas y pobres de las periferias, en las iglesias de las diásporas, en los pobres.

En el desierto de la vida hay mucho que escuchar. En silencio percibimos la libertad, la ética, el bien y el mal, la gracia y el amor de Dios y de nuestros hermanos, la cercanía de la comunidad, el alimento, los sufrimientos, la fuerza de la enfermedad y de la vida, etc. En la profundidad del silencio percibimos el sentido de la vida, la esperanza, el horizonte, el ser.

El desierto es duro, el camino largo. Dice el sacerdote, nieto del filósofo Eugenio d´Ors:

El silencio crea una cierta adicción. Tiene una primera fase, primerísima, de encantamiento. ¡Qué paz! ¡Qué bien se está!, nos decimos. Pero bastan pocos minutos, o en el mejor de los casos, horas, para que esa agradable sensación se disipe y el silencio muestre su cara más árida: el desierto.[1]

La Palabra no nos viene en una hoja que llega del Obispado, ni en los pactos políticos, sino que la Palabra, la razón, la sensatez nos sobreviene en el silencio del desierto de la vida.

La esperanza del desierto es el futuro.

  1. Juan Bautista no era un hombre convencional.

         Juan Bautista no parece que fuera un arrivista o un hombre del “sistema político ni eclesiástico”:

No vestía a la moda (Mt 3,4 / 11,8), más bien con piel de camello No comía en restaurantes de “estrellas Michelin”, sino más bien “en el banco de alimentos” (Mt 3,4): saltamontes y miel silvestre. Tenía una palabra recia que clamaba con energía contra el sistema: fariseos y saduceos: Raza de víboras… (Mt 3,7)

Por eso estuvo en la cárcel y por eso fue degollado por Herodes.

Juan Bautista fue un hombre que no se colgó medallas ni se arrogó méritos. Fue un hombre que buscó y remitió a Xto.

Es una noble actitud en la vida: no ser acomodaticio y arrivista, estancado en los sistemas eclesiásticos o políticos. Juan Bautista fue un hombre audaz que amaba la verdad y hacia ella, hacia Xto, encauzó a los suyos.

  1. Hay que salir.

Jesús -por tres veces- dice a la gente: ¿qué salisteis a ver? (Éxodo) Salir y ver: dos cuestiones harto difíciles para quienes o para cuando estamos instalados.

¿Qué salisteis a contemplar en el desierto, una caña sacudida por el viento? ¿O qué fuisteis a ver, un hombre vestido con lujo? ¿a qué salisteis?, ¿a ver a un profeta?

Francisco, obispo de Roma, subraya con energía que hemos de ser una Iglesia en salida, en Éxodo. Vivir en Éxodo es una postura muy cristiana: estar siempre en actitud de búsqueda, dejando nuestras trincheras y cuarteles de invierno.

         Vivir en actitud profética: intentar leer la vida en profundidad es algo muy humano y cristiano.

Dejémonos de instalaciones faraónicas, patrimoniales y dejemos de lado la frivolidad de las cañas vacilantes de la moda y pancartas ondulantes de las grandes concentraciones y manifestaciones donde el “yo” se diluye en masas amorfas.

         Ser mensajeros de la Palabra, del sentido es una noble tarea y dedicación en la vida. Vayamos por los mundos de Dios siendo testigos de Cristo, como Juan Bautista.

No nos escandalicemos del Evangelio

[1] Pablo D´Ors, Biografía del silencio, Madrid, Ed Siruela, 2012, p 77. Curiosamente al pobre hombre le andan ya metiendo en la heterodoxia eclesiástica, ¡por hablar del silencio!

