Corazón compasivo
¿Qué significa vivir en el mundo con un corazón verdaderamente compasivo, un corazón abierto continuamente a toda la gente? Es muy importante tener presente que la compasión es más que la simpatía o la empatía. Si se nos pide que escuchemos las penas de la gente o que sintonicemos con sus sufrimientos, pronto llegaremos a nuestros límites emocionales. Sólo podemos escuchar durante un corto espacio de tiempo y a un número reducido de gente. En nuestra sociedad estamos bombardeados por tantas «noticias» sobre la miseria humana que nuestro corazón se queda insensible simplemente por saturación.
Pero el corazón compasivo de Dios no tiene límites. El corazón de Dios es más grande, infinitamente mayor que el corazón humano. Ese corazón divino es el que Dios quiere darnos, de manera que podamos amar a todos sin quemarnos y sin saturarnos. Ese es el corazón compasivo que pedimos cuando decimos: «¡Oh Dios!, crea en mí un corazón puro, renuévame por dentro con espíritu firme; no me arrojes lejos de tu rostro, no me quites tu santo espíritu» (Sal 51).
El Espíritu Santo de Dios se nos da para que podamos llegar a ser partícipes de la compasión de Dios y podamos llegar a todos los hombres y en todo momento con el corazón de Dios.
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H J M Nouwen,
Aquí y ahora. Viviendo en el Espíritu,
San Pablo 2002, pp. 112-113
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