El Salvador: Gabriel Gasteazoro, el abogado que lucha ante la Justicia por matrimonio igualitario
La Corte Suprema de Justicia de El Salvador admitió analizar una demanda de inconstitucionalidad en relación a la prohibición del matrimonio entre personas del mismo sexo. Conversamos con Gabriel Gasteazoro, el joven activista y abogado que redactó e interpuso el documento que está en boca de todxs y que podría revolucionar el concepto de familia en ese país.
Por Franchesca Mata para Marcha*
Empezó la demanda siendo muy joven, en tercer año de derecho y le tomó dos años terminarla. Escribirla despacio y en el período de universidad le ayudó a ir incorporando ideas que surgían al evidenciar que en el derecho de familia las normas sólo incluían a parejas heterosexuales, pero también en el derecho administrativo, societario, en la ley de ética gubernamental para prevenir la corrupción. Es decir, evidenció como la heteronorma excluía a quienes tienen una orientación sexual por fuera de ella y eligen vivirla, lo que, en El Salvador, no sólo implica discriminación y señalamientos de la sociedad sino que también les acarrea inseguridad jurídica.
Gabriel es abogado y activista salvadoreño. Su experiencia se ha centrado en derecho constitucional con enfoque de género, y desde allí nos explica: “la Constitución salvadoreña no da un concepto de familia; en ella se establece que TODA persona tiene derecho a constituir su propia familia. Por eso, sostiene la idea que familia no es sinónimo de amor, ni de la unión de dos personas que procrean vida, pensar que el concepto se limita a mamá, papá e hijxs, deja fuera un sin número de familias constituidas, en la praxis, como tal. Una familia persigue un fin común: amor, sí; pero también fines socio económicos, de responsabilidad afectiva, económica”.
[Comunicado] Sala admite a trámite demandas de inconstitucionalidad contra Código de Familia en el tema de uniones entre personas del mismo sexo pic.twitter.com/U0wF4bbjtt
— Sala de lo Cnal. (@SalaCnalSV) August 9, 2019
“Esta sentencia puede revolucionar el concepto de familia en El Salvador”
Por eso cree que “esta sentencia puede revolucionar el concepto de familia en El Salvador. Hasta ahora, cuando se delibera sobre el término, sólo se hace para discutir sobre adopción. Pero ahora se está hablando para permitir el reconocimiento social de otro tipo de familias, llámense familias monoparentales, homoparentales, abuelas con nietxs y de darle también la protección jurídica que estas familias merecen tener”.
– Gabriel, explicanos más en concreto sobre la protección jurídica de la que hablas…
Pensá que si quiero sacar un préstamo para poner un negocio, no puedo porque debo tener un cierto nivel salarial con mi grupo familiar, pero como con mi compañero no somos pareja, en términos legales, no llegamos a ser sujetos de crédito. Si me separo de mi pareja y adquirimos bienes ¿cómo los dividimos?
– ¿Qué pasa con el derecho, la libertad de elección, en el marco de la prohibición actual al matrimonio entre personas del mismo sexo?
Todas las personas deben elegir, ni el Estado ni ninguna persona puede decidir sobre qué tipo de relación queres tener vos.
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En El Salvador el Código de Familia dice:
Art. 11.- El matrimonio es la unión legal de un hombre y una mujer, con el fin de establecer una plena y permanente comunidad de vida.
Art. 33.- La ley regulará las relaciones personales y patrimoniales de los cónyuges entre sí y entre ellos y sus hijos, estableciendo los derechos y deberes recíprocos sobre bases equitativas; y creará las instituciones necesarias para garantizar su aplicabilidad. Regulará asimismo las relaciones familiares resultantes de la unión estable de un varón y una mujer.
Art. 90.- Son causas de nulidad absoluta del matrimonio: (…) 3a) Cuando los contrayentes sean del mismo sexo (…).
Para Gabriel, el código de familia salvadoreño da un concepto de matrimonio arcaico, de una unión para toda la vida, cuando para él, “el matrimonio es una unión con un mutuo acuerdo, por un determinado tiempo, que puede ser toda la vida, sí, pero que no es la única opción, pueden ser 10 o 15 años pero en definitiva es hasta donde lleguen de mutuo acuerdo”, y remata, “la libertad de elección es eso: cuándo comenzar, cuando terminar y con quien”.
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– En el 2016 ya eras un activista por los derechos de la comunidad LGTBI, hacer esta demanda era una forma de militar desde tus conocimientos. Pero entonces no eras abogado, sino estudiante. Ahora, ¿“la profesión” o el ejercicio de cargos profesionales pueden coexistir con el activismo en las calles?
Sí . Creo que toda lucha debe empezar de forma colectiva, no de forma individual; todos los grandes cambios se han dado a través de las luchas de organizaciones populares y de base crítica.
– ¿Qué pensas sobre los comentarios en redes sociales, que señalan que en El Salvador (uno de los países más violento del continente) hay cosas mucho más importantes que estar resolviendo sobre la prohibición del matrimonio entre personas del mismo sexo?
Claro que hay un sin número de problemas más urgentes: la violencia hacia niñas y niños, personas refugiadas, desplazamiento interno, travesticidios, la violencia en contra de las mujeres; claro que hay temas más urgentes, más sensibles; pero las luchas son interseccionales. ¿Vamos a dejar de luchar? No. Hay que dar las luchas desde cada trinchera, yo hice esto porque sentí que desde este lugar podía aportar.
– Finalmente, ¿vos te queres casar?
(Respira y entre risas, pero con voz firme, responde): sí me quiero casar. Quiero tener hijos, quiero adoptar, no creo en embarazos subrogados porque lo considero otra forma de explotación a la mujer. No sé cuándo lo quiero hacer, pero al final es protección y en algún momento yo voy a sentir la necesidad de tener esa protección legal pero también tengo una idea romántica que sé debo deconstruir pero que todavía la tengo –risas- . Quiero adoptar gemelos, quiero que me molesten y decirle a uno el nombre de otro, esas cosas; quiero tener la posibilidad de ser una familia con mi pareja, entre nosotros dos pero que después se amplié, tener hijos, criarlos, multiplicar el amor, que seamos más.
Esta nota se publicó originalmente en Marcha, una mirada popular y feminista de Argentina y el Mundo.
Fuente Agencia Presentes
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