Santa Fe (Argentina): tres hombres atacaron e intentaron abusar a una mujer trans
Por Victoria Rodríguez y Soledad Mizerniuk
El domingo 8 a la mañana Marisol Nuñez, una mujer trans de 66 años, fue encontrada al costado de la autopista Santa Fe-Rosario, a la vera del río. Había sido atacada por un grupo de hombres y se tiró al río para salvarse. Ahora se recupera de las heridas pero “está muy asustada”. Ya radicó la denuncia en la comisaría y espera identificar a los abusadores en las cámaras de seguridad de la zona.
Marisol había salido de su casa en Villa Hipódromo para ir al cementerio municipal. Hasta que la atacaron, todos los domingos tuvo la misma rutina. Se despertaba temprano, se preparaba y salía a llevar flores a su mamá, a su papá y a su marido. Era la única salida que respeta en la semana porque, por lo general, prefería quedarse en su casa.
A veces visita a sus hermanos, que viven en la misma cuadra que ella, o a su amiga-hermana Betiana Núñez, otra mujer trans que sobrevivió con ella a las violencias que, bajo gobiernos militares y en democracia, viven ese colectivo. De hecho, tanto Marisol como Betiana integran el grupo de ocho personas trans que reciben la reparación histórica como sobrevivientes de la última dictadura cívico militar, en Santa Fe.
El domingo pasado, Marisol iba por avenida Blas Parera hacia el cementerio cuando paró a comprar flores para llevar a las tumbas de sus familiares. Caminó una cuadra más y vio cómo un auto blanco paraba al lado de ella. Del vehículo bajaron dos hombres y la subieron a la fuerza. Enseguida el conductor arrancó y tomó una calle hacia el oeste. La bajaron en un descampado a la vera del río Salado. Ahí quisieron forzarla a que les practique sexo oral.
La mujer trans de 66 años peleó como pudo y logró zafarse pero la única salida que encontró fue tirarse al río. El agua la revolcó y la golpeó contra la costa hasta que pudo juntar fuerzas para sostenerse a la altura del terraplén de la autopista Santa Fe-Rosario. Pero ya no tenía más aire y se desvaneció. Fue entonces cuando un hombre que pasaba en bicicleta la vio y llamó a la policía creyendo que estaba muerta. Pero cuando llegaron y constataron que todavía respiraba, la trasladaron al hospital José María Cullen.
Hipotermia y traumatismos
Marisol llegó con un cuadro de hipotermia y varios traumatismos pero, después de los estudios de rutina, le dieron el alta. De todas maneras, ella todavía está muy asustada por todo lo que vivió y no quiere hablar con la prensa. Por eso, quien contó los detalles de todo lo que ella vivió a Presentes es Betiana, quien la acompañó desde el primer momento en el hospital y que es su amiga desde hace más de 40 años.
“Se dijeron muchas cosas que no son verdad. Los golpes que tiene son porque se tiró al agua, no la golpearon. Tampoco es verdad que ella salía de una fiesta”, aclara Betiana Miño. “Hoy ya se sentía un poco mejor pero no quiere dar reportajes ni ver a nadie. Quedó muy asustada con lo que le pasó”, agrega.
Ahora Marisol y su entorno esperan que las cámaras de seguridad -de la zona en la que fue secuestrada y en la salida de la ciudad, por donde la bajaron para abusarla- puedan brindar pistas sobre las personas que la atacaron.
Sobrevivientes
Las violencias contra el colectivo trans y travesti son todavía una deuda de la democracia. Sobre todo, si se tiene en cuenta que la expectativa de vida de ese colectivo está por debajo de los 40 años. “Nosotras somos sobrevivientes de la dictadura y de la prostitución. Es terrible pero todavía hoy hay siempre algún machista que nos persigue o que hace este tipo de cosas”, dice Betiana Miño.
En Santa Fe, según la Encuesta sobre Vulnerabilidad de la Población Trans, que fue realizada por el Ipec (Instituto Provincial de Estadística y Censos) y la Subsecretaría de Diversidad Sexual, el 41,8% de las personas trans o travestis encuestadas sufrió acoso y el 23,6%, abuso. Además, el 38,1% vivió situaciones de agresión o maltrato físico.
El ataque del que fue víctima Marisol, revive en ella y en su compañera miedos que habían dejado atrás. Es que quienes son sobrevivientes de la última dictadura cívico militar y han conseguido, en los últimos años, una reparación económica histórica en la provincia de Santa Fe, hoy piensan proyectos de vida que les permitan descansar y disfrutar de la vida.
“Marisol estaba contenta porque le había salido la reparación histórica. Había decidido cerrar el kiosquito que tenía porque estaba muy cansada. Yo le insistí con que siga vendiendo por lo menos unos helados y juguitos para que no se aburra y ahora estaba viendo si hacía eso”, cuenta Betiana y agrega: “Ahora hay que darle tiempo para que se recupere pero, como siempre, voy a acompañarla porque es mi hermana y porque siempre estuvimos juntas en todo lo malo que enfrentamos”.
Fuente Agencia Presentes
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