Las fiestas
En verano tenemos tiempo para todo. Y aparentemente cubrimos todas las áreas. Pero me da miedo el que no interioricemos en este tiempo. Me asusta porque podemos pasar el aspecto religioso superficialmente. En muchos pueblos celebramos en verano las fiestas religiosas del patrón o patrona, o de gracias. Y ¿qué ocurre? Pues que con novenas y procesiones cubrimos el cupo religioso. Y la verdad es que suele ser algo muy superficial nuestra celebración, Son misas solemnes (con grandes ropajes), danzas y novenas tradicionales, procesiones con la imagen llevada a hombros, pero rara vez nos llevan a entrar en la dimensión de Jesús de Nazaret. Raramente hacemos silencio y escuchamos a Jesús
Es una ocasión en la que suelen participar personas que rara vez van a misa normalmente, Pero son muy aferrados a las tradiciones y requieren que se siga fielmente cada rito de siempre,
Hasta existen unas rifas o unos mercadillos en los que se saca dinero para ayudar a “los pobres”. Es cierto que siempre puede haber alguna persona que acoge el Mensaje y vive la fiesta cristianamente.
En estas misas y celebraciones, suelen estar siempre presididas por las autoridades civiles y por los cofrades, incluso “con bancos reservados”. Si son creyentes, que participen en cualquier lugar del templo. Si no son creyentes, lo mejor es que no acudan al templo.
Se requiere una preparación muy intensa y cada año dedicar la novena y la fiesta a un hecho social, que profundizado, nos ayude a calar en el Evangelio… Requiere preparación y participación de muchos fieles antes, en y después. Una ambientación en torno a un lema con carteles, PowerPoint. Que los seglares participen y haya ratos y momentos de silencio. Alguna hoja o mensaje que cale en el corazón…
Es muy fácil aterrizar en la vida y milagros del santo de turno, pero hay que usar un lenguaje y una celebración cercana, no solemne, incisiva y comprometida: que toda la celebración vaya en la misma dirección.
Era costumbre en los pueblos de Castilla que el día de la fiesta, acudían los pobres de la zona con su cacerola a comer. Puede ser una oportunidad para darle un giro. He visto en varias ocasiones sustituir las flores, los ramos numerosos, por una colecta de alimentos que se emplean en repartirlos a una ONG o a los pobres.
Merece la pena ir pensando y meditando todo el año lo que ocurre en el pueblo y el día de la fiesta hacer una lectura positiva, creyente, de la Salvación que se está dando ya en la comunidad. Que no salgan los fieles con la idea de que siempre predicamos descubriendo los fallos, sino detectando y animando lo bueno y positivo, las semillas del reino que ya están creciendo.
Con un poco de imaginación y esfuerzo, podemos cada año ir introduciendo y ensayando algún canto nuevo alternativo a los clásicos y añadirlo al cupo de canciones. De paso explicamos el sentido de la canción.
He visto la costumbre en algunas parroquias de traer para el sermón de la fiesta a un predicador “de campanillas”. Prefiero que sea el párroco, quien relee la vida desde el evangelio con la ayuda y la participación de los seglares. Y con mucho cuidado al narrar la vida del santo.
Estamos de fiesta cristiana. Que predomine lo cristiano sobre la costumbre y que la celebración de la Fiesta suponga un avanzar en línea de vivencia cristiana.
Gerardo Villar
Fuente Fe Adulta
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