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Archivo para agosto, 2019

Nuestra copa de dolor es también nuestra copa de gozo

Lunes, 5 de agosto de 2019
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Del blog de Henri Nouwen:

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“¿Podéis beber la copa de amargura que yo he de beber? Cuando Jesús les preguntó esto a Santiago y a Juan, y cuando ellos, impulsivamente, respondieron «podemos», Jesús hizo esta predicción aterradora, pero al mismo tiempo llena de esperanza: «Muy bien; beberéis la copa». La copa de Jesús sería su copa. Lo que Jesús viviría, también lo vivirían ellos. Jesús no quiere que sus amigos sufran, pero sabía que para ellos, como para él, el sufrimiento era el único y necesario camino hacia la gloria. Más tarde diría a dos de sus discípulos: «¿No era preciso que el Mesías sufriera todo esto antes de entrar en su gloria?» (Le 24,26). La «copa del dolor» y la «copa del gozo» no pueden separarse. Jesús sabía muy bien esto, aunque en medio de su angustia en el huerto, cuando su alma estaba «triste hasta la muerte» (Mt 26,38), necesitara un ángel del cielo para recordárselo. Nuestra copa está a menudo tan rebosante de dolor que nos parece imposible que quepa en ella el más mínimo gozo. Cuando se nos estruja como racimos, no podemos pensar en el vino en el que nos convertiremos. La pena nos abruma, nos hace postrarnos por tierra, con nuestra cara pegada al polvo, y sudamos gotas de sangre. Entonces se nos tiene que recordar que nuestra copa de dolor es también nuestra copa de gozo y que un día seremos capaces de saborear el gozo tan plenamente como ahora saboreamos el dolor”.

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Henri Nouwen

Caliz del Señor

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Padre Eugenio Pizarro: “El abuso de poder, de conciencia y sexual está alejando a muchos de la Iglesia”

Lunes, 5 de agosto de 2019
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pastor“Jesús es el único buen pastor en la Iglesia Católica”

La Iglesia de abuso de poder y de conciencia, de abusos sexuales, de afición al dinero – mostrándose con riquezas ante tanta pobreza – está alejando a muchos de la Iglesia

Los documentos de Puebla y Medellín que anunciaban el Evangelio no están saliendo de sus páginas ni de la Iglesia para encarnarse en la vida real y concreta de este mundo actual 

Escribo ante la experiencia que he vivido en estos días de crisis de la Iglesia, especialmente de la Iglesia chilena. Es numerosa la cantidad de personas que me han mostrado su desilusión e incluso su falta de creencia en la Iglesia. Me han dicho: “Creo en Dios pero ahora no estoy creyendo en la Iglesia”. La Iglesia de abuso de poder y de conciencia, de abusos sexuales, de afición al dinero – mostrándose con riquezas ante tanta pobreza – está alejando a muchos de la Iglesia. Se duelen que las palabras del Papa Francisco al llegar a su pontificado: “Quiero una Iglesia pobre y para los pobres” no han pasado a los hechos reales. Dicen: “Del dicho al hecho hay mucho trecho”; “Obras son amores y no buenas razones”; “La fe sin obras es fe muerta”; “Hechos y no palabras”. En fin, hay otros hechos y estructuras, que para la gente no reflejan el Espíritu de Jesús y su Evangelio en la Iglesia Católica.

En este escrito quiero expresarme positivo y con mucho amor a la Iglesia Católica.

Las palabras de Jesús en el Evangelio que les recomiendo leer son parte de su discurso del Buen Pastor. En él se nos presenta como el único pastor de los cristianos, de la Iglesia, en la cual todos los demás pastores son instrumentos y figura del único pastor que es Cristo. Se nos presenta como pastor bueno, comprometido con su gente, con los pecadores y especialmente con los más pobres y postergados de la sociedad, hasta dar la vida por ellos, y haciéndose uno de ellos; se muestra como conocedor de todos y siguiéndolos personalmente. Aquí, a reglón seguido quiero citar a la Conferencia Episcopal de Puebla en el número 681 hasta el 684 y hago estas citas diciendo con respeto, pero con verdad, que creo que este documento de Puebla como el de Medellín, de la Evangelii Nuntiandi, del Vaticano II, no están saliendo de sus páginas ni de la Iglesia para encarnarse en la vida real y concreta de este mundo actual, poco me falta, tal vez por pudor, decir que falta vivir el Evangelio y seguir al “Camino” (Jesús):

“El ministerio eclesiástico, de institución divina, es ejercido en diversos órdenes por aquellos que ya desde antiguo vienen llamándose Obispos, presbíteros y diáconos”(LG 28). Constituyen el ministerio jerárquico y se reciben mediante la “imposición de las manos”, en el Sacramento del Orden. Como lo enseña el Vaticano II, por el Sacramento del Orden – Episcopal y presbiteral- se confiere un sacerdocio ministerial, esencialmente distinto del sacerdocio común del que participan todos los fieles por el Sacramento del Bautismo (Cfr. LG 10); quienes reciben el ministerio jerárquico, quedan constituidos, “según sus funciones”, “pastores” en la Iglesia. Como el Buen Pastor (Cfr. Jn.10, 1-16), van delante de las ovejas; dan la vida por ellas para que tengan vida y la tengan en abundancia; las conocen y son conocidas por ellas (P.681).

“Ir delante de las ovejas” significa estar atentos a los caminos por los que los fieles transitan, a fin de que, unidos por el Espíritu, den testimonio de la vida, los sufrimientos, la Muerte y la Resurrección de Jesucristo, quien, pobre entre los pobres, anunció que todos somos hijos de un mismo Padre y por consiguiente hermanos(P. 682).

“Dar la vida” señala la medida del “ministerio jerárquico” y es la prueba del mayor amor; así lo vive Pablo que muere todos los días (Cfr. 2 Cor.4-11) en el cumplimiento de su ministerio (P. 683).

“Conocer las ovejas” y ser conocidos por ellas no se limita a saber de las necesidades de los fieles. Conocer es involucrar el propio ser, amar como quien vino no a ser servido sino a servir (P. 684).

La Iglesia es un don para los hombres; no se entiende una Iglesia sin Jesús

En las palabras evangélicas de Jesús, su rebaño, redil, es la Iglesia Católica. Es verdad que Él tiene también “otras ovejas que no están en este redil, y que Él tiene que traer” (Jn. 10.16), pero en el Evangelio citado en este escrito, Él nos habla de su relación con la Iglesia, la comunidad de sus discípulos congregada por el Espíritu Santo después de su Resurrección. Porque el fruto de la Pascua es el don de la Iglesia a los hombres.

Las palabras del Evangelio deberían fortalecer nuestra fe, nuestra confianza y nuestro compromiso con la Iglesia y no hacer nuestra desilusión y pérdida de credibilidad en la Iglesia. La Iglesia que nos da el Evangelio, nos da la Eucaristía, y sobre todo nos da a Jesucristo. No se entiende una Iglesia sin Jesús. Y aquí, creo conveniente citar nuevamente a Puebla desde el número 226-231):

El mensaje de Jesús tiene su centro en la proclamación del Reino que en Él mismo se hace presente y viene. Este Reino, sin ser una realidad desligable de la Iglesia (LG 8a), trasciende sus límites visibles (Cfr. LG 5). Porque se da en cierto modo donde quiera que Dios esté reinando mediante su gracia y amor, venciendo el pecado y ayudando a los hombres a crecer hacia la gran comunión que les ofrece Cristo. Tal acción de Dios se da también en el corazón de los hombres que viven fuera del ámbito perceptible de la Iglesia (Cfr. LG 16; GS 22e; UR 3). Lo cual no significa, en modo alguno, que la pertenencia a la Iglesia sea diferente (Cfr. Juan Pablo II, Discurso inaugural I, 8. AAS LXXI, p. 194)”. (P. 226).

De ahí que la Iglesia haya recibido la misión de anunciar e instaurar el Reino (Cfr. LG 5) en todos los pueblos. Ella es su signo. En ella se manifiesta, de modo visible, lo que Dios está llevando a cabo, silenciosamente en el mundo entero. Es el lugar donde se concentra al máximo la acción del Padre, que en la fuerza del Espíritu de Amor, busca solícito a los hombres, para compartir con ellos – en gesto de indecible ternura- su propia vida trinitaria. La Iglesia es también el instrumento que introduce el Reino entre los hombres para impulsarlos hacia su meta definitiva” (P. 227).

Ella “ya constituye en la tierra el germen y principio de ese Reino” (LG 5). Germen que deberá crecer en la historia, bajo el influjo del Espíritu, Hasta el día en que “Dios sea todo en todos” (1 Cor. 15,18). Hasta entonces, la Iglesia permanecerá perfectible bajo muchos aspectos, permanentemente necesitada de auto evangelización, de mayor conversión y purificación (Cfr. Ibid. 8c)”. (P. 228).

No obstante, el Reino ya está en ella. Su presencia en nuestro continente es una Buena Nueva. Porque ella – aunque de modo germinal – llena plenamente los anhelos y esperanzas más profundos de nuestros pueblos” (P. 229).

En esto consiste el “misterio” de la Iglesia: es una realidad humana, formada por hombres limitados y pobres, pero penetrada por la insondable presencia y fuerza del Dios Trino que en ella resplandece, convoca y salva (Cfr. LG 4b; SC 2)”. (P. 230).

La Iglesia de hoy no es todavía lo que está llamada a ser. Es importante tenerlo en cuenta, para evitar una falsa visión triunfalista. Por otro lado, no debe enfatizarse tanto lo que falta, pues en ella ya está presente y operando de modo eficaz en este mundo la fuerza que obrará el Reino definitivo”. (P. 231).

Y siguiendo con lo que decíamos antes de las citas recientes de Puebla, cuando decíamos acerca de que la Iglesia nos da el Evangelio, que nos da la Eucaristía, y sobre todo nos da a Jesucristo, diremos: Jesús nos da el verdadero sentido de nuestra vida y de nuestra muerte, y nos trasmite la ley del amor fraterno y de la libertad, y nos ayuda a vivirla en lo concreto de nuestra vida y de nuestro compromiso con los demás, preferencialmente con los pobres.

En este tiempo de crisis eclesial, nos preguntamos, no pocas veces, en medio de la crisis y de tantas fallas que se han juntado en los católicos, especialmente en los sacerdotes y representantes de la Iglesia, si será auténtico lo que esta Iglesia de hoy nos trasmite. ¿Será auténtico? Y nos preguntamos, si una Iglesia con tanta crisis, confusiones y claudicaciones de sus miembros, abusos sexuales, abusos de poder y conciencia; y tantos laicos con beligerancias en contra de jerarquía, sacerdotes e Iglesia misma, generalizando y “metiendo a todos en el mismo saco”, nos preguntamos, repito, si Iglesia puede darnos eficazmente a Jesús y a su Evangelio. Si puede ser realmente un instrumento de liberación. Si puede realmente hacer un éxodo esperanzador.

Las palabras de Jesús en el Evangelio nos dan una respuesta a nuestra angustiante interrogación, también nos ayudan a recuperar la credibilidad en la Iglesia: yo les doy la vida eterna, no perecerán para siempre y nadie los arrebatará de mi mano… Mi Padre me ha dado las ovejas… nadie puede arrebatarlas de la mano de mi Padre…”.

La garantía de la Iglesia, de su fidelidad en conducir a los hombres a la vida de Cristo Resucitado y al Evangelio del amor y la libertad, es que no está en mano de pastores humanos. Éstos son sólo un instrumento necesario e imperfecto, del Único Pastor que guía y guiará a la Iglesia, quien además suple las fallas de los católicos (pastores y laicos) por el Espíritu Santo que nos envió y sigue enviándolo. Esto nos da la vida, nos ayuda a seguir a Cristo, y a salir del “Arca Actual” cuando pase el “Diluvio”, y salgamos haciendo una Iglesia “santa, sin mancha ni arruga ni nada semejante”. Este Espíritu enviado nos ayuda a seguir a Jesús y a ser fieles a su Evangelio para su animación interior, vital, independiente de las previsiones y fallas de los hombres de Iglesia. (Leer nuevamente Puebla 231).