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Tuyo es todo esto, y todo es para ti

Sábado, 14 de diciembre de 2019
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Juan de Yepes, hijo de Gonzalo de Yepes y de Catalina Álvarez, nació en Fontiveros (Ávila) en el año 1542. Tras una niñez llena de miseria, entró en 1563 en el Carmelo. En 1567, año de su ordenación sacerdotal, conoció a Teresa de Jesús en Medina del Campo y decidió seguirla en la fundación de la nueva familia del Carmelo. Fue primero carmelita descalzo en Duruelo, en 1568, y ocupó a continuación el cargo de maestro y formador.

En 1572 lo reclamó Teresa para confesor del monasterio de la Encarnación del que era priora. Fue perseguido y encerrado, entre diciembre de 1577 y agosto de 1578, en la cárcel conventual de Toledo, donde realizó una fuerte experiencia del sufrimiento y de la «noche oscura». Tras salir de la cárcel, se incorporó a la vida de la naciente Reforma y ocupó el cargo de superior en Segovia. Murió en Ubeda el 14 de diciembre de 1591. Fue canonizado por Benedicto XIII en 1726 y proclamado doctor de la Iglesia por Pío XI el 24 de agosto de 1926.

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En la Fiesta del poeta enmorado de lo Indecible, Juan de la Cruz, traemos esta preciosas palabras… Hasta su prosa es poesía. El ritmo y la cadencia lo acompañan en revestir de palabra lo indecible.

La obra de Juan es un tratado ecológico, una espiritualidad telúrica. La primera mitad del Cántico Espiritual es un canto de amor a la creación y de comunión con ella. Versos arrobadores que cantan el desposorio con la creación. La relación entrañable con el cosmos, con la madre tierra, muestra una espiritualidad telúrica admirable:

 “Buscando mi amores…

¡Oh cristalina fuente…!

Mi Amado las montañas…

La música callada

 la soledad sonora

la cena que recrea y enamora”.

*

Cántico espiritual

***

San Juan

Míos son los cielos y mía es la tierra; mías son las gentes, los justos son míos y míos los pecadores; los ángeles son míos, y la Madre de Dios y todas las cosas son mías; y el mismo Dios es mío y para mí, porque Cristo es mío y todo para mí. Pues, ¿qué pides y buscas, alma mía? Tuyo es todo esto, y todo es para ti. No te pongas en menos ni repares en meajas que se caen de la mesa de tu Padre.”

*
Oración de alma enamorada

*

San Juan de la Cruz

***

Juan de la Cruz es un enamorado de Dios. Trataba familiarmente con él, hablaba constantemente de él. Lo llevaba en el corazón y en los labios, porque constituía su verdadero tesoro, su mundo más real. Antes de proclamar y cantar el misterio de Dios, es su testigo; por eso habla de él con pasión y con dotes de persuasión no comunes: «Ponderaban los que le oían, que así hablaba de las cosas de Dios y de los misterios de nuestra fe, como si los viera con los ojos corporales». Gracias al don de la fe, los contenidos del misterio llegan a formar para el creyente un mundo vivo y real. El testigo anuncia lo que ha visto y oído, lo que ha contemplado, a semejanza de los profetas y de los apóstoles (cf. 1 Jn 1,1-2).

Como ellos, el santo posee el don de la palabra eficaz y penetrante; no sólo por la capacidad de expresar y comunicar su experiencia en símbolos y poesías transidos de belleza y lirismo, sino por la exquisitez sapiencial de sus dichos de luz y amor, por su propensión a hablar «palabras al corazón, bañadas en dulzor y amor», «de luz para el camino y de amor en el caminar».

La viveza y el realismo de la fe del doctor místico estriban en la referencia a los misterios centrales del cristianismo. Una persona contemporánea del santo afirma: «Entre los misterios que me parece tenía grande amor era al de la Santísima Trinidad y también al del Hijo de Dios humanado». Su fuente preferida para la contemplación de estos misterios era la Escritura, como tantas veces atestigua; en particular, el capítulo 17 del evangelio de san Juan, de cuyas palabras se hace eco: «Ésta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y al que tú has enviado, Jesucristo» (Jn 17,3).

