Primer Domingo de Adviento. 01 Diciembre, 2019
“Por esto estad también vosotros preparados porque a la hora que menos penséis viene el Hijo del hombre”
Aquí está de nuevo el Adviento llamando a nuestra puerta. Nos pilla casi “descuidadas”…
-Pero, no te quedes en la puerta, pasa. Estábamos algo despistadas, es verdad, pero te estábamos esperando.
Y entonces, el bueno del Adviento, entra, así como es él y empieza a prepararlo todo. Inquieto, alegre, un poco precipitado, a ratos “tremendista”, pero siempre tierno.
Esta semana el Adviento viene a prepararnos, desea que estemos preparadas, no vaya a llegar la Navidad y tenga que pasar de largo…
Bien, tenemos esta semana para prepararnos, para abrir esas cinco puertas que son nuestros sentidos y estar alerta.
Tener preparados nuestros ojos, bien limpios y abiertos para descubrir los mensajes ocultos de nuestro Dios Amor. Preparar nuestros oídos, evitando ruidos, buscando el silencio que nos abre a la Palabra. Tener preparado nuestro olfato, nuestra intuición, reconociendo ese olor que despierta en nosotras el Recuerdo de lo Conocido. Preparar nuestro tacto, con la piel suave y desnuda que nos permita acariciar la Vida Recién Nacida. Tener preparado nuestro gusto, con el paladar fino para gustar y degustar las delicias de la Buena Nueva.
Es lo que nos dice, con otras palabras, el evangelio de hoy, quizá con un tono apocalíptico que nos hiere un poco la sensibilidad, pero que aquellas primeras comunidades de mujeres y hombres entendían perfectamente.
No, no conocemos los tiempos de Dios, no sabemos cuándo irrumpirá en nuestra vida ni cómo lo hará, por eso tenemos que estar siempre preparadas, siempre listas, siempre atentas.
-Bienvenido Adviento, ponte cómodo, tenemos mucho de qué hablar.
Oración
Gracias, Dios Trinidad, por regalarnos este tiempo de Adviento que nos ayuda a tomarnos más en serio nuestra responsabilidad como cristianas, como portadoras de una Buena Noticia.
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Fuente Monasterio de Monjas Trinitarias de Suesa
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