La causa de nuestra fe, confianza y amor a la Iglesia es que esto está en las manos de Dios. Nadie se la puede arrebatar. Formamos parte de una comunidad de hermanos, con muchos defectos, en nosotros y en nuestra jerarquía, pero que a causa de que Jesús Resucitado es nuestro Pastor, estamos seguros de que en esta Iglesia lo seguimos a Él, y que nos conduce a la vida eterna. Entonces, con fuerza invito a amar a la Iglesia Santa y Pecadora. Esto no significa que nosotros nos quedamos de manos cruzadas, sin hacer nada, dejándolo todo sólo al único Buen Pastor: Jesús. Aquí termino con un dicho chileno: “Nadie debe esperar de la higuera la breva pelada en la boca”.

 Fuente Religión Digital

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Carpe Diem versus Codicia

Domingo, 4 de agosto de 2019
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¿En qué consiste esto al fondo vivir plenamente las horas de su existencia, ?

No restrasarse a lo que contradice la plenitud del instante; no contrariar ni a la naturaleza, ni a su propia naturaleza; cazar las nubes amenazadoras de las dudas, el viento contrario de las adversidades, la degradación de las predisposiciones positivas y benévolas; desbordar los territorios apretados de la rutina abriéndose en horizontes más amplios.

El Carpe Diem de Horacio nos invita a recoger el día como una fruta llena de jugo. “Nada es más precioso que este día” decía a Goethe para celebrar el el esplendor de lo inédito que brota de la ganga ordinaria de los días.

Abordar mañana por la mañana, y cada mañana, en su frescura aperitiva, en su candor inaugural.

Encontrar la fuente pura de los comienzos, el apetito constante de los descubrimientos y de los encuentros fundacionales, el fervor no comenzado frente a un destino que hay que dar a luz.

Recuerda que hoy es el primero de los días que te quedan por vivir …

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François Garagon

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En aquel tiempo, dijo uno del público a Jesús:

“Maestro, dile a mi hermano que reparta conmigo la herencia.”

Él le contestó:

“Hombre, ¿quién me ha nombrado juez o árbitro entre vosotros?”

Y dijo a la gente:

– “Mirad: guardaos de toda clase de codicia. Pues, aunque uno ande sobrado, su vida no depende de sus bienes.

Y les propuso una parábola:

“Un hombre rico tuvo una gran cosecha. Y empezó a echar cálculos: ¿Qué haré? No tengo donde almacenar la cosecha.”

Y se dijo:

“Haré lo siguiente: derribaré los graneros y construiré otros más grandes, y almacenaré allí todo el grano y el resto de mi cosecha. Y entonces me diré a mí mismo: hombre, tienes bienes acumulados para muchos años; túmbate, come, bebe y date buena vida.”

Pero Dios le dijo:

“Necio, esta noche te van a exigir la vida. Lo que has acumulado, ¿de quién será? “

Así será el que amasa riquezas para sí y no es rico ante Dios.”

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Lucas 12, 13-21

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La primera lectura y el evangelio nos ofrecen estímulos no sólo para la meditación y la oración, sino también para obtener una visión más amplia de las cosas en Dios.

El drama de la «vanidad» consiste en el hecho de que las cosas tienen su belleza y su bondad, que atraen el ojo y el corazón del hombre, el cual, en un segundo momento, experimenta con decepción su falacia. De este proceso habla el autor del libro de la Sabiduría. Para él, está claro el principio fundamental: «Por la grandeza y hermosura de las criaturas se descubre, por analogía, a su Creador» (13,5). Sin embargo, los hombres corren el riesgo de mostrarse miopes: «Se dejan seducir por la apariencia» y «maravillados por su belleza, las tomaron por dioses». De ahí el reproche: «Verdaderamente necios…» (13,1.3.6.7). El espíritu humano, «si se libera de la esclavitud de las cosas» (GS 57), puede pasar de una manera expedita de la admiración por ellas a la contemplación del Creador: «Porque lo invisible de Dios, desde la creación del mundo, se deja ver a la inteligencia a través de sus obras: su poder eterno y su divinidad» (Rom 1,20).

El Dios creador es el mismo Dios salvador que nos ha enviado a su Hijo. En el evangelio de hoy, meditado a la luz de su contexto inmediato y el del capítulo siguiente (16), Jesús nos abre de una manera gradual los ojos hacia un horizonte cada vez más extenso, un horizonte que nos introduce en la visión de Dios y de su plan sobre el hombre. Si Qohélet se inclinaba a equiparar a hombres y bestias -«No ha superioridad del hombre sobre las bestias, porque todo es vanidad» (3,19)-, Jesús nos revela, en cambio, que existe una gran diferencia: «La vida vale más que el alimento, y el cuerpo más que el vestido.. y vosotros valéis mucho más que los pajarillos» (12,23ss). Nos muestra sobre todo que la administración de esta vida, aunque esté revestida de fragilidad, es decisiva para la futura: «Enriquecerse ante Dios» significa tratar con desprendimiento los bienes de la tierra para hacernos «un tesoro inagotable en los cielos» (12,33). Jesús no nos pide que despreciemos las riquezas de este mundo, sino que las valoremos en relación con un bien inmensamente mayor: la vida eterna.

Dios nos ha mostrado que la vida del hombre es preciosa a sus ojos al dejar que su Hijo diera su vida por nosotros. De este modo, el Hijo ha liberado de la «vanidad» a los hijos de Dios y a toda la creación, indicando su sentido último (cf. Rom 8,19-25). Al bordar con «las obras buenas» el tejido de las frágiles realidades humanas, nos preparamos una «feliz esperanza» (Tit 2,13ss). Ahora bien, el arco iris que une la vida presente con la futura sólo es visible para quien cree en el Señor Jesús, muerto y resucitado: el Padre «por su gran misericordia, a través de la resurrección de Jesucristo de entre los muertos, nos ha hecho renacer para una esperanza viva, para una herencia incorruptible, incontaminada e inmarchitable» (1 Pe l,3ss).

Realizar la experiencia de la contemplación a partir de las lecturas de hoy, tras haber meditado y orado sobre ellas, significa, por tanto, pasar de la reflexión sobre la Palabra de Jesús, que nos ilumina sobre la necia y la prudente administración de los bienes, a la visión de la «extraordinaria riqueza de la gracia» de Dios preparada «para nosotros en Cristo Jesús» (Ef 2,7).

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“Contra la insensatez”. 18 Tiempo ordinario – C (Lucas 11,13-21)

Domingo, 4 de agosto de 2019
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18-TO-C-600x397Cada vez conocemos mejor la situación social y económica que Jesús conoció en la Galilea de los años treinta. Mientras en las ciudades de Séforis y Tiberíades crecía la riqueza, en las aldeas aumentaba el hambre y la miseria. Mientras los campesinos se quedaban sin tierras, los terratenientes construían silos y graneros cada vez más grandes.

En un pequeño relato, conservado por Lucas, Jesús revela qué piensa de aquella situación tan contraria al proyecto querido por Dios, de un mundo más humano para todos. No narra esta parábola solo para denunciar los abusos y atropellos que cometen los terratenientes, sino para desenmascarar la insensatez en que viven instalados.

Un rico terrateniente se ve sorprendido por una gran cosecha. No sabe cómo gestionar tanta abundancia. «¿Qué haré?». Su monólogo nos descubre la lógica insensata de los poderosos que solo viven para acaparar riqueza y bienestar, excluyendo de su horizonte a los necesitados.

El rico de la parábola planifica su vida y toma decisiones. Destruirá los viejos graneros y construirá otros más grandes. Almacenará allí toda su cosecha. Puede acumular bienes para muchos años. En adelante, solo vivirá para disfrutar: «túmbate, come, bebe y date buena vida». De forma inesperada, Dios interrumpe sus proyectos: «Insensato, esta misma noche, te van a exigir tu vida. Lo que has acumulado, ¿de quién será?».

Este rico reduce su existencia a disfrutar de la abundancia de sus bienes. En el centro de su vida está solo él y su bienestar. Dios está ausente. Los jornaleros que trabajan sus tierras no existen. Las familias de las aldeas que luchan contra el hambre no cuentan. El juicio de Dios es rotundo: esta vida solo es necedad e insensatez.

En estos momentos, prácticamente en todo el mundo está aumentando de manera alarmante la desigualdad. Este es el hecho más sombrío e inhumano: «los ricos, sobre todo los más ricos, se van haciendo mucho más ricos, mientras los pobres, sobre todo los más pobres, se van haciendo mucho más pobres» (Zygmunt Bauman).

Este hecho no es algo normal. Es, sencillamente, la última consecuencia de la insensatez más grave que estamos cometiendo los humanos: sustituir la cooperación amistosa, la solidaridad y la búsqueda del bien común de toda la Humanidad por la competición, la rivalidad y el acaparamiento de bienes en manos de los más poderosos del Planeta.

Desde la Iglesia de Jesús, presente en toda la Tierra, se debería escuchar el clamor de sus seguidores contra tanta insensatez, y la reacción contra el modelo que guía hoy la historia humana. Así lo está haciendo repetidamente el papa Francisco.

José Antonio Pagola

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“Lo que has acumulado, ¿de quién será?”. Domingo 04 de agosto de 2018. 18º domingo del Tiempo Ordinario.

Domingo, 4 de agosto de 2019
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43-ordinarioC18 cerezoLeído en Koinonia:

Eclesiastés 1, 2; 2, 21-23: ¿Qué saca el hombre de todos los trabajos?
Salmo responsorial: 89: Señor, tú has sido nuestro refugio de generación en generación.
Colosenses 3, 1-5. 9-11: Buscad los bienes de allá arriba, donde está Cristo.
Lucas 12, 13-21: Lo que has acumulado, ¿de quién será?.

La 1ª lectura nos enfrenta con preguntas que todos nos hemos hecho alguna vez. El Eclesiastés pertenece a un grupo de libros que llamamos sapienciales. La “sabiduría” es un amplio concepto que puede englobar desde la habilidad manual de un artesano hasta el arte para desenvolverse en la sociedad, la madurez intelectual… representa una actitud de personas y pueblos cuya finalidad es encontrar respuestas a los grandes interrogantes y misterios de la existencia humana.

Podemos calificar de contestatario al autor del Eclesiastés. Es una voz escéptica y crítica, disidente frente a la tradición sapiencial que confía ilimitadamente en las posibilidades de la razón y sabiduría humanas. El sabio Qohélet es un autor, por lo menos, desconcertante. La pregunta que mueve toda la reflexión de su libro es ésta: “¿Qué provecho saca el hombre de todos los afanes que persigue bajo el sol?” (1,3) y su respuesta: vanidad de vanidades (se puede traducir también por vaciedad, sin sentido…) todo es vanidad (1,2.17; 2,1.11. 17. 20. 23. 26; 12,8)

Éste parece un libro muy poco religioso. ¿Cómo se nos propone a los cristianos este libro, como Palabra de Dios, con esa respuesta tan materialista, tan poco optimista…? O esta otra conclusión: “la felicidad consiste en comer, beber y disfrutar de todo el trabajo que se hace bajo el sol, durante los días que Dios da al hombre, pues esa es su recompensa” (5,17) es como decir vulgarmente “comamos y bebamos, que mañana moriremos…”

El autor recorre a lo largo de su libro todas las esferas del ámbito humano: trabajo, riqueza, dolor, alegría, decepciones, religión, justicia, sabiduría, ignorancia, el tiempo, la muerte… buscando respuesta a su pregunta. Hagamos lo que hagamos en nuestra vida, al final el destino es el mismo para todos los hombres: la muerte, ¿la nada? Es una pregunta seria ¿qué pintamos aquí, en la tierra? ¿para qué vivir, trabajar, luchar, amar, pensar, esforzarnos en la ecología, la educación, la política, los derechos humanos…? Breve es nuestra vida sobre la tierra (Sab 2,1), la mayor parte de nuestra vida es fatiga inútil, que pasa aprisa y vuela (Salmo 89, 10). La experiencia humana es como “atrapar vientos” una tarea inútil y decepcionante. Viene a nuestra mente aquella otra frase evangélica: “¿De qué le sirve al hombre ganar el mundo entero…?”.

