Hasta mañana…
Me pasó infinidad de veces. Me iba a la cama, sin decir el “adiós” y mis padres me hacían volver a la cocina y repetir “hasta mañana si Dios quiere”. Hay muchas personas que repiten ese estribillo “si Dios quiere” como una afirmación de fe.
Yo voy descubriendo otra cosa: vivo, hago, voy, vengo porque Dios me acompaña siempre. Ha dejado y ha hecho la naturaleza libre. Él nos sostiene pero no controla nuestra existencia. El vivir o morir depende de la naturaleza. No me imagino a un Dios señalando a quienes tienen que morir o vivir ese día. No entiendo esa expresión “si Dios quiere o Dios mediante”. Sería como poner a Dios autor de la vida y de la muerte a capricho.
Me parece estupendo el que dé gracias a Dios en todo momento, pase lo que pase. Viviendo la presencia de Dios en todo, como fundamento de mi vida. No puedo bendecir en lo bueno y maldecir en lo malo. Dios me impregna, me llena, me inunda, siempre.
En todo momento Dios es nuestro aliento, que mantiene nuestros ser. Y Él está siempre con nosotros y en nosotros.
Por eso me parece mejor el vivir su presencia y dar gracias porque siempre está en nosotros.
¿Cómo entender echar el agua bendita sobre los campos, un coche, una casa? Cómo intentar “bendecir” lo que ye está lleno de bendiciones, porque está lleno de Dios. Otra cosa es lo que a mí me agrada más o menos.
Imaginamos el mundo como como algo sin Dios y le pedimos que venga sobre una realidad ¿Cuándo vamos a dejar de bendecir las cosas porque pensamos que así son sagradas?
Descubrimos que no hay cosas naturales y otras sobrenaturales. Todas son divinas, impregnadas de Dios, como la esponja llena de agua. ¡Cuánta agua bendita y cuánto hisopo y qué poca acción de gracias! En el bien y en el mal, experimentamos el Amor de Dios que nos acompaña.
Fenomenal el acordarnos de Dios pero no hace falta para que Él nos tenga presente. Lo podemos hacer dando gracias y siendo conscientes de que en Él vivimos, nos movemos y existimos y de vez en cuando ser conscientes de ello con un pensamiento o un signo positivo.
Tampoco es necesario poner imágenes que ya la Palabra nos lo prohíbe, pero signos externos pueden ser un canto, un “gracias”.
Bueno, ¡hasta siempre!, porque Él está siempre. Una acción expresa de acción de gracias.
Gerardo Villar
Fuente Fe Adulta
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