Teólogo y místico, hizo del misterio trinitario y de los misterios del Verbo Encarnado el eje de la vida espiritual y el cántico de su poesía. Descubre a Dios en las obras de la creación y en los hechos de la historia, porque lo busca y acoge con fe desde lo más íntimo de su ser: «El Verbo Hijo de Dios, juntamente con el Padre y el Espíritu Santo, esencial y presencialmente está escondido en el íntimo ser del alma… Gózate y alégrate en tu interior recogimiento con él, pues le tienes tan cerca. Ahí le desea, ahí le adora».

¿Cómo consigue el místico español extraer de la fe cristiana toda esa riqueza de contenidos y de vida? Sencillamente, dejando que la fe evangélica despliegue todas sus capacidades de conversión, amor, confianza, entrega. El secreto de su riqueza y eficacia estriba en que la fe es la fuente de la vida teologal: fe, caridad, esperanza. «Estas tres virtudes teologales andan en uno».

Una de las aportaciones más valiosas de san Juan de la Cruz a la espiritualidad cristiana es la doctrina acerca del desarrollo de la vida teologal. En su magisterio escrito y oral centra su atención en la trilogía de la fe, la esperanza y el amor, que constituyen las actitudes originales de la existencia cristiana. En todas las fases del camino espiritual son siempre las virtudes teologales el eje de la comunicación de Dios con el hombre y de la respuesta del hombre a Dios.

La fe, unida a la caridad y a la esperanza, produce ese conocimiento íntimo y sabroso que llamamos experiencia o sentido de Dios, vida de fe, contemplación cristiana. Es algo que va más allá de la reflexión teológica o filosófica. Y la reciben de Dios, mediante el Espíritu, muchas almas sencillas y entregadas.

Al dedicar el Cántico espiritual a Ana de Jesús, anota el autor: «Aunque a Vuestra Reverencia le falte el ejercicio de teología escolástica con que se entienden las verdades divinas, no le falta el de la mística que se sabe por amor en que no solamente se saben, mas juntamente se gustan». Cristo se les revela como el Amado; aún más, como el que ama con anterioridad, como canta el poema de «El pastorcico» .

*

Carta apostólica Maestro en la fe,
en el IV centenario de la muerte de san Juan de la Cruz, 8-10.

***

san-juan

“Fuera de su nativa España, San Juan de la Cruz nunca fue un santo muy popular. Su doctrina es considerada como “difícil”, y le exige a los demás la misma austeridad intransigente que él practicó durante su vida entera. Sin embargo, un estudio más ceñido a su doctrina…, probaría que San Juan de la Cruz poseía todo el equilibrio, la prudencia y la “discreción” que caracteriza a la más elevada santidad. No es un fanático aplicado a sobrecargar a sus subordinados con fardos insoportables que acabarían por reducirlos a ruinas morales y físicas. Las exigencias que formula son inflexibles en lo esencial pero flexibles en sus aspectos accidentales. Su único propósito consiste en situar al hombre entero, cuerpo y alma, bajo la guía del Espíritu de Dios. En la práctica, San Juan de la Cruz se opuso inexorablemente al formalismo y la inhumanidad de quienes comparaba con “herreros espirituales” que martillaban violentamente las almas de sus víctimas para hacerlas calzar en algún modelo convencional de perfección ascética. Sabía muy bien que este tipo de ascetismo era uno de los más defectuosos, porque a menudo era una manifestación de incorregible orgullo espiritual. La claridad y la lógica de este carmelita español, sumada a su insuperable y experimentado conocimiento de las cosas de Dios, lo sitúan de lejos como uno de los más grandes y más confiables de todos los teólogos místicos”.
*
Ascenso a la Verdad”, páginas 320-323
Thomas Merton
Ed. Lumen,
vía Amigos de Thomas Merton
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"Migajas" de espiritualidad, Espiritualidad , , , ,

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