Con el autor, el lector sigue con fruición ese recorrido por la existencia humana, por el devenir Por mucho que nos afanemos, nada nos vamos a llevar…

En la época del destierro se empezó a desarrollar la teoría de la retribución personal y del destino individual: el pueblo elegido profesaba una doctrina de retribución colectivista: la bondad o maldad de un individuo tenía repercusiones en el grupo y en los descendientes. En el contexto del exilio estas ideas van cambiando: cada persona recibía en vida la recompensa adecuada a su conducta (2Re 14, 5-6; Jer 31, 29-30; Ez 18, 2-3. 26-27). Sin embargo, la experiencia desmentía este principio. Después del destierro este problema ocupa un puesto primordial en la reflexión sapiencial, y no resulta fácil encontrar una respuesta adecuada. El libro de Job refleja vivamente este drama, apuntando distintas soluciones, pero ninguna definitiva ni convincente: Job es invitado a entrar en el misterio de Dios y desde ahí poder relativizar su dolor, su desesperación y pretensiones. Qohelet se hace eco del mismo escándalo y lo amplía: aún suponiendo que el justo siempre recibiera bienes, tal recompensa no es proporcional al esfuerzo que pone el hombre en conseguirla, pues no da plena satisfacción a los anhelos del ser humano. Tanto Job como Qohelet se mueven en el ámbito de retribución intramundana, no atisban nada más allá de la muerte.

No está mal que Qohélet nos recuerde el sabor de las cosas sencillas, el disfrute de las cosas ordinarias, que también son don de Dios. En esto conectaría muy bien con la mentalidad de la postmodernidad: presentista, del carpe diem (aprovecha el día)… No hace falta que hagamos un esfuerzo grandísimo en salir de esta realidad temporal para encontrar a Dios. Él es compañero cercano de todo lo que vivimos. Nos lo dice la fe. La vida tiene sentido porque somos personas humanas, no animalitos, y en nuestros genes llevamos escrita esa búsqueda de sentido, porque estamos hechos “a imagen y semejanza de Dios”, un Dios creador, que se mueve, que sale de sí, que inventa, que busca.

Evangelio: la vida no depende de los bienes

Va en la misma línea sapiencial que la 1ª lectura: el ser humano busca sin descanso la alegría y la felicidad, pero en torno a esta búsqueda planean serios peligros. Uno de ellos: poner la felicidad en la acumulación insaciable de bienes, la codicia. Leer más…

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4.8.19. Dom 18 Tiempo ord. Lc 12, 13‒21 “La maldición de la riqueza”

Domingo, 4 de agosto de 2019
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E9939830-BBB3-40D0-8D95-97A4B80B398EDel blog de Xabier Pikaza:

Disputa de día por la herencia, angustia en la noche por la hacienda

La Biblia sabe que la herencia‒dinero es bendición de Dios para vivir, disfrutar y compartir, como dice la Biblia, desde  Gen 1 (creación) y Gen 12ss (historia de Abraham), hasta el Apocalipsis. Pero ella se puede convertir (y se ha convertido de hecho) en maldición social y personal. Así lo decía un gitano (¡mira, payo, el dinero nos ha destruido y ya no somos naide!) y así lo sabe gran parte del mundo (incluida la iglesia de Jesús), como muestran con fuerte lucidez las dos partes de este evangelio del domingo:

1. Maldición social. Lc 12, 13‒15 presenta la disputa de dos hermanos por la herencia. Está en el fondo la lucha de Caín contra Abel, por la ancha tierra y la “bendición de dios”. Nuestro pasaje no dice que uno mate al otro, sino que viene ante Jesús para que imponga su ley de herencias, pero Jesús se inhibe en ese plano, dejando a los hermanos ante la necesidad de arreglarse entre ellos, compartiendo la herencia de la vida y de la tierra, en diálogo fraterno.

Este relato sigue planteando una serie de preguntas esenciales: ¿De quién es hoy la herencia de la tierra y del trabajo de los hombres? En un lugar muy importante (Mt 25, 31‒46) Jesús afirma que toda la herencia de la tierra es de los pobres y de aquellos que ayudan a los pobres. Jesús tiene muchas cosas importantes que decir en este campo.

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2. Maldición personal: Lc 12, 16‒21 plantea el tema de la angustia ante el dinero, en medio de la noche. No habla ya de dos hermanos que disputan, sino de un hombre solo, a oscuras con sí mismo y con su miedo, en su cama de nuevo rico, mientras rebosan sus graneros. (1) Por un lado se ilusiona: Agrandaré mis grandes silos, llenaré los bancos de dinero, viviré gozoso largos y largos años. (2) Pero, al mismo tiempo, se angustia en la noche (¡en escena onírica de gozo y de miedo!). El rico esta sólo en su cama, sin mujer que abrazar, sin hermano con quien disputar, y le asalta en la oscuridad la Voz ¡esta noche morirás!

El texto no habla de su muerte, sino sólo de la voz del miedo que parece venir de Dios y que le corroe y mata, en medio de una inmensa riqueza, como un Ciudadano Kane, que lo tiene todo, pero no se tiene a sí mismo, ni mujer amiga, ni hermano… Sólo ante el dinero, en la angustia de la noche: Y si muero esta noche ¿qué será de mí y de este inmenso dinero?

……..            Éste es un tema central del evangelio de Lucas, en la línea de lo que hemos ido viendo en domingos anteriores, con parábolas intensas y exigentes sobre un fondo de dinero (Hijo Pródigo, Buen Samaritano, Invitados a la Cena…), de manera que por eso y por su atención general al tema se le ha podido llamar evangelista de los pobres,

Ciertamente, el evangelista a quien llamamos “Lucas”  no era un pobre, en sentido material, pues tenía una buena formación histórico-literaria, y dispuso además de tiempo y medios para escribir una obra larga (Lucas‒Hechos) de un modo reposado, consultando fuentes y escrutando informaciones, pero estaba comprometido con el mensaje y vida de Jesús, centrado en el motivo de auténtica amor y del riesgo de un dinero que se cierra en sí, originando lucha entre hermanos y angustia de miedo‒soledad y muerte en medio de la noche[1].  Así lo mostraré estudiando este pasaje, que forma parte de la gran catequesis económica de Lc 12, 13‒34[2].

   El tema que sigue está tomado básicamente de Pikaza, Dios o el dinero, Sal Terrae, Santander 2019, 353-359

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DISPUTA POR LA HERENCIA (LC 12, 13-15)

Este relato retoma un motivo de sabiduría universal, importante en Israel (al menos desde Abrahán), que Jesús había planteado en la parábola de los viñadores homicidas, que matan al heredero (hijo del dueño), para quedarse con la herencia (cf. Mc 12, 1-12). El tema de fondo es la “posesión y disputa” por la herencia y los bienes de la tierra:

‒ ¿De quién son? ¿De unos estados particulares? ¿De unos ricos? Cómo compartir entre todos los bienes de la herencia de Dios que es la tierra, con preguntas como:

‒ Qué sentido tiene hoy la “propiedad privada”, con la distribución tan desigual de la riqueza de la herencia.

‒ ¿Se pueden construir muros y alambradas para guardar la propia herencia e impedir que otros vengan a… compartirla, robarla…?

 En aquel tiempo, dijo a Jesús uno de la multitud: Maestro, dile a mi hermano que reparta conmigo la herencia. Él le contestó: Hombre, ¿quién me ha nombrado juez o árbitro sobre vosotros? Y les dijo: Mirad y guardaos de toda avaricia, pues aunque uno sea rico su vida no depende de las riquezas que él tiene (Lc 12, 13-15).

 Más que de ganancias personales, vivimos de herencias, esto es, de aquello que gratuitamente y/o según ley nos han “transmitido” como herencia, en familia, sociedad o Iglesia. Vivimos del amor que nos han ofrecido, del lenguaje que nos han enseñado para comunicarnos, de las tradiciones culturales y sociales que nos han legado, de la tierra que otros han cultivado previamente, de los animales que han domesticado etc.

En ese sentido, la herencia o tradición) es necesaria y sin ella no se podría hablar de vida humana (por tradición recibimos genoma y cultura), pero si un tipo de herencia (sobre todo económica) define y fija para siempre el lugar de cada uno (de forma que unos “heredan” casi todo y otros no reciben en herencia casi nada)  destruimos la verdad del evangelio, que es buena “nueva”, palabra y garantía de bienaventuranza para los pobres que “heredarán” el Reino.

 Hubo sociedades, como la judía en tiempos de Jesús, que organizaron de manera minuciosa tradiciones de herencias de tipo familiar y social, cultural, religioso y económico, de manera que la misma religión era tema de herencia y de práctica garantizada por los antepasados (presbíteros), religión hecha de leyes y buenas posesiones, de manera que la tarea más importante de todos y en especial de  los maestros (escribas) era regular lo transmitido, para que pasara de padres a hijos, tradición, de forma ellos (escribas, maestros religiosos) eran, ante todo, jueces y expertos en herencias, como sigue mostrando la Misná, libro de repeticiones de los maestros rabínicos en el siglo II-III d.C.

El texto dice que se acercó a Jesús un hombre pidiéndole que le arreglara el tema de la herencia con su otro hermano. Pero Jesús no aceptó esa petición, al servicio de la gente que podía transmitir una herencia rica a sus descendientes, pues pensó que se debía superar el etilo legal de esas herencias, al servicio de familias y grupos importantes en religión y dinero.

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Dos sabios ante la riqueza. Domingo 18 del Tiempo Ordinario. Ciclo C

Domingo, 4 de agosto de 2019
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RiquezaDel blog El Evangelio del Domingo, de José Luis Sicre:

El domingo pasado, el evangelio se fijó en un tema muy importante para Lucas: la oración. Este domingo recoge otra cuestión capital de su evangelio: la actitud ante la riqueza.

Una elección curiosa: la primera lectura

            En el Antiguo Testamento, la riqueza se ve a veces como signo de la bendición divina (casos de Abrahán y Salomón); otras, como un peligro, porque hace olvidarse de Dios y lleva al orgullo; los profetas la consideran a menudo fruto de la opresión y explotación; los sabios denuncian su carácter engañoso y traicionero. En esta última línea se inserta la primera lectura de hoy, que recoge dos reflexiones de Qohélet, el famoso autor del “Vanidad de vanidades, todo vanidad”.

            La primera reflexión afirma que todo lo conseguido en la vida, incluso de la manera más justa y adecuada, termina, a la hora de la muerte, en manos de otro que no ha trabajado (probablemente piensa en los hijos).

¡Vanidad de vanidades, dice Qohelet;

vanidad de vanidades, todo es vanidad!

Hay quien trabaja con sabiduría, ciencia y acierto,

y tiene que dejarle su porción a uno que no ha trabajado.

También esto es vanidad y grave desgracia.

            La segunda se refiere a la vanidad del esfuerzo humano. Sintetizando la vida en los dos tiempos fundamentales, día y noche, todo lo ve mal.

Entonces, ¿qué saca el hombre de todos los trabajos y preocupaciones que lo fatigan bajo el sol?

