El segundo Advenimiento.
Del blog Amigos de Thomas Merton:
En TIEMPOS DE CELEBRACIÓN, Thomas Merton dedica un capítulo a “El sacramento del Adviento en la espiritualidad de San Bernardo”. De él tomo el texto que comparto a continuación, en el que habla de tres Advenimientos o venidas de Cristo, resaltando la segunda, la del tiempo presente:
Los tres Advenimientos de Cristo son el cumplimiento de la Pascua Christi…pero el segundo, en cierto sentido, es el más importante para nosotros. El “segundo Advenimiento”, por el que Cristo está presente en nuestras almas, ahora, depende de nuestro reconocimiento presente de su pascha o transitus, el paso de Cristo por nuestro mundo, a través de nuestras vidas.
Meditando sobre los Advenimientos pasado y futuro, llegamos a reconocer el Advenimiento presente que tiene lugar en cada momento de nuestra vida terrenal como caminantes. Tomamos conciencia del hecho de que cada momento del tiempo es un momento de juicio, de que Cristo pasa y somos juzgados por nuestra conciencia de su paso. Si nos unimos a Él y viajamos con Él hacia el Reino, el juicio se hace salvación para nosotros. Pero si le despreciamos y le dejamos pasar, nuestro descuido es nuestra condenación.
La meditación sobre el primer Advenimiento nos da esperanza de la promesa que se nos ha ofrecido. El recuerdo del tercero nos invita a temer, no sea que por culpa nuestra no sepamos recibir el cumplimiento de esta promesa. El segundo advenimiento, el presente, situado entre esos dos términos, es, por tanto, necesariamente un tiempo de angustia, un tiempo de conflicto entre miedo y gozo. ¡Pero esa es una batalla saludable! Acaba en salvación y victoria, porque purifica todo nuestro ser.
El Advenimiento medio es más un tiempo de consuelo que de sufrimiento, si reflexionamos que ahí también viene Cristo realmente a nosotros, y se nos da realmente, de modo que ya poseemos nuestro cielo en esperanza. Este advenimiento medio es el camino por donde pasamos del primero al tercero. En el primero, Cristo fue nuestra redención; en el último, aparecerá como nuestra vida. En este actual, mientras dormimos entre las tierras (en nuestra herencia) Él será nuestro descanso y nuestro consuelo.
No hay nada inactivo en este sueño. Sin duda esto puede significar quietud, tinieblas y vacío para nuestra actividad natural. Pero en esa “tiniebla” Dios viene a nosotros y actúa misteriosamente desde dentro de nosotros en espíritu y en verdad, para que el fruto de Su obra se haga manifiesto en el tercer Advenimiento cuando llegue en gloria y majestad.
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Thomas Merton
Tiempos de Celebración
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