La bifobia que sufren los hombres bisexuales: condenados a la invisibilidad
Recientemente escribí un artículo sobre bifobia en la comunidad LGTB que tuvo mucha repercusión. Pronto me di cuenta de que faltaba literatura al respecto y de que había muchas personas al otro lado de la pantalla deseando verse reflejadas en los medios de comunicación: las personas bisexuales.
Dentro de este colectivo existe un colectivo todavía más infrarrepresentado y necesitado de referentes: el de los hombres bisexuales.
Rafael Anello, de 32 años, es bisexual y le contaba recientemente a losandes.com que para él ha habido dos salidas del armario. Igualmente complejas.
La primera fue cuando dijo que le gustaban los hombres. Lo vivió con mucha culpa, pero se enamoró de un compañero en la universidad y decidió vivirlo. Por supuesto todos dieron por hecho que era gay y el no quiso «rizar el rizo».
La siguiente llegó cuando se enamoró de su actual mujer. Según Rafael esa fue la más difícil, por dos razones. Porque ni siquiera él conocía el término bisexual. Lo que le estaba pasando «no existía» en su realidad conceptual. Y sintió una enorme presión al creer que tenía que decidirse por «un bando». Y en segundo lugar porque sus amigos no lo entendieron, e incluso varios de sus conocidos gays se sintieron «engañados».
Rafael tiene muy claro que no está hablando de sexo. Sexualmente es bisexual, sí, pero realmente él se considera bisexual porque se ha enamorado tanto de hombres como mujeres.
“(Cuando conocí a mi mujer) yo tenía 25 años y nunca antes había tenido una experiencia sexual con una mujer. Me di cuenta de que me encantaba, me excitaba muchísimo y todo eso me generaba, otra vez, miedo y culpa”, reconoció.
De repente Rafael se vio ocultando a toda su familia, con la que había salido del armario hacía unos años, que estaba con una mujer. Otra vez en el armario, un escenario más desvirtuado y desconcertante si cabe que el de la vez anterior. «La gente me miraba raro. Mis amigos me decían que era una fantasía sexual, que ya se iba a terminar, que yo era gay y no podía estar enamorado de una chica. Todo el mucho me presionaba para que me definiera. No estar en ninguno de los dos casilleros genera una incomodidad enorme y creo que ahí empieza la discriminación», reflexionó. «Me perdí la mitad de mi sexualidad por las limitaciones» ha llegado a confesar Rafael. Y es por eso que ha hecho esta entrevista y expuesto su cara a los medios: «La esperanza son los más jóvenes, vienen a salvar al mundo».
Un relato admirable, y todavía muy necesario, pues la inmensa mayoría de los hombres abiertamente bisexuales de este mundo han oído en alguna ocasión comentarios que les niegan la posibilidad de desear a una mujer o enamorarse de ella. Increíble bien entrado el siglo XX.
Fuente Oveja Rosa
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