Algunas claves para la paz.
Aunque correspondía al mes de octubre…
El mes de octubre empieza el calendario cristiano, con la celebración de Teresa de Lisieux, sigue la de Francisco de Asís, y luego la de Teresa de Jesús.
Ahí están tres ejemplos de personas que evolucionaron y permitieron así un cambio radical de modos de orar y como consecuencia de vivir en consonancia con la naturaleza, de soportar el dolor, la incomprensión, la calumnia y desprecio…y en medio de todo ello, y tal vez, por la lucha que todo ello suscitó en ellos, nos presentan una experiencia de Dios que rompe los moldes de todo lo establecido.
Imagina la experiencia de las dos Teresas… mujeres enamoradas, no sin luchas fuertes y desoladoras incomprensiones…la de Ávila reta a los más altos maestros del momento con sus experiencias interiores amorosas en medio de una despiadada persecución por parte de la Inquisición, por ser mujer, por hablar de Dios…también por ser de ascendencia judía. Pero ella se mantiene viva y fuerte por la experiencia potente de Amor y fuerza, que como transfusión, recibe. Aunque no le fue fácil llegar ahí.
Estas potentes mujeres, desde conventos, sin permisos de sínodos…siguen evolucionando, siguen escuchando, y la fuerza de Dios entra en ellas y acampa a sus anchas. Cambian la religiosidad estancada de muchos, en experiencia viva y personal de una trascendencia imparable.
Francisco no se queda atrás. Enfrenta en su persona, todos los poderes patriarcales, empezando por su padre y siguiendo por el Vaticano. No espera permisos, vive por fuera lo que descubre dentro. Y además, vive ofreciendo la solución a la humanidad de hoy, colaborando con la evolución desde un respeto a todo, con su estilo de vida proféticamente pobre para demostrarnos cuán equivocados estamos con nuestro consumo abusivo y búsqueda obsesiva del bienestar.
Su templo está afuera, ha descubierto el rostro del Amado en todo, e identifica todo como un Todo.
Francisco y las Teresas tienen las claves:
Sencillez evangélica:
Uso de todos los recursos y talentos-capacidades recibidos para transformar el presente. Son personas de Paz y de denuncia. Son personas que cambian con sus vidas, estructuras anquilosadas y perniciosas para la salud mental y espiritual de la gente.
Inteligencia emocional y espiritual equilibrada:
Cambian la iglesia transformando estructuras que tenían una gran incidencia social. Se enfrentan a lo establecido y reglado con una nitidez envidiable.
¿Qué podemos aprender de estas personas?
Cada uno tiene una experiencia de Dios genuina. Esta es la experiencia raíz común en ellos: una relación con Dios madura, natural, familiar, sin intermediarios. El Dios con quien dialogan y están en íntima comunicación es el Abba de Jesús.
Es para ellos, y para nosotras, el agua que sacia la sed. No en la forma de varios vasitos al día, sino en la forma de fuente que nunca se seca, de catarata que impulsa su energía y la nuestra para llegar donde hace falta.
El agua que millones no tienen. No sólo materialmente, que son muchísimos, demasiados y cada día más por la emergencia climática, sino también interiormente.
En un momento político muy complicado en nuestro país, pido, oro por esa Paz que se obtiene con el respeto a la diversidad y que tan lejana se presenta.
Pido humildad franciscana para los políticos. Veo arrogancia, falta de calidad humana y muchas ganas de mandar.
No es momento de discursos, es momento de andar unidos para salvar el planeta, recuperar lo extinguido: a millones de especies y a la especie humano-divina que somos. Recuperar la fuerza interior que hombres y mujeres de nuestra historia pueden compartirnos. Su método. Su esfuerzo. Su amor que les impulsa y desinstala.
Duele la división, la incomprensión, duele el dolor que causamos con nuestras divisiones políticas, religiosas, familiares, estremece la destrucción de la casa común con sus consecuencias imparables.
Unámonos en ese trabajo escondido por la paz. Paz que viene de una igualdad que se experimenta dentro, como nos enseñan las Teresas y Francisco. Paz que se transmite con un estilo de vida de peregrina: carga ligera, comida sana y frugal, compartir lo que se tiene con los caminantes, respetar el suelo que se pisa y las gentes y costumbres que lo habitan.
Eduquemos a nuestros hijos en un nuevo paradigma. El de la Paz, fruto de la justicia y del amor que todo lo envuelve.
Por nuestra parte, nos proponemos no callar. Podéis dejar de leernos, escucharnos, pero mientras haya sed deseamos compartir del agua que nos sacia.
Magda Bennásar Oliver
Fuente Fe Adulta
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