De día su tarea es sufrir y penar, de noche no descansa su mente.

También esto es vanidad.

            Ambos temas (lo conseguido en la vida y la vanidad del esfuerzo humano) aparecen en la descripción del protagonista de la parábola del evangelio.

Petición, parábola y enseñanza (Lc 12,31-21)

            En el evangelio de hoy podemos distinguir tres partes: el punto de partida, la parábola, y la enseñanza final.

            El punto de partida

            En aquel tiempo, dijo uno del público a Jesús:

            Maestro, di a mi hermano que reparta la herencia conmigo.

            El le respondió:

            ¡Hombre! ¿Quién me ha constituido juez o repartidor entre vosotros?

            Y les dijo:

            Mirad y guardaos de toda codicia, porque, aun en la abundancia, la vida de uno no está asegurada por sus bienes.

            Si esa misma propuesta se la hubieran hecho a un obispo o a un sacerdote, inmediatamente se habría sentido con derecho a intervenir, aconsejando compartir la herencia y encontrando numerosos motivos para ello. Jesús no se considera revestido de tal autoridad. Pero aprovecha para advertir del peligro de codicia, como si la abundancia de bienes garantizara la vida. Esta enseñanza la justifica, como es frecuente en él, con una parábola.

            La parábola.

Los campos de cierto hombre rico dieron mucho fruto; y pensaba entre sí, diciendo: “¿Qué haré, pues no tengo donde reunir mi cosecha?” Y se dijo: “Voy a hacer esto: Voy a demoler mis graneros, edificaré otros más grandes y reuniré allí todo mi trigo y mis bienes, y diré a mi alma: Alma, tienes muchos bienes en reserva para muchos años. Descansa, come, bebe, banquetea”. Pero Dios le dijo: “¡Necio! esta misma noche te reclamarán el alma; las cosas que preparaste, ¿para quién serán?”

            A diferencia de Qohélet, Jesús no presenta al rico sufriendo, penando y sin lograr dormir, sino como una persona que ha conseguido enriquecerse sin esfuerzo; y su ilusión para el futuro no es aumentar su capital de forma angustiosa sino descansar, comer, beber y banquetear.

            Pero el rico de la parábola coincide con el de Qohélet en que, a la larga, ninguno de los dos podrá conservar su riqueza. La muerte hará que pase a los descendientes o a otra persona.

            La enseñanza final. 

        Si todo terminara aquí, podríamos leer los dos textos de este domingo como un debate entre sabios.

            Qohélet, aparentemente pesimista (todo lo obtenido es fruto de un duro esfuerzo y un día será de otros) resulta en realidad optimista, porque piensa que su discípulo dispondrá de años para gozar de sus bienes.

            Jesús, aparentemente optimista (el rico se enriquece sin mayor esfuerzo), enfoca la cuestión con un escepticismo cruel, porque la muerte pone fin a todos los proyectos.

            Pero la mayor diferencia entre Jesús y Qohélet la encontramos en la última frase.

            Así es el que atesora riquezas para sí, y no se enriquece en orden a Dios.

            Frente al mero disfrute pasivo de los propios bienes (Qohélet), Jesús aconseja una actitud práctica y positiva: enriquecerse a los ojos de Dios. Más adelante, sobre todo en el capítulo 16, dejará claro Lucas cómo se puede hacer esto: poniendo sus bienes al servicio de los demás.

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Domingo XVIII del Tiempo Ordinario. 04 agosto, 2019

Domingo, 4 de agosto de 2019
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Maestro, dile a mi hermano que reparta
conmigo la herencia… “Tened mucho
cuidado con toda clase de avaricia; que
aunque se nade en la abundancia, la vida no
depende de las riquezas
”.

(Lc 12,13-21)

El Maestro trasciende esa petición. “Y añadió: tened mucho cuidado con toda clase de avaricia”, cambia de persona (del singular al plural), ya no es uno el que le ha expuesto la petición, son todos los que le escuchan: tened mucho cuidado. He aquí cómo Jesús nos sugiere lo necio que es un corazón ambicioso, un corazón que su única esperanza es “llenar sus graneros”, “nadar en la abundancia”.

Lucas nos deja entrever que para Jesús las posesiones, el dinero, no tienen más valor que aquello que nos facilita una vida en paz. Una vida que nos ayude a crecer como personas, a descubrir la belleza de lo sencillo y lo pequeño.

Hoy, a ti y a mí, se nos ha ofrecido la novedad de una jornada para vivirla en toda su plenitud. ¡Y eso es una inmensa riqueza! Se nos ofrece la posibilidad de acercarnos a la persona necesitada y compartir con ella lo que tenemos y ella necesita. ¡Y esa es la mejor herencia!

Disfrutar de la inmensidad de la vida, del aire, de una amigable compañía. ¡Eso es la felicidad más intensa! No dejes que la envidia, la avaricia, el egoísmo o el rencor posean tu corazón. Deja que el Señor de tu existencia sea el Dios de la ternura, el dar y darnos, el amor sin medida. ¡Esa es la mejor posesión!

¡Y saberte vivida desde la comunión con Dios Trinidad! Escucha asombrada, desde el silencio como Jesús te dice: “con amor eterno te amo”. Eso desbordará tus “graneros” que nunca se vaciarán y compartirás, repartirás y siempre tendrás más para entregar.

Oración

Trinidad Santa, Tú que eres comunión, relación y entrega:

Hoy,
yo te pido en nombre de las personas pobres, marginadas,
de las perseguidas, de quienes te buscan:
Maestro, dile a mi hermana/o que reparta conmigo la herencia”,
que reparta tu amor, que reparta y comparta lo que le sobra
y así, construiremos un mundo más humano, más justo,
en el que todos cabemos y todos podemos tener espacio.

*

Fuente:  Monasterio Monjas Trinitarias de Suesa

***

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Las seguridades son una trampa.

Domingo, 4 de agosto de 2019
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18C_TO-300x300Lc 12,13-21

Desplegar la verdadera Vida y dar sentido a la biológica no depende de tener más o menos, sino de ser en plenitud. Hay frases en el relato que nos han despistado. Que lo acumulado lo vaya a disfrutar otro no es la razón de la estupidez, porque en el caso de que lo pudiera disfrutar él mismo, parece que sería válida la acumulación de riquezas. La actitud del rico es equivocada porque pone su felicidad en lo acumulado, creyendo que esa seguridad le puede solucionar todas las necesidades que como ser humano necesita satisfacer.

Tampoco se trata de proponer como alternativa el ser rico ante Dios, si se entiende como acumulación de méritos que después de esta vida le pagarán con creces. Llevamos muchos siglos enredados en esta trampa sin darnos cuenta que también esas seguridades espirituales pretenden potenciar el ego, exactamente igual o peor que los bienes materiales. Esta manera de entender la propuesta va en contra del mensaje de Jesús que nos pide olvidarnos del yo. Hay en el evangelio otra frase que nos ha metido por el mismo camino sin salida: “acumulad tesoros en el cielo…”. Las dos las hemos entendido al revés.

En la Edad Media surgieron dos personajes formidables que supieron interpretar el evangelio. Se trata de S. Francisco de Asís y Santo Domingo. Ambos fundaron su propia orden fundamentada en la pobreza absoluta. Los dos vivieron desprendidos de todo, rechazando cualquier clase de seguridad que pudiera hacer la vida más fácil. S. Francisco fue el hombre más feliz del mundo sin poseer absolutamente nada. Era tan pobre que su felicidad no dependía ni siquiera de su propia pobreza. Santo domingo podía decir, como Jesús, que no tenía donde reclinar la cabeza. Desprendido de todo estaba siempre disponible.

El objetivo del hombre es desplegar su humanidad. El evangelio nos dice que tener más no nos hace más humanos. La conclusión es muy sencilla: la posesión de bienes de cualquier tipo, no puede ser el objetivo último de ningún ser humano. La trampa de nuestra sociedad está en que no hemos descubierto que cuanto mayor capacidad de satisfacer necesidades tenemos, mayor número de nuevas necesidades desplegamos; con lo cual no hay posibilidad alguna de marcar un límite. Ya los santos padres decían que el objetivo no es aumentar las necesidades, sino el conseguir que esas necesidades vayan disminuyendo cada día que pasa.

La vida es un desastre solo para el que no sabe traspasar el límite de lo caduco. Querámoslo o no, vivimos en la contingencia y eso no tiene nada de malo. Nuestro objetivo es dar sentido humano a todo lo que constituye nuestro ser biológico. Lo humano es lo esencial, lo demás es soporte. Aspirar a los bienes de arriba y pensar que lo importante es acumular bienes en el cielo, es contrario al verdadero espíritu de Jesús. Ni la vida es el fin último de un verdadero ser humano ni podemos despreciarla en aras de otra vida en el más allá.

Es muy difícil mantener un equilibrio en esta materia. Podemos hablar de la pobreza de manera muy pobre y podemos hablar de la riqueza tan ricamente. No está mal ocuparse de las cosas materiales e intentar mejorar el nivel de vida. Dios nos ha dotado de inteligencia para que seamos previsores. Prever el futuro es una de las cualidades más útiles del ser humano. Jesús no está criticando la previsión, ni la lucha por una vida más cómoda. Critica que lo hagamos de una manera egoísta, alejándonos de nuestra verdadera meta como seres humanos. Si todos los seres humanos tuviéramos el mismo nivel de vida, no habría ningún problema, independientemente de la capacidad de consumir a la que hubiéramos llegado.

El hombre tiene necesidades, como ser biológico, que debe atender. Pero a la vez, descubre que eso no llega a satisfacerle y anhela acceder a otra riqueza que está más allá. Esta situación le coloca en un equilibrio inestable, que es la causa de todas las tensiones. O se dedica a satisfacer los apetitos biológicos, o intenta trascender y desarrollar su vida espiritual, manteniendo en su justa medida las exigencias biológicas. En teoría, está claro, pero en la práctica exige una lucha constante para mantener el equilibrio. Bien entendidos, la satisfacción de las necesidades biológicas y el placer que pueden producir, nada tienen de malo en sí. Lo nefasto es poner la parte superior del ser al servicio de la inferior.

Solo hay un camino para superar la disyuntiva: dejar de ser necio y alcanzar la madurez personal, descubriendo desde la vivencia lo que en teoría aceptamos: El desarrollo humano, vale más que todos los placeres y seguridades; incluso más que la vida biológica. El problema es que la información que nos llega desde todos los medios nos invita a ir en la dirección contraria y es muy fácil dejarse llevar por la corriente. La sociedad nos invita a ser ricos. El mensaje de Jesús nos propone ser felices porque ya somos inmensamente ricos.

El error fundamental es considerar la parte biológica como lo realmente constituyente de nuestro ser. Creemos que somos cuerpo y mente. No tenemos conciencia de lo que en realidad somos, y esto impide que podamos enfocar nuestra existencia desde la perspectiva adecuada. El único camino para salir de este atolladero es desprogramarnos. Debemos interiorizar nuestro ser verdadero y descubrir lo que en realidad somos, más allá de las apariencias y tratar de que nuestra vida se ajuste a este nuevo modo de comprendernos.

Se trata de desplegar una vida verdaderamente humana que me permita alcanzar una plenitud. Solo esa Vida plena, puede darme la felicidad. Se trata de elegir entre una Vida humana plena y una vida repleta de sensaciones, pero vacía de humanidad. La pobreza que nos pide el evangelio no es ninguna renuncia. Es simplemente escoger lo que es mejor para mí. No se trata de la posesión o carencia material de unos bienes. Se trata de estar o no, sometido a esos bienes, los posea o no. Es importante tomar conciencia de que el pobre puede vivir obsesionado por tener más y malograr así su existencia.

