Soy plenamente real si mi corazón dice sí a todos
Del blog Amigos de Thomas Merton:
“Si no tengo unidad en mí mismo, ¿cómo puedo pensar siquiera – ¡cuánto menos hablar! – de unidad entre los cristianos? Pero, desde luego, buscando la unidad para todos los cristianos, también alcanzo unidad dentro de mí mismo.
La herejía del individualismo: pensarse uno mismo como una unidad completamente autosuficiente y afirmar esa «unidad» imaginaria contra todos los demás. La afirmación del yo simplemente como «no otro». Pero cuando uno trata de afirmar su unidad negando que tenga que ver con cualquier otro, negando a todos los demás del universo hasta que llega a uno mismo, ¿qué queda por afirmar? Aun que hubiera algo que afirmar, no quedaría aliento con el que hacerlo.
El modo verdadero es exactamente el opuesto: cuanto más capaz soy de afirmar a otros, de decirles «sí» en mí mismo, de descubrirles a ellos en mí mismo, y a mí mismo en ellos, tanto más real soy. Soy plenamente real si mi corazón dice sí a todos.
Seré mejor católico, no si puedo refutar todo matiz de protestantismo, sino si puedo afirmar la verdad que hay en este y seguir adelante.
Y lo mismo ocurre con los musulmanes, los hindúes, los budistas, etc. Lo cual no significa sincretismo o indiferentismo, ni es tampoco la vaporosa y descuidada actitud amistosa que lo acepta todo a fuerza de no pensar nada. Hay mucho que se puede «afirmar» y «aceptar», pero primero debe uno decir «sí» cuando realmente puede hacerlo.
Si me afirmo como católico meramente negando todo cuanto sea musulmán, judío, protestante, hindú, budista, etc., al final resultará que no me quedará mucho con lo que afirmarme como católico ni, desde luego, aliento alguno del Espíritu con que afirmarlo.
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Thomas Merton
Conjeturas de un espectador culpable.
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