Petite et dabitur vobis.
Al final sólo se tiene lo que se ha dado (Isabel Allende)
28 de Julio. DOMINGO XVII DEL TO
Gén 18, 20-32
Abrahám siguió: Que no se enfade mi Señor si hablo una vez más (v 32)
Lc 11, 1-13
Y yo os digo, pedid y se os dará, buscad y encontraréis, llamad y os abrirán, pues quien pide recibe, quien busca encuentra, a quien llama se le abre (v 9-10)
Y se le abre un camino y un destino. Al igual que con su danza rítmica, las sabias abejas de mi colmena indican a sus compañeras de trabajo dónde se encuentran las flores con más noble néctar, que libado, llevarán a los panales donde -fabricantes expertos-, elaboran la rica miel para mi mesa.
La forma de orar también es un camino, un proyecto que empeña toda la vida del hombre.
El objetivo de todo discípulo es ser como su Maestro. Como cristiano, discípulo de Jesús, estás llamado a imitar a Jesús, a reproducir su imagen. Esto es lo que se llama “cristificación”. Nuestra meta y objetivo debería ser, sin duda, “alcanzar la estatura de Cristo” (Rm 8,30), es decir, ser otro Cristo.
Pero para alcanzar este objetivo, es preciso tan solo una forma de trabajo organizada, disciplinada y constante: un Proyecto personal de Vida, lo que no implica que dejemos de hacer las cosas que normalmente hacemos o que cambiemos de vida. Jesús no nos pide que declinemos tal o cual actividad, o tal o cual relación. Sólo espera que centremos el corazón en Él, de manera que veamos las cosas desde otra perspectiva.
No se trata, entonces, de inventar un Proyecto para tu vida. El Proyecto ya existe y es Cristo mismo al que debes conocer, acoger e imitar para vivir en Él y como Él. Esta es finalmente la condición de un discípulo. Es la amistad la que nos lleva a acoger los sentimientos de Jesús, a imitarle. Por eso el proyecto de vida implica sobre todo tener “fijos los ojos en Jesús, autor y consumador de nuestra fe” (Hb 12,2).
La amistad profunda con Jesús es una gracia que tenemos que pedir de manera continua. Ella es la que asegura la progresiva transformación, hasta llegar a decir como el apóstol: “Para mí la vida es Cristo” (Flp 1,21). ¡Este es el proyecto de todo verdadero cristiano!
Visto de este modo, el Proyecto de Vida es un itinerario de formación personal y de conversión. Y su finalidad es que te vayas configurando con Cristo a través de un trabajo continuo y constante.
Porque como dijo Isabel Allende, “Al final sólo se tiene lo que se ha dado”
En Evangélico Cuarteto, escribí este Poema:
“Danos el pan de mañana” (Lc 11, 3)
EL HOMBRE QUE HACÍA MILAGROS
Se llamaba Jesús, y su mochila iba cargada siempre de milagros.
Milagros terrenales del amor que tenía a sus hermanos.
Los repartía a manos llenas entre los más necesitados.
Señor Jesús, escucha mi plegaria: soy un sin techo desahuciado.
Te ruego pan del cielo para el alma como tantos entonces te rogaron.
En Lucas pides pan para mañana: lo necesitan los desheredados.
Yo te suplico me lo des hoy mismo como tú mismo prometiste darnos.
¡¡Hay mucho pan en tu mochila, Nuestro Señor de los Desamparados!!
Vicente Martínez
Fuente Fe Adulta
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