La clave está en mantener la libertad para avanzar hacia la plenitud humana. Todo lo que te impide progresar en esa dirección es negativo. Puede ser la riqueza y puede ser la pobreza. La pobreza material no puede ser querida por Dios. Jesús no fue neutral ante la pobreza/riqueza. No puede ser cristiana la riqueza que se logra a costa de la miseria de los demás. No se trata solo de la consecución injusta, sino del acaparamiento  de bienes que son imprescindibles para la vida de otros. El cacareado progreso actual es radicalmente injusto, porque se consigue a costa de la miseria de una gran parte de la población mundial. El progreso desarrollista, en que estamos inmersos, es insostenible además de injusto.

Esperar que las riquezas nos darán la felicidad es la mayor insensatez. La riqueza puede esclavizarnos. Nos han convencido de que si no poseo aquello o no me libro de esto, no puedo ser feliz. Tú eres ya feliz. Solo tu programación te hace ver las cosas desde una perspectiva equivocada. Si el ojo está sano, lo normal es la visión, no hay que hacer nada para que vea. Sin tener nada de lo que ambicionamos podríamos ser inmensamente felices. Aquello en lo que ponemos la felicidad puede ser nuestra prisión. En realidad, no queremos la felicidad sino seguridades, emociones, satisfacciones, placer sensible.

Meditación

Codiciar es desear con ansia lo que da seguridad a tu ego.
Pon todo tu empeño en desplegar tu ser verdadero.
Me debo ocupar de las necesidades materiales;
pero mi preocupación debe ser el desplegar mi humanidad.
El tesoro no está en las cosas, o en el cielo, sino dentro de mí.
Dentro de ti está la única seguridad, la plenitud, la felicidad.

Fray Marcos

Fuente Fe Adulta

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A un insensato que Dios llamó Necio.

Domingo, 4 de agosto de 2019
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insensat-necEl insensato que reconoce su insensatez es un sabio. Pero un insensato que se cree sabio es, en verdad, un insensato (Buda)

4 de agosto. DOMINGO XVIII DEL TO

Ecl 1, 22

Entonces, ¿qué saca el hombre de todos los esfuerzos y preocupaciones que le fatigan bajo el sol?

Lc 12, 13-21

Pero Dios le dijo: ¡Necio, esta noche te reclamaran la vida! Lo que has preparado, ¿para quién será? (v 20)

Derruiste bienes y graneros, ¿Dónde pensabas, entonces, cuando tus tierras dieron una gran cosecha, y no tenías dónde guardarla, como dice Lucas en el evangelio? Pusiste en evidencia la insensatez de tu memoria, pero Dios se percató de ello y te condena.

 

Mateo enfatiza en 6, 24 que el amor al dinero es la raíz de todos los males: “Ninguno puede servir a dos señores porque, o aborrecerá al uno y amará al otro, o querrá mucho a uno y despreciará al otro”.

José Enrique Ruiz de Galarreta dice en “Evangelios de Lucas y Juan” que es importante el mensaje de Jesús sobre el dinero en una de sus dimensiones más existenciales. Doctrina ya expresada en otros pasajes del AT y que forma parte la sabiduría de Israel.

Las investigaciones de los expertos en este tema son sorprendentes: Jesús habló de dinero más veces de las que habló sobre más del dinero que de cualquier otro tema. Dieciséis de sus treinta y ocho parábolas se refieren a cómo manejar las finanzas y los bienes. La Biblia contiene 500 versículos sobre la oración, menos de 500 versículos acerca de la fe, pero más de 2.350, relacionados con el tema del dinero y las posesiones.

Presupuesto fundamental de la existencia: relaciones justas entre todos los seres, porque todos tienen derecho a ser tratados justamente cuando nos relacionamos con ellos. Es importante ocuparse del fenómeno de la diversidad funcional desde un enfoque ético-político, escasamente investigado.

El filósofo griego Plotino, autor de las Enéadas, nos cuenta en la primera de ellas, lo que Séneca decía de su discípulo, insistiendo en la idea de que, si uno quiere, aunque el insensato necio parecía no quererlo, los cambios de conducta son posibles:

“Muchas veces, cuando los rayos de tu mente propendían por propio impulso a marchar por oblicuas veredas los inmortales los enderezaron por el camino recto alzándolos a lo alto de las esferas y de su inmortal senda, proporcionando a tus ojos un espeso haz de luz para que pudieran ver, apartándose de la oscura tiniebla” (Plotino, I)

Y entonces la respuesta a la pregunta del Eclesiastés sería que sí, que el hombre puede sacar mucho de todos sus esfuerzos, y como dice Buda:

“El insensato que reconoce su insensatez es un sabio. Pero un insensato que se cree sabio es, en verdad, un insensato”.

Manuel Bretón de los Herreros (1796-1873), poeta, dramaturgo y periodista español, gran figura del “costumbrismo” del siglo XIX, al que aportó varias parodias en las que criticaba a la clase media, y con un estilo satírico y alegre que lo alejó del carácter transcendental de las obras románticas.

Este Soneto a la Pereza es perfecto en su estructura y con bello terceto final que cierra el poema con…pe…re…za.

SONETO A LA PEREZA

¡Qué dulce es una cama regalada!
¡Qué necio el que madruga con la aurora!,
aunque las musas digan que enamora,
oír cantar un ave la alborada.

¡Oh, qué lindo en la poltrona dilatada,
reposar una hora y otra hora!
¡Comer y holgar… ¡qué vida encantadora!
¡Sin ser de nadie  y sin pensar en nada!

¡Salve, oh Pereza! En tu macizo templo,
ya tendido a la larga me acomodo,
de tus graves alumnos el ejemplo

arrastro, bostezando; y, de tal modo
tu estúpida modorra a entrar empieza,
que no acabo el soneto de per… eza

Vicente Martínez

Fuente Fe Adulta

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“Lucas, Hitchtcok y humor negro. “, por Dolores Aleixandre

Domingo, 4 de agosto de 2019
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Los-PajarosLa parábola de hoy está cargada de cierto humor negro: Jesús cuenta la historia de un hombre que tuvo una gran cosecha (o se apañó un retiro millonario) y se puso a echar cálculos: “¿Qué puedo hacer? Ya sé lo que voy a hacer: derribaré mis graneros y construiré otros mayores para meter mi trigo y mis posesiones (o conseguiré un ERE) y después me diré: Amigo, tienes bienes acumulados para muchos años; descansa, come, bebe y disfruta (y búscate un paraíso fiscal…). Pero Dios le dijo: ¡Necio!, esta noche te reclamarán la vida (estás al borde del infarto…). Lo que has guardado ¿para quién será? (se lo va a llevar Hacienda…) (Lc 12,16-21). Es curioso que el reproche merecido no sea de índole moral sino intelectual: más que como un sinvergüenza, aparece sencillamente como un imbécil.

Aquellos graneros son el símbolo de ese modo de vivir que tan bien conocemos: hay que defender “el grano” de lo que poseemos de cualquier tipo que sea y, para eso, hay que levantar muros protectores que lo pongan a salvo. Si no estamos con cien ojos, nos comportaremos como clones del personaje de la parábola y su modelo granero: “Ya sé lo que hacer” , repetimos como él, “blindaré los accesos a “mi grano”, que ya está bien de tanta solidaridad; protegeré mi sensibilidad y cambiaré de canal en cuanto empiecen esos documentales espantosos de hambrunas o de mares llenos de plásticos; buscaré los informativos que refuercen mis convicciones: “a los que piden en las calles los ponía yo a asfaltar carreteras”; “dicen que hay muchos parados, sí, pero luego no encuentras un fontanero…”; “yo no soy racista, pero que no venga ni un moro más…” Y además ya lo dice en la primera lectura de hoy el Qohelet ese, que era listísimo: “Hay quien se desloma a trabajar y luego el que se aprovecha es el que no ha dado ni golpe”…

Lo que ocurre es que, aunque estemos en Agosto y lejos de la Navidad, la memoria nos trae inevitablemente y como contraste esa otra manera de vivir que podemos llamar modelo pesebre: sin puertas, sin alarmas, sin defensas, abierto a cualquiera que quiera acercarse y llevarse el “puñadito de grano” que descansa sobre él. Es la otra manera de vivir, inaugurada por Jesús que intenta seducirnos con su estilo alternativo. Hay que reconocer que él llevaba ventaja: nacer en un establo en vez de en una casa como Dios manda, lo marcó para siempre y con poco remedio. Y es que como te descuides en la elección de relaciones y se te arrimen peones agropecuarios no cualificados, ya no te vas a quitar nunca de encima a esa gente: te rodearán, te empujarán y te incordiarán a todas horas: “Tengo a mi hijo endemoniado con el paro”. “No tienen vino ni papeles tampoco”. “No soy digno de que entres en mi casa, que tengo alquiladas todas las habitaciones para pagar la hipoteca”. “Señor, que vea cómo llegar a fin de mes”; “Aumenta mi fe que todos mis amigos son de izquierdas y no entienden que yo sea creyente”; “Señor, socórreme, que aún no me he repuesto de los escándalos de pederastia…” Y detrás de todo eso, un deseo desvalido y acuciante: si rozaras mi vida, si me hablaras, si te sintiera cerca, si me dijeras por qué vale la pena vivir…

Y él ahí, entonces y ahora, tan expuesto como un pan que se parte. Acogiendo todos los gritos y todas las lágrimas de un gentío abatido y derrotado: “Ánimo, no tengas miedo, yo no te condeno, vente conmigo, tus pecados te son perdonados, levántate, sal fuera, vete en paz. Mi vida es para vosotros: tomad, comed…

No sabemos ser como él, pero si su existencia nos sigue deslumbrando, podemos escuchar hoy la recomendación de Pablo: Buscad los bienes de allá arriba… O, por seguir en la onda del humor negro de la parábola, apuntarnos al “magisterio de los cuervos” (¿se acuerdan de aquellos de la película terrorífica “Los pájaros”?): Mirad a los cuervos- decía Jesús-: no siembran ni siegan, ni tienen despensas ni graneros, y Dios los alimenta. ¡Cuánto más valéis vosotros!” (Lc 12,24).

Así que podemos pegar un ‘posit’ en el espejo del cuarto baño para poder recordar al levantarnos: “Valgo mucho más que un cuervo”. Piense lo que piense Hitchcock.

Dolores Aleixandre

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¿Dónde pongo la seguridad?

Domingo, 4 de agosto de 2019
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jesus y la herenciaDomingo XVIII del Tiempo Ordinario

4 agosto 2019

Lc 12, 13-21

La codicia esconde necesidad, más o menos enfermiza, de seguridad. Dado que el ser humano no puede renunciar a la seguridad, la cuestión es saber dónde la ponemos.

A lo largo de nuestra existencia, es probable que el “lugar” donde la situábamos haya ido modificándose: los padres, los amigos, el grupo, la pareja, la profesión, la salud, el dinero, las posesiones, las creencias…

El problema no radica, por tanto, en el hecho de sentir necesidad de seguridad, sino en la ignorancia a la hora de querer afirmarla. Y caemos en la ignorancia siempre que la colocamos en cualquier realidad impermanente que, antes o después, terminará cayendo.

Poner la seguridad en cualquier forma impermanente es garantizarse la decepción, la frustración y el sufrimiento. Esa es la primera ignorancia, porque nos hace tomar como “seguro” lo que es transitorio.

Jesús utiliza la palabra “necio” para referirse a quien actúa así. Tal término viene del verbo latino “nescio”, que significa literalmente “no sé”. E indica con claridad nuestro problema: actuamos mal –desde la codicia, el egoísmo, el enfrentamiento, la tristeza, la desesperanza…– porque no sabemos, es decir, debido a nuestra ignorancia básica que, en realidad, es un olvido: “Nuestro nacimiento —escribía el poeta romántico William Wordswoth— no es sino un sueño y un olvido”.

