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“La Iglesia debe reconocer su responsabilidad institucional y procurar reparar el daño”

Viernes, 22 de noviembre de 2019

no-mas-abusosBetania,  asociación de apoyo a víctimas de abusos sexuales en contextos eclesiales, considera que es deber de la Iglesia «reconocer el daño causado» y que la Conferencia Episcopal Española siga el ejemplo de Francia, Alemania e Irlanda

Pide a los obispos un fondo de compensación a las víctimas de abusos sexuales

María Teresa Compte: «Durante décadas, la institución eclesial ha antepuesto su reputación institucional a la verdad de las víctimas, hasta el punto de silenciar y encubrir unos hechos que han facilitado la comisión reiterada de los abusos»

 

La Asociación para la Acogida y el Acompañamiento Betania pide a los obispos españoles que se arbitren los mecanismos y procedimientos necesarios, también económicos, para avanzar en el reconocimiento del daño causado a las víctimas de abusos sexuales en el seno de la Iglesia católica, al modo que lo han hecho los Obispos de Francia.

“La Iglesia debe reconocer su responsabilidad institucional, colaborar en la sanación de las personas que han sufrido abusos en su seno y procurar reparar el daño”, argumenta María Teresa Compte, presidenta de la primera y, hasta ahora, única organización en España que, con criterios profesionales e independientes, ofrece acompañamiento, ayuda psicológica y orientación legal a víctimas de abusos en la Iglesia católica.

La propuesta es que las personas que acrediten haber sufrido abusos por medio de un informe psicológico-forense puedan acceder a ayudas «sin tener que esperar, como sucede ahora, a un largo y tortuoso proceso en los tribunales que muchas víctimas no están en condiciones de emprender», señala Compte. «Una decisión de este tipo sería también de gran ayuda para víctimas que ya no pueden acudir a la vía judicial debido a que los delitos han prescrito», así como para «muchas personas que han sufrido los abusos ya en edad adulta, para quienes, como la realidad demuestra, es especialmente difícil decidirse a denunciar».

El ejemplo de Irlanda

En el caso de la Conferencia Episcopal Francesa, una vez entre en vigor la iniciativa que los obispos han acordado en su última Asamblea Plenaria, se pondrá en marcha un fondo que prevé ayudas de alrededor de entre 3.000 y 5.000 euros en reconocimiento del daño sufrido. En Alemania, la cantidad establecida por el episcopado fue de 5.000 euros.

Otro ejemplo interesante para Betania es el irlandés. La organización Torwards Healing (Hacia la sanación) ofrece terapias y acompañamiento profesional e independiente a las víctimas, y sus servicios están financiados por los obispos y por las congregaciones religiosas. «Es un modelo que responde a unas circunstancias históricas que podrían asemejarse bastante a las españolas», considera Compte.

Con todo, opten por una u otra vía los obispos españoles, lo «decisivo es lo que significaría una decisión como ésta: se trata de reconocer y asumir la responsabilidad por el daño causado», añade. «Durante décadas, la institución eclesial ha antepuesto su reputación institucional a la verdad de las víctimas, hasta el punto de silenciar y encubrir unos hechos que han facilitado la comisión reiterada de los abusos».

Reconocimiento institucional

Este es uno de los pasos que demandan las víctimas, «personas que han sufrido abusos por parte de sacerdotes y otras personas en quienes confiaban plenamente», y que, «a día de hoy, siguen esperando un reconocimiento institucional que les permita estar seguras de que han sido creídas y sus historias de sufrimiento han sido reconocidas y tomadas en serio».

A esto se añade «la importancia de establecer ayudas económicas para acceder a terapias de calidad, que respondan a las problemáticas específicas que presentan los abusos sexuales en contextos eclesiales». Unos servicios que, hasta ahora, muchas víctimas no se han podido costear. «Este es, junto a la escucha, el vacío que ha pretendido llenar Betania», apostilla Compte. En sus primeros nueve meses de vida, la asociación ha atendido a unas 50 personas, que contactaron con su servicio de escucha y atención terapéutica a través del teléfono 636 99 18 46 o del correo electrónico acogida@acogidabetania.es.

«No se puede ser juez y parte»

En estos últimos meses, diversas diócesis españolas han puesto en marcha comisiones para la investigación de denuncias y atención a las víctimas de abusos sexuales. María Teresa Compte cree que es «un paso adelante», aunque se muestra escéptica en algunos puntos.

En primer lugar, «falta transparencia, así como unos procedimientos claros, públicos y comprensibles, como sucede en otros países de nuestro entorno, que preserven el anonimato de las víctimas y les permitan conocer de antemano «cómo se va a actuar exactamente cuando presenten su denuncia, cuánto tiempo tendrán que esperar para obtener una respuesta o cuáles son sus derechos». En la misma línea, Compte considera que la apertura de los archivos para «una investigación independiente y rigurosa, siguiendo el ejemplo de los obispos de Francia, permitiría «empezar a conocer la magnitud del problema en España» y «sería una prueba de la voluntad real de la Iglesia de actuar».

Además, cree Compte, «no se puede ser juez y parte. Las personas que acuden a denunciar o a poner los hechos en conocimiento de las instituciones donde sufrieron abusos deben sentirse seguras, por lo que siempre es preferible que sean profesionales externos e independientes quienes realicen la intervención. Ya bastante confusión experimentan las víctimas como fruto de unos abusos perpetrados por personas en las que confiaban para que, cuando se arbitran mecanismos de respuesta y reparación, se siga fomentando la confusión de roles».

Cosa distinta es que «la institución religiosa en la que se cometieron los abusos se encargue de garantizar que sus víctimas tienen acceso a unos servicios profesionales, expertos y de calidad, y que, una vez completado el proceso, se presten a que, con la intervención de personas facilitadoras, puedan celebrarse encuentros restaurativos, siempre que así lo pidan las víctimas.

La participación de las víctimas

La cuestión de fondo a la que deben responder estas Comisiones es si «de verdad quieren ayudar a resolver los problemas reales o se crean solo para responder a la presión de la opinión pública». La prueba de fuego, para la presidenta de Betania, es la participación de las propias víctimas. «A la hora de diseñar estas Comisiones, ¿se les ha preguntado a las personas víctimas de abusos qué quieren y qué necesitan?», pregunta María Teresa Compte.

En Betania somos conscientes de que queda mucho camino por andar y nos comprometemos a seguir apoyando a quienes no solo buscan la sanación, sino también el reconocimiento de la verdad.

Fuente Religión Digital

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