Hombre libre
El Dios creador es libre. La criatura humana, plasmada según su imagen, también estará dotada de libertad. ¿Qué es lo que distingue, principalmente, al animal humano de los otros animales? Sobre todo, la conciencia de sí, la voz de la conciencia, el libre albedrío, la capacidad de tomar decisiones éticas. Mientras que los otros animales obran siguiendo su propio instinto, el animal humano está en su propia conciencia en presencia de Dios, elige. Dios dice cada día al hombre: «Ante ti están la vida y la muerte, la bendición y la maldición. Elige la vida y viviréis tú y tu descendencia» (Dt 30,19).
Sólo ejercitando su libertad se vuelve el hombre auténticamente humano. En un mundo que se va haciendo día a día más inhumano -un mundo aparentemente controlado por el psicoanálisis, por las estadísticas y por las máquinas-, es urgente reafirmar, por parte de los cristianos, el valor supremo de la libertad humana. No hay nada más decisivo en todo el universo que las elecciones ponderadas llevadas a cabo por personas dotadas de razón y de conciencia.
El ser humano, creado a imagen y semejanza de Dios, puede alabar a Dios también por este mundo, restituir a su Creador como ofrenda la creación en una acción de gracias; y, mediante este acto de oblación, el hombre llega a ser verdaderamente humano, una persona en su integridad.
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K. Ware,
Riconoscerete Cristo in voi,
Magnano 1994, pp. 30-32, passim.
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