Nos sucede entonces que nos tomamos por lo que no somos –un yo que se define como carencia y que busca aferrarse a lo que ilusoriamente cree que le va a aportar seguridad– y olvidamos nuestra verdadera identidad, plenitud de consciencia, que es una con todo y, en sí misma, seguridad.

La seguridad no es, por tanto, un “objeto”, como piensa nuestra mente, que hayamos de lograr a través de esfuerzos y de proyecciones. Seguridad es otro nombre de nuestra verdadera identidad. Apenas salimos de la inercia que nos hacía vernos como un yo separado, entrenando la capacidad de acallar la mente, empezamos a reconocernos experiencialmente en Eso que es consciente, inefable y pleno, más allá de todos los objetos con los que previamente tendíamos a identificarnos.

A diferencia de ellos, lo que somos es estable y permanente. Más aún, es lo único que permanece cuando todo cambia. Y ese constituye el criterio de verdad. Así que puedes empezar por esa pregunta: ¿qué es lo que permanece cuando todo cambia?, ¿qué es lo que no ha cambiado en mí desde que tengo memoria? Advertirás que la respuesta solo es una: la consciencia de ser, que experimentas, invariable y permanente, como “Yo soy”, la única certeza que nunca podrás negar.

¿Dónde pongo mi seguridad?

Enrique Martínez Lozano

Fuente Boletín Semanal

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El dinero no vuelve buenas a las personas

Domingo, 4 de agosto de 2019
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índiceDel blog de Tomás Muro La Verdad es libre:

Tres breves ideas de peso en la vida.

  1. Escepticismo y un cierto pesimismo.

El pequeño libro del Eclesiastés (Qohelet) es la reflexión y análisis que un sabio hace de la vida y lo hace con un pesimismo, no exento de realismo, que le lleva finalmente a sonreír con lo bueno de esta vida (2,24).

Es natural que tendamos a amar y valorar lo que da de sí la vida y sus ‘pompas’, sus ‘vanidades’: la experiencia (c 1,3-11), la sabiduría (una buena carrera universitaria) (1,12-18), los placeres y las posesiones, el poder cultural o político, (2,1-10), la familia, los herederos (2,17-21). Sin embargo la misma vida nos enseña que todo ello es vanidad, vacío, nada. La vida da poco de sí y se acaba pronto

         Sin embargo no es bueno que, con el pesimismo que nos confiere la edad, caigamos en el cinismo.

Pero, a pesar de que todo es en vano, ‘mejor es escuchar al sabio que escuchar la copla del necio’ (Ecl 7,6). Mejor es leer y atender la sabiduría del Qohelet, que perderse en la necedad de parlamentarios, políticos, eclesiásticos y las modas de la modernidad.

         En determinadas ocasiones la vida misma nos hace preguntarnos: ¿qué es lo que realmente vale la pena?

Hemos ansiado dinero, hemos visto -si no vivido- conflictos por una herencia, por un cargo político o eclesiástico, hemos podido asomarnos al vértigo del placer. Todo es puro cuento: vanidad de vanidades…

         Una existencia humana sin sentido, sin sensatez y sin esperanza, no vale la pena.

  1. buscad lo que vale la pena en la vida. (San Pablo)

Hay muchas cosas en esta vida que merecen la pena y no defraudan: “Las de allá arriba”, como nos dice la Carta de tradición paulina de hoy. Y es nuestra tarea: ‘buscar los bienes de allá arriba’.

Nuestro anciano amigo, Qohelet, no conoció esta esperanza.[1] En aquel momento bíblico (revelativo) no creían en un “más allá” celeste. Sin embargo su noble y austero epicureismo le lleva al disfrute de las cosas y placeres que la vida nos va ofreciendo: ‘ya que es don de Dios’ (5,18-19; 7,15; 8,15). Disfrutar de la vida y de la creación no significa una visión “sanferminera” de la existencia, sino algo más hermoso y menos “low cost”.

La vanidad y estupidez total no radica en trabajar, vivir y gozar de las cosas de este mundo, muchas de las cuales son excelentes, sino poner en ellas nuestra plena esperanza y pensar que ellas pueden salvarnos… No conviene poner toda la ilusión en “cosas que no salvan”.

         A ciertas alturas de la vida uno ya no puede creer y esperar que la salida (salvación) está en la ciencia, en el dinero, en lo eclesiástico, en el poder, etc. sino en los valores “de allá arriba”.

  1. La codicia.

         Codicia significa en castellano el afán excesivo de riquezas.

La codicia no se da en estado puro. Lo solemos decir de modo más refinado: hay que “tener ambiciones en la vida”, tienes que “llegar a ser alguien” (se sobreentiende que alguien rico o con puestos relevantes en la sociedad, en la cultura o en la Iglesia, porque si ni eres rico ni “importante”, eres un “don nadie”).

A este respecto estoy firmemente convencido de tres variantes:

Primera: que el dinero no resuelve al ser humano en sus cuestiones fundamentales. Ni el dinero (ni el poder) aportan un milímetro de sentido de la vida, no ofrecen un palmo de esperanza absoluta, ni crea convivencia fraterna, igualitaria, solidaria. Todos esos valores van por otros caminos.

Segunda: que el dinero causa más problemas y desgracias que las que resuelve. Todos conocemos peleas por la herencia, lucha a muerte social por conseguir el ascenso eliminando a los demás aspirantes (¡que menuda paga tiene ese cargo!, ¡a ganar una pasta gansa!), desigualdades que llevan a los países del Tercer Mundo a verse embargados por la deuda externa, que hipoteca sus recursos y mata de hambre a sus ciudadanos… ¿Tan envidiable y deseable es todo esto?

Tercera: se puede ser feliz y libre siendo pobre.

El dinero nos nubla demasiado la vista. Tenemos la psicología del alcohólico, del drogadicto, pensamos calmar nuestra sed con un poco de alcohol, una dosis de heroína… Porque el dinero es una auténtica droga, como la pornografía, como el alcohol o la cocaína: prometen paraísos eternos que nunca llegan.

  1. conclusión.

Jesús ni habló mucho ni se preocupó especialmente del dinero; “pasó” de él. Pero sí que habló mucho (bastante más de lo que solemos hacerlo nosotros; y bastante más que de otros temas, que tanto nos obsesionan, como el de la sexualidad), y lo hizo, con radicalidad y dureza, de los ricos, que son los que practican la codicia.

¡Ay de vosotros los ricos! La primera desgracia de los codiciosos es que nos volvemos unos imbéciles que perdemos el sentido de la vida.

Decimos preocuparnos del futuro, pero probablemente no nos fiamos del Futuro de Dios.

Jesús ayuda a sus oyentes a constatar lo inútil de lo material. Lo material no da más de sí ‘no podemos alargar un palmo a nuestra estatura, ni un minuto a nuestra vida’ (Lc 12,25).

Guardaos, pues, de toda clase de codicia

[1] Es muy difícil datar cuándo se escribió el libro del Qohelet-Eclesiástés. Además, probablemente no se escribió de una vez, sino que es una recopilación de otros muchos textos. ¿Quizás hacia el año 180 a.C.?

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El tiempo como sacramento

Sábado, 3 de agosto de 2019
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Del blog Amigos de Thomas Merton:

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“Aun siendo monje, Merton compartió las vejaciones que a todos nos ocasiona el tiempo; sus diarios están repletos de confesiones del agotamiento que le producen el ritmo y los horarios, excesivamente exigentes y a menudo absurdos, del monasterio. Pero su gradual adaptación a la liturgia de las horas, los días y las estaciones se convirtió para él en una forma de sincronizar sus propios ritmos al de la gran rueda del tiempo que gira en el círculo sin fin del calendario cristiano. El tiempo se convirtió para él en un sacramento, un medio de encuentro con la divinidad que tenía lugar en ciclos temporales capaces de abrirle a los misterios sagrados de la vida y la muerte y que se expresaba en el gran círculo de la vida cristiana. Cuanto más profunda se hacía su vida espiritual, tanto más constataba que el tiempo no era un enemigo, sino más bien la instancia en la que Dios sale a nuestro encuentro. La cronología de la vida cristiana le permitía sintonizar con los sagrados comienzos del mundo; iluminaba para él la profunda evolución espiritual que, intermitentemente, se desplegaba de manera progresiva hacia un eschaton caracterizado por la misericordia, hacia un clímax de redención representado en el drama de la historia. A través de Cristo, el hombre nuevo, Merton se integró en esa corriente del tiempo que tiene su inicio en el profundo abismo de la eternidad de Dios y aprendió a buscar refugio, como en su fuente, en el Intemporal, cargada su alma de los dones recibidos en el tiempo”.

*

Kathleen Deignan
Introducción a EL LIBRO DE LAS HORAS
Thomas Merton

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"Migajas" de espiritualidad, Espiritualidad , , ,

Juan Masiá, sj: “Dejar morir dignamente no es matar, sino ayudar a resucitar”

Sábado, 3 de agosto de 2019
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De su blog Vivir y Pensar en la frontera:

“Me cuesta entender que se aduzcan razones religiosas para oponerse al dejar morir dignamente”

“Para una persona con fe religiosa -que crea en la vida eterna- tendría que ser más fácil la decisión”

“No debería extrañar que se afirme: dejar morir es dejar nacer: alumbramiento de eternidad”

Ante el caso Lambert, se agudizó el debate sobre el rechazo de recursos de prolongación vital fútiles. Ante casos semejantes se escuchan dos afirmaciones extremas. El extremo izquierda dice: lo están torturando, cese el ensañamiento y déjenlo morir, estar conectado es estar siendo torturado; el extremo derecha dice: lo van a matar, si cesan la alimentación e hidratación; desconectar, equivaldría a matar. Ambas exageraciones me parecen desproporcionadas.

Una mayoría de personas con opiniones diferentes acerca de este caso concreto podrían, sin embargo, estar de acuerdo en oponerse en términos generales a los dos extremos: el homicidio y el ensañamiento; es decir, a la aceleración irresponsable de la muerte contra la voluntad del paciente, y a la prolongación irresponsable del proceso de morir, frenado con recursos tecnológicos que solo sirven para frenar el desenlace irreversible.

Reconozco que acerca de la supresión de la alimentación e hidratación (sobre todo, en casos de duda acerca de la voluntad expresa de la persona paciente), la cuestión es controvertida y son posibles juicios y decisiones opuestas, lo cuál no impide que unas y otras puedan justificarse como éticamente responsables.

Cuando el caso es “dejarse morir dignamente”, esta decisión es más fácil de tomar que cuando se trata de decidir en lugar de otra persona para “dejarla morir dignamente”, sobre todo si no consta su voluntad expresa.

Pero lo que me cuesta entender es que se aduzcan razones religiosas para oponerse a la toma de decisión responsable acerca de dejar morir dignamente; como si una postura ética laica tuviera que estar necesariamente a favor y una postura ética religiosa tuviera que estar necesariamente en contra. Son posibles ambas opciones, tanto desde una ética laica como desde una moral católica tradicional (p.e. el clásico Vitoria).

Más aún, me atrevería a decir que, para una persona con fe religiosa – que crea en la vida eterna y fundamente la dignidad de la persona en la presencia en su interior del Soplo del Espíritu de Vida, semilla de vida eterna, destinado a vivir para siempre en la Vida de la vida- tendría que ser más fácil la decisión de dejar morir.

Cuando una persona religiosa escribe y firma su “testamento vital o declaración anticipada de voluntad”, en previsión de circunstancias como las mencionadas,  es natural que encabece el texto con la afirmación de la motivación de fe que le mueve a hacerlo. (Así lo hicieron los obispos españoles en el modelo de testamento vital de 1998 y 2001).

