Magdalena Bennasar, SFCC,
Bilbao.
ECLESALIA, 30/09/19.- Cuando Lillanna Kopp se preguntó durante las sesiones del Concilio Vaticano II, ¿a dónde van?, ¿por qué se van?, en su corazón de profeta estábamos nosotras y nosotros. Ella escuchó a la Ruah, como mujer no le era permitido hablar durante el Concilio, pero sí escuchar, rezar, pensar, estudiar, crear.
Había que actualizar todo. Era una obra gigantesca. Sin amedrentarse, asumió su responsabilidad. Y puso su persona: mente, corazón y fuerzas, al servicio de aquel momento histórico, bisagra entre el pasado oscuro ya, y, la emergente: nueva comunidad cristiana.
Se van, se iban, nos vamos, porque el vino nuevo es para gente nueva, para comunidades nuevas.
Corría el año 1970, era la vida religiosa, sobre todo la femenina, en USA y Canadá -donde ella se movía y facilitaba “una puesta al día”– según palabras de los Padres Conciliares, la que sufría una hemorragia de gente joven y preparada.
¿A dónde van? Se saben llamadas a vivir en profundidad los consejos evangélicos, pero están buscando algo que todavía no tiene forma, estaba en gestación en el corazón de diferentes mujeres y hombres del momento.
Y con la humildad de quien se sabe hija de Dios y empoderada hasta los dientes de una fuerza creativa, dadora de vida, -eso es lo que el celibato es-, Lillana lanza una iniciativa, y un grupo de unas 30 mujeres dan a luz, desde su búsqueda e insatisfacción con lo existente, a una forma nueva de vida consagrada, que se abrirá también, en igualdad al laicado.
Tendrá que ser no canónica: dentro de las iglesias, pero libre del control directo de las jerarquías, para que pueda crecer con libertad y creatividad, para que pueda dar respuesta, sobre todo, a la demanda de cientos de mujeres preparadas, entregadas, que se sentían languidecer en estructuras cargadas de polvo de siglos.
Así nace Las Hermanas Para la Comunidad Cristiana. Comunidad abierta, no canónica por ser ecuménica: abierta a personas de otras iglesias cristianas, colegial, profética, respuesta del Espíritu a un momento histórico.
Mujeres, hombres, consagrados, casadas, viudas, solteros, separados, jóvenes, menos jóvenes… en los cinco continentes, unas 3.000 personas nos llamamos Hermanas Para la Comunidad Cristiana (S/BFCC: Sisters/Brothers For Christian Community). Personas con varios doctorados, jueces, empresarias, profesores, educadoras, teólogas, médicos, cajeras, obispos, ordenadas, barrenderos… de todas las razas.
Llegó a España el año pasado a través de nosotras, Carmen y Magdalena y queremos compartir la experiencia con vosotras y vosotros.
Es con “temor y temblor” y mucho gozo, que hoy, en mi oración del amanecer, sentía que la Ruah, a través de las palabras de nuestra hermana y fundadora Lillanna Kopp, me decía lo mismo: ¿A dónde van?
Veo multitudes asistiendo a retiros, encuentros, espacios de silencio, tantos, que nuestros obispos se ponen nerviosos porque no pillan, como jerarquía, que la gente se mueva hacia dónde se mueve la vida. La iglesia nos dio algo de doctrina… pero no espiritualidad profunda.
Es otro paradigma. Los pioneros de la historia saben que éste es el vino nuevo del Espíritu para este momento histórico: una espiritualidad nueva, personalizada, impregnada de palabra y de vida y de justicia y de igualdad. Pero, sobre todo, una espiritualidad sin gurús.
No podemos sustituir la figura del cura por un maestro espiritual, por buenísimo que sea. Sustituir el “oír misa” por “oír a otros y otras”.
El paradigma actual nos indica un camino de colegialidad e igualdad. Claro que la formación que estas personas proporcionan es un regalo de Dios. El peligro está en hacernos consumidores de, sin encontrar cómo nosotros y nosotras, pueblo llano, podemos desarrollar todas nuestras capacidades y talentos para la humanidad.
Esa formación nos da la fuerza para escuchar a Dios directamente. Nos quita las inseguridades y nos abre al Espíritu que nos habla desde ese silencio habitado. Desde ahí, tenemos fuerza y motivación para abrir caminos desandados, como peregrinas y peregrinos; ligeros de mochila y llenas de esperanza.
Al descubrir, “on line”, a través de un artículo, la comunidad S/BFCC, nosotras iniciamos un proceso de verificar que no era un sueño. Las dos hemos cumplido los 60. Somos soñadoras con los pies en el suelo.
Ha sido año y medio de conocimiento mutuo y de estudio orante de su ideología. Este verano, después de dejar la comunidad a la que habíamos pertenecido 40 años, hicimos nuestro compromiso final con esta nueva comunidad.
Reconocemos que España nos resulta difícil. Después de vivir años en Australia, y sobre todo en USA… aquí la unión iglesia-estado nos ha dejado un panorama bastante desolador si lo comparamos con otros países. En USA hemos hecho pastoral universitaria seria, entre otras pastorales, y sin éxitos superficiales, hemos experimentado sobre todo menos agresividad e indiferencia.
Pero estamos aquí, aquí aceptamos ser enviadas. Y posiblemente portadoras de esa Vida Nueva que experimentamos a través de una comunidad que no tiene jerarquía de ningún tipo, todo se decide colegialmente después de orar y estudiar los temas a tratar. No tenemos propiedades en común como desnudez evangélica. Cada persona trabaja para su sustento y cada persona es apoyada al máximo en que desarrolle los talentos recibidos para la humanidad.
Es por todo ello que sentimos la responsabilidad de compartir tanta riqueza, y proponemos hacerlo, además de desde un estilo de vida… de forma estructurada en 4 fines de semana a lo largo del año, para que podáis participar. También ofrecemos mucho contenido “on line”; incluso la Pascua de este año 2019, con más de 3.000 entradas gracias a la publicación del enlace por Eclesalia y Fe Adulta, además de nuestro blog y página web.
El objetivo es presentar una comunidad alternativa, con humildad y generosidad. Regalo de la Ruah para el siglo XXI. Iniciada por una mujer que falleció hace muy poco, que como tú y como yo era una buscadora, enamorada de Jesús y peligrosamente abierta al Espíritu. El contenido es tan liberador, tanto, que aunque no te interese lo más mínimo conocer otra comunidad, simplemente por abrirte a algo con sabor a madurez evangélica, merece la pena.
En España y Latinoamérica, en la lengua de Cervantes, nos sentimos invitadas a salir al encuentro de tantas y tantos que “somos buscadores de caminos y respuestas para nosotros y para nuestros hijas y nietos”.
Educadores, familias, personas sensibles a la vida, a la naturaleza: es para vosotros. Cuatro fechas:
- Noviembre: Escuchar.
- Febrero: Amar.
- Abril (Pascua): Servir.
- Agosto: Celebrar-gozar.
Desde nuestros talentos personales, lo ofreceremos todo desde una eco-espiritualidad responsable: los temas, la música, la danza contemplativa. Todo envuelto con el mimo y cariño que inspira algo tierno, recién nacido en nuestra tierra. ¡Queremos que viva!
Las personas que lo deseéis y podáis, todos los meses una mañana de Sábado en Vizcaya. Y para todos y todas, tenemos salud y fuerza, podemos viajar y ofrecer estos programas y esta vida que nos desborda, en otros lugares.
(Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedencia).
Espiritualidad, Iglesia Católica
Concilio Vaticano II, Hermanas Para la Comunidad Cristiana, Lillanna Kopp
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