Una mega-iglesia cristiana en California está siendo condenada por una serie de publicaciones de Instagram que “glamourizan” la ampliamente desacreditada práctica de la terapia de conversión.
Iglesia Bethel en Redding, California, atrae a unos 9.000 miembros por semana y tiene más de 686.000 seguidores en Instagram.
La última campaña de medios sociales de la iglesia promueve CHANGED, “una comunidad de amigos que una vez se identificó como LGBTQ+” que ahora ofrece un “espacio seguro para los cristianos que buscan una alternativa a LGBTQ+ al seguir su fe de acuerdo a sus convicciones personales”.
Usando el hashtag #oncegay, un post hace la siguiente pregunta: “¿Puede una persona dejar atrás la homosexualidad?” La respuesta anima a “entregarlo todo” al amor de Jesús, y no hace referencia al hecho de que no existe evidencia científica confiable que sugiera que la sexualidad pueda ser cambiada de alguna manera.
El post es uno de por lo menos tres anuncios similares en la cuenta Instagram de la Iglesia Bethel en la última semana. Uno de ellos presenta una entrevista con una mujer que “reevaluó” su sexualidad lésbica y que ahora está casada con un hombre. Los enlaces a la cuenta y al sitio web de CHANGED Instagram revelan otros testimonios de personas que “encontraron la libertad” de sus estilos de vida LGBT+. Se invita a los seguidores a “mirar más profundamente, a ir más allá de las etiquetas y expectativas culturales, y a encontrar una realización duradera” dejando atrás la homosexualidad.
La iglesia afirma que está “en contra de cualquier forma de vergüenza, manipulación, fuerza, humillación o daño físico en el llamado ministerio o terapia”, sin embargo, muchos usuarios de Instagram señalaron que su última campaña de medios sociales está haciendo exactamente eso.
“Es una vergüenza para ti difundir un mensaje que se ha demostrado que perjudica a la juventud LGBTQ+”, dijo @ andrewcurryla. “¿En qué se diferencia este tipo de comunicación de la legislación que dijiste que no apoyabas con respecto a la terapia de conversión?
@alexgmusic7 dijo: “Para literalmente. ¿No le importan los índices de suicidio de las personas que se someten a una terapia de conversión? ¿O las muertes son sólo un daño colateral para ti?”
“Esto mata a la gente”, dijo @jonah_ven
“Encuentro esto profundamente preocupante y no una postura sobre amar a la gente en absoluto,” escribió @annasophiarobb. “Esta es la retórica de la iglesia que predica el amor, pero en realidad vuela en la cara de la gente que ama. Este es exactamente el tipo de puestos que alejan a la gente de la iglesia y les dan una opinión errónea de los cristianos.”
La reacción se propagó rápidamente a Twitter, donde muchos en la comunidad LGBT+ condenaron el mensaje “irresponsable” de la Iglesia Bethel.
La terapia de conversión es peligrosa y desacreditada.
La terapia de conversión es “una serie de prácticas peligrosas y desacreditadas que afirman falsamente que cambian la orientación sexual o la identidad o expresión de género de una persona”, según la Human Rights Campaign (HRC).
Los expertos médicos consideran que las intervenciones para cambiar la orientación sexual de una persona son pseudo-científicas e ineficaces, pero la llamada terapia de conversión gay persiste en todo el mundo. Una encuesta realizada en el Reino Unido reveló que una de cada cinco personas que habían recibido terapia de conversión intentó suicidarse posteriormente.
Existen muchas técnicas diferentes, que van desde “rezar para que los homosexuales se vayan” hasta descargas eléctricas e inyecciones de testosterona, pero no hay evidencia científica confiable de que la sexualidad pueda ser cambiada.
Hasta la fecha,en los Estados Unidos hay 17 de sus estados que tienen leyes o reglamentos que protegen a los jóvenes LGBT+ ante esta práctica dañina. Mientras aun siguen luchando para que se regule a todo el país.
Una tendencia creciente a la prohibición
En Europa la pionera fue Malta, que aprobó una ley en 2016. Irlanda y el Reino Unido también están dando pasos en esta dirección. En España, mientras tanto, la prohibición de este tipo de intervenciones ha sido ya contemplada en varias normas autonómicas y es una de las disposiciones que prevé la prometida ley en favor de la igualdad y no discriminación de las personas LGTBI, que se discutió en el Congreso de los Diputados (aunque el PP intentó «colar» una proposición alternativa, en forma de enmienda a la totalidad, que no contemplaba este aspecto). Un proyecto que naufragó con la convocatoria de elecciones anticipadas.
En cualquier caso, conviene recordar que el Consejo General de la Psicología, órgano coordinador y representativo de los Colegios Oficiales de Psicólogos de toda España, emitió ya en 2017 un comunicado en el que recordaba que las intervenciones que prometen «curar» la homosexualidad carecen de fundamento. No es ninguna novedad, pero en estos momentos en los que la promoción de este tipo de intervenciones parece reverdecer en nuestro país (casos recientes como el de la “terapeuta” Elena Lorenzo o las charlas de Jokin de Irala o de Richard Cohen así parecen indicarlo) toda aclaración es bienvenida. Mientras, el año pasado sufrimos un seminario sobre “ayudar a cambiar sentimientos homosexuales”. En todos casos, nuestros amigos de HazteOir estuvieron ahí apoyando a los homófobos…
Mientras tanto, el Parlamento Europeo ha exigido la prohibición de estas terapias.