No se pierde la vida al morir, sino se transforma

Estoy escribiendo este apunte mientras acompaño a un grupo de personas en un día de retiro espiritual y acabamos de meditar sobre lo que significa creer en el Espíritu de Vida:

Creo en el Espíritu de Vida que infundió una semilla de vida eterna en aquella nueva vida que se fue configurando en el interior del seno de la madre al completarse el proceso de concepción mediante la interacción embrio-materna tras la implantación, durante la primera etapa de la gestación. Durante meses la madre llevó en su seno el feto de esa nueva vida. (Con razón decimos que esa criatura nació engendrada por sus progenitores y a la vez por obra y gracia de Espíritu Santo). Ese feto llevaba a su vez en su interior un soplo de vida-semilla-de-vida-eterna. Todos llevamos esa semilla de vida eterna que va madurando a lo largo de la vida, todos estamos “embarazados de divinidad” y todos podemos decir “yo no puedo morir”, soy cuerpo, alma y espíritu.

Muere el cuerpo-alma aristotélico, pero no muere el espíritu encarnado, semilla de inmortalidad. La llamada muerte es solo muerte de un cuerpo animado mortal. Pero para la semilla de cuerpo glorioso que llevamos dentro, la muerte es transformación de la crisálida en mariposa, la muerte es el nacimiento a la vida eterna del cuerpo glorioso. Vita mutatur, non tollitur. No se pierde la vida al morir, sino se transforma. En ese marco de pensamiento y de fe no debería extrañar que se afirme: dejar morir es dejar nacer: alumbramiento de eternidad.

Para dejar morir dignamente ayuda la fe en la Vida de la vida. Dejar morir dignamente no es matar, sino dejar nacer a la vida verdadera. Dejar morir dignamente al cuerpo mortal, es obra de cooperación con la Fuente de la Vida, que creó criaturas creadoras, libres y responsable de cooperar con el Creador, tanto al dar vida como al dejar morir responsablemente.

Respeto a la vida, también respeto a la dignidad de la vida

Nota 1: A propósito del tema de la eutanasia, como también en el del aborto, se fundamenta a veces la oposición a las mencionadas decisiones como si fuera una señal de identidad religiosa o política “pro-vida”. Eso impide a menudo el debate ético serio y sereno sobre casos en los que con un mismo criterio pro-vida y pro-persona, principio de respeto a la vida y la dignidad de la persona, pueden concluirse varias decisiones diferentes, igualmente correctas, gracias al proceso de discernimiento responsable que ha guiado el desarrollo de la deliberación correspondiente.

Nota 2: Tomar decisiones creativas acerca del fin de la vida no tiene necesariamente que estar en contra del Dios Fuente de la Vida, porque el Creador ha creado creadores para que co-creen, es decir, cooperen con el Creador a favor de la vida (biológica, personal y espiritual).

Cuando se habla de respeto a la vida o de custodiar y proteger la vida hay que precisar: no se trata solamente de la vida biológica, ni tampoco de la vida en términos generales, sino de la dignidad de la vida personal y espiritual destinada a transformarse en vida eterna, de la que es semilla en la vida presente.

Respetamos la vida humana personal y la semilla de vida eterna que cada vida humana personal lleva en su interior; la que responde a la pregunta “¿quién soy yo?” diciendo: Soy cuerpo-espíritu inmortal encarnado en cuerpo-alma mortal. Soy un soplo inmortal de Espíritu de Vida encarnado en cuerpo y alma mortales. Soy semilla de inmortalidad encranada en un cuerpo mortal destinado a transformarse en cuerpo glorioso, espiritual e inmortal para vivir por siempre en la Vida de la vida.

(Cf. Cuidar la vida, Herder, 2012, p. 130: “Dejar morir no es matar”).

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España deja de ser católica: ya hay más ateos o no creyentes que católicos practicantes

Sábado, 3 de agosto de 2019
Comentarios desactivados en España deja de ser católica: ya hay más ateos o no creyentes que católicos practicantes

el-sindrome-de-las-iglesias-vacias_560x280Que se pregunten los obispos el por qué…

Aunque los que se dicen católicos son mayoría, solo un 22% acude a misa o se confiesa mientras los agnósticos o ateos son casi un tercio, según el último CIS

En Cataluña, Valencia o Euskadi, ateos, agnósticos o no creyentes son casi la mitad, según el CIS

Por contra, el 90% de los riojanos son católicos, y no hay porcentaje de ateos o no creyentes

Ocho de cada diez matrimonios que se celebran son civiles, mientras las cifras de bautizos y comuniones se desploman

Dos de cada tres españoles se declaran católicos, pero no llega a un tercio de ellos (el 22,7%) los que afirman ir a misa o confesarse, según el último barómetro del CIS, que por primera vez constata que los ateos, agnósticos o no creyentes superan a los católicos practicantes al llegar al 29%. Apenas un 2,3% afirma pertenecer a otra religión distinta a la católica.

Los datos del CIS son tozudos: el 7,5% de los españoles se considera agnóstico, mientras que los indiferentes o no creyentes suman el 8,3 y los ateos se colocan en el 13,3%. En total, 29,1%. Casi tres de cada diez ciudadanos no quieren saber nada de la Iglesia católica. Una cifra que, ocho décadas después, termina por dar la razón a Manuel Azaña: España ha dejado de ser católica.

Las cifras son especialmente rotundas en Cataluña donde, aunque los que se dicen católicos alcanzan el 52%, apenas un 10,9% va a misa. Por contra, los ateos son el 26,4%, los ateos, el 11,3, y los agnósticos, el 6%. En total, un 45,9% de los catalanes (hay que sumar el 2,2 de los que profesan otra religión) pasa de la Iglesia. Y entre los que se dicen católicos, sólo el 5,3% van a misa todos los domingos. El 73%, por el contrario, no va nunca o casi nunca.

La situación se repite en otras regiones, como la Comunidad Valenciana, donde los practicantes apenas llegan al 13,8%, frente al 15,8 de ateos, 11,2 de no creyentes o 5,3% de agnósticos. O Euskadi, con un 16,9% de católicos practicantes por un 18,9% de ateos, 12,8 de no creyentes y un 10,8 de agnósticos. En la Comunidad de Madrid, los ateos (15%), agnósticos (13,5) o no creyentes (6,9) también superan a los católicos practicantes (20,4%).

Por contra, en La Rioja, los que se definen como católicos llegan al 90% (40% practicantes y 50% no practicantes), mientras que no hay datos de ateos, no creyentes o fieles de otras religiones. Los agnósticos riojanos, eso sí, ya suman el 10%.

¿Cuál es la razón? Tal y como admiten los obispos, la “progresiva secularización” de la sociedad española, que afecta más a las regiones más industrializadas y con mayor índice cultural e interreligioso, como Cataluña, Madrid, Comunitat Valenciana o Euskadi, mientras que en Castilla-La Mancha, Castilla y León, Extremadura o Andalucía la presencia de la Iglesia católica continúa siendo predominante.

Privilegios económicos de los Acuerdos Iglesia-Estado 

En su reflexión parlamentaria de 1931, Azaña apuntaba que la cuestión era “organizar el Estado en forma tal que quede adecuado a esta fase nueva e histórica el pueblo español”. En el contexto actual dibujado por el CIS se da una situación de privilegio para la estructura católica, consagrada en los Acuerdos Iglesia-Estado de 1979 que aseguran, entre otras cosas, un flujo económico ininterrumpido desde las arcas públicas a a la Conferencia Episcopal Española.

Y eso a pesar de que no sólo disminuyen los que se declaran católicos o van a misa, sino que también han descendido de forma drástica los ‘ritos religiosos’ (bautizos, comuniones o bodas). Según los datos de la propia Conferencia Episcopal, mientras en 2007 se celebraron 325.271 bautizos en España, el pasado año apenas fueron 214.271.

Del mismo modo, como asegura el último informe de la Fundación Ferrer i Guardia, el 80% de los matrimonios ya se celebran por lo civil. Como ocurre con los datos del CIS, la situación es especialmente delicada en Cataluña –el 90,9% de las bodas son civiles– o Euskadi donde se sitúan en el 87,4%.

Una realidad que, según el autor de la investigación, Josep Mañé, empeorará, pues “casi un 50% de las personas de entre 18 y 24 años se declara no creyente, superando el porcentaje de los que sí se consideran religiosos”.

Fuente Religión Digital

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Más de la cuarta parte de Costa Rica es de fe evangélica

Sábado, 3 de agosto de 2019
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flag_of_costa_rica_1848-1906-300x200Un 27% de la población costarricense es cristiana evangélica, según encuesta de la Universidad Nacional (UNA).

Un 97,5% de los costarricenses afirma creer en alguna deidad o fuerza superior, revelan los resultados de la encuesta “Percepción de la población costarricense sobre valores y prácticas religiosas”, presentados ayer por investigadores del Instituto de Estudios Sociales en Población y de la Escuela Ecuménica de Ciencias de la Religión (ECCR) de la Universidad Nacional (UNA).

“Es decir, según los datos que tenemos, las personas que podríamos considerar ateas o agnósticas representan un 2,4% de la muestra únicamente”, destacó Laura Fuentes, académica e investigadora de la EECR.

La encuesta fue aplicada vía telefónica entre el 6 y el 16 de octubre de 2018, a costarricenses con 18 años o más. La muestra fue de 1002 personas y el nivel de confianza de la encuesta es de un 95%.

De los creyentes, un 52,5% indicó ser católico; un 27% dijo pertenecer a una iglesia evangélica; un 16,5% manifestó ser creyente pero no pertenecer a ninguna religión específica (creyentes sin religión), y casi un 2,7% dijo practicar otra religión distinta a la católica o evangélica.

En relación con las creencias y el ámbito familiar de las personas encuestadas, un 89,5% indicó que sus abuelos o padres le inculcaron su fe desde la infancia, un 80% dijo haber bautizado o estar dispuesto a bautizar a sus hijos o hijas y un 71% señaló no tener dificultades para incorporar a sus hijos o nietos a sus prácticas religiosas.

También se indagó si habían tenido una experiencia de conversión distinta a la de su familia, a lo que un 34,5% contestó en forma afirmativa. Un 63% respondió negativamente.

En cuanto a la frecuencia con que realizan distintas prácticas, un 86% de las personas encuestadas dijo que hacía oración personal de manera muy frecuente o algo frecuente.

“Vemos que la oración personal continúa siendo la práctica religiosa más común de la población, tenga o no una afiliación religiosa específica, como ya hemos comprobado en otros trabajos realizados antes desde la Escuela Ecuménica de Ciencias de la Religión”, agregó Fuentes.

En segundo lugar, se ubica la lectura o estudios bíblicos, con un 46% de las personas encuestadas que respondió hacerlo con alguna o mucha frecuencia, seguida por las cadenas de oración o imágenes o mensajes con connotación religiosa por internet o por celular, práctica realizada con alguna o mucha frecuencia por un 27% de los entrevistados.

Fuente Evangélico Digital.

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Dos madres lesbianas no biológicas podrán cobrar complemento de pensión y maternidad

Sábado, 3 de agosto de 2019
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Captura-de-pantalla-2018-11-08-22.12.45CCOO ha lanzado una nota de prensa en la que reconoce haber conseguido el derecho de una mujer lesbiana a recibir un complemento en la pensión (jubilación/viudedad/incapacidad) al tener dos hijos, «uno biológico y otro por filiación», y el de otra mujer, también madre lesbiana «no biológica», a disfrutar del permiso de maternidad.

Jose Luis Arroyo, Secretario General de CCOO en Toledo, ha declarado que ambas sentencias son «novedosas» en el reconocimiento de los derechos del colectivo LGTBI.

Una de las sentencias la ha llevado a cabo la Seguridad Social y ha dictaminado una ampliación del 5 por ciento en la pensión de jubilación de la madre. Este complemento de maternidad viene regulado según artículo 60 del Real Decreto ley 8/2015 en el que figura que «se reconocerá un complemento de pensión, por su aportación demográfica a la Seguridad Social, a las mujeres que hayan tenido hijos biológicos o adoptados y sean beneficiarias en cualquier régimen de la Seguridad Social de pensiones contributivas de jubilación, viudedad o incapacidad permanente».

