Joven asiste a ‘terapia de conversión’ y finge curarse para poder escapar
Un joven asistió a una mal llamada ‘terapia de conversión’ y compartió cómo tuvo que fingir curarse para librarse del tormento.
¿Hasta cuándo entenderán que la orientación sexual no se puede modificar? Un joven mexicano decidió compartir su experiencia al asistir a una mal llamada «terapia de conversión», para desenmascarar a estos supuestos «tratamientos». Asimismo, el chico compartió cómo fingió haberse curado para escapar del tormento.
Juan Francisco Padilla es un hombre que se ha declarado abiertamente como homosexual. Sin embargo, al compartir su orientación sexual con su familia, esta no tomó la noticia de la mejor manera. En aras de «ayudar», su madre y hermanas lo obligaron a asistir a una mal llamada «terapia de conversión».
En una nota de Mural, Juan Francisco comentó cómo fue asistir a estos retiros religiosos donde fue víctima de malos tratos, todo con tal de «corregir» su orientación sexual. De acuerdo a lo relatado en el texto, en el lugar donde recibió «tratamiento» lo único que hacen es destrozar la integridad y la autoestima de los asistentes.
El apostolado católico Courage Latino es la organización que imparte estas «terapias». Ahí fue donde asistió Juan Francisco. En este lugar existen 12 pasos que un hombre que desea «dejar de ser» homosexual debe seguir para «corregir» su vida. No obstante, el joven comentó que todas las reglas surgen de un mismo núcleo: juzgar a la persona y hacerla sentir culpable.
Asimismo, Juan Francisco señala que los métodos utilizados en estos retiros religiosos no respetan a las personas. Entre las prácticas que se utilizan en Courage Latino está el seguimiento de un ‘psicólogo’ religioso, prohibiciones, exorcismos e incluso se alentaba al autocastigo físico con el objetivo de evitar «comportamientos homosexuales».
El costo de asistir a las «terapias»
Juan Francisco asistió a estos retiros durante tres años. En ese tiempo, él sufrió manipulación psicológica, chantajes y sentimientos de culpa por ser quien es. Sin embargo, hay víctimas que no soportaron este tormento, pues este joven dijo que durante los años que estuvo en la «terapia» supo del suicidio de al menos dos personas.
Asimismo, este joven señala que a 10 años de que estuvo en este lugar aún continúa asistiendo a terapia psicológica para superar la ansiedad crónica derivada del retiro. Y señala que lo único que lo mantuvo de pie durante el «tratamiento» de corrección fue que nunca creyó estar enfermo. «A mí no me daba miedo pensar que me iba a suicidar, porque yo sabía que todo eso no era cierto».
Un testimonio para desenmascarar el fraude
Por último, Juan Francisco agregó que otro de los motivos por los que se mantuvo en el retiro fue para probar que todo lo que ahí se dice es falso. Él optó por fingir que se había «curado» para poder salir al mundo y decir que la orientación sexual no se puede corregir.
Sumado a esto, el objetivo de Juan Francisco Padilla es apoyar a las víctimas de las mal llamadas «terapias de conversión». Y no solo esto, orientar y ayudar a las personas que sienten que con estos «tratamientos» dejarán de ser LGBT+.
Este caso es una prueba más de que las mal llamadas «terapias de conversión» son un fraude. Y de que no existe forma de modificar la orientación sexual de una persona.
Una tendencia creciente a la prohibición
Además de Austria, Alemania y Malta, país donde la ley lleva en vigor desde 2016, también Irlanda y el Reino Unido están dando pasos en la misma dirección. En Estados Unidos ya son 18 estados, además de Washington D.C. y Puerto Rico, los que han vetado las «terapias» de conversión. En España, mientras tanto, la prohibición de este tipo de intervenciones ha sido ya contemplada en varias normas autonómicas y es una de las disposiciones que preveía la prometida ley en favor de la igualdad y no discriminación de las personas LGTBI (aunque el PP intentó «colar» una proposición alternativa, en forma de enmienda a la totalidad, que no contemplaba este aspecto). Un proyecto que naufragó con la convocatoria de elecciones anticipadas.
En cualquier caso, conviene recordar que el Consejo General de la Psicología, órgano coordinador y representativo de los Colegios Oficiales de Psicólogos de toda España, emitió ya en 2017 un comunicado en el que recordaba que las intervenciones que prometen «curar» la homosexualidad carecen de fundamento. No es ninguna novedad, pero en estos momentos en los que la promoción de este tipo de intervenciones parece reverdecer en nuestro país (y no solo debido al escándalo de la diócesis de Alcalá: otros casos recientes como el de la “terapeuta” Elena Lorenzo o las charlas de Jokin de Irala o de Richard Cohen así parecen indicarlo) toda aclaración es bienvenida. Mientras, el año pasado sufrimos un seminario sobre “ayudar a cambiar sentimientos homosexuales”. En todos casos, nuestros amigos de HazteOir estuvieron ahí apoyando a los homófobos…
Mientras tanto, el Parlamento Europeo ha exigido la prohibición de estas terapias.
No” rotundo de los especialistas a las “terapias” reparadoras.
“Terapias” reparadoras: no solo inútiles, también peligrosas
La comunidad médica mundial en su inmensa mayoría condena estas prácticas y lucha para que los gobiernos las prohíban. Precisamente en marzo de 2016 tenía lugar un histórico pronunciamiento de la Asociación Mundial de Psiquiatría en contra de las “terapias” reparadoras, intervenciones que no solo se han mostrado ineficaces para cambiar la orientación sexual de una persona, sino que resultan muy peligrosas. Prácticas contra las que ya antes se habían pronunciado numerosas organizaciones profesionales. La Asociación Americana de Psicología, por ejemplo, hizo ya en 2009 un llamamiento a los psicólogos para que las abandonasen definitivamente tras revisar la evidencia científica disponible y concluir que ya no resulta posible sostener que un paciente puede cambiar su orientación sexual a través de terapia, mientras que los daños potenciales de tales intervenciones pueden ser graves, incluyendo depresión y tendencias suicidas. Otras organizaciones que han alertado contra los riesgos de estas intervenciones son la Asociación Médica Británica, las más importantes organizaciones de psicoterapeutas del Reino Unido o, en España, el Colegio de Psicólogos de Madrid. Los testimonios de algunas de las personas atrapadas por las redes que promueven este tipo de prácticas (“ex-gais”) y que años después han conseguido liberarse son un buen ejemplo del daño que pueden llegar a sufrir.
En definitiva, la aplicación o recomendación de este tipo de prácticas van, hoy en día, en contra del conocimiento médico actual y de la lex artis que obliga a todo profesional sanitario.
Respecto al reto que suponen aquellas personas adultas que movidas por su fe religiosa conservadora acuden por voluntad propia a las consultas para cambiar su orientación sexual, ya desde hace años la Asociación Americana de Psicología recomienda ser “honestos” con ellos respecto a su eficacia, considerando que el objetivo en estos casos debe ser favorecer, sin imposiciones, la aceptación de la propia realidad. Posibles estrategias que sugería Judith Glasshold, la presidenta del comité que en 2009 revisó la evidencia disponible hasta esa fecha, eran insistir en determinados aspectos de la fe religiosa, como la esperanza y el perdón, frente a la condena de la homosexualidad, sugerir el acercamiento a confesiones religiosas que sí aceptan la realidad LGTB o, los casos más recalcitrantes, valorar la adopción del celibato como estilo de vida sin pretender cambiar la orientación.
Con información del periódico impreso Mural, vía Homosensual/Cristianos Gays
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