“Hay un anhelo espiritual muy grande en esta sociedad tan secularizada”, cuenta el fundador de la Asociación Amigos del Desierto
“La única manera de que exista fidelidad es de forma creativa. Si no hay creatividad, no hay felicidad; hay conservadurismo que es distinto”
“Está muy bien conservar el patrimonio espiritual, pero no estamos llamados a ser siempre conservadores, sino a ser fieles. A vivirlo realmente”
“Esto es lo que olvidamos: tan importante como el patrimonio que hemos recibido como el Evangelio, por ejemplo, es el hombre y la mujer de hoy
“Porque tú puedes tener un mensaje extraordinario pero si realmente no tienes en cuenta al destinatario, ¿para que te sirve un tesoro? ¿Para guardarlo bajo la tierra en un arcón?”
“La fidelidad no es sólo al Evangelio, es al hombre y a la mujer de hoy. Y si estamos lejos de ellos, difícilmente vamos a conectar”
El escritor, sacerdote y asesor cultural del Vaticano, Pablo D’Ors, tiene una “esperanza demencial”. El también fundador de la exitosísima red de meditadores Amigos del Desierto quiere lanzar un nuevo monacato secular, con personas dispuestas a consagrarse en medio del mundo. “Un monacato compatible con la secularidad, hasta el fondo”, nos cuenta, como solución a la “urgencia fundamental para la Iglesia de hoy”: la “renovación espiritual“. Hace falta algo nuevo porque “la mayoría de las formas que la Iglesia Católica presenta, para dar cuerpo a esa búsqueda espiritual, no responden, de hecho, a la sensibilidad de la gente“, afirma.
Hoy tendremos el placer de charlar un rato con uno de los grandes escritores españoles. Pablo D’Ors es novelista y asesor del Vaticano, nada menos. Fundador de unas comunidades de los ‘Amigos del Desierto’ y cura. No sé en qué orden. Bienvenido.
Es un placer estar con vosotros. Muchas gracias, José Manuel, por invitarme.
Decíamos que no sabemos en qué orden colocas tus vocaciones.
Yo suelo presentarme, normalmente, como escritor y sacerdote. Y, últimamente, también como asesor cultural del Vaticano y como fundador de la red de meditadores Amigos del Desierto.
Esto de poner escritor y sacerdote lo hago, más que nada, porque pareciera como si la vocación sacerdotal tuviera que ser la primera. Pero, realmente, en mi historia personal cronológicamente fue primero la literatura: ya con 13 o 14 años escribía mis cuentos y tenía decidido ser escritor.
En todo caso, es cierto que esta doble vocación ha sido la historia de mi vida. Y que así como lo he vivido de manera conflictiva durante mucho tiempo, porque cada una requiere mucha energía o toda tu energía, hoy lo vivo con gran serenidad y armonía. Y yo diría que no son dos vocaciones, sino dos expresiones de la misma.
O sea que, hoy, le pones un guioncito en medio y ya está.
Y me quedo tan pancho. Sí; es el ministerio de la palabra, sea escrita o sea hablada. Y ahora he comprendido que para que esa palabra sea fecunda tiene que nacer del silencio. Eso sí.
Ahora hablamos de tu obra como escritor. Pero háblame un poco de qué estás haciendo, ahora mismo, como cura. Antes estabas en un hospital.
Sí, estuve diez años de capellán hospitalario en el Ramón y Cajal. En el año 2014 fundé la asociación de Amigos del Desierto. Y empezó a crecer: hoy somos 40 Seminarios de Silencio dispersos por la geografía española. Como estaba creciendo mucho -porque realmente hay un anhelo espiritual muy grande en esta sociedad tan secularizada, lo que pasa es que las formas tradicionales que ofrece la Iglesia católica no responden a la sensibilidad y al lenguaje contemporáneos- pedí permiso a mí obispo, el cardenal Osoro, para que me liberara y poder trabajar a tiempo completo en la asociación. Y eso es lo que estoy haciendo.
Así que eres fundador.
Sí, aunque yo soy el primer sorprendido. Pero, sí. Y te voy a decir una cosa más, que es casi una primicia: no solamente fundador de esta red de meditadores, -que somos 500 personas- además, hay en proyecto algo maravilloso; es algo así como un monacato secular. Es decir, que hay unas 15 o 20 personas, de esos 500 que te acabo de comentar, que se están pensando consagrarse, en medio del mundo, según este estilo de meditación, de silencio.
Sin vivir juntos en comunidad en un mismo monasterio. Laicos consagrados.
Sí, laicos consagrados, pero monjes. Laicos es una cosa que ya existe de siempre. Lo novedoso…
Monjes en el mundo.
Sí. Carlos de Foucauld ya tenía una intuición sobre esto. Pero había dos cosas que lo harían radicalmente novedoso.
Tú eres muy de Carlos de Foucauld.
Sí. Lo novedoso sería, por un lado, que realmente quiere ser un monacato compatible con la secularidad, hasta el fondo. Es decir, no solamente compatible con la vida laboral, sino también con la vida matrimonial y familiar. Y esto ya son palabras mayores porque, hasta ahora en la Iglesia la consagración monástica no era compatible con consagración matrimonial. Y queremos hacer esta propuesta no porque se nos ocurra, sino porque hay personas que lo viven así.
Y que lo están demandando.
Sí. Y le piden alguna manera teológica, jurídica, a este hecho.
¿Y eso ya ha empezado a rodar?
Hemos empezado a rodar existencialmente. El cardenal está informado pero, bueno, vamos a ver si, efectivamente, va hacia adelante. Llevamos un par de años, así que yo pienso que va adelante.
¿En Roma no te han puesto peros?
Todavía no ha llegado allá. Está aquí, en Madrid.
¿Y ya tienes matrimonios dispuestos a abrazar ese monacato?
Por lo menos a empezar un noviciado.
Pero esto, ¿qué les exigiría? ¿Cómo compaginarían pobreza, castidad y obediencia?
No. Serían votos de, -lo llamamos- desierto y amistad. En definitiva sería lo mismo que oración y comunión. No son los clásicos tres votos de la vida religiosa tradicional.
¿Seguirían haciendo su vida normal?
Sí. Vida familiar y vida laboral pero utilizamos lo que llamaría, en su día, Panikkar “el arquetipo del monje”. Lo que es la unidad.
Digamos que la propuesta más novedosa es que, si hasta ahora el cristianismo se ha articulado fundamentalmente en clave de la palabra, nuestra modesta proposición es articularlo desde el silencio.
Nosotros, los monjes del Tabor, nos conectamos, como cualquier monje tradicional, siete veces al día pero no para los salmos, sino para la oración contemplativa, para la meditación.
Para rezar en silencio.
Sí.
Entonces, tenéis una vida pautada como los monjes, que rezan maitines, completas…
Más o menos, así es.
¿Y la gente está respondiendo a ese tipo de novedad mística?
Es una propuesta espiritual. Yo creo que siempre será propuesta minoritaria porque los monjes nunca han sido mayoritarios; siempre han sido una pequeña porción de los cristianos. Pero una minoría significativa. Yo tengo una esperanza demencial; pienso que hay tanto que purificar en nuestras formas… Leer más…
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