«La reforma de la ley de la Seguridad Social en el año 2011 introdujo el incremento del 5 por ciento cuando se tenían dos hijos por parte de una mujer de manera biológica y de adopción, pero no reconocía ese complemento a madres no biológicas en parejas homosexuales, por lo que desde CCOO consideramos que era una clara discriminación»

Jose Luis Arroyo en sus declaraciones ha dicho que es claramente una cuestión de igualdad y de justicia y que esta sentencia es de importancia para todo el conjunto del Estado. Además, confirma que la sentencia judicial que da derecho a la madre no biológica la baja por maternidad supone la ampliación de la protección social para madres no biológicas de parejas homosexuales.

Y es que en el otro caso, las madres no pudieron acudir al Registro Civil a la vez por problemas con el parto y una de las madres no pudo filiar a su hijo en el momento del nacimiento; teniendo que iniciar así un proceso de adopción (ridículo, ¿no?).

CCOO entiende que no debe haber diferencia en el permiso de maternidad, se sea madre biológica o no, puesto que el fin del permiso es el cuidado del menor, por lo que han reclamado permisos igualitarios para ambas (y esto sí que es una novedad).

Fuente Oveja Rosa

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Detienen a un colaborador de Dáesh con imágenes de una sede LGTBI de Las Palmas

Sábado, 3 de agosto de 2019
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noticias_file_foto_1027162_1455896116El detenido ha sido puesto a disposición de la Audiencia Nacional y el juzgado central de instrucción número 6 ha decretado su ingreso en prisión preventiva

El detenido, que llevaba tiempo siendo investigado por sus conexiones con entornos yihadistas online, había experimentado recientemente un incremento de su radicalización, lo que ha precipitado su detención.

El arrestado fue este viernes a disposición de la Audiencia Nacional e ingresó en prisión preventiva por orden del Juzgado Central de Instrucción número 6.

La investigación policial ha podido determinar que en los últimos meses el arrestado había fotografiado la sede de una asociación LGTBI de la isla, un colectivo hacia el que había mostrado una especial aversión y al que dirigía comentarios ofensivos. La comunidad LGTBI ha sido reiteradamente señalada por DAESH como uno de sus objetivos.

El detenido, que era muy activo en internet, participando en múltiples chats de contenido yihadista radical, alababa los atentados terroristas del 11-S en Estados Unidos, del 11-M en Madrid o el cometido en agosto de 2017 en Barcelona y Cambrils (Tarragona).

Mantenía asimismo conversaciones online en las que elogiaba las conductas de otros yihadistas conversos en el extranjero y les animaba a cometer acciones terroristas en sus países.

De hecho, el detenido había mantenido contacto con otros yihadistas conversos que fueron detenidos en Colombia y Argentina en el año 2018 gracias a las informaciones proporcionadas por la Comisaría General de Información de la Policía Nacional.

El arrestado decía haberse convertido al islam en 2004 a raíz de los atentados del 11-M, pero se jactaba de llevar una estética occidental, sin rastro de signos de radicalidad en sus vestimentas o en su rostro, para evitar ser detectado o levantar las sospechas de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad.

En el registro practicado en su domicilio los agentes han encontrado gran cantidad de material sobre el terrorismo yihadista: vídeos con juramentos a DAESH por parte de otros yihadistas, vídeos con ejecuciones y material gráfico en donde se aprecian armas, vestimentas de combate y otros materiales de guerra.

La investigación se ha desarrollado por investigadores de la Comisaría General de Información de la Policía Nacional, en colaboración con Brigada Provincial de Información de Las Palmas de Gran Canaria, bajo la supervisión del Juzgado Central de Instrucción número 6 y la coordinación de la Fiscalía de la Audiencia Nacional.

El Daesh/ISIS, un infierno para la comunidad LGTB

Siria e Irak, hace años estados de tradición laica (vinculada al baazismo) en los que las personas LGTB podían encontrar pequeños espacios de libertad, han acabado por convertirse para ellas en un infierno. En Irak, la homosexualidad fue legal hasta 2001, cuando Sadam Hussein, para contentar a los sectores religiosos, decidió castigarla con cárcel y, en caso de reincidencia, con pena de muerte. Tras la invasión, la situación se sumió en un estado de confusión. La entonces autoridad administrativa estadounidense ordenó en 2003 retrotraer los códigos penal y civil a la situación vigente en los 70, pero la diversidad de autoridades existentes según la zona del país, así como el papel preponderante que los líderes religiosos alcanzaron, facilitó que la persecución de las personas LGTB fuera en aumento. En los años sucesivos la situación no hizo más que empeorar, y las denuncias sobre el secuestro, la tortura y el asesinato de homosexuales, involucrando además a las fuerzas de seguridad, no hacían sino aumentar en todas las zonas del país.

En el área suní de Irak, la situación de descontento con el régimen surgido de la invasión, unida a la difusión de las ideas religiosas más radicales, terminó por cristalizar en el surgimiento del Estado Islámico, que también controla ya una parte importante de Siria. En este último país, la revuelta contra el régimen de Bashar al-Asad, alentada en sus inicios desde los países occidentales (y de la que ya en 2013 conocíamos sus consecuencias para los homosexuales sirios) ha confluido en el mismo fenómeno. En este caso, además, el propio régimen de Asad utilizó la persecución de los homosexuales como un instrumento de propaganda contra los rebeldes.

El Estado Islámico o Daesh, finalmente, ha hecho de la persecución de las personas LGTB, y muy singularmente de los varones que mantienen relaciones con otros hombres o que son percibidos como homosexuales, uno de sus principales elementos de propaganda. Cada cierto tiempo son difundidas imágenes de ejecuciones. A finales de julio, por ejemplo, era difundido un vídeo en el que se podía ver como dos jóvenes, supuestamente acusados de mantener relaciones homosexuales, eran arrojados desde lo alto de un edificio en Palmira (Siria) y posteriormente lapidados. A finales de junio, otros cuatro hombres eran arrojados también desde lo alto de un edificio en Deir ez-Zor, también en Siria, muertes que activistas islamistas aprovecharon para “celebrar” a su modo en redes sociales la sentencia del Tribunal Supremo de los Estados Unidos a favor del matrimonio igualitario.

Antes ya habíamos recogido la ejecución de dos hombres a los que además se les dijo, pocos segundos antes de ser lapidados hasta la muerte, que habían sido “perdonados”. Tras ser conducidos a una explanada con los ojos vendados y abrazarse a uno de sus verdugos, fueron lapidados hasta la muerte por una horda enfervorecida que continuó lanzándoles piedras incluso cuando era ya evidente que habían fallecido. Ocurrió en un lugar indeterminado de Siria. O el degollamiento de cuatro jóvenes en Mosul, ciudad iraquí en manos de los islamistas en la que semanas antes otros dos hombres eran arrojados desde lo alto de un edificio. O la muerte de otro joven arrojado al vacío en Raqqa (Siria); la muerte por lapidación de dos hombres, también en la provincia siria de Deir ez-Zor; el asesinato de otro hombre en un lugar indeterminado, arrojado también desde lo alto de un edificio, o el asesinato de otro hombre de unos cincuenta años arrojado al vacío en Tal Abyad (Siria), luego lapidado al sobrevivir a la caída.

Son solo algunas de las muertes que han trascendido. Por razones obvias, resulta imposible disponer de información contrastada sobre estos asesinatos y torturas. Como otras veces hemos destacado, resulta imposible disponer de información contrastada sobre estos asesinatos. En realidad es difícil saber si se trata de personas LGTB o simplemente de opositores al Estado Islámico a los que se acusa de serlo como pretexto para asesinarlos y utilizar sus muertes como propaganda. Organizaciones en favor de los derechos LGTB hacían en enero un llamamiento a la prudencia, con objeto de no exacerbar el miedo de las personas LGTB que viven en la zona y causar daños mayores. Sin embargo, cada vez resulta más difícil pensar que no asistimos simplemente a un proceso de exterminio, máxime cuando hay testimonios que aseguran que los islamistas se hacen pasar por homosexuales como “gancho” para así atrapar a sus víctimas.

Fuente Agencias/Cristianos Gays

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Chile: Hospital Sótero del Río exige a personas trans que informen su antigua identidad para procesar sus exámenes

Sábado, 3 de agosto de 2019
Comentarios desactivados en Chile: Hospital Sótero del Río exige a personas trans que informen su antigua identidad para procesar sus exámenes

Imagen-FACHADA-HOSPITAL-SOTERO-DEL-RIO567Ilegal exigencia se formula a quienes ya rectificaron su partida de nacimiento. El Hospital responsabiliza al laboratorio Clínico de la UC. El Movilh calificó de de transfóbicas e inhumana estas prácticas, al tiempo que ya presentó un recurso de protección a favor de una de las personas afectadas.

El Movimiento de Integración y Liberación Homosexual (Movilh) denunció hoy al Hospital Sótero del Río por “incurrir en abierta ilegalidad, discriminación e invasión a la vida privada” al exigir a las personas trans que ya cambiaron su nombre y sexo legal que den a conocer su identidad de nacimiento para tramitar sus exámenes.

“Si las personas no dan a conocer el nombre y sexo legal asignado al nacer, el Hospital indica que no puede enviar al laboratorio los exámenes que practica . Esta conducta es abiertamente transfóbica, así como absurda, pues estamos hablando de personas que ya cambiaron su nombre y sexo legal y jurídicamente ya tienen para todo efecto otra identidad”, señaló el encargado del Área Salud del Movilh, Diego Ríos.

El dirigente expresó que “todo indica que esta práctica es extensiva en buena parte del sistema público de salud, sin embargo, era desconocida pues nadie había denunciado, hasta ahora. Lo paradojal es que ocurra en el Hospital Sótero del Río, el primero de la Región Metropolitana en contar con programa de identidad de género”.

En efecto, el pasado jueves una mujer trans que ya rectificó su partida de nacimiento y que está en su proceso de transición corporal, denunció al Movilh que el 22 de julio anterior asistió el Hospital Sótero del Río para practicarse un examen de sangre. Tras ello, el recinto hospitalario comenzó a exigirle de manera reiterada que diera a conocer su identidad de nacimiento. Caso contrario, su sangre no será analizada por el laboratorio

“Le dijeron que la única manera de analizar su sangre es que dé a conocer su nombre y sexo legal de nacimiento, mediante la presentación de su cédula antigua, así como de la sentencia judicial que autorizó su cambio de nombre y sexo social. Esta situación es inhumana, no respeta la dignidad de las personas y es ilegal a la luz de la Ley Zamudio y de las propias sentencias que autorizaron el cambio de nombre y sexo de legal, además de ser contraria a la ley de Identidad de Género” añadió Ríos.

El Movilh precisó que “la Seremi Metropolitana de Salud ya nos reconoció que esta práctica existe, y responsabilizó de ello al laboratorio Clínico de la Universidad Católica donde se envían lo exámenes. Indican que ellos son los que exigen que las personas trans den a conocer una identidad antigua. Si esa fuera la verdad, significa entonces que tanto ese laboratorio como el Hospital Sótero del Río, son responsables del este abuso. El primero por exigir dar a conocer la identidad antigua y el segundo por tener convenios con laboratorios que obligan a incurrir en transfobia”.

Ríos precisó que “ya presentaremos ayer un recurso de protección a favor de la persona afectada que denunció ante nosotros. En paralelo, estamos exigimos al Ministerio de Salud que erradique y prevenga estas prácticas y que exija a los laboratorios con los cuales trabaja que se ajusten a la legalidad”.

Fuente MOVILH

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