En México, una religiosa se viste de prostituta para matar a denunciante del padre Meño, condenado por pederastia
Después de denunciar al Padre Meño por abusos, una monja intentó asesinar a Ignacio Martinez en plena calle, propinándole dos disparos.
Desde que el activista y exseminarista Ignacio Martínez Pacheco denunciara a Juan Manuel Rojas, más conocido como Padre Meño, ha sido objetivo de numerosas amenazas. En setiembre del año pasado el tribunal de Coahuila, en México, daba la razón a Ignacio, y declaraba culpable de pederastia al Padre Meño.
“Tengo miedo, me duele mucho, estoy temblando, quisiera esconderme. No puedo creer que siendo víctima, sea yo el perseguido, el agredido y me manden matar, cuando mis agresores y los agresores de otros están tan campantes y dando misa” revela Ignacio.
Esta vez, una monja le esperó en la calle para insultarle y reprocharle por dañar a la Iglesia con sus acusaciones de sacerdotes pederastas. Tras defenderse de las acusaciones, Ignacio cuenta que “Lo que hace la tipa es sacar inmediatamente una pistola y disparar hacia mi pecho. Son dos disparos, los dos en la parte del hombro izquierdo, por la clavícula”. Después de un forcejeo, Ignacio se desmayó y la monja aprovechó para escaparse.
Posteriormente Ignacio, presentó denuncia formal por intento de homicidio, declarando que la mujer era monja, que fue enviada por la Iglesia o miembros de la misma por sus denuncias contra sacerdotes pederastas y que no era la primera vez que sufría un percance de esas características. Según declaraciones de Ignacio, la mujer que le había disparado, también había intentado entrar en su cuarto en varias ocasiones haciéndose pasar por prostituta. Esa denuncia fue adjuntada a la investigación que se inició con la denuncia por abusos.
En captura de pantalla, la monja…
Meses atrás, el activista también fue agredido en la calle y le robaron en su casa, después de todo ello y el intento de asesinato, Ignacio comprendió los riesgos que le conlleva su activismo hacia la pederastia clerical: «Tengo miedo, me duele mucho, estoy temblando, quisiera esconderme. No puedo creer que siendo víctima, sea yo el perseguido, el agredido y me manden matar, cuando mis agresores y los agresores de otros están tan campantes y dando misa”.
Fuente La Prensa de Monclova, vía HazteQueer
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