La policía reprime violentamente el Orgullo LGTB de Estambul
La historia se repite en Turquía. Por quinto año consecutivo, las autoridades dependientes del Gobierno de Erdoğan han reprimido violentamente la celebración del Orgullo LGTB de Estambul. Los activistas desafiaron la prohibición decretada hace unas semanas y desfilaron por la ciudad, ondeando banderas arco iris y trans, después de la lectura autorizada de un manifiesto. Se encontraron con cargas de la policía, que dispersaron a los participantes con gases lacrimógenos y balas de goma, además de arrestar a cinco personas.
Hace dos semanas, el vicegobernador de Estambul, Mehmet Ali Özyigit, cargo elegido por el Gobierno central, volvía a denegar el permiso para celebrar una marcha del Orgullo LGTB en la ciudad. El portavoz de los organizadores, Beren Azizi, anunció que habían solicitado, como alternativa, una convocatoria en la que se procedería a la lectura de un manifiesto. La policía autorizó una concentración de treinta minutos de duración el pasado domingo en la céntrica Mis Sokak (calle Mis).
La afluencia de miles de personas desbordó el perímetro asignado y se extendió por el área de Taksim y la avenida İstiklal. Muchos de los activistas comenzaron a marchar por el centro de la ciudad, mientras que en otras calles se producían concentraciones espontáneas. Las fuerzas de seguridad detuvieron el avance de las marchas y dispersaron a los participantes con gases lacrimógenos y balas de goma. No se tiene constancia del uso de cañones de agua, que habían sido dispuestos preventivamente en los alrededores de la plaza Taksim. Horas después, todavía se producían concentraciones en varios puntos de la ciudad, disueltas violentamente por la policía, que detuvo a cinco personas.
La represión del Orgullo LGTB ha despertado críticas. Desde Amnistía Internacional condenan una «actuación escandalosamente injustificada» de las fuerzas de seguridad, que constituye «un flagrante ataque a la libertad de expresión». Representantes de la oposición al Gobierno de Erdoğan (del partido AKP) mostraron su solidaridad con los manifestantes y algunos de ellos acudieron a la concentración en la calle Mis. El alcalde de Estambul, Ekrem İmamoğlu (que había asumido su cargo tres días antes tras ganar claramente la repetición de las elecciones frente al candidato del AKP), se había mostrado partidario de cualquier manifestación pacífica.
Con este son ya cinco años consecutivos en los que las autoridades bajo el mando del Gobierno de Erdoğan prohíben y reprimen la celebración del Orgullo de Estambul, un evento que llegó a congregar a más de 15.000 personas en 2013. Pero las ediciones de 2015 y 2016, en cambio, fueron reprimidas violentamente por las autoridades. En 2015 la marcha fue prohibida de repente por la oficina del gobernador a causa del mes de Ramadán (circunstancia que, siendo exactamente igual, no impidió la manifestación de 2014). En 2016 la policía turca disolvía violentamente la Marcha del Orgullo Trans de Estambul, también prohibida por el gobernador, que justificaba su decisión por «la seguridad de nuestros ciudadanos, en primer lugar, de los propios participantes». Desde el activismo LGTB, sin embargo, la prohibición se contempló como una claudicación ante las amenazas de grupos de extrema derecha nacionalista e islamistas. Una semana después, el Orgullo LGTB corría la misma suerte. En agosto de ese mismo año, además, la activista trans Hande Kader era brutalmente vejada y asesinada, después de haberse posicionado en primera fila durante el reprimido Orgullo Trans.
La situación se repetía en 2017, cuando tras las amenazas de un grupo ultranacionalista, y lejos de asegurar el ejercicio del derecho de manifestación del colectivo LGTB, el gobernador de Estambul volvió a prohibir la manifestación del Orgullo cediendo al chantaje de los extremistas. Cientos de valientes activistas desafiaron la prohibición y salieron a las calles, pero fueron duramente reprimidos. Y lo mismo sucedió en 2018, cuando un millar de activistas desafiaron la prohibición y la policía les lanza gas lacrimógeno y pelotas de goma para dispersarlos.
En medio de la escalada represiva contra la comunidad LGTB turca, en abril de este año conocíamos al menos una buena noticia. Un tribunal administrativo regional ponía por fin punto final a la prohibición de celebrar actos relacionados con la realidad LGTB impuesta a finales de 2017 por el gobernador de Ankara, la capital del país. La justicia había rechazado en un primer momento la apelación. En este sentido invita también al optimismo la victoria en Ankara del CHP, partido secular y opositor a Erdoğan, en las elecciones municipales. En Estambul, la justicia anuló el resultado de los comicios, en los que también había ganado el CHP (aunque por un estrechísimo margen) y que se repetieron el pasado 23 de junio con un rotundo triunfo de la oposición socialdemócrata.
Fuente Domanzanas
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