En EE.UU., gran aliado de Israel, California fue el primero en hacerlo en 2012, no sin controversia. Le siguieron el también estado de Nueva Jersey (varios meses después), Washington D.C. (cuyo Consejo legislativo aprobó la norma por unanimidad en 2014) y más tarde se sumaron los estados de Oregon, Illinois, Vermont, Nuevo México, Rhode Island, Nevada, Connecticut, Washington, Hawái, Maryland, Delaware y New Hampshire, Nueva York, Colorado y Massachusetts, cuyo texto entró en vigor el pasado 8 de abril tras la firma del gobernador republicano Charlie Baker.
En abril se les unía Puerto Rico, estado asociado a los Estados Unidos, aunque en este caso lo hacía mediante una orden ejecutiva firmada por su gobernador, Ricardo Roselló, después de que la Cámara de Representantes puertorriqueña rechazara tramitar un proyecto de ley aprobado por el Senado. Y el pasado 8 de mayo, la Cámara de Representantes de Maine aprobó el proyecto de ley 1025 por 91 votos a favor (de demócratas, independientes y cinco republicanos) frente a 46 en contra (todos ellos republicanos). Su tramitación continuó en el Senado, donde salió adelante el día 21 de mayo por 25 votos afirmativos (de los demócratas y cinco republicanos), frente a 9 contrarios (todos republicanos).
Hay además numerosos condados y ciudades que haciendo uso de sus competencias locales han promulgado normas similares. Denver, precisamente la capital de Colorado, lo aprobó por ejemplo el pasado enero por decisión unánime de sus concejales.
En abril se les unía Puerto Rico, estado asociado a los Estados Unidos, aunque en este caso lo hacía mediante una orden ejecutiva firmada por su gobernador, Ricardo Roselló, después de que la Cámara de Representantes puertorriqueña rechazara tramitar un proyecto de ley aprobado por el Senado. Hay además numerosos condados y ciudades que haciendo uso de sus competencias locales han promulgado normas similares. Denver, precisamente la capital de Colorado, lo aprobó por ejemplo el pasado enero por decisión unánime de sus concejales.
No” rotundo de los especialistas a las “terapias” reparadoras.
“Terapias” reparadoras: no solo inútiles, también peligrosas
La comunidad médica mundial en su inmensa mayoría condena estas prácticas y lucha para que los gobiernos las prohíban. Precisamente en marzo de 2016 tenía lugar un histórico pronunciamiento de la Asociación Mundial de Psiquiatría en contra de las “terapias” reparadoras, intervenciones que no solo se han mostrado ineficaces para cambiar la orientación sexual de una persona, sino que resultan muy peligrosas. Prácticas contra las que ya antes se habían pronunciado numerosas organizaciones profesionales. La Asociación Americana de Psicología, por ejemplo, hizo ya en 2009 un llamamiento a los psicólogos para que las abandonasen definitivamente tras revisar la evidencia científica disponible y concluir que ya no resulta posible sostener que un paciente puede cambiar su orientación sexual a través de terapia, mientras que los daños potenciales de tales intervenciones pueden ser graves, incluyendo depresión y tendencias suicidas. Otras organizaciones que han alertado contra los riesgos de estas intervenciones son la Asociación Médica Británica, las más importantes organizaciones de psicoterapeutas del Reino Unido o, en España, el Colegio de Psicólogos de Madrid. Los testimonios de algunas de las personas atrapadas por las redes que promueven este tipo de prácticas (“ex-gais”) y que años después han conseguido liberarse son un buen ejemplo del daño que pueden llegar a sufrir.
En definitiva, la aplicación o recomendación de este tipo de prácticas van, hoy en día, en contra del conocimiento médico actual y de la lex artis que obliga a todo profesional sanitario.
Respecto al reto que suponen aquellas personas adultas que movidas por su fe religiosa conservadora acuden por voluntad propia a las consultas para cambiar su orientación sexual, ya desde hace años la Asociación Americana de Psicología recomienda ser “honestos” con ellos respecto a su eficacia, considerando que el objetivo en estos casos debe ser favorecer, sin imposiciones, la aceptación de la propia realidad. Posibles estrategias que sugería Judith Glasshold, la presidenta del comité que en 2009 revisó la evidencia disponible hasta esa fecha, eran insistir en determinados aspectos de la fe religiosa, como la esperanza y el perdón, frente a la condena de la homosexualidad, sugerir el acercamiento a confesiones religiosas que sí aceptan la realidad LGTB o, los casos más recalcitrantes, valorar la adopción del celibato como estilo de vida sin pretender cambiar la orientación.
Fuente Cromosomax/Cristianos Gays
General, Homofobia/ Transfobia., Iglesias Evangélicas
"Terapias" reparadoras o de conversión, California, Homofobia/Transfobia, Human Rights Campaign (HRC), Iglesia Bethel, Redding
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